Se nos ha hecho llegar este análisis de situación
política nacional por parte del Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera
Fernández, que pasamos a compartir.
ANALISIS Y PERSPECTIVAS DE LA
SITUACION
POLITICA NACIONAL, CHILE, OCTUBRE-NOVIEMBRE
2021
Pareciera
que el período estuviera signado solamente por la algarabía electorera, así
como por los malos resultados logrados en las urnas por los Grupos Mantenedores
y Reproductores del Sistema (GMRS) y por el eje político
Reformismo-Neorreformismo (R-N). Además, da la impresión que al interior del dúo
Gobierno/Derecha (G/D) surgiera una excrecencia que supera a sus progenitores,
una especie de mesías investido del rol de árbitro de la contienda social y que
se alza por sobre las diferencias políticas y de clase de la formación. Pero un
análisis más exhaustivo de esta nos demuestra que existen más fuerzas agitando
las aguas, intentando orientarlas en un sentido u otro: de un lado, las
poderosas fuerzas detentoras del poder y la riqueza, que se vinculan a las orgánicas
políticas más sistémicas para dar vida al Bloque Político de Estado (BPE); y
del otro, un disgregado Movimiento Popular (MP) y sectores activados de l@s
explotad@s y oprimid@s. En medio, se ubican las expresiones del R-N, empecinadas
en allegar agua para su molino en la forma de apoyo electorero y con esto
instalarse en propiedad dentro del sistema político institucional. A despecho
de estos esfuerzos, en que se convida a los sectores populares a participar de
unas desgastadas pero hoy reanimadas formas pacíficas, electoreras,
clientelísticas de llevar adelante la lucha política, el grueso de la población
se abstiene de acudir a las urnas y se mantienen niveles mínimos de actividad del
MP, que aunque no extendidos ni muy coordinados, demuestran que es posible
avanzar en la construcción del sujeto popular de cambio en Chile a partir de la
defensa del nivel de vida de la población y de la exigencia del respeto por los
pocos derechos que se han conquistado. Lo anterior, independientemente de lo
que determinen o puedan pontificar las domesticadas fuerzas que juegan a
mostrarse los dientes en la arena de la política.
La
economía: entre el cuco de los ricos y las dificultades para el pueblo
trabajador
En el plano externo, las perspectivas para la
actividad económica mundial se han moderado como consecuencia de las limitaciones
asociadas a rebrotes de la Covid-19 en algunas formaciones y de ciertos atascos
productivos a nivel del Sistema Capitalista Mundial, limitándose así la
ampliación de ciertos sectores y la demanda de variadas materias primas, sobre
todo en el centro del sistema. A nivel global, recrudece la inflación, cierto
temor en torno a las complicaciones –reales o fantaseadas- del sector
inmobiliario chino, el incremento de las tasas de interés en diversas
formaciones del capitalismo central e intermedio y se mantienen al alza los precios
de los combustibles (el barril de petróleo OPEP supera hace rato los US$75).
Con todo, un aspecto positivo para las arcas chilenas (y para el gobierno que
venga) es que el precio del cobre se mantiene en torno a US$4,2 la libra.
Anualizado, el BCCh informa una notoria
mejoría en cuanto al desempeño del PIB para 2021, de algo más de un 22% si se
compara con 2020 (aunque se debe atender a las características especiales de ambos
períodos a cotejar). Sin embargo y era de esperar, al despuntar el último
trimestre de este año la gran burguesía efectuó un eficaz “ruido de sables”
para notificar su molestia frente al cuestionamiento que la mayor parte de la
población hace de su injusto modelo, engendrado en dictadura, y de paso aprovechó
de hacerle un guapo a aquellas campañas electorales que pretendían salirse de
ciertos esquemas canónicos, a algunas posturas “populistas” de la Convención
Constitucional (CC) y de cara a la posibilidad de un nuevo retiro de los fondos
de las AFP, los ‘chiches’ del modelo. Y no fue sólo ‘ruido’, puesto que rápidamente
comenzó a actuar la “mano invisible” de los dueños del capital financiero y con
ello empezaron a deteriorarse las condiciones de este tipo de mercado,
ubicándose en los extremos de los movimientos internacionales y haciendo saltar
las tasas de interés en lo relativo a productos y operaciones de renta fija y
también la de tipo nominal; se incentivó el alza de precios en la mayor parte
de los sectores donde opera la nunca objetiva ley de la oferta/demanda; se
incitó la incertidumbre sobre el futuro, anunciando que un 70% de las empresas
no estaba planificando inversiones para 2022; el tipo de cambio continuó
subiendo, acumulando una depreciación de más de 5% relativo al dólar, el IPSA
disminuyó cerca de 8% y el riesgo país aumentó en torno al 0,25%; y con
respaldo en todo lo anterior, además del concurso de la derecha política y
mediática, los que aportaron llevando al paroxismo las problemáticas de la
delincuencia y el “narco-terrorismo”, los dueños del país echaron a andar con
fuerza un discurso que alertaba frente a lo que denominaban el socavamiento de
las bases estructurales de un modelo al que divinizan, lo que no sólo permeó
hasta la esfera político-legislativa, particularmente respecto de nuevos retiros
de ahorros previsionales, sino que contribuyó también a morigerar notoriamente
las propuestas económicas de las cartas presidenciales.
