jueves, 24 de octubre de 2019

ORGANIZACIÓN POLÍTICA TRABAJADOR@S AL PODER: TERCERA FASE DE LA REBELIÓN POPULAR: EL MOMENTO DECISIVO


Tercera fase de la Rebelión Popular: El momento decisivo

La Rebelión Popular en curso en nuestro país ha entrado en una tercera fase. Su fase decisiva. Como señalábamos en análisis anteriores, la primera fase de la Rebelión (1) estuvo determinada por su extensión a nivel nacional. La segunda fase (2), por su desarrollo material y político, expresado a través del desarrollo de las tendencias a la organización de la Rebelión y su cristalización programática. La tercera fase, nos presenta nuevos desafíos, los fundamentales para resolver la actual crisis por medio de una victoria popular: La Rebelión debe cualificar la fuerte tendencia a la organización y el poder popular que hoy se desarrolla desde sus bases, debe articularla nacionalmente, debe dotarla de un sentido de poder. Por otra parte, se abre la problemática de la concreción del Programa del Pueblo, es decir, el de los mecanismos de su implementación real.

Un colosal vendaval recorre nuestro país, llevando las hondas aspiraciones democráticas de nuestro pueblo por un nuevo orden de justicia social a todos los rincones del territorio nacional. Pero su alcance trasciende fronteras; En un contexto de profundización explosiva de la crisis capitalista internacional, el vendaval del pueblo de Chile azuza las demás brisas y vientos de Rebelión alrededor del globo. La clase capitalista internacional se pone a la defensiva. Durante las últimas horas, algunos de los principales representantes del capital financiero internacional advierten fuertes aumentos en la inflación y un escenario incierto de profundización de la “inestabilidad sociopolítica” de nuestro país. Como señala financiera JP Morgan, (la más grande de EEUU) en un reciente informe: “Una combinación de macro poco atractivo, con pobres opciones de abajo hacia arriba, costosas valoraciones y ahora, inestabilidad sociopolítica agregada, nos hizo tomar nuestras ganancias en Chile”.

Las potencias imperialistas se mantienen expectantes frente al desarrollo de la situación. La frustración de los planes de “acuerdo” a ser concretados por Trump y Xi Jinpin durante Noviembre en nuestro país por la fuerza de la Rebelión Popular, representa incluso a estas alturas un factor de importancia secundaria. Los capitalistas saben que es mucho más que eso lo que se juega en las actuales condiciones. Temen la fuerza de las masas, porque son conscientes de su potencial de extenderse internacionalmente y transformarse en un factor  catastrófico de desestabilización de la situación política mundial en el contexto de la crisis internacional y la gran recesión que recién comienza.

La Rebelión Popular de nuestro pueblo se transforma de esta manera en un factor político de primer orden en la actual situación política mundial. Es necesario tener consciencia del momento histórico; de nada sirven en estos momentos las comparaciones superficiales y a-históricas con situaciones “similares” vividas en otras latitudes bajo condiciones diferentes y en períodos distintos, como las rebeliones populares desarrolladas en la mayoría de los países latinoamericanos entre los años 1989 y 2005 (Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia por ej.). Es necesario considerar seriamente todos los factores para medir la magnitud del alcance y potencial de la Rebelión Popular.

Posibilidades de resolución de la crisis.

Salida burguesa reaccionaria sobre la base de la gran burguesía y el imperialismo.
 Es completamente imposible en las actuales condiciones una posible  salida democrática por parte de la burguesía a la crisis política en curso. Los anuncios expresados ayer por parte del gran empresariado, Luksic, el gobierno, y  algunos de los principales partidos del régimen, nos dan cuenta de una táctica específica: con anuncios rimbombantes, buscan instalar una falsa idea de “unidad nacional”, bregando de esta forma por sellar la alianza de los partidos del bloque en el poder bajo el plan de falsas concesiones a las masas diseñado por los grandes empresarios. Sin embargo, estas precisiones no varían el objetivo fundamental: “El aplastamiento de la Rebelión a como dé lugar; a cualquier coste y bajo toda circunstancia.” El régimen trabaja con todas sus fuerzas en el intento de derrotar a nuestro pueblo. Es necesario señalar con determinación que este plan representa un fracaso rotundo. En lugar de apaciguar la legítima rebeldía popular, sólo refuerza las tendencias a la Rebelión y a la instauración de un gobierno militarizado y a la defensiva, cada vez más lleno de contradicciones y profundamente debilitado.

Este escenario agudiza intensamente la crisis política en el seno del bloque en el poder, cuya única garantía posible de supervivencia radica en las actuales condiciones en el despliegue de sus Fuerzas Armadas reaccionarias y contrainsurgentes por todo el territorio nacional, el toque de queda, y la masacre que hoy se desata sobre nuestro pueblo.

