Se
nos ha hecho llegar un interesante análisis de coyuntura correspondiente a los
meses de abril-mayo de 2020 por parte del Círculo de Estudios Políticos Miguel
Cabrera Fernández. En atención a su
trascendencia, alcance y plena contingencia, además del apoyo concreto en el
aspecto político-ideológico para el Campo Popular del cual nos sentimos parte,
hemos decidido publicarlo.
Fraternalmente,
Andrés Morales.
ANÁLISIS DE COYUNTURA, CHILE, ABRIL-MAYO 2020
Mayo 2020
Durante
el período, podemos constatar que prácticamente a dos se reducen las fuerzas
políticas que animan el enfrentamiento clasista en nuestra formación social, pugna
que cuenta como telón de fondo con la pandemia ocasionada por el temible SARS-CoV-2.
De un lado, el Bloque en el Poder (BP)*, que avanza, con relativo éxito, en la
recuperación de la iniciativa política que viera mermada desde el 18 de
octubre; del otro, un Movimiento Popular (MP) de composición heterogénea y pletórico
de demandas, el que con grandes dificultades intenta retomar la energía y la
masividad que entre octubre y marzo hicieran estremecer a Chile.
Lamentablemente,
la crisis sanitaria se vino a instalar en el preciso momento en que aquel MP
aspiraba a reimpulsar la protesta masiva y rupturista en contra de sus enemigos
de clase, metas que –por ahora- han quedado en suspenso. No obstante, no sólo la
pandemia por COVID-19 complota contra la decisión y las fuerzas que encarnan este
gran movimiento, sino que a ella se han sumado el cruento castigo de las
fuerzas materiales del Estado burgués, la cobertura penal otorgada por una
legalidad cada vez más coercitiva y de corte dictatorial (cívico-militar para
el caso), la cual es avalada o tolerada por buena parte del Bloque Político de
Estado (BPE)* y, finalmente, aunque no lo menos importante, el hecho que luego
de transcurrida lo que podríamos denominar la ‘Primera Parte’ del alzamiento
popular, las demandas y aspiraciones enarboladas con ardor por el MP no hayan
logrado siquiera verse parcialmente plasmadas en la realidad. Todos ellos,
creemos, son los principales factores que han comenzado a hacer mella en lo
referente a la masividad y alcance de dicho movimiento político-social popular.
Relacionado
con lo anterior, la actual pandemia, aparte de sus negativos efectos en la sanitario,
también impacta las vidas de cientos de miles de asalariad@s en términos económico-sociales
(cesantía, rebaja de salarios, mayor precarización, etc.), secuelas que se ven potenciadas
por la avaricia patronal y el aval del gobierno derechista, todo lo cual genera
un cuadro de dificultades e incertidumbre en vastos sectores de los pueblos y
las familias de la clase trabajadora. Esto pudiera llevarles a restar su apoyo
a la gran causa representada por el MP e incluso a que algunos de sus segmentos
se vean embaucados por la propaganda oficialista, sibilina y apoyada en el
efecto ‘bono’, que oculta el mezquino interés de los de arriba. Por tanto,
resulta urgente salirle al paso a tales derroteros mediante una adecuada
estrategia por parte de los sectores de avanzada y revolucionari@s de ese movimiento,
en los aspectos político-ideológico, de Agitación y Propaganda, y organizativo,
los que debieran abordarse, creemos, de manera simultánea y considerando al
menos los siguientes puntos: elaborar un discurso claro y basado en la evidencia,
capaz de demostrar que, más allá de los estragos causados por la peste del Coronavirus,
el empresariado y los gobiernos que han venido administrando el modelo vigente hace
rato que tienen enfermas a las clases y capas subalternas (Desigualdad Social se
llama), y que sólo aspiran a dejar caer sobre los hombros del proletariado los
costos de la actual crisis; deben utilizarse todas las plataformas que permitan
llevar ese mensaje al grueso de la población, sin descartar ninguna forma o
medio de comunicación y difusión, sean nuevos o tradicionales; impulsar y organizar
un movimiento sindical clasista, rupturista y democrático, que abarque a l@s trabajador@s
con y sin contrato, con trabajo estable y precario, públicos y privados, etc.
