sábado, 16 de mayo de 2020

LA NORMALIDAD: UN ARMA EFICAZ DE LA BURGUESÍA PARA MANTENER SU DOMINACIÓN.


LA NORMALIDAD: UN CONCEPTO PELIGROSO PARA EL CAMPO POPULAR QUE TENEMOS QUE COMBATIR.

"Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo" (en el original alemán: "Die Philosophen haben die Welt nur verschieden interpretiert; es kömmt drauf an, sie zu verändern").

"Es cierto que el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas, que el poder material tiene que derrocarse por medio del poder material, pero también la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas. Y la teoría es capaz de apoderarse de las masas cuando argumenta y demuestra ad hominem, y argumenta y demuestra ad hominem cuando se hace radical. Ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz, para el hombre, es el hombre mismo.” Karl Marx, Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel.

O simplemente: “Yo prefiero el caos a esta realidad tan charcha” Mauricio Redolés.

HASTA EL 18 DE OCTUBRE DE 2019

Como una simple o genérica definición de normalidad es la cualidad o condición de normal o sea que se ajusta a las normas o que se halla en su estado natural.  En un sentido general, la normalidad hace referencia a aquel o aquello que se ajusta a valores medios.

Hasta el 17 de octubre de 2019 para millones había “democracia” en Chile, eso era lo normal.  Incluso dentro del mismo Campo Popular se escucha decir que “si se puede votar es porque existe democracia” (no nos detendremos en este punto, pues poner el acento en lo formal nos llevaría a tener que aceptar como normal muchas cosas).   Hasta esa fecha lo normal era llegar al día viernes para juntarse a beber y comer; ver las comedias; ver todas las series ofrecidas por netflix u otros servidores de ese servicio; esperar ver el partido de fútbol del fin de semana; lo normal era levantarse y acostarse pagando por Derechos Humanos fundamentales, inherentes al Ser Humano por el solo hecho de Ser Humanos; era normal aceptar la existencia de las Administradoras de Fondos de Pensiones, las ISAPRES; normal era tener una Educación con contenidos emanados desde un ministerio que sólo asegura la dominación de clase; normal era tener Educación y Salud como mercancías; normal era que todos los recursos naturales estén en manos de empresas trasnacionales; normal era contar con una democracia sustentada en una constitución política emanada de un bando militar; normal era la depredación de la Naturaleza; normal era los sueldos mínimos miserables, negociados por una central sindical al servicio de la patronal; normal era la impunidad; normal era…miles y miles de cosas, procesos, acontecimientos, factores…

Incluso ha sido tanta la normalidad, que ciertos procesos sociales dan cuenta, como ejemplo, de lo que queremos expresar: el surgimiento de la llamada Marcha desde la Memoria hacia la Victoria desde 2015, la que planteó hacer la marcha de recuerdo a los Compañeros y Compañeras caídos desde el 11 de septiembre de 1973 desde el cementerio general hacia la alameda contó con poco apoyo de asistentes y la otra, la marcha oficial, la normal, sigue siendo la más concurrida; o sea, la normalidad afecta también al Campo Popular.  Otro ejemplo, lo encontramos en las marchas del primero de mayo: en 2011 el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores comenzó a realizar la marcha alternativa, que en sus comienzos contaron con un puñado de asistentes y años más tarde logró arrebatarle la hegemonía a la CUT; sin embargo, después se volvió a la normalidad.

Al atardecer del 18 de octubre, y los días posteriores, se rompió la normalidad y se hizo añicos el quehacer cotidiano.  Cundió el pavor, el terror, no sólo entre la clase dominante, sino que entre la pequeña burguesía tan apegada a la normalidad.  Millones eran los que miraban con espanto, tal vez con un dejo de apoyo, a lo que estaba sucediendo: evadir el pago del metro y las micros; la expropiación, era romper la lógica de la dominación, era destrozar la normalidad.

El gobierno, el congreso nacional, reaccionaron de inmediato con la aplicación de la fuerza, la represión y con el viejo argumento de otorgar un espacio para resolver la crisis; el ya famoso chamullo constituyente, que busca que la normalidad vuelva.  A través de los medios de comunicación oficiales, entrevistando a cada momento a diputados, senadores, alcaldes, de todos los partidos políticos que en estos 30 años han sido cómplices y culpables de la injusticia y la impunidad, clamaban que era necesario volver a la normalidad y repitiendo como papagayos “que entendían las causas” de lo que estaba ocurriendo.

La frase y el juego era volver a la normalidad.  A su normalidad.  A la normalidad que nos somete a la explotación, la humillación y la exclusión.

Con la llegada del corona virus ha sucedido algo similar.  Incluso el gobierno y el congreso nacional se la jugaron a mediados de abril para generar el “retorno seguro”, o a la normalidad.  Se debía volver a consumir para que los grupos económicos no pierdan sus tasas de ganancia.

¿VOLVER A LA NORMALIDAD ENTONCES?

El 18 de octubre de 2019 se realizó una elección con todos los alcances e implicancias que ello posee.  Es decir, se manifestó, en forma concreta, la voluntad de millones que ya no queremos más la normalidad, la realidad, que el capitalismo, la burguesía y los peleles que en el escenario político le resguardan el poto (o sea, los partidos políticos de la derecha, la ex concertación hoy nueva mayoría, el frente amplio, unidad social y quienes en el Campo Popular languidecen con lo electoral, que lo único que hace es fortalecer al enemigo de clase).

No podemos volver a la normalidad, a la realidad, que se nos impuso a sangre y fuego desde el 11 de septiembre de 1973.

Tenemos que volver a las calles y no descansar hasta hacer trizas el Estado que nos somete.  Tenemos que volver a las calles y no aceptar como normal lo que veníamos aceptando como normal.  Tenemos un mundo nuevo en nuestros corazones como dice José Buenaventura Durruti Dumange.  Tenemos que volver a las calles, instalar la Primera Línea en cada una de las Poblaciones, construyendo organización popular y tener como Sur constituir un Gobierno genuinamente Popular, capaz de asegurar una Asamblea Popular Constituyente Plurinacional Paritaria Autoconvocada.

De lo contrario seguiremos viviendo una normalidad que sólo nos convierte en inhumanos.

Andrés Morales.
Mayo 16 de 2020

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