sábado, 18 de abril de 2020

PARTE VI: SIPONA-SIPOIN MARZO-ABRIL 2020 CIRCULO DE ESTUDIOS POLÍTICOS MIGUEL CABRERA FERNÁNDEZ, PAINE.


ANÁLISIS SITUACIÓN POLÍTICA: SECTORES DOMINANTES NIEGAN DERECHOS A LA MAYORIA NACIONAL Y SE JUSTIFICAN.  PARTE VI.


Análisis del Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández

Análisis de la Situación Política Nacional, Chile, Marzo-Abril
Abril 2020

Pero, en lo que va de marzo-abril, podemos constatar que tampoco el BPE y los sectores dominantes se la jugarán por otro de los derechos fundamentales para la mayoría nacional: la salud, ni siquiera en medio de una crisis sanitaria. Y ello queda en evidencia cuando el Senado rechaza, el 8/4 [18], un proyecto que pretendía congelar por un año el alza de los planes de salud de las Isapres, tirándole la pelota al ejecutivo sobre el particular al considerarlo como un tema de “seguridad nacional” (¡!). Pero, tan sólo una semana antes [19], los mismos senadores –transversalmente- habían rasgado vestiduras frente al alza promedio de un 4,5% de esos planes. ¿Qué pasó? Pues, que el lobby de los optimates del negocio sanitario privado fue más poderoso que todos los remilgos senatoriales.   

Y como poderoso caballero es don dinero y las Isapres son celosas en su cuidado, la segunda semana de éste mes la Superintendencia de Seguridad Social hizo llegar a la comisión de Salud del Senado un informe, en el cual se señala que 1/3 de las licencias por COVID-19 están siendo rechazadas por ellas [20]. Ello es, sin duda, inmoral y viene a dejar muy en claro que estas empresas siempre antepondrán criterios financieros por sobre los que debieran ser sanitarios, pero, al mismo tiempo y en el actual contexto, su actitud debe ser considerada como un intento de asesinato para los afectados, sus familias y sus entornos laborales. No obstante, esa Superintendencia, con mucha seguridad, nada hará para contrariar los designios de una de las industrias de servicios más poderosas del país, luego de las AFP.

Como una muestra de la visión antihumana y clasista de nuestra burguesía y sus mentores, en éste caso, respecto de las consecuencias económico-sociales derivadas de la presente pandemia, de antología fue la siniestra aseveración del director de inversiones de la empresa LarraínVial Asset Management, José Manuel Silva, quien, entre otras joyas del neomaltusianismo, se atrevió a decir que: “En los próximos meses lo que va a ocurrir, (…) es ok, asumamos que logramos controlar la pandemia y ganamos tiempo para que llegue la vacuna, pero no podemos seguir parando la economía y por lo tanto tenemos que tomar riesgos, y esos riesgos significan que va a morir gente” [21]. Por cierto, cuando Silva dice que “va a morir gente” y habida consideración de lo ocurrido estas semanas (el traslado privado en vuelo de la FACH de un contagiado VIP, otros VIPs arrancados fuera de Santiago en helicóptero, etc.), lo que quiere decir es que quienes deben morir son los pobres y no ellos, los ricos. Con sus dichos, el gestor del capital financiero empata con lo que ha sido el quehacer sibilino y displicente del Gobierno empresarial respecto del manejo de la crisis sanitaria: son víctimas de sus sesgos ideológicos. Su dios no es, por ponerlo en una parábola, el Dios de los cristianos, sino los mercaderes, el sistema de injusticia congénita al que rinden tributo bajo una máxima maquiavélica. Cometen lo que los estudios actuales del comportamiento grupal, sobre la base del desarrollo de la psicología cognitiva, denomina “sesgo de taller” [22] o la incapacidad de poder ver “fuera de la caja”. En otras palabras, en el desmayo por sustentar su plan, hoja de ruta o ideario, la empresa que encarna el Gobierno chileno (y otro tanto le debe ocurrir a LarraínVial y sus negociados) empieza a tropezar, como el hámster apremiado dentro de la rueda giratoria, con sus propios pasos, con el peligro de derrumbarse [23]. Se muestra incapaz de someter a reflexión su accionar y por eso incurre, una y otra vez, en las mismas artimañas y sencillamente falla.

Debemos consignar y destacar que la conciencia moral de la amplia mayoría de nuestra población va en contrario sensu, tanto de lo expuesto antes como respecto del pensamiento oficial de las bestias humanas que lideran el BP. Tanto es así que en una encuesta surgida al cierre de éste trabajo, un 54,9% de la población prefiere medidas que prioricen el cuidado de la salud de las personas por sobre la economía, en el contexto de la crisis sanitaria en curso, mientras que un 40% se inclinó por medidas que equilibren cuidar la salud de las personas y la economía del país. Apenas un 5,1% prioriza la economía y la riqueza antes que la salud [24].
  
Pero existen otras visiones capitalistas sobre la problemática, más en línea con Keynes, que afirma que las cuarentenas y otras medidas de contención son un imperativo moral frente a la pandemia, “porque están muriendo personas que no deberían estar muriendo", en países donde se pueden asumir los costos del confinamiento y los rescates financieros para proteger la economía (como se supone que debiera ser en éste tigre llamado Chile). Las palabras corresponden a Richard Baldwin [25], reconocido investigador y académico, quien advierte que, de no aplicarse políticas económicas de contención y dejar sin control la epidemia, la curva económica será, supuestamente, breve y aguda, pero se estaría instalando una situación eugenésico-clasista como aquella con la que se inscribe Silva y –veladamente- el gobierno empresarial de Piñera. Contrario a lo anterior, Baldwin asegura que si se aplican medidas de contención sanitaria y, al mismo tiempo, de tipo salvataje fiscal, se aplana la ‘doble curva epidémica médica y económica’. En suma, él afirma que, “(…) si pones una cuarentena rápida, la economía recibirá un gran shock, pero puedes volver más rápido a la normalidad. Si no haces cuarentena la pandemia causa más problemas y más daño económico”.

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