La meta, en este contexto, es dirigir toda la rabia y la aflicción de l@s
trabajador@s y sus familias en contra de sus enemigos declarados: el
empresariado y el gobierno rapiña.
Otro
tanto debe ocurrir en lo concerniente al deseo de las derechas económica y
política por ver nuestra formación social inmersa en sus absurdas y criminales estrategias
de “Nueva Normalidad” y “Retorno Seguro”. La mayoría nacional debe ser
advertida que el reintegro de l@s niñ@s y jóvenes a clases sería un crimen y un
suicidio sociales; que la apertura del retail y la vuelta masiva al trabajo significaría
entregar a miles de personas a la muerte o a daños sanitarios muy profundos.
Elementos
objetivos sobre la iniquidad y el desprecio de los empresarios por la situación
crítica que puedan vivir las familias de la clase trabajadora, tenemos de
sobra. Como que, en medio de la crisis sanitaria, han decidido repartirse las
utilidades de sus empresas, pero lo hacen luego que un 1/3 de l@s trabajador@s
que se “acogieron” (obligad@s) a la ley de “Protección” del empleo, que fuera
pensada para las PYMES, pertenecen nada menos que a sus mismas compañías. Así,
los accionistas de Cencosud (París, Jumbo, Santa Isabel, etc.), encabezada por Paulmann,
decidieron repartir el 80% de sus utilidades, 13 días después de deshacerse de
sus trabajador@s. Otro tanto piensan hacer el Banco de Chile; las AFP Capital
(Sura) y Habitat (CChC-capitales EUA), en este caso, a despecho de las cuantiosas
pérdidas en las cuentas individuales de sus ‘clientes’ en lo que va del año; la
aerolínea de los Cueto, LATAM, donde se redujo el sueldo al 90% de sus
emplead@s; etc. Más encima, estos empresarios han tenido la suficiente cara de
callo como para pedir subsidios estatales, en tanto que a las PYMES les tiran
migajas. Otra muestra, en boca del presidente de la Cámara de Comercio capitalina:
“No podemos matar la actividad económica
por salvar vidas”. Y otra, de un socio del grupo Larraín-Vial: “No podemos seguir parando la economía,
debemos tomar riesgos, y eso significa que va a morir gente”. Y la
contribución del mandamás de la CPC: Hay que tomar acciones contra la pandemia,
pero sin afectar la producción y la “cadena
de pagos” (¿?).
Ahora
bien, las estratagemas de retorno ‘seguro’ y nueva ‘normalidad’, la perorata de
Piraña y sus ministros, junto con las canallescas actitudes y declaraciones
vertidas por el gran empresariado, exudan todas ellas la ideología de la clase
dominante y siendo esta la predominante, resulta perentorio para el MP y la
izquierda anticapitalista ahondar en la lucha ideológica al interior de los
pueblos y l@s explotados. No debe quedar duda en cuanto a las diferencias entre
su moral y la nuestra; entre lo que piensan quienes sólo velan por sus
mezquinos intereses y quienes aspiran a una sociedad donde impere la justicia y
la igualdad.
El
período se encuentra signado por una serie de intensas prácticas políticas, expresión
del irregular combate entre dos fuerzas político-sociales antagónicas, dispuestas
a escalar en las formas del enfrentamiento clasista. Así, abril abre con la
imagen de bien apertrechados contingentes del Ejército y Carabineros ocupando el
símbolo del Levantamiento de Octubre, la Plaza de la Dignidad, y con un tirano e
imbécil que se da el gusto de fotografiarse en dicho lugar. Luego, el 27/4, son
unos pacos los que disparan a mansalva contra manifestantes desarmados que se
expresaban en contra de la celebración del día de los esbirros de verde, con
saldo de 10 herid@s. Finalmente, el 1º de Mayo, fecha emblemática para el
movimiento de l@s trabajador@s, se impone una represión tan brutal y destemplada
sobre quienes osan manifestarse esa jornada, con la excusa estúpida de prevenir
el COVID-19, que finalmente casi se logra el objetivo oficial de apabullar toda
expresión pública de rabia contenida de l@s explotad@s.
