Se
nos ha hecho llegar por parte del Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera
Fernández (que recuerda al querido Compañero Paine) este análisis de coyuntura
correspondiente al mes de agosto y a las perspectivas para septiembre, que por
su sentido y alcances para el Movimiento Popular nos parece oportuno difundir.
Brigada
de Propaganda MIR Luis Alberto Barra García
Agosto pone fin al breve ciclo de reanimación del
movimiento popular que viviéramos entre fines de junio y julio. Tal agitación estuvo
signada por el despliegue de un extenso proceso de movilizaciones y fue espoleada,
en parte, por demandas inmediatas ya atávicas, pero mayormente por las secuelas
socioeconómicas ocasionadas por la pandemia por COVID-19, en donde estas últimas
no hacen sino agudizar la ya de por sí difícil situación que vive la mayoría
nacional. Las primeras, siguen sin resolución y lo seguirán estando mientras no
exista un cambio radical del modelo de dominación/explotación vigente; en tanto
que, frente a las segundas, mientras el gobierno patronal sólo acertó a ofrecer
improbables bonos y préstamos varios, el mejor espaldarazo para paliar la
zozobra popular fue aportado por l@s propi@s trabajador@s, a costa del retiro
del 10% de sus fondos previsionales. Esto les alentó a manifestarse a lo largo
de todo Chile, en pos de lograr la aprobación del proyecto que lo permitía y
que había sido presentado por los Grupos Mantenedores y Reproductores del
Sistema (GMRS); es decir, por la autodenominada “oposición”. Y la herramienta
concebida por los supuestos representantes del ‘pueblo’ logró llevarse por
delante no sólo las penurias del presente, sino también gran parte de las ganas
de pelear de aquellos que lo hicieran hasta hace poco.
Los ausentes
del período, los sectores de avanzada del Movimiento Popular (MP) y en especial
la izquierda anticapitalista, a causa de sus altos grados de debilidad,
confusión y aislamiento, observan inermes el decurso de los hechos y se
muestran aún incapaces de acordar y desarrollar propuestas que –efectivamente- conduzcan
a la conformación de una real alternativa política clasista al interior de los
pueblos, las clases y capas subalternas. Si bien estuvieron en las calles, alentando
las protestas e intentando encaminar el movimiento hacia objetivos más de fondo,
verdaderamente políticos, de ‘No+AFP’ y que la ‘Crisis
la paguen los ricos’, las causas anotadas simplemente hicieron que sus
esfuerzos resultasen vanos o bastante limitados.
No
obstante, agreguemos que también la dupla gobierno/empresariado continúa exhibiendo
un importante grado de debilidad política en el período. Contaron con una mayor
capacidad de maniobra relativa hasta junio gracias a su aprovechamiento de la crisis
sanitaria, aunque en mayor medida sustentaba en el apoyo otorgado por parte de los
GMRS, quienes solícitos acudieron muchas veces a los llamados de los sectores
dominantes para llegar a acuerdos que, en última instancia, sólo han servido para
mantener o incluso acrecentar el poder de estos. Y fue en julio que el significativo
soporte de los “opositores” tomó otro cariz. Ese mes, los GMRS lanzaron su
propuesta relacionada con el retiro del 10% de los fondos previsionales y,
entonces, resultó patético ver al fracasado gobierno patronal ofrecer
caramelos, en forma de bonos y préstamos, en tanto los politicastros del bloque
exNM-FA ofrecían un verdadero pastel (eso sí, a cuenta de los bolsillos de l@s
mism@s trabajador@s). Además, los impulsores de aquella iniciativa, que inclusive
contaron con el aval de una supuesta derecha ‘social’ (parte de RN, PRI y algun@s
independientes), aparte que tod@s apuntaban a quedar bien posicionad@s frente a
su potencial electorado, sabían que su papel resultaba fundamental para el logro
de ciertas cuestiones de fondo, cruciales para la mantención del modelo:
terminar con toda posibilidad de poner fin a las AFP –la sangre que irriga el
sistema financiero- y dejar fuera de discusión cualquier carga o limitación que
pudiera afectar al capital monopólico-financiero, interno o transnacional.
