¿Y DESPÚES DEL 18 DE OCTUBRE DE 2019 QUÉ?: EL OBJETIVO POLÍTICO DEL CAMPO POPULAR ES FUERA EL TIRANO AHORA.
“Si no
existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van
perdiendo eficacia” Ernesto Ché Guevara.
Gobierno Popular. Asamblea
Popular Plurinacional Paritaria Constituyente.
Apuntes de un
lugareño
Algo de lo económico
Hemos tomado la idea planteada por el Maestro Luis Vítale
para dar título a estas palabras, que son sólo eso, algunas palabras, un mero
intento de aporte al debate intenso que se ha desatado luego del inicio del
alzamiento popular del 18 de octubre de 2019.
Vítale escribió un pequeño texto denominado “¿Y después del 4, qué”[1]. Recomendamos su lectura. Leer no deja ciego y aporta a comprender el
presente para transformarlo, no para quedarse con esquemas y manuales.
Recordemos, de entrada, que en 2019 hubo a lo menos 1.132
empresas que quebraron antes del alzamiento popular[2]. Era un nuevo paso en el fenómeno económico
que se viene dando desde fines de 1974 en Chile: el predominio o hegemonía de
la burguesía monopólico-financiera. Es
decir, el proceso de concentración y centralización económica que demuestra que
en nuestro país no existe el libre mercado o la libre competencia o los precios
de equilibrio. Aquí existe el peso
fundamental de lo monopólico y eso se refleja en lo político-jurídico incluso
plasmado en la criminal constitución política de 1980. Es tanto lo real de lo monopólico, que
contrasta con lo ideológico del discurso de la patronal que habla de la libre
competencia (sabiendo que no existe), que hasta los economistas al servicio de
los que mandan han sacado un epíteto denominado “colusión”. Lo sufriste con los pollos, con las
farmacias, con el confort y lo sufres y vives a diario…Pero millones siguen
hablando y escribiendo que el capitalismo es “neoliberal”, bueno hay quienes
todavía creen en el viejo pascuero.
Lo esencial de la discusión es que el sistema económico y
su reflejo político-jurídico actual sólo está al servicio de las familias o
grupos económicos dueños de Chile, supeditados esos grupos al imperialismo. La negociación que lleva adelante el congreso
nacional, sumando a sectores del Campo Popular que tienen por costumbre creer
que lo electoral es una forma de lucha, quiere mantener la institucionalidad
tal cual, pero haciendo creer que participando algo ha de cambiar. Gatopardismo le llaman a eso. No lo olvides.
La cesantía es un tema nodal en estas notas. Recordemos que desde el segundo semestre de
1986 a la fecha, las cifras de cesantía se acercan al 10% y ello marca un
guarismo que ha permitido una frontera estructural que ha permitido al conjunto
de la burguesía crecer en forma impresionante, acumulando estratosféricas ganancias,
la plusvalía. En 2019 no ha sido
diferente[3]. 165 mil personas han sido despedidas “por
necesidad de la empresa” desde el alzamiento popular y las cifras porcentuales
se acercan al 7%. No nos detendremos
mucho en este punto, pues recordemos que la burguesía requiere del ejército
industrial de reserva que le permite bajar el precio de la fuerza de trabajo y
con ello aumentar sus ganancias.
Capitalismo
monopólico-financiero y NO NEOLIBERAL:
Repetiremos hasta el cansancio, y más allá incluso, de
que no existe un capitalismo “neoliberal”.
Y no es un juego de palabras o gimnasia intelectual o crear novísimas ideas,
es tan simple como ver la Realidad, la que está ahí. Si el capitalismo fuera “neoliberal”
cualquier hijo de vecino podría acceder a los derechos de agua o instalar
empresas de todo tipo. Si existiera la
libre competencia usted podría acceder a precios de equilibrio, o sea fijados
por el cruce de la oferta y la demanda, pero si usted cree en eso mejor vaya a
darse una vuelta a un terapeuta. Si el
capitalismo fuera neoliberal, el sistema política permitiría la sana
competencia y la representación equitativa de las expresiones políticas y
sociales de la Sociedad, lo que no ocurre, o sino consulte cuántos “independientes”
han sido electos en el congreso nacional.
