jueves, 16 de enero de 2020

CHILE: 18 DE ENERO DE 2020 A DESATAR LA PROTESTA POPULAR QUE HAGA CAER AL TIRANO ASESINO AHORA


18 DE ENERO DE 2020: A TRES MESES DEL ALZAMIENTO POPULAR UN NUEVO EMPUJÓN PARA DERROCAR AL TIRANO ASESINO AHORA

El tirano asesino llegó a su más bajo porcentaje de aprobación.  A este gobierno sólo lo mantiene la presencia siempre acechante de las FFAA y de Orden y el congreso nacional, que vueltas más, vueltas menos, sigue legislando bajo la constitución política de 1980 y fortaleciendo las leyes malditas, que son leyes que corresponden al carácter contrainsurgente del Estado terrorista chileno.

A tres meses del inicio del alzamiento popular, desde ese ya mítico 18 de octubre de 2019, el sistema de dominación se reacomoda y hace retornar la normalidad patronal.  Es como si nada hubiese pasado y todo se mantiene tal cual, incluso suben los precios de los artículos de primera necesidad y los medios de comunicación oficiales vuelven con su circo.  Se burlan de millones y le ofrecen un cambio constitucional más arreglado que ponche.

Ironía de la Historia será que si el tirano asesino no es derrocado, pasará a la historia como el gobernante que cambió la constitución, aunque el cambio será sólo de fecha: o sea de 1980 a 2020, pues ese será el único cambio que tendrá el cuerpo legal.

Este 18 de enero de 2020 el Campo Popular tendrá una nueva oportunidad para hacer escuchar su elección, su única e irrenunciable elección, que no necesita urnas roñosas y pasadas a dinero patronal: FUERA EL TIRANO ASESINO AHORA.  Es una nueva oportunidad para seguir empujando el principal objetivo político del momento que es la salida de Piñera ahora.  A levantar barricadas, las más grandes posibles, a encender velatones, a sacar las cacerolas, a realizar murales, rayados, marchas, y todas las formas de protesta popular que las capacidades permitan.  Cada Organización, cada no organizado, debe y puede realizar alguna actividad o acción o concurrir a las acciones o actividades ya convocadas[1], como en la Plaza de la Dignidad en Santiago desde las 11:30 de la mañana y en Arica a las 17 horas en la Plaza Vicuña Mackenna.

De esta forma debe llegar marzo de 2020, que tant@s esperan para seguir peleando, pero que debe ser cada día y avanzar a la huelga general prolongada que combinada con la protesta popular haga pedazos esta democracia de cartón y construir un gobierno popular que permita una asamblea popular plurinacional paritaria constituyente.

Adelante con todas las fuerzas.  Adelante con todas las fuerzas de la Historia.

Andrés Morales.

Enero 16 de 2020.

lunes, 13 de enero de 2020

CÍRCULO DE ESTUDIOS POLÍTICOS MIGUEL CABRERA FERNÁNDEZ: ¡A CONVERTIR EL LEVANTAMIENTO DE LOS PUEBLOS Y TRABAJADORES DE CHILE EN PODER PARA LA VICTORIA!


¡A CONVERTIR EL LEVANTAMIENTO DE LOS PUEBLOS Y TRABAJADORES DE CHILE EN PODER PARA LA VICTORIA!


Enero 2020



Compañeras y Compañeros:

