ANÁLISIS SITUACIÓN POLÍTICA: ‘PLAN MARZO’, MOVIMIENTO POPULAR Y LA
IZQUIERDA REVOLUCIONARIA. PARTE IV.
Análisis del Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera
Fernández
Análisis
de la Situación Política Nacional, Chile, Marzo-Abril
Abril 2020
Y eso que Piñera y
su derechista dictadura habían planificado y montado un contundente “plan
marzo”, para lo cual adquirieron más vehículos y elementos represivos a fin que
las FFAA y de Orden se lanzarán a contener con toda la brutalidad posible las
manifestaciones y acciones populares anunciadas. Además, aumentaron el número
de pacos operativos apurando la salida de nuevas promociones y facultando la
apertura de cupos a civiles y jubilados dentro de las comisarias, para el apoyo
a tareas logísticas. A lo anterior se había sumado, el 9/1 [5], la
materialización del Comando de Inteligencia, dependiente de la Dirección de
Inteligencia del Ejército, ente que pasó a centralizar “la totalidad de las operaciones y actividades que desarrollen las
unidades de Inteligencia”, tanto de las diversas ramas de las FFAA y de
Orden como de la ANI, ciertamente con el objetivo de centrarlos en el encuadre
y persecución de organizaciones y dirigentes político-sociales que forman parte
del MP y de los cr@s más destacados de la Resistencia Popular. Y desde el
punto de vista de la represión y castigo legales, el BPE había venido proponiendo
y acordando una serie de leyes ad hoc: ‘antisaqueos’ y ‘antibarricadas’ (esta
incluye el castigo a eventuales participantes en, “el que baila pasa”), aprobada
el 16/1 [6]; los proyectos ‘antiencapuchados’,
‘Estatuto de protección para Carabineros, PDI y Gendarmería’, ‘Modernización
del Sistema de Inteligencia del Estado’, entre muchos más y que se encuentran en
diversas etapas de discusión legislativa [7].
En tanto, el proyecto de ley que otorga facultades a las FFAA para resguardar
“infraestructura crítica” [8] y que cuenta
ya con un 75% de progreso, es uno de los que ha sido más ampliamente resistido.
Por ello, al declarar Piñera el Estado de Catástrofe como parte de su
inoperante e inconsistente estrategia para enfrentar la pandemia por COVID-19, el
ministro Mañalich, negado para las políticas públicas pero avispado para obrar
contra estas, aprovechó de dar el aviso que los milicos “ayudarían a combatir
al coronavirus” (¿?) y -de pasada- que resguardarían todo aquello que se les ocurriera
pudiese ser ‘infraestructura crítica’ [9].
Como lo primero en
la vida del ser humano es la vida misma, la necesidad de mantenernos viv@s para
seguir bregando por la construcción de un Chile mejor se presenta, entonces,
perentoria en el presente período. Pero, que quede claro que el obligado repliegue
desde las calles y la suspensión de las grandes expresiones populares de
descontento sólo significan un paréntesis dentro del proceso general de la
lucha popular y revolucionaria del último tiempo, y en ningún caso ello implica
bajar la guardia frente al gobierno dictatorial, los que le apoyan y los que,
por imbecilidad o a sabiendas, lo justifican.
Si somos más lúcid@s
y tenaces que nuestros enemigos, aprovecharemos ésta etapa de distanciamiento
meramente físico para prepararnos y fortalecernos en cuanto a las acuciantes y
fundamentales tareas que deben ser acometidas por el MP: profundizar y extender su unidad interna, con el fin último de
construir el instrumento unitario que conduzcan a los explotados y excluidos de
nuestra formación por la senda de la lucha clasista sin tregua, al mismo tiempo
que –en conjunto con los amplios sectores de nuestra formación que apoyan la
causa popular- fortalecer los gérmenes de poder político alternativo existentes
y lograr levantarlos en aquellos territorios donde ello no se haya hecho
efectivo; expandir y fortalecer las
redes nacionales e internacionales que conforman su soporte político y social;
trabajar a fondo a fin que logre cristalizar el Programa de los Pueblos, los
explotad@s y excluid@s de Chile, lo mismo que su estrategia de combate para el
tiempo que vendrá a continuación de la presente debacle sanitaria. En una
palabra, estos meses de receso de la lucha masiva deben ser utilizados por el
MP para acometer una transcendental tarea: la
de transformar un gran movimiento social popular en sí –que lucha por objetivos
inmediatos y democráticos- en uno de carácter cualitativamente superior, de
fuerza política y social para sí, que aspire a la derrota de su enemigo de
clase y avance a paso firme a la construcción de una nueva y mejor sociedad.
Por cierto, la Izquierda Revolucionaria (IR) se
encuentra llamada a coadyuvar al logro de todas estas importantes metas, so pena
de caer en la anomia o en el descrédito frente al mundo popular de no intentar
siquiera hacerlo. Pensamos, en todo caso, que antes de plantearse alguna intervención
o abordaje de importancia en la coyuntura, la IR, sus organizaciones y
dirigentes, debieran dar pasos rápidos y concretos para alcanzar la unidad en
la acción del sector, dejando de lado los lastres que, durante todas estas
décadas, le han impedido hacerla efectiva y lograr convertirse en un verdadero
protagonista de la lucha clasista en nuestra formación: el caciquismo, los
ideologismos de toda laya, los sectarismos y las pequeñeces personales y
grupales. Debe compenetrarse y vincularse estrechamente con las nuevas
generaciones de revolucionari@s, aprendiendo de estos y aportando su rica experiencia
de lucha. Es una tarea difícil de acometer, ya lo sabemos, pero no imposible,
toda vez que cada cual debiera estar llano a hacerlo por el bien de la causa
última, que es la liberación y la emancipación sociales del mismo pueblo que decimos
representar.
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