miércoles, 10 de junio de 2020

CÍRCULO DE ESTUDIOS POLÍTICOS MIGUEL CABRERA FERNÁNDEZ, PAINE: CHILE, ANÁLISIS DE COYUNTURA MAYO-JUNIO 2020




Se nos ha hecho llegar este análisis de coyuntura que abarca el mes de mayo y las proyecciones que emanan hacia el mes de junio de 2020.  El Círculo de Estudios Políticos que lleva el nombre del valioso y recordado Compañero Paine, Miguel Cabrera Fernández, viene haciendo un gran trabajo teórico, el cual aporta luces en la construcción de una política para l@s Revolucionari@s.  Ya no queda otro camino, al terminar la pandemia, que destrozar el Estado capitalista chileno.  Es horroroso ver por TV o por otros medios de comunicación oficiales rostros de aquellos que desde hace 30 años, 46 para ser más exactos, han sido cómplices y culpables de la injusticia e impunidad en Chile y se pretenden salvadores de la situación política, social, económica y cultural, nos referimos, por ejemplo, a Nicolás Eyzaguirre, Francisco Vidal y otr@s.   Tenemos que hacer de cada Población una Primera Línea para ganar, para vencer, no queda otro camino.


Andrés Morales.



ANÁLISIS DE COYUNTURA, CHILE, MAYO-JUNIO 2020


Durante el período y en la práctica, dos continúan siendo las fuerzas políticas que dan vida al enfrentamiento clasista en nuestra formación, conflicto que tiene como fondo el recrudecimiento de la gripe pandémica por SARS-CoV-2. De un lado, el gobierno y la derecha, quienes, producto de su ineficacia frente a la crisis sanitaria (lo que se relaciona con su indisimulada defensa de los intereses de la gran burguesía) y su odiosa guerra contra los pueblos y explotad@s, pierde pie y se ve compelido a rogar a la autodenominada “oposición” por un ‘nuevo pacto’ para reforzar el cuestionado modelo de dominación/explotación vigente; del otro, un Movimiento Popular (MP), el que con dificultad intenta rearticularse y reanudar la ofensiva con la que antes cuestionara aquel modelo, y que –producto de las secuelas socioeconómicas que aquejan a vastos sectores populares- ve surgir brotes de lucha para satisfacer necesidades básicas y también prácticas solidarias entre l@s oprimid@s.


Ad portas de cumplirse 3 meses de la llegada a Chile del nuevo coronavirus, según cifras oficiales (nada creíbles), los contagiad@s pasan de 100 mil, los fallecidos del millar y diariamente medio centenar de personas muere por su causa. Sus efectos cruzan ya todos los niveles y esferas de nuestra formación. Y Piñera-Mañalich, quienes aseguraban estar preparados desde enero, que se había llegado a “una meseta” (por lo cual lanzaron sus planes de “retorno seguro” y “nueva normalidad”), hoy abjuran de sus modelos (“Cuarentenas Dinámicas”) y predicciones frente a la emergencia. Y con su criminal manejo de esta, lo único que han conseguido es incrementar, casi geométricamente, las cifras de víctimas. En efecto, nos han llevado al puesto 13º de los países con más contagios, al 5º con más de estos por día y ya hemos sobrepasado a China en número de enfermos y así como va la cosa, a mediados de junio l@s afectad@s pueden llegar a 140 mil y l@s fallecid@s a 1450.


Es por lo anterior que el Colegio Médico (COLMED) aseguró que en el país, “tenemos un brote fuera de control” y sus dirigentes criticaron las medidas preventivas del gobierno derechista, explicando que la gran ola de contagios, “significa que lo hicimos mal en el paso previo, que era evitar que se generaran contagios”. Y claro, ya decíamos en marzo de la urgencia, en términos de lograr mitigar y acotar los efectos de la gripe pandémica, que era necesario decretar la Cuarentena o Cierre Total con distanciamiento físico básico entre personas. Pero, como nadie dentro del Bloque en el Poder (BP) se allanará a apoyar tal medida, en razón de sus preferencias ideológicas y porque afectaría las ganancias del empresariado de hacerse efectiva como debiera (con resguardo de las pocas garantías sociales existentes), sigue siendo menester que el MP la acometa por la fuerza, mediante el despliegue de un Paro Nacional, con mantención de las remuneraciones, la seguridad social y la creación de un ingreso mínimo garantizado para aquell@s que carezcan de trabajo estable, para lo que se requiere gravar a los más ricos. La situación apremia, por cuanto la llegada del frío y la contaminación agravarán el ya complejo cuadro de enfermedad y muerte que se enseñorea del país.


