ANALISIS SITUACION POLITICA: LOS DUEÑOS DEL MUNDO HARAN RECAER SOBRE
LOS PUEBLOS EFECTOS DE LA PANDEMIA.
PARTE X.
Análisis del Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera
Fernández
Análisis
de la Situación Política Nacional, Chile, Marzo-Abril
Abril 2020
Históricamente, luego
de cada crisis que pueda afectar al orbe: guerras mundiales y en áreas
geopolíticas importantes, pandemias, recesiones económicas y turbulencias
climáticas varias, el gran capital resurge intacto y cada vez más concentrado.
La fórmula, aprovechar de hacer negocios en cada oportunidad que sea menester y
que ello sea rentable, sin importar los escrúpulos (el capital carece de
conciencia moral), además de aplicar la ley del tiburón y las sardinas (feo,
pero aceptable para sus fines). Como ya lo decía el viejo Schumpeter [47], “las
situaciones alternativas de expansión y contracción (Wechsellagen) son las formas que adopta el
desenvolvimiento económico en la era del capitalismo”. Y ahora
el campo se presenta muy propicio para los fines e intenciones del capital
monopólico-financiero transnacional, acrisolado en el centro del Sistema
Capitalista Mundial (SCM) a mediados del pasado siglo (cuando, luego del fin de
la II Guerra Mundial, progresivamente el capital bancario, fusionado desde
antes con el industrial, pasa a hegemonizar tal alianza), gracias a décadas de
socavamiento de las economías locales y regionales por parte de las IFI y las
omnipotentes corporaciones transnacionales, que han logrado con éxito -en
especial desde comienzos de los 70”s- que los Estados nacionales y los sectores
dominantes internos (aliados subordinadamente al mismo) institucionalizaran los
intereses de aquel Prometeo financiero por encima de cualquier interés social
que pueda existir. Por cierto, las oportunidades de negocios asociadas a la pandemia
por el COVID-19 no serán la excepción, por lo que sí hay que producir más
ventiladores mecánicos, se van a producir y a un creciente precio (¡qué decir
cuando surja la preciada vacuna!), y si hay que lanzar más empréstitos de
“salvataje” tras la pandemia, las IFI lo harán con todo gusto, tanto más si quienes
regentan los Estados naciones aceptan sus recetas cíclicas para paliar la
crisis y se muestran propicios al advenimiento del gobierno mundial del Capital
Monopólico Transnacional (CMT).
En los tiempos que
corren, la forma en que convergen socialmente los imperativos y la lógica del
capital en las formaciones sociales es especialmente notable respecto de la
manera en que los administradores de los Estados nacionales y el capital
financiero resuelven las crisis [48]. De una
parte, esto ha involucrado rescates financieros liderados por el Estado, contradiciendo
toda la monserga capitalista sobre el libre mercado, la mano ‘invisible’ que
habría detrás de él y el ‘pecaminoso’ intervencionismo estatal; la
socialización de variadas formas de riesgos financieros, comprobándose que
dentro del capitalismo no sólo la producción es social sino que también lo
pasan a ser las consecuencias de las crisis de todo tipo, pero dejando siempre
la apropiación de la ganancia y la propiedad de los medios de producción en
manos de privados; la “racionalización” de extensas áreas de la economía
(aunque ello implique actuar en contra de los beneficios de cualquier otro
sector o fracción de la burguesía) y, por tanto, dejando en la estacada a diversos
sectores sociales relacionados directa o indirectamente con el/las área/s
afectada/s por la crisis; y la reestructuración del aparato productivo y
financiero. De la otra, ello ha involucrado que las instancias que intervienen en
los ciclos productivo, reproductivo y distributivo de capital, detentadas por
la fracción burguesa monopólico-financiera, deban ajustar sus operaciones, orientándose
ante todo a maximizar las ganancias, enfrentando cualquier evento extra mercado
que se oponga a sus estrategias de acumulación, centralización y concentración
de capitales, intensificando la explotación de la fuerza de trabajo y
acrecentando su poder sobre la formación social. Finalmente, el capital
financiero se ha consolidado porque el movimiento sindical y las clases
populares han sido incapaces de, colectivamente, resistir la profundización de
sus imperativos dentro de la formación.
Las anteriores son
medidas que apuntan la esfera de lo económico, pero existen otras más que puede
adoptar –por sí y ante sí- el gran capital para aminorar los efectos de las crisis
dentro del sistema y que inclusive le pueden dejar en una situación mejorada
respecto de la anterior. Una de ellas es la relocalización (algunos dicen
‘dislocación’) de su producción manufacturera, pasando de China a Camboya y a
otras formaciones económico-sociales donde el CMT logre cumplir su sueño de producir
más, a un menor precio y con mayor extracción de plusvalor. Por ejemplo, donde
consiga que la fracción correspondiente a salarios del precio final de venta sea
inferior a un ¡0,3%! (caso de Nike en República Dominicana) [49]. No obstante, la estrategia más importante
para restaurar el crecimiento de la tasa de ganancia y solventar las
dificultades por la que pueda atravesar el capitalismo ha sido reducir, a nivel
general, el valor de la fuerza de trabajo mediante la reducción del salario
real de l@s trabajador@s [50], sin perjuicio
que ello se aplique de manera sostenida a través del tiempo, como lo prueban
las estadísticas de la misma OIT [51].
Además, dicho despojo se puede reforzar aún más echando mano al recorte de
prestaciones sociales y otras formas de salario indirecto; flexibilizando y
precarizando la relación contractual y las condiciones laborales; acrecentando
la preexistente desigualdad de los salarios que reciben hombres y mujeres; aumentando
los precios más rápidamente que las remuneraciones, etc. Incluso, algunos
teóricos dentro de la izquierda hacen notar la gran cantidad de riqueza que se
extrae de la vida cotidiana [52]: cargo
fijo, cobro por cambio de planes o de tarjeta, cargo a transacciones varias,
etc.
Así, no debiera extrañarnos
que, aún en medio de la presente crisis sanitaria mundial, ya el CMT y los
diversos capitales monopólicos internos estén haciendo sus jugadas y orienten
sus esfuerzos a aprovechar las ventajas que el río revuelto les depara,
permitiéndoles generar más riqueza y evadiendo todos los controles que les
signifiquen un obstáculo para ello. Baste recordar cuánta riqueza le ha generado
al CMT crisis tales como la vivida a raíz del 11/9/2001, en EE.UU., que ocasionó
que el oro duplicase su valor y doblando así las ganancias de sus propietarios,
quienes lo vendieron rápidamente [53];
cuando EE.UU. comenzó a bombardear Irak, a comienzos de 1991, el precio del
petróleo se alzó, en un día, desde los €13 a 40 el barril y mientras más yacimientos
petrolíferos se destruían, más se incrementaba su valor (hasta los €60 o 70) y ello
aseguró gruesos beneficios para las transnacionales a cargo del negocio del
crudo (otro tanto ocurrió durante la 2ª guerra del golfo, en 2003) [54]; las catástrofes son buenas para el mercado de
materias primas [55], en todo caso más para los
dueños de sus circuitos comerciales que para las formaciones que las producen [56]. Y como un último ejemplo sobre el particular,
podríamos observar lo acaecido durante la conmoción financiera de 2007/2009,
cuando las autoridades políticas optaron por salvar al sistema bancario y
financiero antes que atender a la crisis social que devastaba las diversas
formaciones. Los bancos centrales les adelantaron gran cantidad de dinero –la “flexibilización
cuantitativa”– y este dinero se dirigió al mercado de valores, lo levantó, dando
buenos rendimientos a las clases adineradas [57].
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