No se
piense que Piñera y consortes, a cargo de lo que de más en más se ha ido convirtiendo
en una virtual dictadura disfrazada de gobierno democrático, dejarán la arena
así nada más. Antes de eso, continuarán profundizando y extendiendo su política
represiva antipopular, adornada de ‘defensa’ frente a la virosis en curso, e
intentando todo lo que le pueda redituar apoyo ciudadano con la aplicación de
una estrategia antidelincuencia que simplemente ataca –y de forma muy
circunscrita- los efectos de la descomposición que los mismos sectores
dominantes han provocado y, más encima, con un acento clasista y racista. Y
como dichos sectores y sus medios oficiosos se juegan a fondo y constantemente
por homologar las expresiones del lumpen con los justos reclamos populares, es
dable esperar que el gobierno patronal, con la venía de la burguesía y la
participación de sectores pequeño-burgueses reaccionarios, redoble la mano dura
contra toda protesta o siquiera manifestación pública que reclame alguna
carencia o un derecho conculcado, sea del pueblo chileno, del mapuche o de
ambos; todas esas expresiones serán tildadas de ‘hechos delincuenciales’ y, por
tanto, castigables; un ejemplo, los brutales desalojos de tomas mapuche de
municipios de la IX Región. Es para esto que se han venido preparando, material
y legalmente, desde octubre, contando muchas veces para ello con el apoyo
inestimable de los partidos integrantes de la exNM (con Harboe, PPD, Walker,
DC, y J. M. Insulza, PS, a la cabeza) y del FA (varios de sus diputados
aprobaron la ley ‘antisaqueos’, que se vino a sumar a la criminalización de la
legitima protesta social), o bien con su oportuna abstención (mismo caso de la
ley ‘antisaqueos’). Una prueba al canto: para un muchacho acusado de lanzar molotov
a los pacos (sin causar daños personales), en diciembre pasado, la Fiscalía
estaba solicitando, con aplicación de la antisaqueos, ¡24 años de cárcel! (el 28/8,
el tribunal se ‘apiadó’ y le dio ¡20 años!); en cambio, para los camioneros en
paro, que han detenido el flujo de suministros en zonas cuarentenadas, con
ocupación de carreteras, no se les aplica la misma legalidad
antimanifestaciones y hasta se dan el lujo de pautear al gobierno en relación a
una legislación que les convenga. Para efectos prácticos, el accionar terrorista
de los camioneros, los latifundistas y tropas de asalto que desalojaron las
tomadas Municipalidades de Victoria y Curacautín, viene a ser la continuidad de
la política de la derecha en el gobierno y la económica por otros medios. Debe
ser combatida, en las calles, por el MP y las fuerzas de la izquierda
revolucionaria.
Pero he
aquí que respecto de sus perspectivas, les llueve y lloverá sobre mojado al
ejecutivo manejado por Chile Vamos y
a los optimates de la CPC, puesto que, durante agosto y septiembre, las
evidencias y proyecciones exhiben un decrecimiento brutal de la economía y un
desbocamiento de la virosis ocasionada por el nuevo Coronavirus.