Pero no más bla bla.
Los datos duros son públicos, son conocidos por todos (sólo decir, que
son datos que no reflejan en lo concreto lo que de verdad ganan los grupos
económicos dueños de Chile). En un
listado de 44 grupos económicos, se concentran US$1.306 millones[4] (o
sea lo que no ganaremos nosotros en miles de años y estos grupos lo obtienen en
uno). La cifra contrasta con el 2018 en
donde la cifra fue de US$1.497 millones.
Los grupos económicos Luksic, Matte, Angelini, concentran US$800
millones de la cifra citada para 2019.
Si esto es capitalismo “neoliberal” el Papa Francisco es el Ché.
Lo político (bueno,
si es que se puede llamar política a tanta mierda desde 1990 a la fecha)
Un viejo campesino hoy en Calera de Tango me dijo: “oiga
ahora nadie dice que votó por Piñera” y con ello lo dice todo, resume 30 años
de un país de mierda, un país plástico, que se acostumbró a ser ganador, a
esconder lo que realmente piensa y se suma a las mayorías. Fue un trabajo de lujo el que hizo la clase
dominante. Un trabajo de joyería. En 1988 ganó el NO en las urnas y resulta que
triunfó el SÍ, el sí a la constitución política de 1980. Durante 30 años diputados, senadores,
alcaldes, concejales y presidentes lo han sido por el respeto, aceptación,
aplicación de la constitución dictatorial y con ese hecho le dieron legitimidad
a un cuerpo jurídico ilegal. Y ahora
resulta que algunos carerraja de marca mayor “se dieron cuenta que había que
cambiar la constitución”. Da asco ver y
escuchar a quienes son cómplices y culpables de la injusticia y la
impunidad. Y los carerrajas, los
sirvientes de la patronal se dan el lujo de hablar de 2/3, de 3/5, de 4/7 y una
serie de condiciones para crear una “nueva” constitución que no es más que el
mismo proceso que en 1988, pero al revés, pero donde todo quedará igual. Y la ex concertación hoy nueva mayoría, o
como se llame, le dejó en bandeja 2 veces el gobierno a la derecha.
Los partidos
políticos de la derecha, la ex concertación hoy nueva mayoría (Unidad Social),
el frente amplio y algunos sectores del campo popular, más las iglesias, los
medios de comunicación, las universidades, son el bloque político de
Estado. El bloque en el poder es el
conjunto de las fracciones de la clase dominante en donde una fracción tiene la
hegemonía. Son dos cosas distintas. Uno obedece (con cierta autonomía), el otro
manda.
No tenemos que ser cientistas políticos o haber estudiado
en Harvard para comprender que del congreso nacional no saldrá nada favorable
para los intereses de millones. Por
ello, nada, absolutamente nada, se le debe pedir a un espacio al servicio de la
patronal, pagados por los grupos económicos, hecho que la propia justicia
burguesa ha ratificado.
Asamblea Popular
Plurinacional Paritaria Constituyente debe ser la consigna por la cual se debe
luchar y combatir. A la par de que el
primer objetivo es derrocar al tirano asesino y a todo su gobierno, cerrar el
congreso nacional y el tribunal constitucional.
Luchar por un Gobierno Popular.
Sabemos que millones
irán a votar por una “nueva” constitución.
Eso es inevitable. Sin embargo,
eso no indica que los sectores que luchan por transformar radicalmente las
condiciones de existencia levanten un camino propio, alienten la independencia
de clase, propongan la autonomía y el combate por destrozar el
capitalismo. Si un millón de moscas
comen mierda, no indica que la caca sea buena.