Con ese telón de fondo, que sin duda provocó
más que inquietud en la media de los votantes, es fácil inducir que la
situación para los sectores que viven de un sueldo continúa siendo incierta. El
IFE se despide la primera semana de diciembre; son cerca de 890 mil personas
las que perciben el salario mínimo (Fundación SOL), el que luego del “aumento” en
$10 mil propuesto por Piñera y aprobado mayoritariamente por el Congreso en julio,
apenas llega a los $337 mil; al 4° retiro no se le augura un resultado positivo,
luego que gran parte de la “oposición” aprobara aplicarle impuestos, se negara a
incorporar las rentas vitalicias y se cerrase a la posibilidad de futuros
auto-empréstitos por parte de l@s trabajador@s (aunque sea a cuenta de sus
propios fondos de pensiones); se observa un aumento importante de la morosidad
en los hogares endeudados, y un 30% de los grupos familiares (y subiendo) se ha
endeudado en el sistema informal, lo que se explica –en gran parte- por las restricciones al crédito formal; el
consumo interno, que contribuía al alza considerable que venía presentando el
PIB, decae desde el 2º al 3er trimestre, de un 32,1% a un 23,7%, caída que se
mantendrá debido a la contracción y encarecimiento del crédito y a lo que
debemos sumar un nulo mejoramiento salarial en el mediano plazo.
En suma, la mayoría nacional requiere
respuestas concretas y prontas para hacer frente a la acuciante situación
socioeconómica actual y futura, la cual es producto del antipopular modelo
económico y de la guerra que le ha declarado la patronal. Para aminorar los
efectos de tal flagelo, una medida acertada –lo hemos dicho antes- sería el
otorgamiento de una Renta Básica Universal, la que asegure un ingreso de, al
menos, $700.000 para una familia de cuatro integrantes de los quintiles más
carenciados; finiquitar los incentivos estatales a las grandes empresas
(forestales, mineras, Isapres, etc.); suprimir la exención tributaria por uso
de petróleo que beneficia a la mafia de los camioneros, empresas de transporte,
gran minería, etc.; liquidar la elusión y evasión tributarias, de las que el
gran capital es el principal culpable; aplicación de un royalty minero ad
valorem o escalonado al cobre, del 2% al 20%, según el valor con que sea
transado; desarrollo de un gran plan nacional de obras públicas a cargo de
empresas de Estado, con énfasis en las comunas o agrupaciones de estas con
mayores tasas de cesantía y bajos salarios. Un programa económico-social mínimo
como este, el que no será levantado por las fuerzas del R-N y menos ahora cuando
estas han pedido su bendición a los GMRS para la 2ª vuelta, sólo será posible
de enarbolar por los pueblos y explotad@s de Chile, organizados en sus
instancias naturales y político-sociales, así como en las de coordinación
sectorial y territorial. Para esto, no nos sirve ir a dejar un voto y esperar
que otr@s hagan algo al respecto; se requiere de la lucha consecuente y la
decisión de vencer de l@s mism@s oprimid@s y excluid@s de este país, que somos
la mayoría.
