Tercera
fase de la Rebelión Popular: El momento decisivo
La Rebelión Popular en curso
en nuestro país ha entrado en una tercera fase. Su fase decisiva.
Como señalábamos en análisis anteriores, la primera fase de la Rebelión (1)
estuvo determinada por su extensión a nivel nacional. La segunda fase (2), por
su desarrollo material y político, expresado a través del desarrollo de las
tendencias a la organización de la Rebelión y su cristalización programática.
La tercera fase, nos presenta nuevos desafíos, los fundamentales para resolver
la actual crisis por medio de una victoria popular: La Rebelión debe cualificar
la fuerte tendencia a la organización y el poder popular que hoy se desarrolla
desde sus bases, debe articularla nacionalmente, debe dotarla de un sentido de
poder. Por otra parte, se abre la problemática de la concreción del Programa
del Pueblo, es decir, el de los mecanismos de su implementación real.
Un colosal vendaval recorre
nuestro país, llevando las hondas aspiraciones democráticas de nuestro pueblo
por un nuevo orden de justicia social a todos los rincones del territorio
nacional. Pero su alcance trasciende fronteras; En un contexto de profundización
explosiva de la crisis capitalista internacional, el vendaval del pueblo de
Chile azuza las demás brisas y vientos de Rebelión alrededor del globo. La
clase capitalista internacional se pone a la defensiva. Durante las últimas
horas, algunos de los principales representantes del capital financiero
internacional advierten fuertes aumentos en la inflación y un escenario
incierto de profundización de la “inestabilidad sociopolítica” de nuestro país.
Como señala financiera JP Morgan, (la más grande de EEUU) en un reciente
informe: “Una combinación de macro poco atractivo, con pobres opciones de abajo
hacia arriba, costosas valoraciones y ahora, inestabilidad sociopolítica
agregada, nos hizo tomar nuestras ganancias en Chile”.
Las potencias imperialistas
se mantienen expectantes frente al desarrollo de la situación. La frustración
de los planes de “acuerdo” a ser concretados por Trump y Xi Jinpin durante
Noviembre en nuestro país por la fuerza de la Rebelión Popular, representa
incluso a estas alturas un factor de importancia secundaria. Los capitalistas
saben que es mucho más que eso lo que se juega en las actuales condiciones.
Temen la fuerza de las masas, porque son conscientes de su potencial de
extenderse internacionalmente y transformarse en un factor catastrófico
de desestabilización de la situación política mundial en el contexto de la
crisis internacional y la gran recesión que recién comienza.
La Rebelión Popular de
nuestro pueblo se transforma de esta manera en un factor político de primer orden
en la actual situación política mundial. Es necesario tener consciencia del
momento histórico; de nada sirven en estos momentos las comparaciones
superficiales y a-históricas con situaciones “similares” vividas en otras
latitudes bajo condiciones diferentes y en períodos distintos, como las
rebeliones populares desarrolladas en la mayoría de los países latinoamericanos
entre los años 1989 y 2005 (Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia por ej.). Es
necesario considerar seriamente todos los factores para medir la magnitud del
alcance y potencial de la Rebelión Popular.
Posibilidades de resolución
de la crisis.
Salida burguesa reaccionaria
sobre la base de la gran burguesía y el imperialismo.
Es completamente
imposible en las actuales condiciones una posible salida democrática por
parte de la burguesía a la crisis política en curso. Los anuncios expresados
ayer por parte del gran empresariado, Luksic, el gobierno, y algunos de
los principales partidos del régimen, nos dan cuenta de una táctica específica:
con anuncios rimbombantes, buscan instalar una falsa idea de “unidad nacional”,
bregando de esta forma por sellar la alianza de los partidos del bloque en el
poder bajo el plan de falsas concesiones a las masas diseñado por los grandes
empresarios. Sin embargo, estas precisiones no varían el objetivo fundamental:
“El aplastamiento de la Rebelión a como dé lugar; a cualquier coste y bajo toda
circunstancia.” El régimen trabaja con todas sus fuerzas en el intento de
derrotar a nuestro pueblo. Es necesario señalar con determinación que este plan
representa un fracaso rotundo. En lugar de apaciguar la legítima rebeldía
popular, sólo refuerza las tendencias a la Rebelión y a la instauración de un
gobierno militarizado y a la defensiva, cada vez más lleno de contradicciones y
profundamente debilitado.
Este escenario agudiza
intensamente la crisis política en el seno del bloque en el poder, cuya única
garantía posible de supervivencia radica en las actuales condiciones en el
despliegue de sus Fuerzas Armadas reaccionarias y contrainsurgentes por todo el
territorio nacional, el toque de queda, y la masacre que hoy se desata sobre
nuestro pueblo.
