sábado, 18 de abril de 2020

PARTE X: SIPONA-SIPOIN MARZO-ABRIL CIRCULO DE ESTUDIOS POLÍTICOS MIGUEL CABRERA FERNÁNDEZ, PAINE


ANALISIS SITUACION POLITICA: LOS DUEÑOS DEL MUNDO HARAN RECAER SOBRE LOS PUEBLOS EFECTOS DE LA PANDEMIA.  PARTE X.

Análisis del Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández

Análisis de la Situación Política Nacional, Chile, Marzo-Abril
Abril 2020

Históricamente, luego de cada crisis que pueda afectar al orbe: guerras mundiales y en áreas geopolíticas importantes, pandemias, recesiones económicas y turbulencias climáticas varias, el gran capital resurge intacto y cada vez más concentrado. La fórmula, aprovechar de hacer negocios en cada oportunidad que sea menester y que ello sea rentable, sin importar los escrúpulos (el capital carece de conciencia moral), además de aplicar la ley del tiburón y las sardinas (feo, pero aceptable para sus fines). Como ya lo decía el viejo Schumpeter [47], “las situaciones alternativas de expansión y contracción (Wechsellagen) son las formas que adopta el desenvolvimiento económico en la era del capitalismo”. Y ahora el campo se presenta muy propicio para los fines e intenciones del capital monopólico-financiero transnacional, acrisolado en el centro del Sistema Capitalista Mundial (SCM) a mediados del pasado siglo (cuando, luego del fin de la II Guerra Mundial, progresivamente el capital bancario, fusionado desde antes con el industrial, pasa a hegemonizar tal alianza), gracias a décadas de socavamiento de las economías locales y regionales por parte de las IFI y las omnipotentes corporaciones transnacionales, que han logrado con éxito -en especial desde comienzos de los 70”s- que los Estados nacionales y los sectores dominantes internos (aliados subordinadamente al mismo) institucionalizaran los intereses de aquel Prometeo financiero por encima de cualquier interés social que pueda existir. Por cierto, las oportunidades de negocios asociadas a la pandemia por el COVID-19 no serán la excepción, por lo que sí hay que producir más ventiladores mecánicos, se van a producir y a un creciente precio (¡qué decir cuando surja la preciada vacuna!), y si hay que lanzar más empréstitos de “salvataje” tras la pandemia, las IFI lo harán con todo gusto, tanto más si quienes regentan los Estados naciones aceptan sus recetas cíclicas para paliar la crisis y se muestran propicios al advenimiento del gobierno mundial del Capital Monopólico Transnacional (CMT). 

En los tiempos que corren, la forma en que convergen socialmente los imperativos y la lógica del capital en las formaciones sociales es especialmente notable respecto de la manera en que los administradores de los Estados nacionales y el capital financiero resuelven las crisis [48]. De una parte, esto ha involucrado rescates financieros liderados por el Estado, contradiciendo toda la monserga capitalista sobre el libre mercado, la mano ‘invisible’ que habría detrás de él y el ‘pecaminoso’ intervencionismo estatal; la socialización de variadas formas de riesgos financieros, comprobándose que dentro del capitalismo no sólo la producción es social sino que también lo pasan a ser las consecuencias de las crisis de todo tipo, pero dejando siempre la apropiación de la ganancia y la propiedad de los medios de producción en manos de privados; la “racionalización” de extensas áreas de la economía (aunque ello implique actuar en contra de los beneficios de cualquier otro sector o fracción de la burguesía) y, por tanto, dejando en la estacada a diversos sectores sociales relacionados directa o indirectamente con el/las área/s afectada/s por la crisis; y la reestructuración del aparato productivo y financiero. De la otra, ello ha involucrado que las instancias que intervienen en los ciclos productivo, reproductivo y distributivo de capital, detentadas por la fracción burguesa monopólico-financiera, deban ajustar sus operaciones, orientándose ante todo a maximizar las ganancias, enfrentando cualquier evento extra mercado que se oponga a sus estrategias de acumulación, centralización y concentración de capitales, intensificando la explotación de la fuerza de trabajo y acrecentando su poder sobre la formación social. Finalmente, el capital financiero se ha consolidado porque el movimiento sindical y las clases populares han sido incapaces de, colectivamente, resistir la profundización de sus imperativos dentro de la formación.    