La amenaza de la COVID-19, lejos de amainar,
se hace más patente. El indicador de carga de infectad@s se alza a un 11,7 x
100 mil habitantes en la 3ª semana de noviembre (muy lejos de la meta de menos
de 1x100 mil); el indicador de transmisión promedio se empina sobre 1 en ese
mismo lapso (menor a 0,8); la positividad de los testeos varía entre 3,5 y 4%
(ojalá 3% o menos durante 14 días); respecto a la velocidad y cobertura del
aislamiento de casos y cuarentena de l@s contactos (donde la gestión del MINSAL
ha sido nefasta), aún es débil, lo que se aprecia en una confirmación temprana
que permanece atada al 60% (se espera que supere el 80%) y la consulta temprana
nunca ha superado ese porcentaje; el uso de camas UCI (asociado a una mayor
carga de la pandemia), luego de descender de un crítico 97%, apuntado en junio
pasado, volvió a empinarse después de agosto (cuando marca una sima de 81%) y
al finalizar el bimestre remonta a un 90%. Al cerrar este análisis, el precio
del petróleo se alteraba y había inquietud en algunas potencias luego que el
director ejecutivo de Moderna puso en duda la eficacia de las vacunas COVID-19
contra la nueva variante del coronavirus: Ómicron. Aún no está claro qué tan
grave es la nueva variante, pero como nos advierte el seleccionado nacional de
fútbol Gabriel Suazo, casi al finalizar noviembre, “El virus está presente. Lo
puede tener mi madre que sale a vender, mi padre que sale a trabajar o mi
hermano”. Y es verdad; nadie se salva. No obstante, todo lo dicho no impide que
–con todas las medidas del caso- los sectores populares y más consecuentes del
MP salgan a las calles a hacer valer sus derechos y demandas, movilizaciones
que han sido preteridas por la pandemia, pero en mayor medida por el estrato
político-civil, que lo hace en aras de la sacrosanta “gobernabilidad” y el
circo electoral y constitucionalista.
La
política formal: ¿y por qué el electorado se volvió derechista?
Las fuerzas que componen la derecha política exhiben
divergencias, sólo tácticas, con ocasión del reciente proceso electoral, para
luego de acaecido este unirse firmemente con vistas a capturar el próximo
gobierno. Sin duda que el candidato del oficialismo, Sichel, simplemente no
pudo cargar con todo lo pésimo que ha sido la gestión de la coalición Chile
Vamos (luego Chile Podemos Más), en tanto que el heraldo del ala más descarada del
sector, José Antonio Kast, libre de ese óbice, pudo divulgar una fórmula que
combina la ley y el orden de las clases dominantes (que lo serían por una
suerte de mandato celestial), vitales condiciones para impedir la inestabilidad
y la quiebra nacionales, con la idílica promesa de un homogeneizado Chile de “clase
media”. Era esperable que tal mensaje prendiera profunda y ampliamente en un
electorado aterrorizado por una crisis con la que se le impacta mediante todas
las formas y soportes posibles, tanto así que ni siquiera fue necesario dar a
conocer los contenidos y alcances del programa presidencial de Kast, porque lo
importante era la impronta de su figura, devenida en el Moisés que nos llevaría
a cruzar el Mar Rojo para escapar de nuestras penurias. Luego, no es de
extrañar que muchas de las medidas que el adalid del modelo aseguraba que iba a
tomar en sus primeros 100 días (y que la mayoría desconoce) se han debido quitar
o moderar para intentar sumar a más incautos. Ciertamente que lo expuesto sirve
para explicar, en gran parte, el giro derechista de un electorado que venía exhibiendo
posiciones más progresistas, a lo que debemos agregar la también exitosa artimaña
derechista de extremar el peligro representado por las propuestas de Boric, MEO
y Artés, verdaderos agitadores de una crisis que debe ser conjurada.
Junto a lo señalado y teniendo en mente que
un 53% de los potenciales votantes se abstuvo de formar parte de la “fiesta
democrática” del 21/11, intentemos echar luz acerca de la desviación a derecha
de la minoría del electorado que sí acudió a las urnas, lo cual -nos parece- es
la resultante de variadas causas, las que se complementan y potencian:
a) La poderosa y extensa capacidad ideológico-política
detentada por los sectores dominantes, en lo educativo, mediático, religioso,
cultural, etc., que apunta majaderamente a resaltar su visión de mundo y los
antivalores del capitalismo. De hecho, existe un listado de eventos recientes
que apuntan para allá: la quema de enseres de los migrantes en Iquique, que
debiera haberse convertido en un hecho de la mayor gravedad y acarreado un
fuerte rechazo social; Parisi, que puede ser un delincuente y un pésimo padre
proveedor, le parece elegible a una porción no menor de los votantes por ser un
tipo exitoso y que sabe ganar plata fácilmente; Kast reitera hasta la saciedad
los lemas de la ley y el orden, que puestos contra el fondo de una sociedad al
