miércoles, 6 de mayo de 2020

CHILE: ANÁLISIS DE COYUNTURA ABRIL-MAYO 2020. CÍRCULO DE ESTUDIOS POLÍTICOS MIGUEL CABRERA FERNÁNDEZ.


Se nos ha hecho llegar un interesante análisis de coyuntura correspondiente a los meses de abril-mayo de 2020 por parte del Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández.  En atención a su trascendencia, alcance y plena contingencia, además del apoyo concreto en el aspecto político-ideológico para el Campo Popular del cual nos sentimos parte, hemos decidido publicarlo.

Fraternalmente, Andrés Morales.



 ANÁLISIS DE COYUNTURA, CHILE, ABRIL-MAYO 2020
Mayo 2020

Durante el período, podemos constatar que prácticamente a dos se reducen las fuerzas políticas que animan el enfrentamiento clasista en nuestra formación social, pugna que cuenta como telón de fondo con la pandemia ocasionada por el temible SARS-CoV-2. De un lado, el Bloque en el Poder (BP)*, que avanza, con relativo éxito, en la recuperación de la iniciativa política que viera mermada desde el 18 de octubre; del otro, un Movimiento Popular (MP) de composición heterogénea y pletórico de demandas, el que con grandes dificultades intenta retomar la energía y la masividad que entre octubre y marzo hicieran estremecer a Chile.

Lamentablemente, la crisis sanitaria se vino a instalar en el preciso momento en que aquel MP aspiraba a reimpulsar la protesta masiva y rupturista en contra de sus enemigos de clase, metas que –por ahora- han quedado en suspenso. No obstante, no sólo la pandemia por COVID-19 complota contra la decisión y las fuerzas que encarnan este gran movimiento, sino que a ella se han sumado el cruento castigo de las fuerzas materiales del Estado burgués, la cobertura penal otorgada por una legalidad cada vez más coercitiva y de corte dictatorial (cívico-militar para el caso), la cual es avalada o tolerada por buena parte del Bloque Político de Estado (BPE)* y, finalmente, aunque no lo menos importante, el hecho que luego de transcurrida lo que podríamos denominar la ‘Primera Parte’ del alzamiento popular, las demandas y aspiraciones enarboladas con ardor por el MP no hayan logrado siquiera verse parcialmente plasmadas en la realidad. Todos ellos, creemos, son los principales factores que han comenzado a hacer mella en lo referente a la masividad y alcance de dicho movimiento político-social popular.

Relacionado con lo anterior, la actual pandemia, aparte de sus negativos efectos en la sanitario, también impacta las vidas de cientos de miles de asalariad@s en términos económico-sociales (cesantía, rebaja de salarios, mayor precarización, etc.), secuelas que se ven potenciadas por la avaricia patronal y el aval del gobierno derechista, todo lo cual genera un cuadro de dificultades e incertidumbre en vastos sectores de los pueblos y las familias de la clase trabajadora. Esto pudiera llevarles a restar su apoyo a la gran causa representada por el MP e incluso a que algunos de sus segmentos se vean embaucados por la propaganda oficialista, sibilina y apoyada en el efecto ‘bono’, que oculta el mezquino interés de los de arriba. Por tanto, resulta urgente salirle al paso a tales derroteros mediante una adecuada estrategia por parte de los sectores de avanzada y revolucionari@s de ese movimiento, en los aspectos político-ideológico, de Agitación y Propaganda, y organizativo, los que debieran abordarse, creemos, de manera simultánea y considerando al menos los siguientes puntos: elaborar un discurso claro y basado en la evidencia, capaz de demostrar que, más allá de los estragos causados por la peste del Coronavirus, el empresariado y los gobiernos que han venido administrando el modelo vigente hace rato que tienen enfermas a las clases y capas subalternas (Desigualdad Social se llama), y que sólo aspiran a dejar caer sobre los hombros del proletariado los costos de la actual crisis; deben utilizarse todas las plataformas que permitan llevar ese mensaje al grueso de la población, sin descartar ninguna forma o medio de comunicación y difusión, sean nuevos o tradicionales; impulsar y organizar un movimiento sindical clasista, rupturista y democrático, que abarque a l@s trabajador@s con y sin contrato, con trabajo estable y precario, públicos y privados, etc. La meta, en este contexto, es dirigir toda la rabia y la aflicción de l@s trabajador@s y sus familias en contra de sus enemigos declarados: el empresariado y el gobierno rapiña.          