La profunda fuerza de la Rebelión Popular coloca a la burguesía frente a una contradicción de la que no tienen capacidad de salir, estando bloqueada por la crisis capitalista internacional la posibilidad de un paso atrás democrático transitorio mediante la implementación de reformas estructurales, como el fin de las AFP o un aumento significativo del salario y el poder adquisitivo de las masas, con el fin de reoxigenar las diezmadas fuerzas de la burguesía y ganar terreno para un eventual restablecimiento del pacto de dominación, que vuelva a crear las condiciones propicias para la implementación de la ofensiva del capital que hoy demanda con extrema urgencia la crisis capitalista internacional.

Posibilidades de una salida democrática

El desarrollo de la Rebelión Popular en sus dos primeras fases ha cristalizado un incipiente programa del Pueblo, el cual, tomando las reivindicaciones impulsadas por el movimiento de masas durante la etapa anterior (2011 – 2019), las desarrolla y las cualifica, dotándolas de una expresión política de conjunto: todas las reivindicaciones, todas las demandas, todas las peleas parciales, confluyen tendencialmente y su funden en una única voluntad de lucha; en este factor, de carácter fundamentalmente político, radica todo el potencial de la Rebelión en curso.

Frente a dicha tendencia a la cristalización del programa, tendencia desarrollada por y desde la propia Rebelión de masas, se abre la problemática del Poder en nuestro país, que no es otra que la problemática de la resolución de dicho programa, el desafío de su implementación concreta.

La problemática del poder alimenta un hondo sentimiento democrático para la resolución de la crisis desde la perspectiva nuestro Pueblo, abriendo un profundo debate desde las bases mismas de la Rebelión acerca de las posibilidades reales de la concreción del programa, cristalizando dicho debate en dos planteamientos fundamentales: Por una parte, el planteamiento de la resolución democrática sobre la base de la pequeña burguesía y el reformismo, cuya condición fundamental sería ganar a una parte de la gran burguesía para sellar un nuevo “pacto social” y convocar a una Asamblea Constituyente; por otra parte, el planteamiento democrático de la Clase Trabajadora sobre la base de la amplia alianza social que sostiene e impulsa la rebelión. Ambos planteamientos coinciden en la mayor parte de las demandas de carácter programático. No está allí la diferencia fundamental, sino en los mecanismos necesarios para la implementación real de dicho programa y la posibilidad concreta de conquistar las demandas impulsadas por la Rebelión.

Es la tarea fundamental en las actuales condiciones resolver de forma correcta esta contradicción que se abre en el seno de nuestro pueblo.

El planteamiento desde la pequeña burguesía y el reformismo.

El planteamiento democrático manifestado desde la pequeña burguesía y el reformismo, expresadas políticamente a través del Partido Comunista, las fuerzas del Frente Amplio, sectores de la burocracia sindical y de la burocracia de las organizaciones de masas organizadas por medio de la “Mesa de la Unidad Social”, se caracteriza por la búsqueda de una solución “institucional” a las legítimas demandas expresadas por la Rebelión Popular, y la posibilidad de concretarlas limitando al máximo la participación de las propias bases de la Rebelión, buscando crear las condiciones de sellar acuerdos por “arriba” con los partidos del régimen y sectores de la gran burguesía, con el objetivo de resolver nuestras demandas por medio del parlamento corrupto de la clase dominante, impulsar una “acusación constitucional” contra Piñera que ni siquiera tienen la fuerza de ganar en el parlamento (Salida “institucional” del asesino) y de convocar una indeterminada “Asamblea Constituyente” sobre las bases mismas de este régimen podrido y profundamente debilitado.

¿Existen las condiciones reales de implementar esta salida, de concretar posibilidades verdaderamente democráticas sobre las bases de un régimen en esencia dictatorial? Es momento de señalar con fuerza a nuestro pueblo la absoluta inviabilidad de este camino. Es completamente imposible en las actuales condiciones la convocatoria de una verdadera Asamblea Constituyente realmente Libre, Democrática y Soberana sobre las bases del actual régimen de dominación de la burguesía. Cualquier solución intermedia, indeterminada, vacilante, o que ponga como condición la conciliación camina derechamente hacia el fracaso, hacia el aplastamiento de la Rebelión y una salida acorde a los intereses de la clase dominante. Es momento de cerrar el paso a quienes pretenden erigirse como “nuestros legítimos representantes” llevando nuestras demandas a la conciliación con los asesinos del pueblo. Es preciso que los sectores honestos, democráticos y verdaderamente representativos de los intereses de sus bases y las bases mismas en el interior de estas organizaciones disputen frontalmente esta errada táctica que buscan imponerle sus conducciones burocráticas, barriendo con éstas y asumiendo con determinación el camino señalado por la Clase Trabajadora y el Pueblo. De esta forma, se transformarán en legítimos representantes de la voluntad popular, que ha manifestado hasta el hartazgo en estos días su determinación de romper con el bloque del poder en su conjunto.