La profunda fuerza de la
Rebelión Popular coloca a la burguesía frente a una contradicción de la que no
tienen capacidad de salir, estando bloqueada por la crisis capitalista
internacional la posibilidad de un paso atrás democrático transitorio mediante
la implementación de reformas estructurales, como el fin de las AFP o un
aumento significativo del salario y el poder adquisitivo de las masas, con el
fin de reoxigenar las diezmadas fuerzas de la burguesía y ganar terreno para un
eventual restablecimiento del pacto de dominación, que vuelva a crear las
condiciones propicias para la implementación de la ofensiva del capital que hoy
demanda con extrema urgencia la crisis capitalista internacional.
Posibilidades de una salida
democrática
El desarrollo de la Rebelión
Popular en sus dos primeras fases ha cristalizado un incipiente programa del
Pueblo, el cual, tomando las reivindicaciones impulsadas por el movimiento de
masas durante la etapa anterior (2011 – 2019), las desarrolla y las cualifica,
dotándolas de una expresión política de conjunto: todas las reivindicaciones,
todas las demandas, todas las peleas parciales, confluyen tendencialmente y su
funden en una única voluntad de lucha; en este factor, de carácter
fundamentalmente político, radica todo el potencial de la Rebelión en
curso.
Frente a dicha tendencia a
la cristalización del programa, tendencia desarrollada por y desde la propia
Rebelión de masas, se abre la problemática del Poder en nuestro país, que no es
otra que la problemática de la resolución de dicho programa, el desafío de su
implementación concreta.
La problemática del poder
alimenta un hondo sentimiento democrático para la resolución de la crisis desde
la perspectiva nuestro Pueblo, abriendo un profundo debate desde las bases
mismas de la Rebelión acerca de las posibilidades reales de la concreción del
programa, cristalizando dicho debate en dos planteamientos fundamentales: Por
una parte, el planteamiento de la resolución democrática sobre la base de la
pequeña burguesía y el reformismo, cuya condición fundamental sería ganar a una
parte de la gran burguesía para sellar un nuevo “pacto social” y convocar a una
Asamblea Constituyente; por otra parte, el planteamiento democrático de la
Clase Trabajadora sobre la base de la amplia alianza social que sostiene e
impulsa la rebelión. Ambos planteamientos coinciden en la mayor parte de las
demandas de carácter programático. No está allí la diferencia fundamental, sino
en los mecanismos necesarios para la implementación real de dicho programa y la
posibilidad concreta de conquistar las demandas impulsadas por la Rebelión.
Es la tarea fundamental en
las actuales condiciones resolver de forma correcta esta contradicción que se
abre en el seno de nuestro pueblo.
El planteamiento desde la
pequeña burguesía y el reformismo.
El planteamiento democrático
manifestado desde la pequeña burguesía y el reformismo, expresadas políticamente
a través del Partido Comunista, las fuerzas del Frente Amplio, sectores de la
burocracia sindical y de la burocracia de las organizaciones de masas
organizadas por medio de la “Mesa de la Unidad Social”, se caracteriza por la
búsqueda de una solución “institucional” a las legítimas demandas expresadas
por la Rebelión Popular, y la posibilidad de concretarlas limitando al máximo
la participación de las propias bases de la Rebelión, buscando crear las
condiciones de sellar acuerdos por “arriba” con los partidos del régimen y
sectores de la gran burguesía, con el objetivo de resolver nuestras demandas
por medio del parlamento corrupto de la clase dominante, impulsar una
“acusación constitucional” contra Piñera que ni siquiera tienen la fuerza de
ganar en el parlamento (Salida “institucional” del asesino) y de convocar una
indeterminada “Asamblea Constituyente” sobre las bases mismas de este régimen
podrido y profundamente debilitado.
¿Existen las condiciones
reales de implementar esta salida, de concretar posibilidades verdaderamente
democráticas sobre las bases de un régimen en esencia dictatorial? Es momento
de señalar con fuerza a nuestro pueblo la absoluta inviabilidad de este camino.
Es completamente imposible en las actuales condiciones la convocatoria de una
verdadera Asamblea Constituyente realmente Libre, Democrática y Soberana sobre
las bases del actual régimen de dominación de la burguesía. Cualquier solución
intermedia, indeterminada, vacilante, o que ponga como condición la
conciliación camina derechamente hacia el fracaso, hacia el aplastamiento de la
Rebelión y una salida acorde a los intereses de la clase dominante. Es momento
de cerrar el paso a quienes pretenden erigirse como “nuestros legítimos
representantes” llevando nuestras demandas a la conciliación con los asesinos
del pueblo. Es preciso que los sectores honestos, democráticos y verdaderamente
representativos de los intereses de sus bases y las bases mismas en el interior
de estas organizaciones disputen frontalmente esta errada táctica que buscan
imponerle sus conducciones burocráticas, barriendo con éstas y asumiendo con
determinación el camino señalado por la Clase Trabajadora y el Pueblo. De esta
forma, se transformarán en legítimos representantes de la voluntad popular, que
ha manifestado hasta el hartazgo en estos días su determinación de romper con
el bloque del poder en su conjunto.