Otro tanto debe ocurrir en lo concerniente al deseo de las derechas económica y política por ver nuestra formación social inmersa en sus absurdas y criminales estrategias de “Nueva Normalidad” y “Retorno Seguro”. La mayoría nacional debe ser advertida que el reintegro de l@s niñ@s y jóvenes a clases sería un crimen y un suicidio sociales; que la apertura del retail y la vuelta masiva al trabajo significaría entregar a miles de personas a la muerte o a daños sanitarios muy profundos.

Elementos objetivos sobre la iniquidad y el desprecio de los empresarios por la situación crítica que puedan vivir las familias de la clase trabajadora, tenemos de sobra. Como que, en medio de la crisis sanitaria, han decidido repartirse las utilidades de sus empresas, pero lo hacen luego que un 1/3 de l@s trabajador@s que se “acogieron” (obligad@s) a la ley de “Protección” del empleo, que fuera pensada para las PYMES, pertenecen nada menos que a sus mismas compañías. Así, los accionistas de Cencosud (París, Jumbo, Santa Isabel, etc.), encabezada por Paulmann, decidieron repartir el 80% de sus utilidades, 13 días después de deshacerse de sus trabajador@s. Otro tanto piensan hacer el Banco de Chile; las AFP Capital (Sura) y Habitat (CChC-capitales EUA), en este caso, a despecho de las cuantiosas pérdidas en las cuentas individuales de sus ‘clientes’ en lo que va del año; la aerolínea de los Cueto, LATAM, donde se redujo el sueldo al 90% de sus emplead@s; etc. Más encima, estos empresarios han tenido la suficiente cara de callo como para pedir subsidios estatales, en tanto que a las PYMES les tiran migajas. Otra muestra, en boca del presidente de la Cámara de Comercio capitalina: “No podemos matar la actividad económica por salvar vidas”. Y otra, de un socio del grupo Larraín-Vial: “No podemos seguir parando la economía, debemos tomar riesgos, y eso significa que va a morir gente”. Y la contribución del mandamás de la CPC: Hay que tomar acciones contra la pandemia, pero sin afectar la producción y la “cadena de pagos” (¿?). 

Ahora bien, las estratagemas de retorno ‘seguro’ y nueva ‘normalidad’, la perorata de Piraña y sus ministros, junto con las canallescas actitudes y declaraciones vertidas por el gran empresariado, exudan todas ellas la ideología de la clase dominante y siendo esta la predominante, resulta perentorio para el MP y la izquierda anticapitalista ahondar en la lucha ideológica al interior de los pueblos y l@s explotados. No debe quedar duda en cuanto a las diferencias entre su moral y la nuestra; entre lo que piensan quienes sólo velan por sus mezquinos intereses y quienes aspiran a una sociedad donde impere la justicia y la igualdad.

El período se encuentra signado por una serie de intensas prácticas políticas, expresión del irregular combate entre dos fuerzas político-sociales antagónicas, dispuestas a escalar en las formas del enfrentamiento clasista. Así, abril abre con la imagen de bien apertrechados contingentes del Ejército y Carabineros ocupando el símbolo del Levantamiento de Octubre, la Plaza de la Dignidad, y con un tirano e imbécil que se da el gusto de fotografiarse en dicho lugar. Luego, el 27/4, son unos pacos los que disparan a mansalva contra manifestantes desarmados que se expresaban en contra de la celebración del día de los esbirros de verde, con saldo de 10 herid@s. Finalmente, el 1º de Mayo, fecha emblemática para el movimiento de l@s trabajador@s, se impone una represión tan brutal y destemplada sobre quienes osan manifestarse esa jornada, con la excusa estúpida de prevenir el COVID-19, que finalmente casi se logra el objetivo oficial de apabullar toda expresión pública de rabia contenida de l@s explotad@s.