No obstante y digámoslo, la pandemia por COVID-19 no es, en sí misma, la que ha venido a quebrar el sistema de salud de Chile o su economía o la seguridad social. Antes bien, hace rato que todas ellas evidenciaban una alta precariedad y desigualdad. Baste recordar que 26 mil personas fallecieron entre 2018-2019, mientras se encontraban en listas de espera; que la deuda de los hospitales del país supera los $415 mil millones, en el marco de un sistema hospitalario que según sus sostenedores se debe autofinanciar, y que acarreó falta de fármacos, insumos, equipos, camas y personal; que se suspendían cirugías y tratamientos oncológicos por falta de insumos; que mediante la colusión, los monopolios comerciales farmacéuticos se hacen millonarios a costillas de la población; que la mitad de los pensionados por vejez reciben menos de $151 mil mensuales (nótese que la línea de la pobreza es de $164 mil) y que 2 de 3 trabajador@s gana menos de $500 mil líquidos (los cuales, en un hogar de 4 personas, se transforman en $125 mil para c/u). Es decir, la crisis sanitaria en curso vino a instalarse sobre una ya existente y por cierto que la agravará hasta el paroxismo.

   
El gobierno patronal, fiel a la ideología amoral del capitalismo (“No podemos matar la actividad económica por salvar vidas”), que sacraliza la desigualdad social (existe desde siempre y los pobres lo son, “por ser flojos y carentes de iniciativa”) y legitima las ganancias sólo para los que parecen tocados por la diosa Fortuna (aquellos que, “generan la riqueza y dan trabajo”), enfrenta socialmente la crisis sanitaria mediante una estrategia asistencialista y que pretende focalizarse en los sectores más carenciados. Pero, en verdad, sólo echa mano de bonos (IFE), con montos escuálidos, decrecientes y temporalmente acotados (no vaya a ser cosa que cunda la dependencia del Estado); canastas familiares (compradas a sobreprecio, con beneficio para el grupo Saieh), y seguros de cesantía con características similares al IFE y que en el fondo significan una aspirina frente a la creciente cesantía y desprotección laboral. En el caso de las familias que dependen del “trabajo” informal, al que se supone va orientado el IFE, nunca han existido –por parte de los gobiernos que por 3 décadas han administrado el sistema de dominación/explotación- políticas que propendan a la eliminación de ese lastre para el desarrollo social (inclusive para el avance del mismísimo capitalismo); por ejemplo, mediante un Estado que se haga cargo e impulse las áreas productivas y de servicios básicos (industria alimentaria, puertos, aeropuertos, electricidad, transporte, etc.) o siquiera que respalden la inversión productiva de aquellos sectores de la mediana y pequeña burguesía netamente productores.