La
economía no se mantiene; se descalabra. Si medimos su desempeño en términos del
PIB, el FMI augura que en 2020 se derrumbará a un valor cercano a -7%
(nótese que la peor cifra histórica en éste aspecto se anotó durante la crisis
de 1982-83, con un -5%); y si consideramos los últimos 3 meses (BCCh), nuestro
país es el único de Sudamérica cuyo PIB sigue a la baja en dicho lapso y el 2º
que lo hace en toda Latinoamérica (luego de México). Si evaluamos el deterioro en
relación al IMACEC, éste decayó un 12,4% en junio, en comparación con igual mes
de 2019 y 13,3% en un año, y si bien caen los servicios, no es menor el declive
del área productiva; en suma, desde abril (-14,2%), con una sima en mayo
(-15,2%), el indicador mensual de actividad se mantiene bajo el -14% y no se prevé
que suba de ahí este año. Lo único que está salvando en algo las entradas
fiscales es el precio del cobre (que se ha acercado a los US$ 3/libra), pero,
si atendemos a la relación deuda externa y balance fiscal, Chile presenta la
peor correlación de Latinoamérica (FMI), con lo cual los anuncios de gasto
fiscal del gobierno seudodemocrático (7,7% del PIB) no hacen más que agravarla
y con ello propician que el gasto público llegue a un punto muerto entre 2020-21.
Eso sí, ya
sabemos quiénes cargarán con el muerto: la clase trabajadora y las capas más
precarizadas. Y una señal de emergencia
al respecto viene a ser el incesante aumento de la cesantía: 13,1% para el
trimestre mayo-julio (INE), luego de un 12,2% del anterior. Ante dicha bola de
nieve, de poco valdrá la activación de pagos adicionales del Seguro de Cesantía
u otros dispendios. La actual tasa de desocupación es casi el doble de la promedio
de los últimos 4 años. En los últimos 12
meses, se han destruido 1,8 millones de puestos de trabajo y en el último
trimestre l@s cesantes llegaron a 1,065 millones. Si a estos se les sumasen
los ocupados ausentes, que son aquell@s surgidos de la implementación de la Ley de Protección al Empleo y que
representaron el 18,9% del total de ocupados (con un crecimiento del 132,6%, equivalentes
a 764 mil personas), la cesantía
ascendería nada menos que a un 24,1%. En tanto, quienes se cabrearon de
buscar pega y no encontrarla, la “fuerza
de trabajo potencial”, se expandió un 31,8%, llegando a un 17,1% del total. Ahora
bien, la tasa combinada de desocupación y fuerza de trabajo potencial alcanzó un
¡30,2%!; ¿qué tal?, como en los mejores tiempos del PEM y el POJH, que
parece que se vienen nuevamente, si atendemos al anunció de Piraña (16/8) de
crear 250 mil empleos, pero que nada asegura sean productivos y permanentes.
Y para
ahondar en la crisis económicosocial existente, digamos que, en cifras del INE
y en el contexto de la crisis sanitaria por COVID-19, en el trimestre mayo-julio, del total de ocupados, el 33,8% declaró una
contracción en sus ingresos; el
58,1% los mantuvo y sólo un 2,0% señaló un aumento. Cómo no, el impacto es mayor dentro de los ocupados
informales (50,6%) que los formales (29,0%). Por su parte, más de la mitad
de los ocupados que se desempeñaron en las categorías trabajadores por cuenta
propia (68,2%) y empleadores (67,0%), declararon un descenso de sus ingresos
frente a los habituales.
La otra
situación que amaga las expectativas de los sectores dominantes, pero con un
costo mucho peor para las clases y capas subalternas, vendrá dada por la exacerbación
de la pandemia por Covid-19. Organizaciones como CEPAL y la OMS, ya habían advertido
que es en América Latina donde las condiciones eran probablemente las más
favorables para la expansión de la virosis y, junto con ello, la ocurrencia de
una debacle económicosocial y sanitaria. Por ello, no es raro que nuestro país,
que lo mismo que la mayoría de los del subcontinente carece de un sistema de
seguridad social y de condiciones medianamente dignas para la población en
general, avance al colapso de una estructura sanitaria que ya agonizaba y al
cese de las pocas ayudas sociales existentes. El gobierno derechista corrió a
levantar tempranamente las medidas de contención epidemiológicas, acicateado
por la necesidad de revivir las actividades económicas, pues considera que la mantención
de las ganancias de los sectores dominantes debe prevalecer por sobre todo lo
demás. Tal estrategia, finalmente, conduce a rebrotes ‘dinámicos’ (que en eso
se ha traducido su “paso a pasito”), obligando a imponer una y otra vez medidas
de contención que la población se muestra cada vez más reacia a cumplir,
creándose –en la práctica- un verdadero círculo vicioso.
