LUIS ALBERTO
BARRA GARCÍA Y JOSÉ MODESTO AMIGO LATORRE:
PRESENTES EN LA ACTUAL LUCHA HASTA QUE LA VIDA SEA DIGNA VIVIRLA.
«Pero llega un momento en que se torna principal obstáculo
para la victoria este hábito de considerar más poderoso al adversario.» L.T.
Al Pepé y al Malo en un
interludio que ya dura 34 años:
Hace 34 años, un día viernes
28 de noviembre de 1986, caen en combate los queridos compañeros LUIS BARRA GARCÍA (conocido también por
sus chapas de Alejo, Toño, Pepé, Alejandro) y JOSÉ AMIGO LATORRE (el Malo), consecuentes y valientes camaradas de
la causa del pueblo y los trabajadores, ambos integrantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR.
Ellos y un puñado de
resistentes conformaban la pequeña fuerza que, acatando lo aprobado por la
dirección de ese movimiento antes de su quiebre oficial en 1987, realizaba
trabajo político con perspectivas estratégicas en una vasta zona suburbana al
poniente de la región metropolitana. En cumplimiento de tales compromisos, los
compañeros operaban desde comienzos de 1985 en la localidad y ese día 28 de noviembre
procedían a desarrollar una recuperación de dineros desde la sucursal del Banco
del Estado de Peñaflor, pequeña ciudad de la zona metropolitana sur-oeste, y
cuyo fin era apuntalar el trabajo político-militar de la -a esas alturas-
diezmada organización revolucionaria.
El compromiso con el pueblo
y la consecuencia revolucionaria
Luis
Barra García era médico y tenía 44 años al momento de su
caída. Nacido y criado en Concepción (24/03/42), hizo la secundaria en el
famoso Liceo Enrique Molina, donde tuvo por compañeros a connotados dirigentes
revolucionarios como Miguel Enríquez y al gran amigo de éste Bautista Van
Schouwen (en realidad, en ese curso del Molina estaba en ciernes el proyecto
revolucionario que posteriormente, en 1965, encarnaría el MIR). Estudió
medicina en la U. de Concepción, tiempo en que se acercó al mirismo. Luego de
egresar y al igual que lo hicieran muchos otros de sus compañeros, su vocación
social lo llevó a ejercer en alguna zona necesitada del país. Así fue como el
flaco se fue a servir al Hospital de Carahue, una empobrecida localidad de la
Araucanía costera, donde llegó a ser director del establecimiento y se
resistió, al igual que los demás médicos comprometidos llegados a la zona, a
acatar los paros convocados por el clasista colegio de la orden. Al mismo
tiempo, su creciente compromiso político lo impulsó a cooperar con la creación
del Consejo Comunal Campesino y a dirigir la JAP local, todo lo cual le
acarrearía la persecución y una odiosa campaña por parte de la reacción local.
El 11 de septiembre es detenido y llevado a Temuco, siendo salvajemente
torturado en el regimiento Tucapel y en
la Base Aérea de Maquehue. Gracias a presiones diversas, logra ser expulsado a
Perú, desde donde comienza un periplo latinoamericano, se hace mirista y parte
luego a Europa. Posteriormente, llegaría a Cuba, donde se prepara para acometer
los futuros combates en su patria. Su compromiso y valor lo llevan a ser uno de
los primeros retornados, a comienzos de 1978, en el marco del Plan 78.
A su ingreso al país asumió
tareas partidarias en la Comisión Militar y en la coordinación de estructuras
partidarias. Ante el colapso de la gesta guerrillera de Neltume[1], a mediados de 1981, la CP
lo envía a cargo de un grupo para intentar salvar a los 15 compañeros que huían
del inmenso cerco militar. Lamentablemente, poco pudieron hacer al respecto. El Compañero Barra es citado en un informe de
la Vicaria de la Solidaridad al momento de su caída en combate[2].
Compañero José Amigo Latorre
Por su parte, José Amigo
Latorre, quien también resulta muerto ese 28 de noviembre junto al flaco Barra,
tenía 34 años al momento de su caída (había nacido el 25/01/52), era casado y
tenía un hijo. A principios de los “70s, se integra a la brigada secundaria del
MIR del Liceo Darío Salas y durante la UP, a la par que trabajaba en la
industria Perlack, estudió Filosofía en la U. de Chile. El 11 de septiembre del
“73 lo encuentra resistiendo en su lugar de trabajo, junto a los demás
compañeros del Cordón Cerrillos-Maipú, del Comité Local mirista y del FTR. En
la tarde de ese aciago día, encabezando un grupo de pobladores que integran el
Comando Comunal y trabajadores del sector, intentan sin suerte atacar la
Comisaría de Maipú. Al día siguiente, es descubierto en un campo cercano,
detenido y llevado al Estadio Nacional, desde donde es liberado, para ser
detenido otra vez, en diciembre, por efectivos del SIFA. Conducido a la AGA,
logra resistir torturas y nada menos que dos meses de incomunicación. Luego de
ser sometido a un Consejo de Guerra y condenado a cadena perpetua, su castigo
le es permutado por expulsión a Inglaterra, adonde parte con su compañera.