La economía cruje bajo la pandemia: se reducen las entradas de Codelco, la cesantía roza ya los 2 dígitos, cae la producción industrial, etc. Para contrarrestar tales efectos, variadas son medidas propuestas: el COLMED, la UC y la UCH promueven el uso del Fondo de Estabilización Económica Social para dar bonos de $300 mil, por 18 meses, para familias de 4 integrantes, cubriendo 80% de los hogares más vulnerables, mientras que la Sofofa cree que ello debe ser más acotado y priorizando las OOPP y la reconversión laboral, con mantención –obvio- del esquema subsidiario estatal a las grandes empresas; Hacienda y la derecha aspiran a proteger los intereses de estas últimas mediante un salvataje con platas públicas, estirando para ello los Fondos GAPE y GAIN (pensados para las MiPyMes), negándose a que esto signifique acceso estatal a su propiedad. Sin embargo, ninguna de las medidas ofertadas apunta al problema de fondo: una infraestructura económica que sólo sirve a los intereses del 1% y la existencia de un tumoral sector monopólico-financiero, lo que explica que de las 5 grandes empresas con mayores ganancias entre enero-marzo, 4 son bancos. Otra gran idea, del PS, es endeudarnos aún más y como si la dictadura ‘democrática’ estuviera esperando tal espoleo, corrió a hacerlo con el FMI y nada menos que por US$24 mil millones. Irónicamente, la depredadora IFI señala que necesitamos su “ayuda” para paliar los efectos de las condiciones que ellos mismos nos han impuesto y que hoy sólo se ven extremadas por la pandemia: “la economía abierta de Chile está expuesta a riesgos externos sustanciales como resultado del brote de la covid-19, incluido un deterioro significativo en la demanda global de exportaciones chilenas, una fuerte disminución o reversión de las entradas de capital hacia mercados emergentes y un endurecimiento abrupto de las condiciones financieras mundiales”.   


Con todo, al BP sólo le interesa salvarse dentro de la crisis en que se hunde nuestra formación y descargar sobre las familias de la clase trabajadora el peso de ella. Así, en el período se incrementa la cesantía, con un 9% al terminar mayo (de 15,6% para la RM), con claras posibilidades que en junio-julio, a los 814 mil desemplead@s existentes, se sumen otr@s 600 mil. Est@s últim@s, corresponden a l@s trabajador@s que, independientemente de su tipo de contrato e incluyéndose a la micro (30,2%), pequeña (25,5%), mediana (17,3%) y gran (13,8) empresas, han visto suspendidos sus contratos (y sus sueldos) desde marzo pasado. Además, aumenta el trabajo informal y precario, que llega a 29%, el que a su vez se ve constreñido por las medidas restrictivas con ocasión de la pandemia en curso. Se ven incrementadas las prácticas antisindicales en diversas empresas (Carozzi, Ripley), y la precarización de contratos y condiciones de trabajo en varias áreas y compañías. Además, la práctica del teletrabajo, que existía antes de la actual crisis y que se expandió con ocasión de ésta, llevará a una mayor precarización y sobreexplotación laboral.


Y frente a todo esto, ¿qué plantea la CUT? Sólo se contenta con pedir una mesa, tripartita, para, “discutir una estrategia distinta”, en la vana esperanza de ser oídos por la entente gobierno reaccionario-empresariado monopólico, empeñados como están en que los costos de la crisis los paguen l@s explotad@s y que logran cooptar a la “oposición” para que avale tal designio. Con más razón, es tiempo de levantar –desde las bases y sectores más de avanzada de l@s trabajador@s- la organización de un sindicalismo de clase y rupturista, que impulse junto a los pueblos la demanda: “Que la crisis la paguen los ricos”; que exija que el Estado se haga cargo de un proceso de industrialización y acometimiento de las OOPP a fin de salir de la postración pospandemia; y porque el desarrollo económico esté al servicio de la mayoría nacional.    


Que los sectores dominantes han decidido que las clases subalternas paguen los costos de la catástrofe se puede también constatar en que algunas compañías eléctricas y de agua potable (todas en manos de grandes consorcios nacionales y extranjeros) están haciendo cobros excesivos, en diversas regiones, aumentando sus ingresos a costa de los consumidores. Pero, ante la carestía y el hambre, los pueblos y l@s oprimid@s se organizan. Junto a la consolidación de las Asambleas Populares, resurgen las iniciativas de Ollas Comunes y Comprando Juntos; se despliega la campaña “A la Pobla no se le roba” (lo que debiera incluir al lumpen y a los almaceneros abusadores). Se hace carne en los territorios populares la consigna, “Sólo el Pueblo ayuda al Pueblo”, ante la mezquina y desigual ayuda entregada, tanto por el gobierno como por alcaldes y politicastros.