Sin lugar a dudas que el potente proceso de movilización político-social de los explotados y oprimidos que remece Chile hace casi tres meses, un verdadero levantamiento nacional popular, en los hechos ha significado que los pueblos y los trabajadores hicieron añicos el cuadro de una pretendida sociedad idílica y pacífica, imagen que sólo sirve para ocultar la verdadera dictadura a la que una exigua y excluyente minoría somete a la gran mayoría nacional. En unos pocos días, nuestra formación se vio trastornada nada menos que por el alumbramiento de un nuevo período en la lucha de clases, una nueva y promisoria coyuntura para tod@s l@s que aspiramos a un cambio revolucionario en nuestra formación social. Esta llega en brazos de un renovado y robusto movimiento popular (MP), capaz de emprender, mediante múltiples y novedosas prácticas concretas, la agudización de las contradicciones clasistas y el cuestionamiento de la legitimidad del modelo y de quienes lo sostienen/justifican. Sin embargo, luego de la meteórica y extensa explosión inicial de rabia acumulada, los amplios sectores movilizados se encuentran en la difícil y crucial hora de lograr articular una propuesta y una organización que -con un claro sello popular- logren dar continuidad al valioso proceso en curso.

Tan colosal tarea, la de transformar un gran movimiento social popular en sí –que lucha por objetivos inmediatos y democráticos- en uno de carácter cualitativamente superior, de fuerza política y social para sí, que aspire a la derrota de su enemigo clasista y construya una nueva sociedad, se ve dificultada por diversos, concurrentes y complejos factores: su heterogeneidad político-social e ideológica (aunque ella, paradojalmente, sirvió de elemento aglutinador en la etapa de despegue del empeño y hasta ahora), la que se ve expresada en una variada y extensa lista de demandas y que, consiguientemente, nos habla de la participación de numerosos sectores, frentes y capas sociales; el extenso proceso de ablación político-ideológica al que se vio sometido el país por parte de la dictadura cívico-militar primero y luego, por tres décadas de gobiernos ávidos por dar gobernabilidad al sistema de dominación y explotación que tan gustosamente heredaron; la debilidad con que encuentra la coyuntura a los sectores revolucionarios y aquellos más avanzados al interior del MP; los cantos de sirena de aquellos grupos mantenedores del sistema de dominación que encarna la exNM, de la izquierda reformista e inclusive la neorreformista (FA y afines); la represión de las FFAA y de Orden, que luego de la brutalidad inicial ha dado lugar a una de tipo más sibilina; y la estrategia del lobo con piel de oveja que emprenden las derechas económica y política, lo que incluye ciertos cambios cosméticos por parte del gobierno patronal (bonos, ‘agendas sociales’). Existe, no obstante, un factor estratégicamente disruptivo para la causa y los objetivos del MP, el que cobra cada vez más importancia y que no sólo es promovido por el estrato político civil (el Congreso, La Moneda y la generalidad de los partidos políticos), sino que es alentado por organizaciones e intelectuales dentro del mismo campo popular: nos referimos a un supuesto “proceso constituyente” o de elaboración “democrática” de una nueva carta magna. Ya volveremos sobre éste último escollo y auténtico volador de luces para la lucha que llevan a cabo actualmente extensos sectores de los pueblos y los trabajadores.  
    

Como siempre: ¿Qué hacer?

Evidentemente, para lograr avanzar a grados superiores de organización y lucha –creemos- el MP ha de enfrentar y sortear con éxito los retos anotados antes. Y aunque l@s revolucionari@s no las tienen todas consigo, es esta una oportunidad histórica para contribuir al logro de tal cometido estratégico.

Resulta urgente que la Izquierda Revolucionaria (IR) chilena se una, aunque sea a un nivel federativo, y logre construir propuestas claras y asequibles al interior mismo del MP. Para coadyuvar a este éste último fin, debe afianzar sus relaciones con los elementos más avanzados de los diversos sectores hoy en pie de lucha, contribuyendo –de manera activa- a otorgar una conducción ofensiva y rupturista en cada uno de los frentes y las organizaciones que los integran, saliéndole al paso a aquellas fuerzas que van desde el reformismo y el neorreformismo (léase US y el FA, respectivamente) a los grupos mantenedores del sistema (exNM). Levantar políticas y estrategias que potencien el actual y masivo movimiento de los pueblos y los trabajadores requiere de mucha humildad y afán unitario por parte de l@s revolucionari@s, pero, en retorno, al compenetrarse con los activos democráticos y los sectores más rupturistas de los movilizados, les puede terminar de convencer de reemprender la senda de la unidad en la acción, la cual nunca debieron abandonar.       

