CARLOS
MARX: 1818-1883 UNA VIDA CONSAGRADA A LA REVOLUCIÓN SOCIAL CON CARÁCTER
SOCIALISTA.
La lucha sigue, a no bajar la mirada…
“De
suyo el valor de la mercancía sólo representa trabajo humano, pura y
simplemente despliegue de trabajo humano” MARX.
O sea, el CAPITAL NO SON COSAS, NO SON LAS COSAS (como parecen creer
algunos), el capitalismo es relaciones sociales garantizadas y aseguradas por
la institucionalidad patronal.
Para
el actual periodo de la lucha de clases en Chile, tras el alzamiento popular
que comenzó el 18 de octubre de 2019 y con la presencia del mortal corona virus
(aunque suene añeja la frase), una de las formas posibles para “hacer estallar
esa lucha de clases siempre encubierta” (Miguel
Enríquez) es la ejecución de una Huelga
General Prolongada, combinada con la protesta popular bajo todas las formas de
lucha, de carácter anticapitalista (con un Programa mínimo
que tenga ese sello). Ello podrá
permitir elevar los niveles de lucha y enfrentamiento. Lo central es avanzar tras todas y cada una
de las demandas sociales y populares, permitir la Unidad en la Acción del
anticapitalismo, del conjunto de la Izquierda Revolucionaria y golpear en el
corazón a la dominación.
En
el horizonte ya se levantan los cantos salvadores para la dominación
capitalista que constituyen las elecciones, bajo la forma de plebiscito
constituyente que convoca el propio Tirano Asesino Piñera (que algunos muy
frescos de cuerpo denominan “forma de lucha” ¿?). Ya se les ve en las marchas, en las
protestas, esperando volver al ejecutivo para asegurar sus prebendas. Ya se les ve, a otros, desde el propio Campo
Popular afilando sus ansias de poder ocupar ese espacio que sólo hace más
poderosos a los ya hegemónicos.
Todo
se conquista en las calles.
Avanzar
a la Huelga General Anticapitalista
Por
el Pan, por la Vida, por el Socialismo.
Carlos Marx: Una Vida al servicio de los Trabajadores, los
Pueblos, los Explotados Del Mundo.
El 5 de Mayo de 1818
nació en Tréveris, ciudad de Alemania, en el territorio de Renania-Palatinado,
a orillas del Mosela, el “MONUMENTO DE LA INTELIGENCIA HUMANA”, Carlos Marx, al
decir de ese otro revolucionario, Ernesto Che Guevara.
Marx nació en el seno
de una familia judía de clase media. En
1835 concluyó sus estudios secundarios en Tréveris. En ese mismo año ingresa a la Universidad de
Bonn para seguir estudios de Derecho y se compromete, secretamente, con Jenny
von Westphalen. Al año siguiente se
instala en Berlín para proseguir sus estudios de Derecho.
El año 1838 junto a
Bruno y Edgar Bauer funda el Club de los Doctores, que aglutina a los
hegelianos de izquierda. Comienza sus
estudios acerca de la Filosofía y la Historia, ambas Ciencias que junto con la
Economía serán los puntales de su futura creación. Lo anterior cristaliza en 1841 cuando se
Doctora con la tesis “Diferencias entre las filosofías de la naturaleza de
Demócrito y Epicuro”. Decide, el mismo
año, renunciar a seguir la carrera universitaria.
En 1842, en Octubre, es
designado redactor jefe de la Rheinische Zeitung, de Colonia, órgano de
oposición de la burguesía renana radical.
El siguiente año abandona el cargo de redactor jefe ante las
dificultades de la censura prusiana. Se
casa con Jenny von Westphalen. En otoño
emigra a París, donde entra en contacto con sociedades revolucionarias como la
clandestina Liga de los Justos. Traba
amistad con el poeta Heinrich Heine y redacta la “Introducción a la crítica de
la Filosofía del Derecho de Hegel”.
En 1844 en colaboración
con Arnold Ruge publica el primer y único volumen de los Anales franco-alemanes
y al mismo tiempo redacta los “Manuscritos económicos-filosóficos, conocidos
como los “Manuscritos del 44”. Conoce a
Luis Blanc, Proudhon, e inicia su amistad con Federico Engels. Nace Jenny, su primera hija.