Si bien el MP aún no logra reimpulsar la protesta masiva y rupturista, al nivel logrado hasta marzo, obligado mayormente por la pandemia por COVID-19, resulta que esta limitación se relativiza cuando comienzan a expandirse el hambre y la desesperación en nuestras poblaciones. El 18/5, mismo día en que se cumplían 7 meses de la Asonada Popular y en que estaba convocada una jornada de Protesta y Cacerolazo Nacional contra el Hambre, se lucha durante la mañana en El Bosque, Villa Francia, La Granja, Plaza de la Dignidad y otros lugares de la RM. Luego, en la tarde-noche de ese día, se suceden acciones y enfrentamientos con fuerzas represivas en la misma Villa, La Pintana, Quilicura, Antofagasta, Concepción, además de un sonoro caceroleo en varias ciudades del país. Quedaron reflejad@s en la retina de Chile l@s poblador@s de las comunas de El Bosque y La Granja, quienes salieron a las calles a manifestar su rabia por la cada vez más acuciante carestía y falta de trabajo, y que respondieron con violencia a la represión desatada por los pacos de FFEE: “No es contra la cuarentena, es contra el hambre”, notificaron. Y la dictadura seudodemocrática anunció querellas contra los detenidos invocando para ello la ley “antibarricadas y antisaqueos”, misma que fuera aprobada –de pe a FA- por el estrato político civil. Al poco andar, el ejecutivo salió con su ofertón de cajitas de alimentos para todos los necesitados; luego, bajaron al 70%; después, al 70% del 40% más pobre y al finalizar mayo, sólo ¼ de lo ofertado se entregaba por barrios elegidos con un interés electorero.   
       

En el Wallmapu, un sostenido y exitoso despliegue ha tenido la lucha de diversas organizaciones político-materiales del Pueblo Mapuche. Variadas son las acciones de recuperación territorial y de recursos, de corte de vías, de hostigamiento, etc. Igualmente, han sufrido la represión oficial, tal como la detención de varios peñis, incluido el werken Mijael Carbone Queipul, en Ercilla, mediante un operativo militar de proporciones. En tanto, se inicia una Huelga de Hambre de PPM de las cárceles de Temuco y Angol, que persigue mejoras carcelarias y de resguardo frente al peligro representado por el COVID-19.


Era un hecho evidente que, luego del Alzamiento Popular de octubre, el gobierno civil-militar venía reforzando la legalidad represiva y apertrechándose materialmente para combatir la legítima protesta popular, y tal proceso ha continuado, a despecho de la grave emergencia sanitaria que nos azota. Así, sólo para la RM, se compraron vehículos a la PDI por un monto de US$3,75 millones; entre dic-marzo, se les compró o reparó a Carabineros vehículos para faenas represivas por valor de US$15,3 millones, y a fines de mayo Piraña anuncia que les compró 300 nuevas cámaras corporales (que se suman a otras 660) y 45 pórticos lectores de patente para 21 comunas de la RM, en ambos casos sin indicación del costo. Todo lo anterior evidencia un claro desprecio por las necesidades en tiempos de pandemia y es un mentís a la pretendida responsabilidad fiscal del gobierno patronal. Agreguemos que, durante el período, la ANI pasó a tener una impronta naval (con exagentes de Ancla 2) y se fortalece el rol del SIE, que coordina la ‘comunidad’ de inteligencia orientada contra el “enemigo interno”.


Luego que el 2/1 un equipo multidisciplinario chileno presentara una denuncia ante la Corte Penal Internacional (CPI), con el objetivo que se investigue y lleguen a ser condenados los principales responsables del gobierno y de las FFAA y Orden por todos los delitos de lesa humanidad cometidos luego del 18/10, el cobarde dictadorcillo de La Moneda, subrepticiamente, presentó (12/5) un proyecto de ley a la Cámara para protegerse, ‘por si acaso’. En sus fundamentos, el Mensaje Nº 063-368, de Piñera y sus ministros políticos, altera sustancialmente el acuerdo suscrito por Chile para dar reconocimiento jurídico a la CPI, proponiendo ellos ahora dejar al titular de RREE como el primer filtro para definir la competencia de aquella Corte, reemplazando la función que hasta hoy recae en el M. Público. Cabe consignar que, hasta aquí, las atrocidades cometidas por el gobierno dictatorial han sido condenadas por diversas instancias internacionales, pero, al mismo tiempo, escaso es el avance del Poder Judicial y el Ministerio Público en sus investigaciones sobre los atropellos a los DDHH desde octubre pasado, evidenciándose ello en su inoperancia para detener y encauzar a quienes han ocasionado 35 muertes entre los pueblos y oprimid@s, cerca de 1300 casos de tortura y abuso policial (con más de 150 de connotación sexual), 405 personas con lesiones y traumas oculares y más de 3.700 herid@s, entre ell@s más de 2.000 por disparos de balas, balines, perdigones y lacrimógenas. Los sectores dominantes no tienen ni aceptan límites si de reprimir opositores se trata, lo cual se puede constatar en que l@s Pres@s Polític@s de la reciente Rebelión sumaron cerca de 2000 (algun@s aún lo están), y que en cuatro meses fueron detenidas ¡30 mil personas!


