miércoles, 1 de julio de 2020

ANÁLISIS DE COYUNTURA POLITICA, CHILE, JUNIO-JULIO 2020


Hemos recibido este análisis de coyuntura enviado por el Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández, Paine.  Por su contenido, alcance e importancia para el Campo Popular y sus luchas actuales, hemos definido publicarlo.

Andrés Morales.

Julio 01 de 2020


En el período, es posible constatar un cambio cualitativo en lo que hasta hace poco era un obligado impasse entre las principales fuerzas enfrentadas en la coyuntura: la dupla gobierno-empresariado vs el Movimiento Popular (MP), pasando la primera a recobrar un grado importante de iniciativa política. Sin duda que a lo anterior ha coadyuvado el aprovechamiento que hacen sus integrantes de la descontrolada pandemia por COVID-19, pero la mayor contribución a tal dinámica corre por cuenta de los Grupos Mantenedores y Reproductores del Sistema (GMRS), encarnados en la autodenominada “oposición”, que por enésima vez acuden a dar su apoyo a los llamados de los sectores dominantes para llegar a acuerdos que, en última instancia, sólo sirven para que prevalezca el abusivo modelo impuesto hace cinco décadas y no llegue a hundirse en la apoteosis de una revolución político social.   

Decimos que las derechas política y económica usufructúan del desastre sanitario, pues, en medio de él y de manera criminal, salvaguardan las ganancias de unos pocos por sobre el bien común y hasta lo aprovechan para realizar pingues negocios (‘cajitas’ de alimentos, alzas en los servicios básicos y alimentos, etc.). Además, es evidente que les sirvió para contener la anterior ofensiva del MP y les permite, hasta ahora, sortear los conatos de rebelión de los sectores sociales más necesitados, los que ven –con espanto- como se exacerban sus ya de por si precarias condiciones de vida. Y para poder seguir haciendo caja y eludir las crisis en ciernes, las clases dominantes se ven impelidas a profundizar la guerra que desataran contra los pueblos y explotad@s desde el 18/10, recreando y aplicando una descarada legalidad dictatorial, así como recurriendo extensivamente a las FFAA y de Orden, contando para todo esto con el apoyo, explícito o tácito, de los GMRS: la exNM, el FA, y -por omisión- el PC/US. Inclusive, lograron impetrar de estos su apoyo para un “Acuerdo Covid por la Protección…”, que, en resumen, permitirá un nuevo proceso de reducción del Estado, tanto estructural como en funciones que puedan interferir con el libre albedrío al que aspira el gran capital; caída de las tasas impositivas a la riqueza y mayor liberalización del mercado de capitales; recortes del gasto público; otorgamiento de créditos blandos al capital monopólico, con cargo al fisco; mantención del esquema subsidiario, sobre todo para los mercaderes exportadores, etc. Son todos estos los factores que permiten al Bloque en el Poder (BP) posicionarse hoy de manera más cómoda frente a sus enemigos: los Pueblos, l@s explotad@s y excluid@s de Chile.     

No obstante, el margen de desahogo del BP es escaso y podría rápidamente verse eclipsado por la acción corrosiva y conjunta de la virosis universal y el nuevo estallido popular, el que se está incubando en nuestra formación acicateado por el empobrecimiento y el hambre crecientes. Y es que la clase dominante, hegemonizada por su fracción monopólico-financiera, es incapaz de matizar su inicuo modelo de dominación/explotación y tan sólo puede ofrecer miseria ante la urgente demanda de amplios sectores populares por pan, trabajo y salud.

Los GMRS se sacan la careta nuevamente y sirven de ‘respirador mecánico’ al gobierno patronal, al brindar su apoyo al “Acuerdo Covid…” ofertado por éste para enfrentar las actuales dificultades y para lo que viene. Y si bien son corresponsables de la crisis social subyacente, ahora lo son de la que vendrá, pues con dicho acuerdo avalan el esquema cíclico y monetarista del modelo, tan caro al capital monopólico-financiero, manteniendo sus bases y permitiendo que sobre ellas se desarrolle el proyecto económico oficial pospandemia. Pero, como no saben de vergüenza, los dirigentes de esa pútrida “oposición” vendrán luego a las poblaciones a pedir el voto para ocupar cargos gubernamentales y así continuar manteniendo el sistema que condujo al 18/10. Por lo pronto, les veremos azuzar a la ciudadanía para que participe del plebiscito seudoconstitucionalista de octubre, con lo que esperan quedar en mejor posición para negociar con los dueños del país.       

