ALBERT EINSTEIN: «El Capitalismo es la Verdadera Fuente del Mal"
La anarquía económica de la
sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente
del mal. Vemos ante nosotros a una comunidad enorme de productores que se están
esforzando incesantemente privándose de los frutos de su trabajo colectivo no
por la fuerza, sino en general en conformidad fiel con reglas legalmente
establecidas.
El capital privado tiende a
concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los
capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la
división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes
a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía
del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso
en una sociedad organizada políticamente de forma democrática.
Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son
seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos
de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos
prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los
representantes del pueblo de hecho no protegen suficientemente los intereses de
los grupos no privilegiados de la población. (Las negritas y el
subrayado son nuestros).
Los capitalistas privados
inevitablemente controlan las fuentes principales de información (prensa,
radio, educación). Es así extremadamente difícil, y de hecho en la mayoría de
los casos absolutamente imposible, para el ciudadano individual obtener
conclusiones objetivas y hacer un uso inteligente de sus derechos políticos.
La motivación del beneficio,
conjuntamente con la competencia entre capitalistas, es responsable de una
inestabilidad en la acumulación y en la utilización del capital que conduce a
depresiones cada vez más severas. La competencia ilimitada conduce a un
desperdicio enorme de trabajo, y a ése amputar la conciencia social de los
individuos que mencioné antes.
Considero esta mutilación de los
individuos el peor mal del capitalismo. Nuestro sistema educativo entero sufre
de este mal. Se inculca una actitud competitiva exagerada al estudiante, que es
entrenado para adorar el éxito codicioso como preparación para su carrera
futura. Estoy convencido de que hay
solamente un camino para eliminar estos graves males, el establecimiento de una
economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas
sociales.
En una economía así, los medios
de producción son poseídos por la sociedad y utilizados de una forma
planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las
necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre todos los
capacitados para trabajar y garantizaría un sustento a cada hombre, mujer, y
niño. La educación del individuo, además de promover sus propias capacidades
naturales, procuraría desarrollar en él un sentido de la responsabilidad para
sus compañeros-hombres en lugar de la glorificación del poder y del éxito que
se da en nuestra sociedad actual.
.
Extracto del Artículo «¿Por Qué Socialismo?'»
Albert Einstein, 1949.
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