NI APRUEBO NI RECHAZO, TODO SE CONQUISTA EN LAS CALLES: A RETOMAR EL IMPULSO DEL 18 DE OCTUBRE Y
TOMAR EL CIELO POR ASALTO.
A las futuras
generaciones:
Estas
palabras no tienen el objetivo de convencer a quienes desde la Izquierda en su
conjunto, a quienes desde el mismo Campo Popular, a luchador@s sociales, a
genuin@s anticapitalistas, han abrazado la opción del apruebo en el nuevo
fraude electoral que se avecina el 25 de octubre de 2020. Ell@s ya tienen su camino trazado y sólo un
ejercicio crítico, auto reflexivo, de pensamiento propio, podrá restarlos de
participar en la legitimación de un nuevo engendro jurídico que ha de dejar
intacta la institucionalidad patronal impuesta a sangre y fuego desde el 11 de
septiembre de 1973, reflejada en la constitución política de 1980.
Estas
palabras se expresan para las futuras generaciones. Lo central es que sepan que hubo quienes ante
el evidente engaño, ante la colosal nueva impostura (la primera fue la de
1988), se opusieron a participar a través de cualquiera de las opciones que se
presentan a hipotecar, precisamente la Vida de millones en el presente y en el
devenir. La primera impostura se
prolongó por 30 años y quizá la que emerge cuánto ha de durar.
Cuando
a mediados de julio de 2020 iniciamos, junto a otras Organizaciones políticas y
sociales hermanadas en la lucha contra el capitalismo, la campaña llamando a no
participar en el fraude electoral, se nos tildó, en un primer momento, como “infiltrados
de la derecha”. Luego, cuando ya se hizo
masivo el carácter del marco jurídico regulatorio del plebiscito, es decir, la
ley 21.200 se nos llamó “ultraizquierdistas sectarios” y eso ya fue un
paso. Ahora, a fines de agosto, cuando
ya claramente es la derecha la que desesperadamente llama a votar apruebo, se
nos señala que “se debe ir a votar y marcar AC (asamblea constituyente) en el
sufragio”, como si eso sirviera de algo, ocultando que de lo que se trata, de
lo que quieren, es que se vaya a votar a toda costa. Es la confesión de que un segmento de la
Izquierda la única forma de lucha que conoce es votar (y habría que ver si
realmente votar es una forma de lucha, pero eso es materia de otras discusiones
más largas, pero no menos dolorosas).
Recordemos
que el 18 de octubre de 2019 en Chile se inicia un alzamiento popular que tuvo
como actores principales a los sectores más golpeados por el sistema de
dominación capitalista, siendo su motor la juventud, liderados por la ACES. Las acciones directas de los marginados, de
los humillados y postergados de siempre, provocó el terror no sólo del gobierno
criminal de Piñera, sino que del congreso nacional, de la clase dominante y de
la propia pequeña burguesía, formateada por 30 años de exitismo, egoísmo, de
ser ganadores, que sólo esperaba el día viernes para “vivir” aunque fuera sólo
ese día.
Y
no fue sólo un día. Se inició un ciclo
de lucha social, de protesta popular, de enfrentamiento directo con el Estado,
con su legalidad, con su normalidad. La
elección (y no se hizo en las roñosas urnas de la burguesía) fue ese día y
claramente el objetivo señalado era, y es, fuera Piñera ahora, cierre del
congreso nacional, un gobierno popular capaz de asegurar una asamblea popular
plurinacional paritaria constituyente autoconvocada. Ese era y es el objetivo del alzamiento
popular, pero…
El
15 de noviembre de 2019, el congreso nacional, sí, el mismo congreso nacional,
todos sus partidos políticos, que durante 30 años aceptaron y aplicaron la
constitución política de 1980, causa de la injusticia y la impunidad, aprueban
la ley 21.200 que convoca a un plebiscito.
El objetivo era convencer a quienes estaban en las calles (y a quienes
no en las calles, pero apoyaban el alzamiento popular), de que era posible a
través de un lápiz y un papel transformar la constitución dictatorial. Ese hecho, y sumando en medio de la pandemia
del corona virus el retiro del 10% desde los fondos previsionales (que fue
pasado como un “triunfo del movimiento popular” y que en lo concreto hizo
recaer la crisis en l@s propi@s Trabajador@s) han logrado, en gran medida
paralizar y desarticular la lucha social.
De hecho, entre el 31 de julio y el 31 de agosto de 2020 es ostensible
que la protesta popular está en un franco reflujo. Esperemos que septiembre sea el mes en que se
retome el combate comenzado en octubre de 2019.