Sin embargo, aparte de constatarse múltiples detenid@s y herid@s entre los manifestantes en dicha jornada del 1er día de mayo, al parecer nadie se percató de un importante hecho para la causa popular, el que no se hacía presente desde hace más de 30 años: en esta ocasión, pese al toque de queda y la implacable represión, la conmemoración se dio en las calles y luchando, ejerciendo l@s activ@s democrátic@s y revolucionari@s la acción directa en contra de las fuerzas represivas y acciones de autodefensa. Con tal escenario, muy en el pasado quedaron aquellas “fiestas de l@s trabajador@s” de comienzos de los “90s, cuando hasta el golpista Aylwin acompañaba la tradicional concentración y se sentaba a la diestra del regente de turno de la ya entonces domesticada CUT. De otra parte, desde el pasado 29 de marzo, Día de l@s Jóvenes Combatientes (exitosa jornada, que sin embargo marca el cese de la ofensiva iniciada en octubre), variadas han sido las expresiones de violencia y sabotaje menor emprendidas por sectores populares en contra de las fuerzas represivas del Estado: el 10, 17 y 24/4, Plaza de la Dignidad de Santiago: 25/4, Antofagasta y Putaendo; el lunes 27/4, Banderazo contra el gobierno corrupto y el Antidía de los pacos; el mismo 1º de Mayo, conmemorado –con lucha callejera mediante- en Antofagasta, Santiago, Valparaíso, Chillán, Talcahuano, etc.  

Los grandes ausentes en la presente coyuntura son los grupos mantenedores del sistema, conformados estos por el reformismo burgués y pequeño burgués y la socialdemocracia (integrados en la exNM), además del reformismo y el neorreformismo izquierdistas (léase PC-US y el FA, respectivamente), todos los cuales se autodenominan “la oposición”, quienes, con su inexistente intervención en la misma, simplemente demuestran que poco o nada tienen que ofrecer a la mayoría nacional. Aunque, siendo indulgentes, algo se les escuchó levantar la voz para cacarear sobre el inflado y fraudulento proceso constituyente que han acordado con la derecha y el gobierno empresarial, jugándoselas por dar cumplimiento al postergado plebiscito inscrito en ese espurio pacto, pues saben que los alcances de este –aunque sea puro papel picado- son lo único que pueden ofrecer, en las actuales circunstancias, a sus potenciales votantes.   

Efectivamente, este 26/4 rebrotó la olvidada temática sobre el plebiscito supuestamente constituyente, a verificarse en esa fecha. Dicho referéndum, en la práctica, inicializa el contubernio alcanzado por el BPE el pasado 15 de noviembre, denominado Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución, el cual surge por el temor que provocara en las fuerzas de ese bloque el levantamiento popular del 18/10 y el contundente Paro-Huelga Nacional del 12/11. Es decir, en su origen, esencia y alcances, dicho compromiso, de salida “vía constituyente” a la crisis político-social que actualmente subyace en nuestra formación, es reaccionario y no representa las reales aspiraciones y demandas de los amplios sectores y frentes sociales movilizados. Antes bien, tal amarrado proceso constitucional es una fórmula para resolver, ‘por arriba’, la impasse política abierta en octubre y que marzo dejara en suspenso.  