El aspecto centrífugo inherente de éste MP, íntimamente relacionado con su heterogeneidad, debiera afrontarse mediante una campaña político-ideológica apoyada en todos los medios y plataformas posibles y echando mano de todas las fuerzas humanas disponibles por parte de la IR y el campo popular, en una batalla que apunte a hacer conciencia que quien no lucha por todo no lucha por nada y dejando muy en claro que nuestro combate es revolucionario, anticapitalista, antiimperialista, antipatriarcal y por el Socialismo. Parcelar y sectorizar el conjunto de las demandas sólo nos puede llevar al presentismo y a la dispersión de los esfuerzos y recursos que debieran estar concentrados en dar forma a la alternativa y al programa de los pueblos y los trabajadores de Chile. Tal heterogeneidad está siendo aprovechada, tanto por fuerzas políticas que se dicen populares (el caso de US, que porfiadamente pretende ser la dirección e interlocutor de los sectores movilizados) como por aquellas ligadas a la exNM (carerrajas que durante 30 años no han hecho más que justificar el modelo antipopular), y seguramente veremos en lo porvenir una profundización del intento por desmembrar la impresionante unidad social y política alcanzada por éste MP.

Sólo unos pocos dentro de la IR dábamos cuenta de la explosiva acumulación de demandas y reclamos por parte de los explotados y postergados en los últimos meses, proceso que en algún momento iba a gatillar –como efectivamente ocurrió- un estallido social. Y esto aconteció por cuanto la mayoría de aquellas demandas no podían –ni pueden- ser resueltas o siquiera cooptadas por el bloque político de Estado (las derechas política y económica, la exNueva Mayoría y los neorreformistas del FA)  en los marcos de la actual ‘democracia’ de baja intensidad (como, de una forma u otra, pudieron hacerlo las clases dominantes hasta el período pre-revolucionario abierto durante el gobierno de la UP). Este es el principal talón de Aquiles del sistema de dominación y explotación, el cual quedó al descubierto gracias al empuje de los millones de movilizad@s.

Con vistas a subsanar la apatía y las graves deformaciones político-ideológicas impuestas por los opresores a las grandes mayorías nacionales durante cuatro décadas y media, es evidente que potenciando la lucha popular unitaria y ofensiva, como la emprendida en los últimos tres meses por parte de las amplias masas, enfrentando en las calles a las fuerzas represivas que sirven de guardianes del modelo de dominación, apuntando siempre a la resolución de tanta demanda postergada y al ejercicio pleno de todos los derechos básicos, todo ello servirá como un intenso proceso de enseñanza-aprendizaje político-ideológico, mucho más eficaz que años de propaganda política ‘en frío’ (un ejemplo claro de esto fue la funa a la PSU, liderada a nivel nacional por la ACES). Es tarea de l@s revolucionari@s y de los sectores más consecuentes del MP construir, al calor de la lucha, la estrategia que contenga y permita el despliegue de los aspectos consignados, orientándose siempre a horadar los pies de barro del sistema.

Ahora que el período más álgido del estallido de la cólera social está declinando resulta vital que la IR y aquellos sectores más políticamente conscientes de entre los movilizados impulsen mayores grados de unificación de las demandas y luchas en cuestión, y de ir desarrollando instancias concretas de organización, avanzando a la construcción de gérmenes de poder popular, entre los cuales resulta fundamental la conformación -al calor de la lucha clasista- de Asambleas Populares Locales, Comunales y Provinciales, en todo el territorio nacional. A la par de dichos esfuerzos, debemos impulsar con toda la fuerza posible la realización de un gran Paro (o Huelga o como se le quiera llamar) Nacional Productivo, de carácter indefinido, que haga reventar las bases de sustentación económica del modelo antipopular vigente y que facilite el desarrollo de la crisis del sistema ‘por abajo’. De lo que se trata es mantener, el máximo de tiempo posible, una situación como la vivida en todo Chile durante el exitoso Paro Nacional del 12 de noviembre.