Durante el año 1845, a petición del
gobierno prusiano, es expulsado de Francia como revolucionario peligroso. Se establece en Bruselas. Junto con Engels, escribe “La Sagrada
Familia” y “La ideología alemana”; formula las tesis sobre Feuerbach. En septiembre nace Laura, su segunda hija, y
a finales de año renuncia a la nacionalidad prusiana.
El año 1847 se afilia a
la Liga de los Justos, a la que propone el nombre de Liga de los Comunistas, y
participa en el primer congreso de esa organización celebrado en Londres. La Liga le encomienda, al igual que a Engels,
la redacción de un Manifiesto del Partido Comunista. Publica “Miseria de la Filosofía”.
En febrero de 1848
aparece en Londres la primera edición de “El Manifiesto Comunista”. Poco después estalla la revolución y es
expulsado de Bélgica. Se traslada a
París. Se opone al envío de guerrilleros
a Alemania y redacta las “Reivindicaciones del Partido Comunista en
Alemania”. Al cabo de unas semanas llega
a Colonia, donde en junio asume la jefatura de redacción de la Neue Rheinische
Zeitung. Ataca a la burguesía alemana y
propugna la resistencia armada en unos disturbios acaecidos en Colonia.
El año 1849 triunfa la
contrarrevolución en Alemania. Marx es
juzgado en febrero por su participación en los disturbios de Colonia. Resulta absuelto, pero en mayo es expulsado
del país. Poco antes han aparecido
publicadas sus charlas sobre “Trabajo asalariado y capital”. El gobierno francés le prohíbe establecerse
en París, y Marx, cuya situación económica es angustiosa, marcha a Londres,
donde residirá hasta el final de su vida.
El año 1850 le depara
una vida penosa y mísera en Londres; es desahuciado de su casa por impago. Con todo, participa en la reorganización de
la Liga de los Comunistas y escribe “La lucha de clases en Francia”.
El año 1852 aparece “El
18 de Brumario de Luis Bonaparte”. Se
acepta su propuesta de disolver la Liga de los Comunistas. Empieza a colaborar en el New York Daily
Tribune. Interrumpe sus estudios
económicos. Dos años después aprende
español y lee a Calderón y a Cervantes.
Publica algunos artículos sobre la revolución española en el New York
Daily Tribune.
El año 1855 nace
Eleanora, el sexto de sus hijos y la única que sobrevivió junto con Jenny y
Laura.
El año 1857 reemprende
sus estudios sobre economía en la Biblioteca del British Museum. Dos años más tarde publica la “Contribución a
la crítica de la economía política”.
El año 1862 su
situación económica es asfixiante.
Intenta obtener un puesto de escribiente en los ferrocarriles, pero no
consigue ingresar a causa de su mala letra.
El siguiente año, en una situación casi al borde de la miseria, Marx
inicia la redacción de “El capital”.
Durante el año 1864 se
funda en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores, para la cual
redacta, como miembro de su comité provisional, los Estatutos, el primer
manifiesto y gran número de acuerdos, declaraciones y llamamientos.
El año 1865 finaliza la
primera redacción de “El capital”, al tiempo que participa activamente en la
Internacional. Dos años más tarde
aparece en Hamburgo el primer libro de El capital. Marx se ve obligado a paralizar su trabajo a
causa del insomnio y de la furunculosis que padece desde hace años.
El año 1869 viaja a
París de incógnito. A partir de este
año, los apuros económicos de Marx se verán aliviados gracias a la ayuda
constante de Engels. Ello le permitirá
seguir trabajando en la continuación de El capital. Dos años después se le encuentra en una gran
actividad en la Internacional a favor de la Comuna de París (1871), cuya
evolución sigue atentamente. Publica “La
guerra civil en Francia”.
El año 1872 se realiza
el Congreso de la Internacional en La Haya, en el cual son derrotadas las
posiciones de los bakuninistas después de su enfrentamiento con Marx. Este consigue que la organización se traslade
a Nueva York.
Durante el año 1875
redacta el importante libro para la teoría marxista “Crítica del programa de
Gotha”, de la socialdemocracia alemana.
El año 1881 fallece su
mujer, Jenny von Westphalen.
1883. En enero muere su hija Jenny. Marx, muy abatido y aquejado de una grave
enfermedad pulmonar, muere en Londres el 14 de marzo. Su cuerpo recibe sepultura en el cementerio
de Highgate.