Frente a todo lo anterior, los sectores de avanzada y revolucionari@s del MP no pueden ni deben mostrarse impasibles o marchar como vagones de cola de los acontecimientos fijados por quienes sólo quieren imponer la paz sin justicia social, para así continuar gobernando y administrando el modelo heredado de la dictadura. Ellos juegan un rol fundamental en términos de hacer conciencia entre los pueblos y oprimid@s sobre la necesidad de rechazar, por inapropiado y contraproducente para sus objetivos y proyecto históricos, éste vacuo proceso seudoconstituyente, que no sólo es promovido por el estrato político civil (el Congreso, La Moneda y la generalidad de los partidos políticos, incluidos los peleles de la exNM y los nuevos pillos del FA), sino que incluso es alentado por organizaciones e intelectuales dentro del mismo campo popular. En medio de la actual e irregular coyuntura, el deber de la izquierda anticapitalista y l@s revolucionari@s, insert@s dentro de los pueblos y l@s oprimid@s, debe ser el avanzar en la colosal y urgente tarea de contribuir a que se puedan sentar las bases para que en nuestra inicua formación pueda desplegarse una definitoria crisis ‘por abajo’.

Respecto de la pandemia ocasionada por la nueva cepa de coronavirus, resulta urgente, en términos de lograr mitigar y acotar sus efectos, que sea decretada la Cuarentena o Cierre Total con distanciamiento físico básico entre personas. Pero como ni el gobierno ni el estrato político civil han sido capaces de tomar la decisión de imponer tal medida, en razón de sus preferencias ideológicas y porque afectaría las ganancias del empresariado –de hacerse efectiva, como debiera, con resguardo de las pocas garantías sociales existentes- sólo cabe al MP implementarla por la fuerza, mediante la realización de una Huelga o Paro Nacional, con mantención de las remuneraciones y de la seguridad social. La situación apremia, por cuanto es falso que la curva de contagios se haya aplanado; es más, se comienzan a copar las camas UCI del sistema sanitario y cada vez más alcaldes se ven obligados a exigir al gobierno y al Minsal que decreten la cuarentena total en sus comunas. Ha sido absurda la estrategia dirigida por Piñera-Mañalich para combatir al coronavirus, como que contaban a los muertos por COVID-19 como no contaminantes, a los contagiados no sintomáticos como sanos, etc.

Creemos que durante éste tiempo de relativa separación física, de impredecible duración, el MP y los sectores de activos democráticos y revolucionari@s deben aprovechar de construir estrategia, programa, organización y unidad, para poder salir a dar una lucha sin cuartel y mediante todas sus formas apenas sea superada la pandemia.   

¡A oponer a la ‘nueva normalidad’ de los de arriba la permanente insurrección de los de abajo!

¡Ante su ‘retorno seguro’ con lo único seguro que se deben encontrar es con el Paro y la Protesta Nacional!


Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández


*) Bloque en el Poder (BP), corresponde a la unidad política específica de las clases y fracciones de la gran burguesía, que establece la forma del Estado, los regímenes políticos (variables dentro de los límites marcado por esa forma de Estado), y las relaciones y el funcionamiento concreto de los partidos políticos en un determinado estadio de esa formación; en suma, el BP se constituye en la necesidad del Estado capitalista de demarcar los límites en su relación con el campo de la lucha política de clases. En nuestra formación, quien hegemoniza el BP, desde comienzo de los “70s, es la fracción burguesa monopólico-financiera. En tanto, el Bloque Político de Estado (BPE) expresa un compromiso tácito, relativamente inalterable, establecido en nuestra formación entre las derechas económica y política con la llamada “oposición burguesa” antidictatorial, representada por la exConcertación, con la finalidad expresa de mantener y reproducir el modelo de dominación/explotación impuesto bajo la dictadura cívico-militar y la finalidad última de conservar la unidad y la gobernabilidad de ésta formación social clasista. Pero, con el decurso de estas 3 últimas décadas, los paladines de la Concertación trocaron en la exNM y ahora último, el pacto vino a sumar –implícita y prácticamente- al FA,

Como se puede observar, ambos bloques divergen en cuanto a su constitución, intereses, capacidades y prácticas políticas.

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