Asimismo y siempre en relación con la construcción del contrapoder popular, resulta imprescindible dar un reimpulso a todas las organizaciones de defensa de los territorios, de los entornos físicos y socioculturales. Según su área de inserción e influencia, habría que invitarlos a integrarse en la Asamblea Popular del nivel correspondiente. Finalmente, pero en un desafío que no resulta menor, se requiere que los activos democráticos copen y logren la conducción de todas las instancias de base en que los pueblos y l@s trabajador@s se organizan, llámense sindicatos, federaciones, confederaciones y centrales sindicales; o centros de alumnos y federaciones estudiantiles, etc.; de las organizaciones comunitarias denominadas funcionales y territoriales: JJ.VV., CC. de Padres y Apoderados, Comités de adelantos, de Usuarios de los SS. Públicos, etc. Lo mismo que para las apuntadas antes, por cierto que estas instancias organizativas contribuirían a potenciar la lucha del MP sí se lograse integrarlas en las Asambleas Populares del nivel pertinente.      

En suma, urge construir el poder y la organización político-social de l@s explotad@s y marginad@s de Chile, única vía eficaz para dar continuidad al levantamiento popular en curso y afrontar con fuerza y decisión las tareas por la conquista del poder político, en un proceso ininterrumpido hacia la sociedad socialista.  
 

¿Qué tiene que hacer la democracia burguesa en las filas de un Movimiento Popular que aspira a un cambio revolucionario?

En línea con el epígrafe, nos preguntamos: ¿qué tiene que hacer el famoso Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución siendo apañado por el MP que irrumpe el 18 de octubre, tal como lo quieren forzar no ya elementos de la exNM y del FA, sino también algunos en la izquierda extraparlamentaria?         

Al fullero acuerdo alcanzado entre la derecha y el gobierno patronal con los partidos de la exNM y el apoyo explícito e implícito de la mayoría de los del FA (autoproclamados ambos conglomerados como “la oposición”), se han sumado figuras y orgánicas dentro de la izquierda que, por un lado, lo denuncian como una farsa pero que, por otro, lo aceptan como un “campo de batalla” (PC-varios integrantes del FA y otros que se fueron de éste). Si bien es conocido el prontuario de errores y deficiencias que éstos próceres arrastran, igualmente debemos prevenir a los pueblos y l@s trabajador@s frente a la apelación que aquellos harán a un supuesto “realismo político”, que en verdad sólo encubre su oportunismo y claudicación, con miras a que acepten participar de lo estipulado en el famoso acuerdo, intentando corromper la lucha y los propósitos que animan hoy al MP. De igual forma, debemos estar alertas de cara a los intentos de los intelectuales sistémicos apolíticos (Atría, Navía) y de los independientes de toda laya, quienes también intentarán la mayor participación posible en el proceso constitucional abierto con el acuerdo cocinado por los de arriba, contribuyendo gratuitamente a sembrar en el seno de l@s luchan la confusión y la división.   