La
supuesta “oposición” se afirma en su recobrada capacidad de iniciativa,
presionando a la derecha política para que cumpla con el compromiso firmado con
ellos a cambio de desalentar la rebelión popular del 18 de octubre: el que
versa sobre un proceso seudoconstituyente. Pero, se debe ser tajantes: Chile no
vive un momento pre-constituyente y menos constituyente; ¡por favor! Qué decir
de aquell@s de l@s GMRS que andan propalando que, de ganar el apruebo así sin
más en el plebiscito del 25 de octubre, con ello se dará vida a una “Asamblea
Constituyente Soberana” o que éste verdadero fraude constitucional sería la ‘continuidad
de un proceso iniciado el 18/10’ y hasta lo pintan como ‘el punto de inflexión
transcurridos 4 décadas desde la Constitución del 80’. Menos mal que la mayoría
nacional no se traga tamañas mentiras y seguramente la abstención será mayoritaria,
con o sin medidas de confinamiento.
Lamentablemente,
hay algunos ilus@s en la izquierda que a estas alturas del partido aún creen
que lo del plebiscito (que no es constitucional, ¡pero dele con que las gallinas
mean!) compone una verdadera fisura para atacar al Bloque en el Poder (BP) y que
si gana el ‘apruebo’, sería una derrota para éste. Otr@s (aglutinados en “Apruebo Chile Digno”), más gradualistas,
reconocen que la cosa sólo da para una Convención Constitucional y que después,
por el camino y en un plazo indeterminado, puede ser que tengamos una Asamblea
Constitucional. Pues bien, l@s peligros@s y hoy bien posicionad@s personajes de
los GMRS se la juegan a fondo por alentar dichos delirios, hacia su militancia
y hacia la población en general. Utilizando elementos de una lógica simbólica
básica, intentan hacer un símil entre éste plebiscito y el de 1988, pero su
argumentación evita el significado connotativo en tal comparación, el que
evidenciaría que tras el triunfo del NO nunca llegaron ni la alegría ni la
justicia social, sino injusticias y penurias para la mayoría nacional durante 3
décadas, lo que condujera -por fin- a la sublevación popular del 18/10. Frente
a aquellos en la izquierda que creen que con la pantomima constituyente se
podrá cambiar algo, l@s revolucionari@s deben ser clar@s y taxativ@s: ni apruebo
ni rechazo; los pueblos y l@s explotad@s ya eligieron, el 18 de octubre, en las
calles y luchando, que quieren otro Chile y el fin del macabro sistema de los
ricos, el mismo que ahora la exNM-FA pretenden adornar y perpetuar.
Producto
de la debilidad y las inconsistencias que presenta la izquierda revolucionaria
y la franja más consciente del MP, como decíamos antes, no fue posible dar
continuidad al ciclo de movilizaciones y protestas populares vivido entre
junio-julio. Sin embargo, no es menos cierto que la movida de los GMRS, de
retiro de una parte de los fondos previsionales para paliar las angustias que
deja el SARS-CoV-2, junto con permitir al grueso de la población pagar sus
deudas (al menos eso hace un 50% de l@s casi 5 millones de chilen@s endeudad@s)
y guardar algo (por siaca), redundó en quitar bastante presión a la creciente
movilización social que remeció el país por un mes y medio. Claro que dicho
relajo durará lo que dure ese 10% y los mezquinos bonos y préstamos de Piñera y
Briones, para luego caer en cuenta que no habrá más estipendios ni formas de
conseguir un trabajo decente como para parar la olla y hacerle frente al
cataclismo sanitario que se impone. Con todo, dentro de ese MP destaca -con
mucha dignidad y valentía- el pueblo Mapuche y su ofensiva liberadora, tanto
por sus reivindicaciones históricas como por la pronta liberación de sus PP,
sobre todo de aquellos que exponen sus vidas en una peligrosa y prolongada
huelga de hambre. Asimismo, en una lucha política y por la vida se está
transformando el rechazo a la insistencia oficial a reintegrarse a clases:
¡Nadie vuelve a las aulas éste año! Y se mantiene la exigencia de equipos y
conexiones de red decentes para tod@s.