A mediados de mayo, Piñera realiza una reunión virtual con los expresidentes, donde expone que está disponible para ser parte de un “nuevo pacto social”, haciendo suyas las gestiones que ya estaban realizando las cabezas del oficialismo y la exNM para abordar la crisis ocasionada por el Covid-19. Sin embargo, ni el gobierno patronal ni Insulza o Desbordes pueden negar que lo que se pretende conjurar es la Rebelión Popular 2.0, ahora gatillada por la catástrofe económico-social con ocasión del nuevo coronavirus (la que no vino sino a extremar la profunda desigualdad e injusticia existentes en nuestra formación). Lo de fondo aquí es que el Bloque Político de Estado: las derechas política y económica, la exNueva Mayoría y los neorreformistas del FA, coinciden y confluyen en el objetivo de impedir que el MP golpee la mesa y pase a la ofensiva para sortear la crisis que le afecta y que no es más que la exacerbación de la que vivía hasta octubre, cuando ese mismo bloque se juramentó para contenerlo (“Acuerdo por la Paz Social y Nueva Constitución” le llamaron). Temen que l@s excluid@s destruyan el inicuo sistema de dominación/explotación que han mantenido por 30 años y los lancen donde deben estar: en el wáter de la historia. Al finalizar mayo, se muestran afines a dicho acuerdo antipopular, parte de la derecha, el PS, el PR, la DC, el PPD y sectores del FA (CS, RD). El PC se rehúsa a participar de ese “Gran Acuerdo Nacional”, pero critican tal pacto sólo por sus efectos en lo económico y sanitario, sin objetar que se está planteando como una entente antipopular y que vendrá a sancionar que los pueblos, cabeza gacha, corran con los gastos de una debacle que se agudizará durante junio-julio.   


En medio de una coyuntura que augura el estallido de la rabia de los pueblos y l@s explotad@s, el deber de la izquierda anticapitalista y l@s revolucionari@s continúa siendo el avanzar en la colosal y urgente tarea de contribuir a que en nuestra formación pueda desplegarse una definitoria crisis ‘por abajo’. Creemos que durante éste tiempo de relativa separación física, el MP y los sectores de activos democráticos y revolucionari@s deben aprovechar de construir estrategia, programa, organización y unidad, saliendo por ahora a dar golpes tácticos y sobreseguro (con los resguardos necesarios) en todos los territorios populares, y preparándose para desplegar una lucha sin cuartel contra sus enemigos una vez superada la actual pandemia.  


¡Piñera debe renunciar, por las víctimas de la represión y por los muertos por COVID-19 causados por su ‘retorno seguro’!


¡Al Gran Acuerdo Gobierno-Falsa Oposición a responder con la Gran Insurrección de los Pueblos y Explotad@s!



Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández



Cerramos éste trabajo expresando nuestro gran pesar por la partida, el 28/5, del camarada del MIR y la Resistencia Popular Jorge Palma Donoso. A los 70 años, Jorge falleció a causa de un cáncer, en Bruselas, Bélgica, país al que fuera obligado a ir a vivir por ésta democracia de pacotilla, que es capaz de liberar a genocidas, pero que desprecia y humilla a quienes arriesgaron sus vidas por la justicia social y una democracia de verdad. ¡Hasta la victoria siempre, querido camarada!

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