El mecanismo constitucional acordado entre gallos y medianoche por el estrato político civil, motivado fundamentalmente por el afán de conjurar la amenaza de una rebelión popular, es inconducente para los intereses y objetivos de los pueblos y l@s trabajador@s, así como antidemocrático en esencia y en sus consecuencias, toda vez que surge para asegurar el, “restablecimiento de la paz y el orden público”; claro, la paz de los sometidos y el orden impuesto por los opresores. De partida, no participó en su gestación ninguna de las organizaciones y sectores del MP, la verdadera oposición, y recordemos que ningún cambio social real –incluido el ordenamiento constitucional- se dará sin la participación de los sectores populares. Los procedimientos, quórums e institucionalidad a ser implementados por parte de alguna de los dos tipos de convenciones los definió, ante sí y por sí, esa pandilla de politicastros, en circunstancias que cualquier manual de derecho constitucional asevera que es la propia Asamblea Constituyente (si es de verdad) la que los tiene que determinar. Por más corcoveos que se den sus gestores, el entuerto no asegurará la paridad de género para la integración de la Convención ni tendrá un carácter plurinacional ni se avizora la posibilidad de romper el asfixiante centralismo santiaguino a través de un sistema de representación más justo de las regiones (ni hablar de federalismo). Se impone a rajatabla la dictadura de las minorías (cuestión que ocurre desde hace 46 años), cuando se establece un quórum de 2/3 para las votaciones del órgano, condición que dejará en manos del futuro Congreso –y no de consultas plebiscitarias ad hoc- las materias en que no haya acuerdo y que se augura serán las más trascendentales; es decir, serán dejadas al arbitrio de los mismos que tienen a Chile viviendo bajo una democracia gorila hace 30 años. Se pretende obligar a la mayoría nacional a que avale toda esta lesera mediante el voto obligatorio (al menos para el plebiscito ratificatorio), pero allí les saldrá nuevamente el tiro por la culata. Otrosí, los politicastros de la derecha y la falsa oposición que salgan del circuito congresal a fin de participar en esta Convención lo harán sólo por un año, por lo que -luego de realizada su labor gatopardezca en la misma- bien pronto podrán pasar a ocupar un curul en el Olimpo congresal (por cierto, gracias al gentil financiamiento de los grandes empresarios). Y la guinda de la torta, la mayor trampa de esta movida acordada entre el gobierno patronal y sus pretendidos opositores, viene a estar dada por el hecho que los integrantes de la Convención serán electos con, “el mismo sistema electoral que rige en las elecciones de Diputados en la proporción correspondiente”, y todo el mundo sabe que en Chile ese sistema, por más maquillaje que le hayan puesto, sigue siendo binominal. Luego, los independientes (se entiende que de partidos) tendrán menos chance de estar presentes en éste show que encontrarse un trébol de cuatro hojas, lo que allanará el camino para que el duopolio que nos tiene hasta el cuello siga haciendo de las suyas en esta democracia de pacotilla.

De paso, señalemos que la cacareada consulta llevada a cabo por la Asociación Chilena de Municipalidades, donde ediles desde la UDI al PC se mostraron muy orondos con esto de una nueva Constitución, centralmente sirvió para preparar los ánimos y legitimar ante el país la consulta de abril y todo el rollo politiquero del bloque político de Estado. Afortunadamente, los representantes y sectores que conforman el MP no se prestaron para avalar tan ostentosa triquiñuela de mero civismo burgués.

Baste el resumen supraescrito para darse cuenta que participar en el proceso constituyente del bloque político de Estado, abonado por  próceres y sectores mantenedores del sistema y algunos de la izquierda reformista y neorreformista, es contraproducente con las causas y los objetivos que han dado vida al MP actual. Pero, no sólo eso: la creatura que surja de aquello, una Constitución tanto o más nefasta que la actual, no sólo terminaría por arrastrar al escarnio y la maledicencia populares a todos aquellos que hoy se prestan gustosos a participar y a invitar a otros a hacerlo, sino que enviaría también al basurero a tod@s l@s que se dejaron seducir y apostaron finalmente por ésta gran trampa de los dueños y los protectores del sistema de dominación y explotación.                           

¡Y era que no! Cada día que pasa aumenta la cantidad de potenciales votantes que se restarán de votar en abril, pues no quieren validar el engaño al que los sectores dominantes les quieren arrastrar (algunas encuestas proyectan que la abstención ya bordea el 60%). Como parte de la IR, nos parece que lo que corresponde hacer a los pueblos y l@s trabajador@s en rebeldía desde el 18 de octubre es no participar ni avalar esa propuesta indecente, sino rechazarla completamente ¡No al No, No al Sí; Sólo la Lucha nos Hará Libre al Fin!  
 