borde del caos que el mismo BP ha logrado asentar en la opinión pública (en que
se amalgaman narcos y mapuche, asaltantes con manifestantes político-sociales
populares, etc.), prende en los sectores autodefinidos como 'clase media' y en
la abundante masa de 'analfabetos políticos', etc.;
b) La constante conciliación y búsqueda de
acuerdos con la derecha y el gran capital que por 31 años han desplegado los
GMRS (que identificamos con la exNM), dejando espacio para el crecimiento de
una corriente reaccionaria que defiende la dictadura y su 'obra'. En esa línea,
podemos constatar que el 'negacionismo' de Kast, así como el ostentado por una activa
franja de devotos de Pinochet, dimana al no haberse aplicado por parte de la
exConcertación (y luego por la exNM), desde el comienzo y efectiva y
sistemáticamente, la justicia a los criminales, civiles y uniformados, de la
dictadura. Asimismo, los gobiernos desde Aylwin hasta Bachelet y los
representantes políticos de los GMRS no han roto con la leyenda que asocia el
supuesto adelanto y ‘bienestar’ económico con la necesidad que hubiera una
dictadura cívico-militar;
c) Los acuerdos respecto de la reproducción y
mantención del modelo económico, propiciado por el conjunto del BPE, permite a
una aparentemente novedosa candidatura derechista, no ligada directamente al
gran capital, mostrarse (aunque sólo nominalmente) preocupada por los problemas
que ese modelo pudiera generar en la gente, pero a los que considera secundarios
y como efectos colaterales;
d) La casi nula expresión política y orgánica
de la izquierda anticapitalista, inmersa aún en una lucha intestina de
caudillos y detentadores de políticas poco consistentes, incapaz de levantar la
alternativa político-social que demuestre a los amplios sectores de los pueblos
y los explotados la validez de la lucha por una sociedad mejor y, lo más
importante, que vaya construyendo junto a estos el poder que permita golpear
eficazmente al enemigo común y despejando el camino de las posiciones que sólo
sirven a los dueños del país;
e) El tristísimo papel de comparsa del PDC y
su vil política por parte del PS, tarea que desarrolla por más de 3 décadas,
así como la anodina e inconstante actuación del PC, que ha pasado de criticar a
los GMRS a formar alianzas con ellos, alejándose de la organización y
movilización popular para conseguir insertarse en el espurio sistema político;
f) Ya en 1850, Marx había distinguido con
claridad lo que hasta entonces había deducido de un modo semiapriorista: que la
crisis del comercio mundial producida en 1847 había sido la verdadera madre de
las revoluciones de Febrero y Marzo de 1848, y que la prosperidad industrial,
que había vuelto a producirse paulatinamente desde mediados de 1848 y que en
1849 y 1850 llegaba a su pleno apogeo, fue la que dio nuevos bríos a la
reacción europea otra vez fortalecida. No queremos ser deterministas críticos
(posición que debieron asumir Marx y Engels a la espera de un nuevo auge del
movimiento popular europeo a partir de 1851), ni mucho menos, pero para nuestra
realidad vernácula podríamos efectuar un símil con lo ocurrido entonces y así
constatar que en 2019, año de la épica Rebelión Popular de Octubre y de un
severo cuestionamiento general al sistema de dominación, la tasa de crecimiento
de la economía chilena experimentó una dura caída y pasó del 4% en 2018 a un
0,8%, debido al menor dinamismo de la demanda interna y externa (CEPAL), para
que, dos años después, esa economía nos sorprenda con un crecimiento de un 11%
anual (FMI), lo que además se refuerza con los bonos recibidos por amplios
sectores de la población, en la forma de IFE y retiros de las AFP, todo lo cual
instiga un sentimiento conservador, propio de la pequeña burguesía (aunque sólo
sea eso y no el reflejo de una real pertenencia de clase). La aparentemente
caprichosa voluntad de los llamados “sectores medios”, con pertenencia o no a
ellos, se explica por el inveterado objetivismo pequeñoburgués, “El demócrata,
por cuanto representa a la pequeña burguesía; es decir, a una clase intermedia,
en cuyo seno se embotan los intereses de las dos clases opuestas, cree estar
por encima de los antagonismos de clase (Marx, “El 18 Brumario…”). Como la
economía capitalista se muestra veleidosa en estos tiempos del COVID y más
voluble que las posiciones que pueda adoptar la “clase media”, recordemos que
hasta hace poco las IFI anunciaban para Chile un auge económico de 3,8% para
2022, pero ahora rebajan sus expectativas a un mísero 2,5% (bajo el promedio
latinoamericano de un 3%), lo que abre las puertas a un ominoso descontento por
parte de dichos sectores.
Existen otros muchos antecedentes para
explicar la desviación a derecha de l@s votantes, pero su exposición y
discusión requieren de un espacio que excede los fines del presente análisis.