Sin embargo,
aparte de constatarse múltiples detenid@s y herid@s entre los manifestantes en
dicha jornada del 1er día de mayo, al parecer nadie se percató de un importante
hecho para la causa popular, el que no se hacía presente desde hace más de 30
años: en esta ocasión, pese al toque de queda y la implacable represión, la
conmemoración se dio en las calles y luchando, ejerciendo l@s activ@s
democrátic@s y revolucionari@s la acción directa en contra de las fuerzas
represivas y acciones de autodefensa. Con tal escenario, muy en el pasado
quedaron aquellas “fiestas de l@s trabajador@s” de comienzos de los “90s, cuando
hasta el golpista Aylwin acompañaba la tradicional concentración y se sentaba a
la diestra del regente de turno de la ya entonces domesticada CUT. De otra
parte, desde el pasado 29 de marzo, Día de l@s Jóvenes Combatientes (exitosa
jornada, que sin embargo marca el cese de la ofensiva iniciada en octubre), variadas
han sido las expresiones de violencia y sabotaje menor emprendidas por sectores
populares en contra de las fuerzas represivas del Estado: el 10, 17 y 24/4,
Plaza de la Dignidad de Santiago: 25/4, Antofagasta y Putaendo; el lunes 27/4, Banderazo
contra el gobierno corrupto y el Antidía de los pacos; el mismo 1º de Mayo,
conmemorado –con lucha callejera mediante- en Antofagasta, Santiago,
Valparaíso, Chillán, Talcahuano, etc.
Los
grandes ausentes en la presente coyuntura son los grupos mantenedores del
sistema, conformados estos por el reformismo burgués y pequeño burgués y la
socialdemocracia (integrados en la exNM), además del reformismo y el
neorreformismo izquierdistas (léase PC-US y el FA, respectivamente), todos los
cuales se autodenominan “la oposición”, quienes, con su inexistente
intervención en la misma, simplemente demuestran que poco o nada tienen que
ofrecer a la mayoría nacional. Aunque, siendo indulgentes, algo se les escuchó levantar
la voz para cacarear sobre el inflado y fraudulento proceso constituyente que
han acordado con la derecha y el gobierno empresarial, jugándoselas por dar
cumplimiento al postergado plebiscito inscrito en ese espurio pacto, pues saben
que los alcances de este –aunque sea puro papel picado- son lo único que pueden
ofrecer, en las actuales circunstancias, a sus potenciales votantes.
Efectivamente,
este 26/4 rebrotó la olvidada temática sobre el plebiscito supuestamente constituyente,
a verificarse en esa fecha. Dicho referéndum, en la práctica, inicializa el contubernio
alcanzado por el BPE el pasado 15 de noviembre, denominado Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución, el cual surge
por el temor que provocara en las fuerzas de ese bloque el levantamiento popular
del 18/10 y el contundente Paro-Huelga Nacional del 12/11. Es decir, en su
origen, esencia y alcances, dicho compromiso, de salida “vía constituyente” a
la crisis político-social que actualmente subyace en nuestra formación, es
reaccionario y no representa las reales aspiraciones y demandas de los amplios
sectores y frentes sociales movilizados. Antes bien, tal amarrado proceso
constitucional es una fórmula para resolver, ‘por arriba’, la impasse política abierta
en octubre y que marzo dejara en suspenso.