El Planteamiento desde la
Clase Trabajadora y la amplia alianza de fuerzas sociales que sostienen la
Rebelión.
El desarrollo de la Rebelión
ha colocado de manifiesto que la crisis en curso se asienta sobre las bases
estructurales del sistema capitalista en nuestro país. En su actual fase, la
Rebelión se desarrolla y cualifica materialmente, desenvolviéndose
explosivamente la tendencia a la autoorganización desde las bases de nuestro
Pueblo. Esta tendencia se expresa en las Asambleas Populares territoriales, en
las asambleas sindicales que se convocan para hacer frente a la urgencia de la
situación y que barren con determinación a la burocracia traidora; se expresa
en la organización de vecinos y vecinas que buscan hacer frente a sus
necesidades más urgentes y las resuelven por medio de la acción directa; se
expresa en los millones de conciencias que hoy despiertan, buscan una salida, y
se lanzan a construir la historia con plena confianza en sus propias fuerzas.
La posibilidad real de
concretar una salida verdaderamente democrática a la crisis que vive nuestro
país pasa por el desarrollo de dicha tendencia al surgimiento del Poder
Popular, el poder material y real de nuestro pueblo, autónomo e independiente
al poder del Estado.
Es necesario lanzarse sin
vacilaciones al fortalecimiento del naciente Poder; es necesario desarrollar y
cualificar su organización, poniendo como centro la resolución directa de
nuestras necesidades más urgentes a través de comisiones operativas:
Abastecimiento, organización de la lucha, vigilancia y autodefensa contra las
fuerzas estatales y paraestatales, como el Narcotráfico y los elementos
fascistoides y lumpenezcos que operan como representantes del poder corrupto y
descompuesto de la burguesía en nuestras poblaciones. Es necesario articular y
coordinar territorialmente a las organizaciones populares por medio de
Asambleas Populares comunales, provinciales y regionales. Es momento de
dotarnos de una coordinación nacional, que sea capaz de levantar una gran
Asamblea del Pueblo que reemplace al parlamento corrupto y que siente las bases
para la resolución e implementación inmediata del Programa del Pueblo. Es deber
de las fuerzas revolucionarias colocarse a disposición de estas importantes
tareas. De nada sirven los diagnósticos respecto a la “espontaneidad”,
“inorganicidad” o “desarticulación” de la Rebelión. Los revolucionarios y
revolucionarias no somos meros espectadores de la historia. Nuestro deber
fundamental es contribuir a desarrollar y fortalecer el Poder Popular en las
actuales condiciones.
Este proceso representa el
desarrollo vivo del establecimiento de un verdadero Gobierno de Las y
Los Trabajadores. Sólo por medio de un gobierno de estas características,
existirán las condiciones reales para transitar hacia la convocatoria de una
Asamblea Constituyente verdaderamente Democrática, Libre y Soberana, que siente
las bases para la reorganización de nuestro país sobre una institucionalidad
de nuevo tipo. La centralidad del momento no radica en los aspectos
burocráticos, institucionales o jurídicos de un Gobierno Las y Los
Trabajadores. Se trata de una forma de Gobierno directa, auto-organizada,
funcional, ejecutiva y transitoria. La legitimidad de dicho Gobierno descansa
en la legitimidad de los propios dirigentes y dirigentas de nuestro pueblo, que
luego de años de lucha abnegada, honesta y consecuente, hoy tienen el deber de
asumir las riendas del país y superar la actual situación para crear un nuevo
orden social de justicia, paz y respeto.
Piñera brega con todas sus
fuerzas por derrotar a la Rebelión; Es fundamental, por ende, que el pueblo no
pierda la iniciativa política para desarrollar la Rebelión en su fase decisiva;
¡Fuera Piñera! Sólo la propia fuerza de la Rebelión, sobre la base del
desarrollo del proceso vivo de constitución de un Gobierno de Las y Los
Trabajadores, podrá en las actuales condiciones hacer estallar este régimen que
tambalea, echar abajo el gobierno y el parlamento corruptos por la fuerza
desatada desde el nuevo Poder en ofensiva, y de esta manera, garantizar la
convocatoria de una Asamblea Constituyente verdaderamente Libre, Democrática y
Soberana, en ruptura con el bloque en el poder en su conjunto.
¡Fuera Piñera! ¡Por un Gobierno de las y los Trabajadores!
¡Por una Asamblea Constituyente verdaderamente Libre,
Democrática y Soberana!
¡Soldados y Clases, no dispares contra tu pueblo!
¡Abajo el Estado de Excepción y libertad a todos los presos de
la Rebelión!
¡Asamblea popular para la resolución de nuestras necesidades más
urgentes!
¡Ninguna conciliación con los asesinos del pueblo!
¡Abajo el parlamento! ¡Por una gran Asamblea del Pueblo!
Trabajadores/as
al Poder
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