La
política formal: el mal menor, el fascismo, la democracia y otras hierbas
Nos encontramos en el período electorero
previo a la 2ª vuelta presidencial, en que los GMRS y el R-N esgrimen variadas razones
para que las masas acudan a las urnas a dar su apoyo al tribuno que nos librará
del tirano. Detengámonos en tratar de aclarar las fábulas que inventan:
1.- Kast
es peor que Piñera: fue el gobierno de este último el que arrasó, con saldo
de seis decenas de muertos y cientos de heridos, la legítima protesta y
movilización populares con ocasión del levantamiento del 18-O, delitos por los
cuales fue acusado constitucionalmente y fueron los mismos GMRS los que lo
salvaron de esta; quien ha intentado privatizar las debilitadas Salud y
Educación públicas; quien ha hecho negocios viles aprovechándose de su
condición de presidente, contravenciones que le acarrearon una nueva acusación
y, era que no, nuevamente los GMRS lo protegieron; el que no se la pudo con el
narcotráfico y la delincuencia; el que llenó de Carabineros y PDI el Wallmapu,
para luego asediar las comunidades Mapuche con las FFAA; el que puso por igual
a quienes ejercían la violencia popular, expresión del legítimo hastío de
grandes sectores de la población frente a tanto abuso y humillación, con los
atropellos a los DDHH cometidos por las fuerzas materiales del orden burgués;
el que se ha mostrado ineficiente y hasta criminal en el manejo de la pandemia;
quien no ha reformado de arriba abajo a la ladrona y brutal institución de
Carabineros. Sumando y restando, es poco probable que herr Kast lo haga peor;
2.- Con
Kast se viene el fascismo: El conjunto de las fuerzas detrás de Boric
apelan a elementos de la subjetividad, del ideologismo, a fin de mover al
electorado de izquierda que se abstuvo de sufragar en la pasada votación para
que esta vez lo haga y así logremos detener el regreso del fantasma de Pinochet,
evitando que los “fascistas” pongan fin –violentamente- al proceso de cambios en
curso. Alertan que es el ejercicio de la violencia la esencia y práctica
definitoria de aquella derecha fascistoide, pero si concordáramos con tal
despropósito tendríamos que reconocer que un Estado de excepción como el
fascista existía ya en el Mundo Antiguo, lo que sería un anacronismo, por decir
lo menos. Antes bien, el carácter específico del fascismo reside en el hecho de
que sobre esta agresividad encaja una forma particular, social, política y
militar, que expresa un nuevo ordenamiento social. Consecuentemente con lo
anterior, el fascismo no tiene nada que ver con el movimiento político-social
levantado por el cruzado Kast, aun cuando este sea descendiente de un oficial
de la Wehrmacht. Antes bien, debemos advertir que cuando la gran burguesía, que
hegemoniza el Bloque en el Poder (BP) y a cuyo interés general se aviene el BPE,
no puede mantener los niveles de dominación y de explotación con la necesaria
tranquilidad, se saca su careta de ‘democrática’ y se ve impelida a recurrir a
las formas de Estado de Excepción Constitucional, sean estos el Bonapartismo,
el Fascismo o la Dictadura Militar, que responden en su aplicación a la
situación y condicionantes de la lucha de clases específica, en una formación
determinada. Como no es del caso una situación en que los sectores dominantes
vean drásticamente cuestionado su poder y dominio por parte de las clases
dominadas, ‘una crisis por abajo’, no existe necesidad de echar mano de alguno
de esos Estados de Excepción. En lo esencial, el programa de Kast y sus huestes es el mismo
del ya habitual capital monopólico-financiero, disfrazado de salvavidas para
que, supuestamente, todos salgamos flotando de la tempestad en curso;
3.- Estamos
obligados a votar por Boric porque con Kast se acabará la democracia: En el
análisis político-histórico marxiano la ‘Democracia’, entendida como la
Democracia Moderna, es el fruto y justificación de las Revoluciones
Democrático-Burguesas libradas por la burguesía en su conjunto y que tienen su
desarrollo, en lo cronológico, desde 1380, en Portugal, hasta las revoluciones
democrático-burguesas de 1830-1848, en Europa Occidental, las que finalmente
determinan el sistema democrático como lo conocemos hoy: la realización de la
organización de poder de la burguesía. A partir de ello, se dieron las
condiciones para el alejamiento relativo de esta clase de lo político y la
política en el marco de un Estado de clase ‘en forma’, lo que hace que hoy, por
ejemplo, no veamos directamente a los Luksic o los Matte haciendo de las suyas
en política. En esencia, por antonomasia, la “DEMOCRACIA” es la DEMOCRACIA
BURGUESA, el sistema político mediante el cual normalmente la burguesía
ejerce/oculta la dictadura de su dominación de clase en las formaciones capitalistas.