Por otro lado, el MP y en especial sus sectores más conscientes y organizados se muestran poco aplicados en la resolución de las tareas pendientes, relacionadas con su rearticulación nacional (no así a nivel de las Asambleas Populares, las cuales han logrado un grado consistente de coordinación comunal y provincial); en lo referido a dotarse de un programa mínimo nacional y menos aún en lo tocante a convertirse en una real alternativa revolucionaria para los Pueblos y explotad@s. Con todo, producto de la crisis socioeconómica que acarrea la pandemia y que aqueja a vastos sectores populares, que recordemos no ha venido más que a exacerbar las injusticias prohijadas por 5 décadas de modelo monopólico y expoliador, han surgido brotes de lucha que demandan la satisfacción de necesidades básicas (Lo Hermida, Puente Alto, Coquimbo, Iquique, etc.), así como también asistimos al despliegue de múltiples prácticas solidarias entre l@s oprimid@s: Ollas Comunes, ‘Comprando Juntos’, la campaña “A la Pobla no se le roba” (que debiera incluir a los almaceneros abusadores), etc. ¿Será que, ante la excepcionalidad del Estado, por fin se convertirá en una necesidad apremiante la construcción del contrapoder de l@s de abajo; del Poder Popular? Es claro que tales prácticas continuarán extendiéndose, toda vez que el BPE y su escuálida política de contención de la crisis socioeconómica causada por la crisis pandémica no logran dar el ancho: las cajitas del gobierno no alcanzaron a cubrir ni el 25% de los hogares vulnerables; el IFE 2.0, de insuficientes $100 mil, sólo se canceló a 400 mil familias y se les negó a 1,26 millones de ellas que pudiesen recibir la diferencia (pues recibieron la 1.0, de apenas $65 mil); y ahora último, el robo disfrazado a l@s viej@s, en la forma de una “hipoteca inversa”.

Pero, justo cuando podíamos alegrarnos por esos asomos de independencia de clase y resistencia popular, resumidos en la consigna “Sólo el Pueblo Ayuda al Pueblo”, la diputada PC K. Cariola y unas supuestas “organizaciones sociales”, en lo que constituye una oportunista y aleve intervención, presentaron un proyecto de ley para obtener de las autoridades “permiso” para quienes participen de Ollas Comunes y actividades solidarias. El gobierno dictatorial, ni corto ni perezoso, emitió un protocolo para el efecto y nada menos que desde la Subsecretaría de Prevención del Delito, en el cual se exige individualizar a cada uno de los organizadores de esas instancias y supeditando su funcionamiento al oficial de Carabineros con más rango de cada comuna. Queda así en evidencia que l@s nuev@s líderes del reformismo se empaparon de la corrupta política que desde 1986 postula el politburó del PC, que insiste en que para hacer la revolución se debe contar con el permiso de la burguesía y sus aparatos armados. Ojalá el MP no olvide acciones como estas del reformismo y otras del neorreformismo, representado por el FA (cuyos integrantes han votado favorablemente leyes represivas), y que esté advertido cuando todos estos chic@s bien vengan con su cuento seudoconstitucionalista, el que sólo sirve al BP.

De un tiempo a ésta parte, un gran ausente en cuanto a prácticas políticas ha sido el movimiento de trabajador@s, lo cual no sólo es atribuible a la crisis sanitaria. Resulta perentorio contar con un sindicalismo de clase, rupturista y comprometido, lo cual sólo puede realizarse construyéndolo desde las bases y sectores de avanzada de l@s trabajador@s. Son l@s explotad@s, junto con todos los Pueblos, los que deben impulsar la demanda: “Que la crisis la paguen los ricos” y son los primeros llamados a exigir que el Estado se haga cargo de un proceso de industrialización y desarrollo nacionales, a fin de salir de la postración pospandemia, y porque el desarrollo económico esté al servicio de la mayoría nacional. Otra demanda, clara y urgentemente vigente, sigue siendo la lucha por la nacionalización de los fondos de las AFP, que sólo sirven para hacer ricos a los más ricos, y orientarlos a dos tareas inmediatas: entregar pensiones con una tasa de reemplazo del 80% y cuyo monto más bajo no sea inferior a un salario mínimo de $580 mil, y servir de fuente de financiamiento para que el Estado pueda llevar a cabo las tareas económicas mencionadas.