CARLOS MARX EN SU TIEMPO: En Carlos Marx confluyeron tres
corrientes de pensamiento: la de la filosofía clásica alemana, la del
socialismo utópico francés e inglés y la de la economía política británica.
Como es sabido, Marx entroncó
con el pensamiento de Hegel ya desde su primera juventud, en los años en que
estudiaba en Berlín, donde entró en contacto con los llamados hegelianos de
izquierda. De éstos le interesó
particularmente Ludwig Feuerbach y su crítica de la religión. Al mismo tiempo expresó su afinidad con el
pensamiento materialista al organizar su tesis doctoral sobre la filosofía de
la naturaleza en Demócrito y Epicuro. No
obstante, la figura de Marx sería ininteligible sin la de Hegel: la médula del razonamiento de tipo dialéctico
es hegeliana en su origen; la idea de la lucha de clases está prefigurada en la
lucha entre el señor y el siervo –esas autoconciencias contrapuestas, al decir
de Hegel-, tal y como se desarrolla en la “Fenomenología del espíritu”. Marx tomará a Hegel, en suma, para invertirlo;
como él mismo dijo, para colocarle los pies en tierra. En otras palabras, para terminar con el
filósofo que corona la tradición de la filosofía occidental, esencialmente
especulativa.
Desde el momento en que Marx
preconizó una filosofía transformadora del mundo, y no meramente
interpretativa, se situó en la línea de secularización del saber filosófico que
ya habían emprendido los filósofos de la Ilustración. De ahí que en Marx la filosofía se haga saber
concreto- histórico, sociológico, económico- y que en este sentido se aleje de
Hegel y de la filosofía del Idealismo alemán.
En el campo de las doctrinas
sociales, Marx tiene como antecedentes a los teóricos del socialismo utópico,
desde Saint-Simon- que entrevió formas de organización social anticapitalista-
a la comunidad de trabajadores imaginada por Fourier. Más cercanas a él fueron, sin embargo, las
fórmulas cooperativas de Robert Owen o la idea de colectivización de la tierra
y de los medios de producción preconizada por Etienne Cabet.
Por lo que respecta al campo de
las doctrinas económicas, Marx enlazó con las teorías de los economistas
británicos de la escuela clásica, desde Adam Smith hasta Ricardo, quizá el más
próximo antecedente del autor de El capital, por el tratamiento que había hecho
de cuestiones tan cruciales para el pensamiento marxista como la producción, el
valor y el trabajo.
Marx vivió en un período
histórico caracterizado por sus hondas transformaciones. Entre 1818 y 1883 la Revolución Industrial se
extendió por Europa, modificando radicalmente las formas de la producción
económica, quebrando la antigua base social agraria y artesana y, sobre todo,
en lo político, alterando la naturaleza del poder. El absolutismo era sucesivamente decapitado
por una burguesía revolucionaria convertida en agente de la transformación
social. Las clases ligadas a los viejos
modos de producción decaían, al tiempo que surgía el proletariado al amparo de
la concentración en las ciudades de la mano de obra industrial.
El pensamiento de Marx se fue
articulando en el curso de estas convulsiones sociales de su tiempo; su
conciencia fue reflejo del medio social en que vivió, de su praxis
revolucionaria. De ahí que captara con prontitud
la evolución de la burguesía revolucionaria –que en su empuje histórico se
había aliado con las clases populares- hacia posiciones a la defensiva,
abdicando de su papel histórico de agente de la transformación social. Y de que viera en el proletariado al nuevo
sujeto histórico. Pues su época le
deparó también el asistir al nacimiento de esta nueva clase social y a sus
luchas organizativas para constituirse en movimiento, desde la derrota de 1848
hasta la plenitud del internacionalismo obrero y la experiencia de este Estado
dirigido por los trabajadores que fue la Comuna de París en 1871.
Ideas
Matrices del Marxismo: El marxismo está constituido por dos disciplinas unidad
pero distintas, cuya distinción se funda en la diferencia de su objeto: el materialismo
dialéctico y el materialismo histórico.
El materialismo histórico –o
ciencia de la historia- tiene por objeto el concepto de historia, a través del
estudio de los diversos modos de producción y formaciones sociales, de su estructura,
de su constitución y de su funcionamiento, y de las formas de transición de una
formación social a otra.