Es una
oportunidad, pero también una exigencia, que
el MP y la izquierda revolucionaria se afanen a fondo en transformar la jornada
del 11 de septiembre (antes, durante y después) en una verdadera asonada
popular, que en un mismo movimiento permita unificar y potenciar las
exigencias económicosociales más acuciantes de los pueblos Chileno y Mapuche, exacerbadas
por la actual emergencia sanitaria, junto con las demandas de restitución de
los derechos que por 47 años les han sido conculcados, primero por la dictadura
cívico-militar y luego por los gobiernos de ésta democracia gorila, detrás de
los cuales siempre han estado el capital monopólico-financiero y los intereses del
capital transnacional. Y para ello, con ‘normalidad’ o no respecto de la
pandemia por Covid-19, el MP debe incrementar su accionar callejero y logra
articular -por la base- jornadas de lucha, estrategias y acciones de protesta.
Asimismo, no perdemos la esperanza en que pronto pueda cuajar un mínimo de
coordinación nacional entre las organizaciones político-sociales de los
pueblos, explotad@s y discriminad@s, a la par de dotarse de una plataforma y un
programa básico de lucha. De lo que se trata, es de avanzar a una crisis
política ‘por abajo’, lo que permitirá debilitar en toda la línea las defensas
del BP.
¡Como el
gobierno dictatorial insiste con su ‘mejoría’, a desplegar la unidad y el combate
de la mayoría!
¡Libertad
a todos l@s Pres@s Polític@s, Chilenos y Mapuche!
¡Los Pueblos
no estamos ni con el Apruebo ni con el Rechazo; la elección es luchar en las
calles por nuestros derechos!
Círculo de Estudios Políticos Miguel
Cabrera Fernández
Agosto-septiembre, 2020
Cerramos éste
trabajo lamentando la partida, 8/8, del reconocido cristiano de la liberación y
obispo del pueblo PEDRO CASALDÀLIGA,
català de nacimiento, pero que al hacerse uno con la causa de los campesinos y
pueblos originarios de Brasil pasó a vivir y morir como un latinoamericano
pobre.
Se celebró
el 30 de agosto el Día Nacional de l@s Detenid@s
Desaparecid@s. “Como el olvido está lleno de memoria”, lo hacemos evocando
la entrega y el sacrificio de la compañera DIANA
ARON SVIGILSKY y del compañero BAUTISTA
VAN SCHOUWEN VASEY, ambos militantes del MIR.
Asimismo,
recordamos de pie y combatiendo éste 11
de septiembre, cuando se cumplen 47 años desde que en esa fecha, en 1973,
las FFAA y de Orden llevaran a cabo un sangriento Golpe de Estado, azuzados por
los dueños internos y extranjeros de la riqueza y el poder nacionales.
Y
conmemoramos el que hace 55 años, un 15 de agosto de 1965, se fundara el MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA MIR,
la primera organización política trascendente de la izquierda revolucionaria
chilena. Son más de 1000 l@s militantes miristas que han regado con su sangre la
tierra de este país y much@s más l@s torturad@s, tod@s luchando sin descanso por
una sociedad sin injusticia ni explotación; en una palabra, por el Socialismo.
¡Que la rojinegra ondee alto por nuestr@s camaradas
caíd@s en estos 55 años de lucha revolucionaria del MIR! ¡Honor y gloria para
ell@s!
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