Destacan en el periodo, por su arrojo y extensión, las acciones emprendidas en el Wallmapu por 3 organizaciones político-materiales del Pueblo Mapuche. Aparte de las de recuperación territorial y de recursos, se incrementan aquellas destinadas al hostigamiento de todo dispositivo relacionado con el meganegociado forestal, así como en contra de las fuerzas represivas estatales. En tanto, la Huelga de Hambre que en las cárceles de Temuco y Angol llevan a cabo 9 PPM (comenzada el 4/5), por mejoras carcelarias y de resguardo frente al Coronavirus, prontamente cumplirá dos meses y está ocasionando serios daños en la salud de los peñis. Esta acción extrema de los PPM logra concitar gran apoyo, pero aún falta que hagan suya ésta pelea los demás pueblos y el MP chilenos. Lamentablemente, la ofensiva de las organizaciones de avanzada Mapuche y las variadas muestras de apoyo obtenidas por el movimiento huelguístico enfrentan una feroz represión gubernamental: de un balazo y en oscuras circunstancias es asesinado el werken Alberto Treuquil (4/6), de una comunidad cercana a Collipulli; en una redada contra un grupo de narcos (12/6), se detiene –injustificadamente- a E. Berkhoff y por su intermedio se pretende vincular la causa Mapuche al narcotráfico; aviones militares sobrevuelan a baja altura toda el área sur de Arauco; desde el 21/6, con la excusa de reforzar la seguridad de las rutas de las provincias de Arauco y Malleco, se informa que llegan a éstas batallones de militares y carabineros; se militariza completamente el Wallmapu y llegan a la zona, para coordinar el emplazamiento de los efectivos, Espina (M. Defensa) y Blumel (M. Interior). De otra parte, se está instalando por parte del gobierno y las forestales la falsa idea que el sector silvícola y su industria 1ª asociada servirán de “motor para la economía” pospandemia (en circunstancias que sólo sirve para subsidiar –vía DL 701- a Matte y Angelini, mientras deseca el país y acaba con la agricultura), ficción que permitiría justificar una estrategia represiva tipo “Pacificación de la Araucanía” II.      

Cuando casi se cumplen 4 meses de la llegada de la pandemia por COVID-19, según cifras oficiales (que nadie cree, pero que usamos como referencia), durante junio l@s contagiad@s se multiplicaron por 2,8 (de 100 a 280 mil), los fallecidos por 5,7 (de un millar a casi 5.700, cuyo desmesurado despegue confirma la falsedad e inconsistencia de lo informado por el Minsal) y las muertes diarias por 2,2 (del medio centenar a 113). Sus efectos gravitan sobre todas las esferas de nuestra formación, pero siendo la nuestra una formación muy desigual, ello explica que la tasa de mortalidad en los hospitales del Gran Santiago duplique la de las clínicas (Ciper). Y cómo no, si ya a fines de 2019 (The Lancet) se sabía que aquí se presentaba la mayor brecha en cuanto a esperanza de vida, según comuna de residencia, entre 6 urbes latinoamericanas. En medio del desastre, el gobierno saca del Minsal a un fanfarrón y coloca a un serio mentiroso (cuestionado por su intento de encubrir pruebas del crimen de Frei padre), y siguen asegurando que están preparados, que la letalidad es baja (una mala conceptualización del indicador, que lleva al relajo de incautos y ansiosos), y ya no hablan de “meseta”, sino de “leve mejoría” (que sólo responde a una escasa toma de pruebas PCR). Y con su criminal y pésimo manejo de la crisis sanitaria, lo único que han conseguido es mantener un crecimiento casi geométrico de las cifras de víctimas y fallecid@s. En efecto, durante junio, pasamos del puesto 13º de los países con más contagios al 7º. De no mediar medidas efectivas contra la propagación de la virosis y un tratamiento adecuado y suficiente, a fines de julio l@s afectad@s podrían ser 782 mil y l@s fallecid@s 32 mil. Es por lo anterior que el gobierno, y por transitividad el empresariado, se merecen las críticas emitidas en su contra por Bloomberg: “Chile siguió el ejemplo de las naciones ricas, sólo para darse cuenta una vez más que un gran porcentaje de sus ciudadanos son pobres”, y The Washington Post: “Demasiado confiado”, exitista; la pandemia llegó a Chile después de meses de “manifestaciones en contra la creciente desigualdad” y que dejó al descubierto la “distribución desigual de las riquezas”.