Ley
21.200: En su artículo 133 podemos leer: …”La Convención deberá aprobar las
normas y el reglamento de votación de las mismas por un quórum de dos tercios
de sus miembros en ejercicio…La Convención no podrá alterar los quórum ni
procedimientos para su funcionamiento y para la adopción de acuerdos”. Luego, si no
existe el quórum solicitado, se mantiene lo establecido en la constitución
dictatorial y terrorista de 1980. El artículo 135 fija las reglas del juego y
señala claramente que si a alguien se le ocurre realmente hacer cambios
concretos, eso está prohibido: “En conformidad al artículo 5º, inciso primero,
de la Constitución, mientras la Convención esté en funciones la soberanía
reside esencialmente en la Nación y es ejercida por el pueblo a través de los
plebiscitos y elecciones periódicas que la Constitución y las leyes determinan
y, también, por las autoridades que esta Constitución establece. Le quedará
prohibido a la Convención, a cualquiera de sus integrantes o a una fracción de
ellos, atribuirse el ejercicio de la soberanía, asumiendo otras atribuciones
que las que expresamente le reconoce esta Constitución…El texto de Nueva
Constitución que se someta a plebiscito deberá respetar el carácter de
República del Estado de Chile, su régimen democrático, las sentencias
judiciales firmes y ejecutoriadas y los tratados internacionales ratificados
por Chile y que se encuentren vigentes.”.
Veamos
ahora lo que señala uno de los representantes genuinos de la derecha chilena,
quien reaparece, cumpliendo el rol de ser portavoz del Bloque en el Poder en la
arena política.
Pablo
Longueira: “Llamo
a todos a votar por la convencional constitucional”.
Uno
de los tantos argumentos fantásticos que señalan los que están por el apruebo
desde el mismo campo popular, es que la derecha está por el apruebo, pero en su
vertiente de “convención mixta constitucional”.
En entrevista para el canal megavisión, Longueira dice fuerte y claro: “llamo
a todos a que votemos por la convencional constituyente, el 100% de la gente
elegida, será el país el que elija a los 155, no por la mixta, porque la mixta
la gente todavía no entiende en lo que consiste, la mixta consiste en que en
vez elegir 155, vamos a elegir 75, la mitad y la otra mitad va a venir del
parlamento”[1]. Y agrega: “cómo no vamos como país cerrar la
constitución de los militares, que fue una gran constitución que ha permitido
un salto económico social muy importante en Chile, pero ahora tenemos que
construir una nueva constitución para nuestras generaciones jóvenes”.
Longueira
apela a la concertación (ni siquiera habla de nueva mayoría y sabe muy bien por
qué lo hace): “el gran problema es que desapareció la concertación y la
concertación hizo cuatro grandes gobiernos…”.
La anterior referencia se enlaza con la siguiente idea: “la derecha
quiere sacar el 45% de los constituyentes” y a este porcentaje se le debe sumar
lo que aporte el núcleo duro de la concertación, precisamente, es decir,
aquellos partidos políticos que quieren mantener el actual sistema de
dominación capitalista, pero transmutado en una “nueva” constitución.
Luego,
señala: “un 60% de los ministros del gabinete de Piñera están por el apruebo…el
presidente no debe decretar libertad de acción, el presidente debe optar por
una o la otra…tenemos que volver a rescatar al chileno moderado”. Es un llamado directo a que Piñera se defina,
pero sabemos que el Tirano Piñera espera cada día, cada segundo, que llegue el
plebiscito, pues ese hecho lo hará pasar a la historia como el presidente que
cambió la constitución política de 1980 ¡¡¡menuda gloria para el Tirano Asesino
y con ayuda de quienes lo combaten en las calles!!! Es impensable que Piñera llame públicamente a
votar por el apruebo, pues eso sería la confesión absoluta del fraude electoral
que se avecina y ya tienen convencidos a millones de que ese es el camino para
superar la crisis estructural en Chile.
¿QUÉ
HACER ENTONCES?
Quienes
están por el apruebo desde el propio Campo Popular nos preguntan ¿y cuál es la
opción entonces, cuál es el camino? La
propia pregunta es improcedente, denota un claro desconocimiento de lo que
sucede en Chile desde el 18 de octubre de 2019. Es la confesión de que prefieren el camino
que les ofrece la propia dominación y no luchar hasta alcanzar la victoria
popular definitiva. Malembe.
Se
debe proseguir con las acciones de protesta popular, de protesta social, cada
día, en forma permanente e ininterrumpida, con las acciones directa, con las
acciones desde las más simples a las más complejas, fortalecer las Asambleas
Populares y las Asambleas Territoriales, hacer de cada una de las Poblaciones
una Primera Línea de lucha tal como fue en los ’80 en los ciclos de protestas
populares. Debe ser cada Población un
bastión de lucha, sumar a las vecinas, a los vecinos, constituyendo fuerza
social por los cambios sociales profundos.
La Población como espacio privilegiado de la lucha, en donde se reúnen
todos los sujetos históricos del cambio radical, la Población como espacio
natural de lucha, en donde se puede combatir con eficacia a la represión de
pacos y tiras. En la Población con
asambleas en donde se comience a escribir la nueva legalidad, la de l@s
explotad@s.
NI APRUEBO NI RECHAZO, TODO SE CONQUISTA EN LAS CALLES: A RETOMAR EL IMPULSO DEL 18 DE
OCTUBRE Y TOMAR EL CIELO POR ASALTO
Fuera Piñera ahora, cierre del congreso nacional, un gobierno
popular capaz de asegurar una asamblea popular plurinacional paritaria
constituyente autoconvocada
Juicio y castigo a l@s culpables
Brigada
de Propaganda MIR Luis Alberto Barra García
Septiembre
01 de 2020
SEPTIEMBRE SE LLAMA SALVADOR ALLENDE
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