Es la forma de Gobierno en donde la burguesía domina a la clase trabajadora,
haciéndole creer que en él tiene cabida y participación, un Olimpo en donde
puede ser qué tal vez los explotados tengan una remota posibilidad de hacer
algo, llenos de la vacua ilusión que se les ha instilado de que pueden
mejorarlo desde adentro. Chile, como sabemos, no escapa de tener su propia
dictadura de clase disimulada, pero si analizamos con cuidado son varios los
elementos que se le quitaron, con ocasión de la dictadura cívico-militar y la
imposición de un ordenamiento legal seudodemocrático, a la democracia liberal
en esta formación: “…que esto no es democracia, es dictadura sin Pinochet”,
versaba acertadamente uno de los cánticos de la Rebelión de Octubre. De lo que
se trata es de romper con el acatamiento de este ordenamiento, que no es ni
siquiera la democracia de Rousseau, de Tocqueville, etc., sino un esperpento
que no merece el respeto de la mayoría nacional y menos del MP. Al contrario,
quien defienda este orden inicuo, simplemente se transforma en enemigo de los
pueblos y explotad@s de Chile.
4.- Debemos
ganar a la “clase media” para Boric: En el período electorero en curso,
tanto la dupla G/D como la “oposición” apuestan sus fichas a tratar de ganar
ese apoyo. Los primeros, con un mensaje prístino, machacante y agorero: nuestro
mundo se estaría yendo a la porra y debemos retornar al orden y la armonía
entre las clases que integran nuestra formación (eso sí, orden y armonía
establecidos por las clases dominantes), mientras que los GMRS lo hacen envolviendo
con sus redes a Apruebo Dignidad (AD), el que rápidamente pasa a morigerar su
ya de por si ponderado discurso, alejándose de la movilización y protesta
populares para la consecución de derechos y demandas básicas, siempre dando
pruebas de su ‘blancura’. Especialmente el neorreformismo, encarnado en el
Frente Amplio (FA), prefiere sumar a más votantes recurriendo al electorado de
la exNM (hoy NPS), invocando la necesidad de superar la crisis de
gobernabilidad en Chile mediante un gobierno de unidad de la actual oposición.
Tal convite, que recibe diversos grados de adhesión por parte de los GMRS: más
enfático en el eje PS-PPD y menos entusiasta en los resabios de un extinto BP,
como son la DC y el PR, igualmente se salda luego de pulimentar adecuadamente
los últimos bordes afilados que tenía el programa de gobierno de AD e
incorporándole los aderezos que lo dejarán más en línea con lo que ha sido el
rol histórico de los firmantes del espurio acuerdo ‘por arriba’ con la
dictadura cívico-militar, por allá por 1986-87. Es decir, los hechos demuestran
que tratar de ganar el centro, a la ‘clase media’, significa que AD debe
desmontar todavía más lo poco de ofensivo que le va quedando a su programa; que
debe pasar a ser uno más de los GMRS, asumiendo hasta el fondo la estrategia de
estos de lograr acuerdos 'por arriba' y a todo evento con los que mandan de
verdad en Chile; que debe renunciar a ser expresión de los sectores populares y
progresistas de nuestra formación; en fin, que se transforme en lo que, aparentemente,
combatía. Aun considerando esta deriva hacia derecha de la candidatura de
Boric, seguramente los que votaron por él no dejarán de hacerlo el 19/12 y
serán más los que se sumarán en atención a los temores mencionados más arriba y
le darán finalmente el triunfo, pero que quede claro que con eso del mal menor
no ganan los excluid@s y los explotad@s, que son la mayoría y hacia los cuales deberían
haber mirado Boric, AD y las fuerzas del R-N.
5.- Boric
debe incorporar las temáticas de seguridad y gobernabilidad: En estos días
hemos podido escuchar al abanderado de AD que acepta que en su discurso y en su
programa han estado ausentes los grandes temas de la "seguridad" y el
“orden”, lo que en el contexto que la derecha y los empresarios han impuesto
pareciera apuntar a contener los desbordes de los sectores populares y
proseguir con la política de establecer Estados de Excepción y uso de la fuerza
material estatal para acometer la paz social. En el fondo, pudiera ser el
anuncio de una política más restrictiva respecto de las múltiples demandas
populares y las movilizaciones en pos de su logro, consiguiendo la visa de
demócrata de parte del BPE y contentando así a aquella masa de familias
trabajadoras y potenciales votantes que, sin mayores conocimientos políticos y
sin apreciar el fondo de la cuestión, se inquietan porque el país "va al
precipicio". Es decir, profundiza su desvío a la derecha y legitima el
injusto orden que dice combatir.