El materialismo dialéctico –o
filosofía marxista- tiene por objeto propio la producción de los conocimientos,
es decir, la estructura y el funcionamiento del proceso de pensamiento. Propiamente hablando, el materialismo
dialéctico tiene por objeto la teoría de la historia de la producción
científica. En efecto, si el
materialismo histórico fundó, en un mismo movimiento teórico, el materialismo
dialéctico como disciplina distinta es porque la constitución de una ciencia de
la historia, es decir, de una ciencia que define su objeto como constitución
del concepto de historia -materialismo histórico-, condujo a la definición de
una teoría de la ciencia, que comprende la historia como parte integrante de su
objeto propio.
Esas dos disciplinas son
distintas: existen, en efecto, interpretaciones del marxismo que reducen una
disciplina a la otra. Ya sea el
materialismo dialéctico al materialismo histórico: es el caso de las interpretaciones
historicistas, tales como las del joven Lukács, de Korsch, para las cuales el
marxismo es una antropología histórica, pues la historia es una categoría
originaria y fundadora y no un concepto que haya que construir. La reflexión de las estructuras, la “toma
conciencia de su sentido”, es función, por el sesgo de una interiorización
mediadora, de esas mismas estructuras.
Ya sea el materialismo histórico al materialismo dialéctico: se trata
aquí de las interpretaciones positivistas-empiristas, que diluyen el objeto
propio del materialismo histórico subsumiendo todo objeto histórico en la misma
ley “abstracta”, universalmente válida, que regula toda “concreción” histórica.
El materialismo histórico, como
lo mostró Marx en la “Introducción del 57”, en el “Prefacio a la contribución
de la economía política” y en “El capital”, contiene una teoría general que
define conceptos que dominan todo su campo de investigación (conceptos de modos
de producción, de formación social, de apropiación real y de propiedad, de
combinación, de ideología, de política, de coyuntura, de transición). Esos conceptos le permiten definir el
concepto de su objeto: el concepto de
historia. El objeto del materialismo
histórico es el estudio de las diversas estructuras y prácticas enlazadas y
distintas (economía, política, ideología), cuya combinación constituye un modo
de producción y una formación social; pueden caracterizarse esas teorías como
teorías regionales. El materialismo
histórico comprende igualmente teorías particulares (teorías de los modos de
producción esclavista, feudal, capitalista, etc.), cuya legitimidad está
fundada en la diversidad de las combinaciones de las estructuras y prácticas que
definen modos de producción y formaciones sociales distintas.
Sabido
es que las tres proposiciones fundamentales del materialismo (dialéctico e
histórico) son las siguientes:
1.-) La distinción de
los procesos reales y de los procesos de pensamiento, del ser y del
conocimiento.
2.-) La primacía del ser
sobre el pensamiento, de lo real sobre su conocimiento.
3.-) La historia de
todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de
clases.
El Marxismo en la estructura de
lo político ha entregado, luego de un desarrollo de la ciencia marxista,
conceptos que son claves para establecer estrategias políticas. Carlos Marx y Federico Engels, analizaron en
extenso el Estado de Excepción Constitucional tipificado como
BONAPARTISMO. Con posterioridad, en la
medida del despliegue del Modo de Producción Capitalista, surgen otras dos
tipificaciones de Estados de Excepción Constitucional: EL FASCISMO Y LA
DICTADURA MILITAR. Además en la ciencia
marxista se encuentra un gran debate en torno al concepto de Democracia,
entendida como forma de dominación, en tiempos normales, por parte de la
Burguesía y el concepto de Democracia Popular.
Todo lo anterior nos lleva de
plano a la influencia posterior de Carlos Marx, en la medida de la aplicación
correcta de la ciencia marxista. Por
ejemplo, el Partido Comunista chileno tipificó el Golpe de Estado del 11 de
Septiembre de 1973 como un alzamiento FASCISTA.
Ello obliga, en los hechos a aplicar una táctica y estrategia coherente
para combatir ese tipo de excepción constitucional. Concordamos con la conceptualización
realizada por otros partidos y movimientos de la izquierda chilena que
tipificaron el Golpe de Estado como fundador de un régimen de excepción
constitucional cristalizado en una DICTADURA MILITAR, a la cual se le debía
oponer una táctica y estrategia determinada.