No obstante todo lo dicho hasta aquí, nuestro cuestionamiento es aún mayor: los cientos de miles de chilen@s que salieron a las calles de la mayor parte de las ciudades del país a partir del 18 de octubre, ¿lo hicieron, lisa y llanamente, porque deseaban una flamante y estupenda Constitución?, ¿tenían ell@s en mente que formaban parte de un “proceso constituyente autoconvocado”?, ¿luchaban por instalar una Asamblea Constituyente? Definitivamente y digámoslo fuerte, ¡No! La verdad, se admita o no, es que se rebelaron y marcharon y gritaron y protestaron para pararle la mano a los que abusan a diario de ell@s y sus familias; para decir basta ante tantos sueños y aspiraciones que nunca llegan a hacerse realidad; ante una sociedad claramente excluyente y sanguijuela, que sólo sirve los mezquinos intereses y defiende las ganancias de una ínfima minoría. Lo demás, la entelequia constitucionalista, de orden civilista burgués, se lo fueron adjudicando los grupos políticos mantenedores del sistema (desde la exNM a la periferia del FA) y los intelectuales sistémicos apolíticos y algunos “progres” (Ruiz). Los primeros, para sacar del foco de atención del MP la cuestión del poder y la lucha contra las bases de sustentación del sistema. Los segundos, porque apuestan que la vía constitucional se convierta en una forma de pacífica para ‘humanizar’ el modelo que tanto aborrece la inmensa mayoría del país.   

Estamos claros que la generalidad de los habitantes de Chile desea –entre otros reclamos- una nueva Constitución, pero no cualquiera, sino una que de verdad recoja sus demandas y deseos de una vida más digna, además de estar ciertos que debe ser elaborada a partir de ellos mismos a través de las instancias que legítimamente se den, siendo la primera una Asamblea Plurinacional Constituyente autoconvocada, con paridad de género, democrática, representativa popular y regionalmente. Prueba de lo que decimos se puede constatar en la declaración de una decena de organizaciones sindicales, del 11/11, en la cual, aparte de apoyar la creación de un comité de huelga que, “allane el camino a una paralización efectiva de todos los sectores y que avance hacia una huelga general que demuestre nuestra fuerza y convicción de transformar Chile para siempre”, aportan que es desde el seno de esa gran movilización popular donde surgirá, “una nueva Constitución que permita establecer las bases políticas y económicas para los derechos sociales que fueron arrebatados en la dictadura y que desde hace 30 años ningún gobierno ha tenido voluntad de recuperar”.

Sin embargo, debemos estar advertidos que, históricamente, en el hemisferio occidental y al menos desde 1215, toda nueva Constitución viene a sancionar el orden impuesto por los vencedores de un conflicto clasista al interior de una formación social; es decir, se asienta primero el poder del sector vencedor y desde esa posición de fuerza, de poder político hegemónico, inscribe su programa estratégico en la forma de una Constitución. Así, en Chile se instauró, sorteando las fuerzas democráticas y de las provincias las amenazas golpistas del patriciado santiaguino, la liberal de 1828. Sin embargo, la de 1833, se impuso luego del triunfo en Lircay de las fuerzas conservadoras sobre las anteriores. La de 1925, no consideró para nada los valiosos aportes realizados por una serie de organizaciones del campo popular (FOCH, FECH, profesores, etc.), de las capas medias (federaciones de profesionales, gremios de la pequeña y mediana burguesía, etc.) y parte del estrato político civil y militar (su franja más joven), cuyos representantes se habían autoconvocado a una Asamblea Popular Constituyente en Santiago y cuyos frutos se perdieron en la obscuridad de los tiempos, pues a pesar de tener la razón y representar a la mayoría de la población, no llegaron a detentar el poder político y Alessandri, finalmente y apoyado en las bayonetas, hizo aprobar una que trasuntaba los intereses de la burguesía rentista, fracción hegemónica entre la burguesía de entonces. Y qué decir de la de 1980, que nos sigue rigiendo hasta hoy -maquillada y todo- por el simple hecho que continúa validando, en lo político, el poder absoluto que detenta hace cuatro décadas el capital monopólico-financiero en nuestra formación. 