La
elección popular: a construir el poder de los pueblos y l@s explotad@s de Chile
Qué duda cabe que las jornadas de combate en
torno al 2º año de la rebelión Popular del 18 de Octubre alertaron al G/D, a
los GMRS y a los sector claudicantes del R-N que los pueblos y l@s explotad@s
de Chile no olvidamos, no perdonamos ni tampoco negociamos; que existe una
importante franja del MP decidida a no cejar en el combate por mejores condiciones
de vida para la mayoría nacional y por el establecimiento de una sociedad
mejor. En esos días, nuevamente reapareció el ánimo de lucha de jóvenes,
mujeres, poblador@s, trabajador@s y estudiantes, los que marcharon y se
enfrentaron contra las fuerzas represivas y por el control de los territorios
populares y de los centros cívicos de las principales ciudades del país.
Por un lapso importante, las fuerzas materiales
del Estado de clase no pudieron doblegar el ímpetu que animaba a las fuerzas
populares, activ@s democrátic@s e inclusive capas medias, así como tampoco
sectores del R-N lograron moderar a l@s movilizad@s con promesas electoreras o
de intercesiones en relación con sus aspiraciones sociales, políticas y
económicas. Se mantuvo en alto y hasta hoy, una de la principales banderas de
lucha del MP -y que cuenta con el apoyo generalizado de la población- de la
libertad inmediata e incondicional de tod@s l@s Pres@s Polític@s, chilenos y
Mapuche. Tampoco ha dejado de ser motivo de movilización el combate contra el
manto de impunidad que el G/D aspira a imponer sobre el crimen de casi seis
decenas de personas asesinadas por uniformados y agentes de civil desde la
Rebelión del 18-O, así como en los muchos casos de torturas y ulceraciones
(oculares en más de 400 casos) perpetradas por dichos peones del enemigo de
clase. Celebramos la consecuencia y la fuerza expresada en la agitación y
movilización del 17 al 19 de octubre por parte de l@s compañer@s de la Coordinadora
18 de Octubre y de las diversas Asambleas Populares y Territoriales a lo largo
del país.
Asimismo, todas las tardes de los viernes y
en ocasiones también los jueves, la Plaza de la Dignidad de Santiago no ha
dejado de ser escenario de las expresiones de protesta y de los enfrentamientos
con las hordas represivas por parte de cientos y en ocasiones miles de
compañer@s movilizad@s, organizad@s o no, a grito pelado o con lo suyo en las
manos, a veces centrándose en ese punto y otras descolgándose hacia el centro
cívico capitalino, donde la protesta adquiere ribetes de ocupación territorial
popular y de sitio a los símbolos del poder político estatal. Tampoco podemos
dejar de saludar los esfuerzos de l@s compañer@s más conscientes del movimiento
estudiantil secundario: ACES, SER, CERC, etc., a veces coronados por el éxito y
otras no tanto, con que en los últimos meses han buscado activamente organizar
y dar conducción a ese alicaído sector, otrora motor de múltiples movimientos
reivindicativos y políticos con sello popular. No menor resultan las acciones y
la unidad alcanzadas por el Movimiento Feminista y Antipatriarcal, desplegadas
con vistas a una educación no sexista, por el fin de la violencia sexual y
misógina (con una jornada importante el 25 de noviembre, Día Internacional de
la Eliminación de la Violencia contra la Mujer), por el derecho a un aborto
libre, seguro y gratuito, por la liberación incondicional de l@s PP, etc.
Contrariamente a lo esperado por el G/D, las
grandes empresas forestales, energéticas, de transporte y latifundistas, la
militarización y la imposición del estado de excepción constitucional en el
Wallmapu, lejos de aplacar la legitima lucha llevada a cabo por el pueblo
Mapuche, se ha traducido en el fortalecimiento y la ampliación de las acciones
de resistencia de sus organizaciones político-materiales, además de la
ocupación productiva de territorios ancestrales por parte de diversas comunidades.
Ambos procesos, la resistencia y la recuperación de tierras, trastornan en
grado extremo los planes del Estado patronal y de los dueños de las tierras y
las plantaciones de pino, que intentan hacer caer todo el peso de la maquinaria
represiva sobre el indómito pueblo y sus organizaciones. Estas endurecen su
accionar y lo extienden más allá de la Región de Los Ríos y hasta Los Lagos,
además de avanzar hacia el norte del territorio Lafquenche. Se requiere que el
MP chileno solidarice con el Mapuche, sus luchas y reivindicaciones, que contribuya
a evitar el cerco informativo que intenta imponer a este la prensa oficial, la
derecha política y económica. Las luchas de los pueblos y los explotad@s de Chile
deben sumarse, fortalecerse mutuamente y apuntar a socavar en conjunto las
bases del modelo de dominación y explotación que los sectores dominantes nos
hacen padecer por igual.