Frente a
todo lo anterior, los sectores de avanzada y revolucionari@s del MP no pueden
ni deben mostrarse impasibles o marchar como vagones de cola de los
acontecimientos fijados por quienes sólo quieren imponer la paz sin justicia social,
para así continuar gobernando y administrando el modelo heredado de la
dictadura. Ellos juegan un rol fundamental en términos de hacer conciencia
entre los pueblos y oprimid@s sobre
la necesidad de rechazar, por inapropiado y contraproducente para sus objetivos
y proyecto históricos, éste vacuo proceso seudoconstituyente, que no sólo es
promovido por el estrato político civil (el Congreso, La Moneda y la
generalidad de los partidos políticos, incluidos los peleles de la exNM y los
nuevos pillos del FA), sino que incluso es alentado por organizaciones e
intelectuales dentro del mismo campo popular. En medio de la actual e irregular
coyuntura, el deber de la izquierda anticapitalista y l@s revolucionari@s, insert@s
dentro de los pueblos y l@s oprimid@s, debe ser el avanzar en la colosal y
urgente tarea de contribuir a que se puedan sentar las bases para que en
nuestra inicua formación pueda desplegarse una definitoria crisis ‘por abajo’.
Respecto
de la pandemia ocasionada por la nueva cepa de coronavirus, resulta urgente, en
términos de lograr mitigar y acotar sus efectos, que sea decretada la Cuarentena
o Cierre Total con distanciamiento físico básico entre personas. Pero como ni el
gobierno ni el estrato político civil han sido capaces de tomar la decisión de
imponer tal medida, en razón de sus preferencias ideológicas y porque afectaría
las ganancias del empresariado –de hacerse efectiva, como debiera, con
resguardo de las pocas garantías sociales existentes- sólo cabe al MP
implementarla por la fuerza, mediante la realización de una Huelga o Paro
Nacional, con mantención de las remuneraciones y de la seguridad social. La
situación apremia, por cuanto es falso que la curva de contagios se haya
aplanado; es más, se comienzan a copar las camas UCI del sistema sanitario y
cada vez más alcaldes se ven obligados a exigir al gobierno y al Minsal que
decreten la cuarentena total en sus comunas. Ha sido absurda la estrategia
dirigida por Piñera-Mañalich para combatir al coronavirus, como que contaban a
los muertos por COVID-19 como no contaminantes, a los contagiados no
sintomáticos como sanos, etc.
Creemos
que durante éste tiempo de relativa separación física, de impredecible duración,
el MP y los sectores de activos democráticos y revolucionari@s deben aprovechar
de construir estrategia, programa, organización y unidad, para poder salir a dar
una lucha sin cuartel y mediante todas sus formas apenas sea superada la
pandemia.
¡A oponer
a la ‘nueva normalidad’ de los de arriba la permanente insurrección de los de
abajo!
¡Ante su
‘retorno seguro’ con lo único seguro que se deben encontrar es con el Paro y la
Protesta Nacional!
Círculo de Estudios Políticos
Miguel Cabrera Fernández
*) Bloque en el Poder (BP), corresponde a
la unidad política específica de las clases y fracciones de la gran burguesía,
que establece la forma del Estado, los regímenes políticos (variables dentro de
los límites marcado por esa forma de Estado), y las relaciones y el
funcionamiento concreto de los partidos políticos en un determinado estadio de
esa formación; en suma, el BP se
constituye en la necesidad del Estado capitalista de demarcar los límites en su
relación con el campo de la lucha política de clases. En nuestra formación,
quien hegemoniza el BP, desde comienzo de los “70s, es la fracción burguesa
monopólico-financiera. En tanto, el Bloque
Político de Estado (BPE) expresa un compromiso tácito, relativamente
inalterable, establecido en nuestra formación entre las derechas económica y
política con la llamada “oposición burguesa” antidictatorial, representada por
la exConcertación, con la finalidad
expresa de mantener y reproducir el modelo de dominación/explotación impuesto
bajo la dictadura cívico-militar y la finalidad última de conservar la unidad y
la gobernabilidad de ésta formación social clasista. Pero, con el decurso
de estas 3 últimas décadas, los paladines de la Concertación trocaron en la exNM
y ahora último, el pacto vino a sumar –implícita y prácticamente- al FA,
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