Así que una tarea pendiente por parte de la IR es hacer claridad al interior del campo popular que, al contrario de lo que afirman quienes ponen la carreta delante de los bueyes, será el futuro gobierno de los pueblos y la clase trabajadora de Chile el que hará posible la materialización de una Constitución que de verdad sea democrática y representativa, la cual vendrá a ser la expresión natural de la sociedad sin clases ni explotación y discriminación de ninguna especie que construiremos entre tod@s. Lo anterior no obsta a que el MP –en el presente- deje de considerar una Carta Popular dentro de sus reclamos, inclusive pudiendo llevar a cabo una amplia Asamblea Popular Constituyente autoconvocada y en la cual se plasmen las demandas y aspiraciones más sentidas por las grandes mayorías nacionales.           


Si no hay justicia para los pueblos y l@s trabajador@s que no haya paz para nadie

El objetivo táctico-estratégico actual de la IR y sus aliados sigue siendo la lucha inclaudicable por los objetivos históricos de l@s explotado@s y l@s marginad@s, apoyándose para ello en la acción revolucionaria y el contrapoder de los pueblos y l@s trabajador@s de Chile, construido al fragor de la misma lucha, evitando así la salida hacia la conciliación de clases de éste gran movimiento y asegurando la unidad de los diversos sectores que lo conforman. De manera combinada, la estrategia de l@s revolucionari@s debe propender, por una parte, a la conquista y el ejercicio de todos los derechos por parte de l@s oprimid@s y excluid@s y, de otra, a hacer “saltar” la lucha popular por objetivos nacionales y democráticos hacia una por el Socialismo.   

No debemos olvidar que las fuerzas que dan vida al bloque político de Estado se encuentran ávidas por desalentar la extensa activación social popular y así poder continuar deleitándose con su acuerdo de dominación ‘por arriba’ o pacto de gobernabilidad. Inclusive, el Departamento de Estado yanqui mete su narizota en la coyuntura y se atreve a exigir el cese de un movimiento político-social de masas que cuestiona agudamente el expoliador y excluyente sistema de dominación y explotación chileno, además de apelar a una supuesta intervención foránea en el conflicto, dejando de paso en claro que sólo a ellos les asiste -históricamente- tal “derecho”.

Día tras día, las acciones directas de las masas movilizadas en pos de sus legítimas aspiraciones y la desproporcionada respuesta represiva estatal van dejando más que claro que éste sistema no es una democracia, sino que la dictadura vil de los sectores dominantes, de los defensores del capital monopólico-financiero, los cuales no dudan en apoyarse en la represión y el crimen para defender sus intereses de clase. Surge una exigencia que, aunque mínima, resulta perentoria: Piñera y su gobierno deben renunciar y rápidamente se debe convocar a la instalación de un gobierno provisorio, apoyado en representantes de las Asambleas Comunales y Provinciales de todo el país.

No es éste el tiempo de vacilantes ni de conciliadores, sino de aquellos capaces de impulsar la resistencia popular y el despliegue de todas las formas del enfrentamiento clasista. Poco y nada tiene que hacer el MP enredándose en una inútil y hasta nefasta pelea por una Asamblea Constituyente o, peor aún, por entrar de lleno en el juego de la patronal y los grupos mantenedores del sistema respecto de un amarrado proceso de Convención Constituyente. Antes bien, es la hora de recuperar la senda de la liberación social y de luchar hasta el fin por la construcción de la sociedad socialista, la única que puede interpretar y dar satisfacción a las justas y necesarias demandas de las grandes mayorías nacionales, ¡hasta que la dignidad se haga costumbre!