En el plano sindical y laboral, comenzó el
proceso de negociación por un reajuste decente y mejoras laborales por parte de
l@s trabajador@s del sector público, exigiendo de paso que se ponga fin al
proceso de pauperización en que han devenido las negociaciones sectoriales de
los últimos años. Con todo, sólo un lastre ha sido la ‘ayuda’ prestada por la
CUT para coordinar las acciones de la Mesa del Sector Público, pues se coaligan
sus dirigentes con los de ciertas directivas de las 16 organizaciones
negociadoras, en especial las relacionadas con los partidos que conforman los
GMRS y del R-N, con el fin de frenar las posibles movilizaciones y
paralizaciones y de esa manera no dar muestras de ingobernabilidad achacables a
la candidatura Boric de cara a la 2ª vuelta presidencial. Con mayor razón, será
tarea de los sectores más conscientes políticamente entre las bases de los
diferentes frentes movilizados los que den una conducción ofensiva y rupturista
al interior de este movimiento y, con base en esta dinámica, lograr conquistas
dignas para tod@s l@s servidor@s públic@s.
Los sectores más de avanzada del MP, la
izquierda anticapitalista y l@s revolucionari@s no nos opondremos a que un/a
compañer@, un/a vecin@ o un/a amig@ acuda a votar por Boric este 19/12. Sin
embargo, ello no obsta a que critiquemos los intentos del reformismo y el neorreformismo
por encauzar las demandas y aspiraciones populares en los estrechos y mezquinos
cauces de la institucionalidad y la legalidad patronal, y cuando buscan
hacernos creer que es en este espacio donde ellas serán resueltas. Además, continuaremos
avanzado por la senda de la construcción del poder alternativo de l@s
explotados y excluid@s para combatir las fuerzas que sostienen y apoyan al
modelo de dominación capitalista en Chile, y para ello nos debemos fortalecer
al interior del MP y de los sectores afectados por la crisis y los efectos del
modelo: trabajador@s de sectores tradicionales, comunidades indígenas,
trabajador@s subcontratados y precarizados, temporer@s, comunidades de espacios
locales y regionales, herman@s migrantes, cesantes, estudiantes secundari@s y
universitari@s, pensionad@s, ambientalistas, mujeres y disidencias sexuales.
Los pueblos, l@s explotad@s y l@s oprimid@s
nos debemos organizar desde ahora para construir la alternativa verdaderamente popular
y clasista para nuestra liberación social y humana y no esperar la instalación
de gobiernos del tipo Boric para hacerlo. Tampoco será la Constitución de la
Convención Constitucional la que signifique una salida democrática y popular a
la crisis que afecta al modelo de dominación capitalista, puesto que toda
verdadera superación de este sistema pasa por la fuerza organizada, por el
poder político que logren construir l@s excluid@s y el MP para combatir y
vencer a sus enemigos de clase. Estas y no otras premisas son las que evitarán
la aparición de peleles tipo Kast y de las vanas apuestas al mal menor con que
se engatusa a la población en cada elección oficial y sistémica.
Como ayer, urge que l@s revolucionari@s
avancemos en la construcción de MP en cada población, en cada territorio, en
cada frente social, reactivando y unificando las Asambleas Populares y las
Territoriales, creando organización con quienes quieran superar, en lo concreto,
la institucionalidad y legalidad burguesas. Será a partir de una delgada pero
decidida franja de luchador@s sociales que debemos incidir en cada instancia y
territorio popular, haciéndonos uno con las demandas que el conjunto del pueblo
levanta día a día y que hoy pasan por la defensa de los niveles de vida, sumándoles
aquellas con un mayor contenido político. Lucha, organización y voluntad de
vencer son nuestro Sur.
Círculo de Estudios Políticos Miguel
Cabrera Fernández
Diciembre, 2021
$700.000 como renta básica universal para una familia de 4 personas, es casi igual a la mantención de la miseria actual, entendiendo que en promedio hay dos proveedores por hogar. La exigencia programática que proponen es igual a una familia de cuatro con dos padres bajo sueldo mínimo (340+340= 680 mil). Ojo con eso, que errores en cosas tan importantes son utilizados por los patrones y su Estado para deglutir a los movimientos clasistas. Debiéramos exigir $700 de salario mínimo (en suma, doblar el actual -$1.400.000 para una familiade 4 con dos proveedores), y sobre todo enfatizando en la necesaria indexación (con estadísticas elaboradas por organismos obreros de base), dado el actual periodo nacional e internacional de inflación.
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