Que el MP imponga por la fuerza la Cuarentena o Cierre Total con distanciamiento físico, mediante el Paro/Huelga Nacional de -al menos- un mes de duración (con mantención de un 75% de los salarios o de $580 mil para los grupos familiares sin ingresos, con cargo a impuestos permanentes al gran capital, interno y extranjero), además de exigir un aumento significativo de las pruebas de detección (en especial en sectores populares y centros de trabajo) y avanzar en la trazabilidad de los contagios, serán las únicas formas de evitar a la mayoría nacional mayores penurias y enfrentar en mejor forma la pospandemia.

El Coronavirus hace estallar la economía basada en el patrón primario-exportador y genera las condiciones para un nuevo estallido social, ahora espoleado por la cesantía y el hambre (ésta podría afectar a un millón de chilen@s, según FAO). Se proyecta un PIB para 2020 de entre -5,5/-7,5 (BCCh); el desempleo ya llega al 11,2% (equivalente a 941 mil personas) y se eleva en un 27,4% el ‘ejército de reserva’ o fuerza de trabajo potencial (INE); quienes viven de la economía informal, que abarca a casi 2 millones de personas, verán reducidos sus magros ingresos un 75-80% (OIT); los cesantes potenciales o acogidos a ley de protección al empleo suman 650 mil y contando; según OIT, aparte de la pérdida de empleos, los que lo mantengan se verán extrema o moderadamente empobrecidos. Y de lo que podrían haber sido medidas de apoyo económico efectivas a las familias de la clase trabajadora de nuestra formación, todo quedó en nada: el gobierno y los GMRS acordaron un miserable subsidio, el IFE 2.0; Piñera se demoró un día en promulgar ley para encarcelar pobres que no pueden cumplir cuarentena porque les es imposible dejar de trabajar, pero niega una ayuda económica efectiva para estos y los sectores más desposeídos; el gobierno frena –TC mediante- ley que prohíbe el corte de Servicios Básicos; en el Senado, la derecha toda, con votos de la exNM, liquidaron la posibilidad de extender el Postnatal en el contexto de la COVID-19.

La economía existente hasta hoy no puede ser la misma de mañana y este es otro desafío crucial a ser acometido por los Pueblos y explotad@s de Chile. Para salir adelante, no sólo de las secuelas de la actual pandemia, sino de la desigualdad y la injusticia social que por casi 5 décadas se enseñorean de nuestra formación, se requiere que en el programa de la Revolución Popular por venir se inscriba un proyecto de Nueva Economía. Esta debe dar cuenta de las necesidades y aspiraciones de la mayoría nacional, apoyándose para ello en un acelerado proceso de industrialización y de impulso de las áreas productivas y de servicios básicos, poniendo de inmediato en marcha un extenso plan de desarrollo de las OOPP a fin de salir de la postración pospandemia. Pensamos que el nuevo Estado, afianzado en el Poder Popular, es quien llevará a cabo las tareas mencionadas, puesto que nuestra parásita burguesía jamás ha demostrado interés por hacerlo.   