En la actualidad el reformismo
tipifica el actual momento del MPC como “neoliberal”, caracterización que es
utilizada, asimismo, por un amplío espectro de la izquierda en su conjunto. El actual período debe ser caracterizado
como los inicios de la Segunda Fase del Imperialismo.
Recordemos, que una acertada
caracterización permite establecer una acertada táctica y estrategia de lucha
contra el enemigo principal.
Carlos Marx, la ciencia a la
cual fue capaz de construir sus principales cimientos, contó con un desarrollo
posterior a través de Hombres y Mujeres que hicieron suyos sus postulados y
decidieron al igual que él servir a los intereses de los trabajadores y
explotados del Mundo. Podríamos realizar
un listado, pero siempre sería incompleto o quizá sería subjetivo, pues de la
gran cantidad de continuadores del Marxismo se ha generado lo que se llaman los
“Marxismos Posibles”. De hecho, al leer
esto último es casi seguro que algún lector pensará: “Esto es revisionismo o,
como se dice hoy, es posmodernista”. Sin
embargo, las lecturas del marxismo no son lecturas ingenuas, sino que son
lecturas culpables. Cada uno va
creciendo a través de algún continuador del marxismo y va excluyendo a
otros. Lo correcto, palabra demasiado
cargada de subjetividad, es tender a ciertos puntos de unidad en la práctica,
pues en la teoría se hace casi imposible; coincidir, por ejemplo, en que
“filósofos e historiadores no han hecho más que interpretar de diversos modos
la realidad, cuando de lo que se trata es de transformarla”.
Federico Engels, F. Mehring,
Plejanov, Kautsky, Berstein, Martov, Lenin, Trotsky, Stalin, Mao, Ho-Chi-Min,
Korsch, Rosa Luxemburgo, Riazánov, Gramsci, Lukács, Dobb, Labriola, Mondolfo,
Sweezy, Althusser, Balibar, Garaudy, Che Guevara, Fidel Castro, Poulantzas,
Sartre, Politzer, Lacan, Foucault, Bettelheim.
Podríamos seguir, pues existen aún muchos más que han realizado algún
aporte a la consolidación del marxismo como una ciencia, una ciencia puesta al
servicio de la Revolución Socialista, una ciencia siempre en movimiento.
Rendimos un sincero homenaje al
Revolucionario Carlos Marx, al que con sus ideas y acción iluminara el largo y
tortuoso camino a transitar por los explotados y marginados de siempre para
construir un nuevo Estado, el Estado Socialista, que de paso a la Sociedad
Comunista. Los repetidos esfuerzos de
Marx para romper los límites objetivos de lo Teórico existente, para forjar la
materia con qué pensar el problema que su descubrimiento científico planteaba a
la filosofía, sus fracasos, sus mismas recaídas, forman parte del drama teórico
que vivió, en una soledad absoluta, mucho antes que nosotros, que comenzamos
solamente a sospechar, bajo los signos de nuestro cielo, que su problema es
nuestro, y por mucho tiempo, y que orienta todo nuestro futuro. Solo, Marx buscó aliados y apoyo a su
alrededor: ¿quién puede reprocharle haberse apoyado en Hegel? Por nuestra parte debemos a Marx el no estar
solos: nuestra soledad no se debió más que a nuestra ignorancia de lo que Marx
había dicho. Es a ella a la que hay que
acusar, en nosotros y en todos aquellos que piensan haberla superado, y no
hablo sino de los mejores, cuando no están sino en el umbral de la tierra que
él nos descubrió y abrió. Le debemos
incluso el ver en él sus debilidades, sus lagunas, sus omisiones: ellas
concurren a su grandeza ya que retomándolas no hacemos sino retomar en su
origen un discurso interrumpido por la muerte.
Sabemos cómo termina el tercer libro de El capital. Un título: Las clases sociales. Veinte líneas después, el silencio…Un
silencio que nos grita, un silencio que nos convoca, un silencio que nos llama. Tenemos que asumir ese silencio, de a poco
hacerlo crecer, despacio irlo desparramando, confrontarlo para crecer,
ejercitarlo en la práctica para equivocarse y aprender, para Vencer.
A CARLOS MARX
toda la HISTORIA,
o la Utopía como
le llaman ahora,
a CARLOS MARX toda
la HISTORIA,
EL SUEÑO DE MUCHOS
ELEVADO A MULTITUDES.
Andrés
Morales
Mayo
05 de 2020.
No hay comentarios:
Publicar un comentario