El Malo también regresa en
el marco del Plan 78 u Operación Retorno, para combatir a la dictadura
directamente, integrando diversos grupos operativos en la región metropolitana,
desembocando sus esfuerzos en la misma fuerza donde operaba el Pepe.
La mañana de ese 28 de
noviembre de 1986
Estando en Chile, ambos
compañeros lograron sortear muchas veces al ingenio de la muerte, hasta que la
garra del enemigo les dio el zarpazo definitivo esa mañana. No obstante cumplir
a cabalidad con todas las tareas partidarias encomendadas, hacía un tiempo que
los compañeros del pequeño grupo clandestino intentaban decir lo suyo respecto
del enrarecido ambiente que se había generado al interior de la dirección del
MIR, entre las fuerzas que estaban por la salida política a la crisis de
dominación, minoritaria, y aquellos que denodadamente combatían por la salida
revolucionaria a la misma, la mayoría. Debido a la compartimentación, la
clandestinidad y el trabajo de zapa llevado a cabo por la fracción claudicante
y minoritaria de la dirección del MIR, la base operativa de los compañeros
había quedado bajo la égida de estos. Sin embargo, si bien los integrantes de
la pequeña escuadra estaban convencidos de que se requería corregir las
deficiencias y enmendar el rumbo de la organización revolucionaria, no por ello
dejaban de apostar inclusive su vida por la derrota político-militar de la
dictadura y por el objetivo estratégico de la construcción del socialismo en
Chile. Ya en 1985 se había echado a andar un proceso partidario con vistas a la
realización de un congreso interno del MIR, con el que se pretendía salvar las
diferencias políticas y era en dicha instancia donde el Pepe, el Malo y el
grueso de la militancia, aspiraban a hacer sentir su opinión sobre el quehacer
y los objetivos tácticos y estratégicos del proyecto mirista.
Pero no hubo tiempo para los
compañeros. Dentro de la estrategia de acumulación de fuerza revolucionaria
suburbana reseñada más arriba, ese día 28 de noviembre, Pepe, el Malo y un
grupo de camaradas acudieron a expropiar dinero a la sucursal del Banco del
Estado de Peñaflor para sostener la lucha antidictatorial. Allí no encontrarían
mayor resistencia y salieron ilesos con el botín, escapando en dos grupos y
sendos vehículos. Los problemas se presentaron al tratar de romper hacia el
Camino a Melipilla, a la altura de Padre Hurtado, donde uno de los autos, en
que huían Pepe, Malo y Hortensia, se cruza con una patrullera de carabineros,
produciéndose un enfrentamiento en que muere un oficial policial y queda herido
mortalmente el Malo.
Pepe y la compañera, sin
posibilidad de proseguir en el auto (el cual había caído a una zanja), llevan
en vilo al Malo, que a las poco andar cae fallecido. Un paco que vivía por el
sector, sale armado y dispara en contra de la pareja que huye, hiriendo ahora
de muerte al flaco, quien ruega y ordena a la compañera que lo deje, que llegue
a la cercana autopista y pueda tomar locomoción para romper el cerco.
Hortensia, entonces, cumple la orden, alcanza a tomar un bus, pero es detenida
a las pocas cuadras. Mientras tanto, el paco remataba vilmente a un Pepe ya
inerme.
Presentes en las actuales
luchas.
El ejemplo de los
Compañeros, y de miles y miles de Compañeras y Compañeros desde el 11 de septiembre
de 1973 y desde el 18 de octubre de 2019, nos debe impulsar a seguir la
lucha. Se vuelve necesario instalar la
idea de destrozar el Estado terrorista chileno y que la salida inmediata del
dictador asesino Piñera sea el objetivo compartido por millones. Luego, la instauración de un Gobierno Popular
que sea capaz de asegurar los objetivos históricos de l@s explotad@s debe ser
el Sur de nuestra lucha. En el ahora, en
estos días de noviembre de 2020 en donde se sigue la lucha callejera, se debe redoblar
el esfuerzo de ganar a millones para la causa popular y hacer que la idea de la
derrota popular del poder patronal sea la idea encarnada de las multitudes.
Porque efectivamente, tras
una hegemonía colosal de la burguesía monopólico-financiera que ha hecho un
trabajo de lujo en las ideas, en la ideología, en el pensamiento de millones,
introduciendo mitos y leyendas en el propio Campo Popular, se llega a la
peregrina idea de que el enemigo es más poderoso y de que no es posible
derrotarlo, o peor aún, de que es posible derrotarlo a través de sus propias
reglas, algo así como asestarle una derrota política. De lo que se trata, y siempre ha sido así, es
que se trata del esfuerzo de millones, de las masas como se decía en antaño,
junto al poder material de l@s explotad@s.
BRIGADA DE PROPAGANDA MIR
LUIS ALBERTO BARRA GARCÍA.
28 de Noviembre de 2020.
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