Se debe denunciar cada día la negociación que existe entre la derecha
(que va a levantar el show de votar por el NO), la oposición (que ni siquiera
es oposición burguesa, sino que una mera sirviente y mantenedora del sistema de
dominación capitalista) y algunos sectores del Campo Popular que tienen trabajo
en los frentes sociales, pero que tienen fe en el ámbito electoral (para
agarrar algún puestito, el que sea). Otra vez
florecerán las frases ya comunes: “hay que votar para tener opinión”; “hay que
ir a votar como lo hace la derecha”; “hay que votar porque es una oportunidad”,
“hay que votar y después luchar para defender el resultado” (algo así como lo
fue el “no hasta vencer” ja ja ja).
Lo social (lo sabroso
del periodo)
Los primeros días del alzamiento popular mostró la
capacidad de reacción de los sectores más golpeados por el sistema de
dominación. Su acción directa aterró a
la clase dominante e incluso a la pequeña burguesía. Las actividades de los explotados generaron
tal conmoción que dejó sin capacidad de respuesta al Estado e incluso a los
opinologos de toda laya. Luego, vino el
anzuelo del “cambio de la constitución” y sectores de la pequeña burguesía y
del propio campo popular cedieron, una vez más, a ese canto de sirena ya
putrefacto.
La acción de esperar el año 2020 en la Plaza de la
Dignidad fue la confesión de que existe una franja de luchadores y luchadoras
sociales que no ceden ante el llamado de un cambio del sistema de dominación
dentro del propio sistema de dominación.
La quema de casetas de peaje, las barricadas en homenaje a Matías
Catrileo, la toma de colegios y liceos en donde se debe rendir la PSU,
demuestran a las claras cuán es el camino.
Aquí no caben tantos diagnósticos.
Conclusiones, siempre
provisorias…
Si no existe la organización, las ideas, después del
primer momento de impulso, van perdiendo eficacia, dice el Ché. Y debemos recordar lo siguiente: la inexistencia
de una Organización o Vocería del alzamiento popular ha sido una de las
características que ha permitido su continuidad (fue chistoso cuando los
primeros días del alzamiento invitaron a la TV a dos dirigentes sociales, a
quienes intentaron darle el carácter de voceros del movimiento o cuando van a
la moneda los de unidad social y sólo relataron lo que ocurría en el país en
vez de pedir la renuncia del tirano asesino).
Sin embargo, debido a la dialéctica propia del avance popular, se ha de
generar la confluencia de los que luchan.
La propia coyuntura, signada por abril de 2020 con lo del tongo
plebiscitario, ha de definir quién es quién.
En enero y febrero se
deben mantener las acciones directas y las actividades (cacerolazos, velatones,
barricadas, marchas, murales, rayados y todo lo que las capacidades e
imaginación nos dicten, además de la rica experiencia acumulada en la lucha
antidictatorial). ESTO ES LO ESENCIAL,
ES LO FUNDAMENTAL y vale más que un millón de palabras o diagnósticos.
Sabemos que habrá miles de conversatorios, foros, encuentros, escuelas
de verano, pero esos momentos de debate deben apuntar a cómo acumular más
fuerza social y disponerla a la lucha.
2020 debe ser el año en donde se vaya avanzando a la huelga general
anticapitalista y ya está demostrado que la paralización total de las
actividades depende de los cortes de pasajes, calles, avenidas, carreteras,
autopistas y medios de transporte público y eso sólo será el efecto concreto de
personas, miles y miles, dispuestas al hecho.
Apelar a un solo sector social es improductivo, por ejemplo, los
trabajadores de la minería son grandes ausentes de la lucha. O sea, huelga general anticapitalista,
combinada con la protesta popular, la insolencia popular, la desobediencia
civil. Por otro lado, es necesario
aumentar los niveles de autodefensa y pasar a acciones directas que golpeen el
corazón de la dominación.
La Organización del alzamiento popular pasa por la unidad
en la acción de todos y cada uno de l@s que luchan, poniendo en cada acción
directa, en cada actividad, el objetivo central político del momento: derrocar
al tirano asesino ahora y luchar por un gobierno popular que conduzca a la
asamblea popular plurinacional paritario constituyente.
Andrés Morales.
Enero 06 de 2019
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