Las anteriores son medidas que apuntan la esfera de lo económico, pero existen otras más que puede adoptar –por sí y ante sí- el gran capital para aminorar los efectos de las crisis dentro del sistema y que inclusive le pueden dejar en una situación mejorada respecto de la anterior. Una de ellas es la relocalización (algunos dicen ‘dislocación’) de su producción manufacturera, pasando de China a Camboya y a otras formaciones económico-sociales donde el CMT logre cumplir su sueño de producir más, a un menor precio y con mayor extracción de plusvalor. Por ejemplo, donde consiga que la fracción correspondiente a salarios del precio final de venta sea inferior a un ¡0,3%! (caso de Nike en República Dominicana) [49]. No obstante, la estrategia más importante para restaurar el crecimiento de la tasa de ganancia y solventar las dificultades por la que pueda atravesar el capitalismo ha sido reducir, a nivel general, el valor de la fuerza de trabajo mediante la reducción del salario real de l@s trabajador@s [50], sin perjuicio que ello se aplique de manera sostenida a través del tiempo, como lo prueban las estadísticas de la misma OIT [51]. Además, dicho despojo se puede reforzar aún más echando mano al recorte de prestaciones sociales y otras formas de salario indirecto; flexibilizando y precarizando la relación contractual y las condiciones laborales; acrecentando la preexistente desigualdad de los salarios que reciben hombres y mujeres; aumentando los precios más rápidamente que las remuneraciones, etc. Incluso, algunos teóricos dentro de la izquierda hacen notar la gran cantidad de riqueza que se extrae de la vida cotidiana [52]: cargo fijo, cobro por cambio de planes o de tarjeta, cargo a transacciones varias, etc.

Así, no debiera extrañarnos que, aún en medio de la presente crisis sanitaria mundial, ya el CMT y los diversos capitales monopólicos internos estén haciendo sus jugadas y orienten sus esfuerzos a aprovechar las ventajas que el río revuelto les depara, permitiéndoles generar más riqueza y evadiendo todos los controles que les signifiquen un obstáculo para ello. Baste recordar cuánta riqueza le ha generado al CMT crisis tales como la vivida a raíz del 11/9/2001, en EE.UU., que ocasionó que el oro duplicase su valor y doblando así las ganancias de sus propietarios, quienes lo vendieron rápidamente [53]; cuando EE.UU. comenzó a bombardear Irak, a comienzos de 1991, el precio del petróleo se alzó, en un día, desde los €13 a 40 el barril y mientras más yacimientos petrolíferos se destruían, más se incrementaba su valor (hasta los €60 o 70) y ello aseguró gruesos beneficios para las transnacionales a cargo del negocio del crudo (otro tanto ocurrió durante la 2ª guerra del golfo, en 2003) [54]; las catástrofes son buenas para el mercado de materias primas [55], en todo caso más para los dueños de sus circuitos comerciales que para las formaciones que las producen [56]. Y como un último ejemplo sobre el particular, podríamos observar lo acaecido durante la conmoción financiera de 2007/2009, cuando las autoridades políticas optaron por salvar al sistema bancario y financiero antes que atender a la crisis social que devastaba las diversas formaciones. Los bancos centrales les adelantaron gran cantidad de dinero –la “flexibilización cuantitativa”– y este dinero se dirigió al mercado de valores, lo levantó, dando buenos rendimientos a las clases adineradas [57].

En consonancia con lo señalado arriba y atendiendo al desarrollo desigual y combinado que caracteriza SCM, la crisis abierta por la pandemia de COVID-19 será aprovechada por el CMT y los capitales monopólicos internos asociados subalternamente a aquel. Sin embargo, para nuestras formaciones de la periferia del sistema (inclusive las de áreas intermedias) cabe esperar una fuerte reducción en cuanto a crecimiento del PIB, de entre un 1,8% y 5,5 % para éste año, debido al impacto del coronavirus [58] y con ello vendrá el castigo sobre las clases y capas subalternas. Y el BID y el FMI amenazan con que dicho daño económico se extendería, inclusive, hasta 2022, por supuesto y sobre todo, “si los gobiernos no implementan programas de amortiguamiento”; léase ‘Sus programas’ del caso. Pero he aquí algo novedoso y es que el FMI, a diferencia de lo que proclamaba durante la conmoción subprime, para actual crisis sanitaria mundial ya no exalta la aplicación de medidas 100% cíclicas (como las preconizadas por nuestro capital financiero interno, del tipo ‘sálvese quien pueda’), sino que algunas de orden contracíclico, pero atenuadas al máximo [59]. La mayor de las IFI orienta ahora a las formaciones económico-sociales a cubrir sus déficits sobre la base de estímulos fiscales (que obviamente terminaremos pagando en eternas cuotas); es decir, al menos nos permite crear una estera para el porrazo que se avecina. Y esto nos lleva al hecho que ésta crisis, como siempre y recordando lo que planteáramos sobre el caso de Chile y aquellos ‘paquetitos fiscales de emergencia’ de Piraña y su nefasto gobierno, la terminarán pagando los de siempre, aquell@s que se descrestan para que las arcas fiscales tengan algo y de allí se les financie, con el producto de su mismo esfuerzo, las limosnas necesarias para que no se revienten de hambre: los pueblos y las familias de la clase trabajadora.

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