El Planteamiento desde la Clase Trabajadora y la amplia alianza de fuerzas sociales que sostienen la Rebelión.

El desarrollo de la Rebelión ha colocado de manifiesto que la crisis en curso se asienta sobre las bases estructurales del sistema capitalista en nuestro país. En su actual fase, la Rebelión se desarrolla y cualifica materialmente, desenvolviéndose explosivamente la tendencia a la autoorganización desde las bases de nuestro Pueblo. Esta tendencia se expresa en las Asambleas Populares territoriales, en las asambleas sindicales que se convocan para hacer frente a la urgencia de la situación y que barren con determinación a la burocracia traidora; se expresa en la organización de vecinos y vecinas que buscan hacer frente a sus necesidades más urgentes y las resuelven por medio de la acción directa; se expresa en los millones de conciencias que hoy despiertan, buscan una salida, y se lanzan a construir la historia con plena confianza en sus propias fuerzas.

La posibilidad real de concretar una salida verdaderamente democrática a la crisis que vive nuestro país pasa por el desarrollo de dicha tendencia al surgimiento del Poder Popular, el poder material y real de nuestro pueblo, autónomo e independiente al poder del Estado.

Es necesario lanzarse sin vacilaciones al fortalecimiento del naciente Poder; es necesario desarrollar y cualificar  su organización, poniendo como centro la resolución directa de nuestras necesidades más urgentes a través de comisiones operativas: Abastecimiento, organización de la lucha, vigilancia y autodefensa contra las fuerzas estatales y paraestatales, como el Narcotráfico y los elementos fascistoides y lumpenezcos que operan como representantes del poder corrupto y descompuesto de la burguesía en nuestras poblaciones. Es necesario articular y coordinar territorialmente a las organizaciones populares por medio de Asambleas Populares comunales, provinciales y regionales. Es momento de dotarnos de una coordinación nacional, que sea capaz de levantar una gran Asamblea del Pueblo que reemplace al parlamento corrupto y que siente las bases para la resolución e implementación inmediata del Programa del Pueblo. Es deber de las fuerzas revolucionarias colocarse a disposición de estas importantes tareas. De nada sirven los diagnósticos respecto a la “espontaneidad”, “inorganicidad” o “desarticulación” de la Rebelión. Los revolucionarios y revolucionarias no somos meros espectadores de la historia. Nuestro deber fundamental es contribuir a desarrollar y fortalecer el Poder Popular en las actuales condiciones.

Este proceso representa el desarrollo vivo del establecimiento de un verdadero Gobierno de Las y Los Trabajadores. Sólo por medio de un gobierno de estas características, existirán las condiciones reales para transitar hacia la convocatoria de una Asamblea Constituyente verdaderamente Democrática, Libre y Soberana, que siente las bases para la reorganización de nuestro país sobre  una institucionalidad de nuevo tipo. La centralidad del momento no radica en los aspectos burocráticos, institucionales o jurídicos de un Gobierno Las y Los Trabajadores. Se trata de una forma de Gobierno directa, auto-organizada, funcional, ejecutiva y transitoria. La legitimidad de dicho Gobierno descansa en la legitimidad de los propios dirigentes y dirigentas de nuestro pueblo, que luego de años de lucha abnegada, honesta y consecuente, hoy tienen el deber de asumir las riendas del país y superar la actual situación para crear un nuevo orden social de justicia, paz y respeto.

Piñera brega con todas sus fuerzas por derrotar a la Rebelión; Es fundamental, por ende, que el pueblo no pierda la iniciativa política para desarrollar la Rebelión en su fase decisiva; ¡Fuera Piñera! Sólo la propia fuerza de la Rebelión, sobre la base del desarrollo del proceso vivo de constitución de un Gobierno de Las y Los Trabajadores, podrá en las actuales condiciones hacer estallar este régimen que tambalea, echar abajo el gobierno y el parlamento corruptos por la fuerza desatada desde el nuevo Poder en ofensiva, y de esta manera, garantizar la convocatoria de una Asamblea Constituyente verdaderamente Libre, Democrática y Soberana, en ruptura con el bloque en el poder en su conjunto.

¡Fuera Piñera! ¡Por un Gobierno de las y los Trabajadores!
¡Por una Asamblea Constituyente verdaderamente Libre, Democrática y Soberana!
¡Soldados y Clases, no dispares contra tu pueblo!
¡Abajo el Estado de Excepción y libertad a todos los presos de la Rebelión!
¡Asamblea popular para la resolución de nuestras necesidades más urgentes!
¡Ninguna conciliación con los asesinos del pueblo!
¡Abajo el parlamento! ¡Por una gran Asamblea del Pueblo!

Trabajadores/as al Poder



No hay comentarios:

Publicar un comentario