Compañeras y Compañeros:
Hace un año, el 18 de octubre de 2019, Chile despertó. Entonces, una potente ola de agitación y movilización de los explotados y oprimidos remeció éste país, en lo que debe ser considerado como un verdadero levantamiento popular. De norte a sur y de mar a cordillera los pueblos y los trabajadores marcharon, paralizaron actividades, llevaron a cabo acciones directas masivas, interfirieron y detuvieron el tránsito en ciudades y carreteras, se enfrentaron a las bestias uniformadas, expropiaron alimentos y diversos insumos, atacaron edificios e instituciones representativas del oprobioso sistema de dominación y explotación. En una palabra, un inmenso y rupturista movimiento popular dijo basta y echó a andar para hacer de la dignidad una costumbre.
El gobierno patronal respondió al embate de la mayoría nacional coartando las libertades públicas y aplicando una indiscriminada y brutal represión (la que se mantiene hasta hoy), a cargo no sólo de las paramilitarizadas fuerzas de Carabineros (FFEE) y la PDI, sino también mediante el criminal empleo de tropas de las tres ramas de las FFAA. El trágico saldo para los sectores marginados de nuestro país fue el asesinato de 35 personas; más de 800 torturad@s, 160 de ell@s mediante violencia sexual; cerca de 4 mil herid@s, incluyendo 400 personas cegadas o con daño ocular; y de 15 mil detenid@s por protestar y exigir justicia y dignidad. Con todo, luego de transcurridos cinco meses de intensas jornadas de heroica resistencia popular, el aparato represivo estatal y las medidas gubernamentales no fueron capaces de aplacarla y sólo el peligro ocasionado por la pandemia por COVID-19 fue capaz de limitar sus efectos político-sociales y su extensión.
Después de 46 años de perpetrado el Golpe de Estado de 1973, el cual cerrara a sangre y fuego la marcha histórica de más de un siglo del movimiento popular chileno, y de soportar por casi tres décadas una democracia de pacotilla, una larga lista de reclamos populares se fue acumulando, los que ninguno de los infames gobiernos que se han sucedido desde 1990 ha tenido la más mínima intención de atender. Ante ello, la cólera social ya no pudo aguantar más y reventó, y fue la mayoría nacional la que salió a las calles a exigir lo suyo. No eran $30 ni 30 años; eran casi 5 décadas de injusticias y derechos conculcados.
Ahora bien, sin querer minimizar en lo más mínimo el valor y la consecuencia de millones de activos democráticos que combatieron en octubre y que lo siguen haciendo hasta el presente, se echa en falta la conformación en su seno de una alternativa político-social que logre articular, orientar y potenciar sus batallas. No obstante, a dicha insuficiencia contribuye otra no menor: la incapacidad de l@s revolucionari@s y de aquellos sectores más políticamente avanzados del campo popular en cuanto a concretar efectivos grados de unidad y organización, lo que les permitiría contribuir a la causa de los pueblos y la clase trabajadora con la antorcha de la claridad política y nutriendo su disposición de lucha. Con todo, valiosísimas son las iniciativas de construcción de gérmenes de poder popular de l@s movilizad@s y que debieran aleccionar a aquell@s que se reclaman ‘representantes populares’. Entre aquellas organizaciones de base han resultado fundamentales las docenas de Asambleas Populares Comunales y Provinciales en todo el territorio nacional; los Comedores y Ollas Comunes; los Comités y Colectivos de Solidaridad Social y Política, etc., todas las cuales brindan el sustento orgánico para dar continuidad a las luchas del último año.
A la par de dichos esfuerzos político-organizativos, se debe impulsar -con toda la fuerza posible y mediante todos los medios a nuestra disposición- la realización de un gran Paro Nacional Productivo, de carácter indefinido, que haga reventar las bases de sustentación económica del modelo antipopular vigente, permitiendo efectivamente avanzar a la generación de la crisis del sistema ‘por abajo’ con perspectiva insurreccional.
Hoy como ayer, el objetivo táctico-estratégico de los revolucionarios y sus aliados es evitar las salidas hacia la conciliación de clases de éste gran movimiento y/o la lucha intestina que pugna por surgir entre los diversos sectores que lo conforman. No debemos olvidar que las fuerzas que dan vida al bloque político de Estado: las derechas política y económica, la exNueva Mayoría y los neorreformistas del FA, se encuentran ávidas por desalentar la extensa activación social popular y por seguir adelante con su acuerdo de dominación ‘por arriba’ o pacto de gobernabilidad, el que vino a expresarse ahora en el “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución” y sus efectos prácticos: el fraude plebiscitario del 25 de octubre y el posterior proceso seudoconstituyente. No lo decimos nosotros, sino uno de los politicastros de los grupos que mantienen y reproducen el sistema, el que afirma que éste último acuerdo: “Salva al Presidente, que estaba a punto de caer, y salva al Congreso, que sentía que podía verse arrastrado”.
Día tras día, las acciones directas de las masas movilizadas en pos de sus legítimas aspiraciones y la desproporcionada respuesta represiva estatal van dejando más que claro que éste sistema no es una democracia, sino que la dictadura vil de los sectores dominantes, los cuales no dudan en apoyarse en la represión y el crimen para defender sus intereses de clase. Resurge una exigencia de hace un año, perentoria y de toda justicia: el asesino y ladrón Piñera y su gobierno deben renunciar y rápidamente se deben dar los pasos para la instalación de un gobierno provisorio, apoyado en representantes de las fuerzas democráticas y de las Asambleas Comunales y Provinciales de todo el país.
Hoy como ayer, no es el tiempo de vacilantes ni de conciliadores de clase, sino de aquellos capaces de impulsar la resistencia popular y el despliegue de todas las formas del enfrentamiento clasista. Es la hora de recuperar la senda de la liberación social y de luchar hasta el fin por la construcción de la sociedad socialista, la única que puede interpretar y dar satisfacción a las justas y necesarias demandas de la mayoría nacional. El proceso de lucha por la recuperación de nuestros derechos, de nuestra dignidad, se debe retomar con todas las fuerzas y llevarse más allá de éste 18 de octubre, demostrando a nuestros enemigos: las derechas política y económica, la falsa oposición y a los chacales de uniforme, que estamos más decididos que nunca a conquistar nuestro futuro. Hoy, como hace un año y como siempre, si no hay justicia para los pueblos y l@s explotad@s que no haya paz para nuestros opresores.
¡A convertir la ira social en poder popular!
¡Ni Apruebo ni Rechazo, todas los derechos se conquistan en las calles y luchando!
¡Que se vayan Piñera, la falsa “oposición”, los pacos y los milicos, e instauración de un gobierno popular provisorio!
¡A potenciar el levantamiento popular con un gran Paro Nacional, productivo e indefinido!
¡Del 19 al 25 de octubre a extender la protesta nacional hasta que caiga el Tirano!
¡Sólo la lucha y la unidad nos harán libres!
MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA MIR
18 de octubre, 2020
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