¡A convertir la ira social en Poder Popular!

¡Sin Justicia Social no puede haber Paz Social!

¡Que se vayan Piñera, los aprovechados y defensores del sistema de dominación e instauración de un gobierno popular provisorio!

¡A acompañar el levantamiento popular con un gran paro nacional productivo e indefinido!


¡Sólo la lucha y la unidad nos harán libres!



Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández

domingo, 12 de enero de 2020

A DESTROZAR EL ESTADO TERRORISTA CHILENO. A CONSTRUIR EL ESTADO POPULAR AL SERVICIO DE LAS MAYORÍAS AHORA.


A DESTROZAR EL ESTADO TERRORISTA CHILENO.  A CONSTRUIR EL ESTADO POPULAR AL SERVICIO DE LAS MAYORÍAS AHORA.

“Cuando la tiranía se hace ley, la Rebelión es un Derecho” Simón Bolívar.

Salimos a protestar con las ollas y nos mataron.  Salimos a protestar con velatones y nos arrancaron los ojos.  Salimos a marchar y nos secuestran.  Los pacos y tiras aprovechan de violar, golpear, torturas.  Se ha visto a tiras encapuchados custodiando comisarias.  El agua de los guanacos contiene químicos que afectan la Vida.  ¿Cuánto más requiere el democratacristiano Sergio Aurelio Micco Aguayo para declarar que en Chile se violan sistemáticamente los Derechos Humanos?  ¿Se trata de una cuestión de cantidad?

Por otro lado, el congreso nacional legisla bajo los dictámenes de la ilegal constitución política de 1980 (¿o no te acuerdas cómo se aprobó esa constitución?) y se da el lujo de emitir más leyes represivas, de carácter contrainsurgente que reprime el sagrado de derecho a la protesta social.  Hay congresales que quieren pasar como “buena onda” y tratan de sacar leyes sociales, pero, lo hacen desde la institucionalidad que generó la dictadura militar y en eso no hay vueltas, no hay excusas, no se puede seguir mintiendo.  Tienen que renunciar ahora y dar paso a que el conjunto del pueblo cree su nueva legalidad, sin ninguna limitación, pues la soberanía popular no se puede limitar.

Los medios de comunicación oficiales han vuelto a su normalidad.  Nada informan sobre las violaciones a los derechos humanos o relativizan los hechos o dar a entender que quienes luchan son los malos.  Los medios de comunicación han vuelto a su normalidad, embruteciendo con sus programaciones banales.  Por otro lado, tenemos que denunciar a WOM que a través de avisos que parecieran apoyar el alzamiento popular sólo devela el verdadero rostro del capital que todo lo vuelve mercancía.

Es hora de que los organismos del Campo Popular ligados a los derechos humanos comiencen una fuerte campaña nacional e internacional de denuncia sobre la sistemática violación de los mismos en Chile.  Campaña que le cabe a todos y a todas.

El Estado del capital, el Estado terrorista, muestra su verdadera faz.  Por un lado, intenta aplacar el estallido social ofreciendo un cambio constitucional que sabemos que dejará todo igual, pero con ello arrastra a muchos y muchas que apaciguan su rabia esperando algo distinto.  Por otro lado, reprime con todo el peso de los aparatos represivos; amenaza, acecha, secuestra, golpea, humilla, doblega.

El 18 de octubre de 2019 ya se hizo la elección y el resultado es que se debe cambiar todo y eso no será fácil, nunca lo ha sido.  Es el momento de pasar a la ofensiva y generar la autodefensa popular con perspectivas de masas.  Enero y febrero debe ser el tiempo de preparación de la huelga general anticapitalista, que en una serie de momentos, ligada a la protesta popular, ataque el corazón de la dominación.  Y por cierto, el principal objetivo político del momento es derrocar al tirano asesino ahora, no mañana.  Hacia eso deben tender todos los esfuerzos.

Andrés Morales.

Enero 12 de 2019