Como decíamos en nuestro anterior análisis, el gobierno civil-militar, debido a su antipopular proyecto político-social y el mal pie en que lo dejó el Alzamiento Popular de octubre, aún en medio de la peor catástrofe sanitaria conocida en décadas en Chile y el mundo continúa reforzando una legalidad represiva –digamos dictatorial- y apertrechándose materialmente para combatir la legítima protesta popular. Y aprovechándose de aquella catástrofe, intenta pasar con suma urgencia las Leyes de Infraestructura Crítica y de Inteligencia. La primera, aparte de involucrar a las FFAA en el control social, por lo amplio de su ámbito de aplicación deja muy a criterio gubernamental y en gran medida de las mismas FFAA y de Orden, qué puede ser considerado como crítico y las medidas que, ante sí, crean necesarias de ejercer. En la segunda, se potencia el SIE y a la ANI, orientando a ésta francamente en contra del “enemigo interno”, integrando agentes de los servicios de inteligencia de los cuerpos armados para seguimientos de sospechosos. Se aplica a destajo la ley “antibarricadas y antisaqueos”. Se viene a sumar al arsenal represivo lo anexado a la ley antinarcos y un reglamento que prohíbe que toda prensa independiente y comunicadores sociales puedan ejercer sus labores informativas en terreno (por cierto, los medios oficiales tendrán acceso a tal permiso).

Al finalizar, esperamos que las jornadas de Protesta Nacional del 2 y 3 de julio, convocadas por innumerables organizaciones del campo popular, se conviertan en un impulso movilizador en todos los territorios en resistencia (tomando los resguardos necesarios, pues no debemos regalar ninguna baja al enemigo), y en que al fragor del combate sean enarboladas las justas demandas de nuestros Pueblos, explotad@s y marginad@s: Pan, Salud, Trabajo, Techo, Justicia, salida inmediata de las forestales y los milicos del Wallmapu y por la libertad de tod@s l@s PPM. Que ambas fechas sean el punto de inflexión del repliegue actual del MP chileno y pase éste a la ofensiva.


¡Piñera debe renunciar, por las víctimas de la represión y por los muertos por COVID-19 causados por su ‘incipiente mejoría’!

¡A los Acuerdos Gobierno-Falsa Oposición a responder con la Gran Insurrección de los Pueblos y l@s Explotad@s!



Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández



Cerramos éste trabajo expresando nuestro pesar por la partida (31/5) del camarada mapuche del MIR LUIS CHIHUAILAF ARRIAGADA, profesor primario y dirigente del Consejo Comunal Campesino de Cunco. Apresado poco después del Golpe, fue brutalmente torturado en el regimiento Tucapel, de Temuco. Luego se exiliaría en Francia, país donde apoyo a la Resistencia antidictatorial y donde finalmente falleció.

Asimismo, lamentamos la muerte de otro camarada, JORGE NÚÑEZ ROJAS, Coto o Pancho (15/6). Su hermano, Luis, estudiante universitario y también militante rojinegro, fue detenido y desaparecido a principios de 1975 y fue tal hecho lo que gatilló la incorporación de Pancho al MIR. Ambos hermanos formaban parte de una numerosa y unida familia proletaria de la combativa población La Legua, y fue en la Metropolitana Sur donde Pancho desempeño un valiente rol en la Resistencia Popular. 

Finalmente, recordamos que un 27 de junio, pero de 1981, luego de haber estado por 8 meses efectuando tareas de acondicionamiento y reconocimiento del terreno en la zona alta del Complejo Maderero Panguipulli, alrededor de Neltume (en la cordillera frente a Valdivia), el campamento base del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro, del MIR, es asaltado por Boinas Negras del Ejército. Los 13 integrantes de la avanzada, dirigida por el querido compañero Paine, si bien lograron sortear sin bajas ésta funesta sorpresa y escapar, lo hicieron divididos en dos grupos, de 5 y 8 combatientes, y en los siguientes meses los integrantes de ambos debieron enfrentarse a la nieve, el hambre, las enfermedades y el acoso de un inmenso cerco militar-CNI-carabineros. 9 fueron los camaradas masacrados, cuyo sacrificio aún nos alienta.

¡Que la rojinegra ondee alto por nuestros caídos: Pablo, Jorge, Pedro, Víctor, Camilo, Gabriel, Rigo, Oscar y Paine! ¡Honor y gloria para ellos!


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