domingo, 9 de febrero de 2020

¡YA BASTA QUE LOS PUEBLOS Y OPRIMIDOS PAGUEN SU JUSTA LUCHA CON MUERTOS Y HERIDOS! ¡SOLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS DARAN LA VICTORIA! ¡Ni Convenciones ni Atajos Constituyentes son la salida!

 
¡YA BASTA QUE LOS PUEBLOS Y OPRIMIDOS PAGUEN SU JUSTA LUCHA CON MUERTOS Y HERIDOS!
¡SOLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS DARAN LA VICTORIA!

¡Ni Convenciones ni Atajos Constituyentes son la salida!


Febrero 2020



“Tenemos que recuperar la objetividad como una de las formas de recuperar la verdad, y tenemos que recuperar la verdad como una de las formas de merecer la victoria”
-M. Benedetti

ALGUNAS PALABRAS PREVIAS NECESARIAS:

Hemos recibido un interesante análisis del Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández sobre la actual coyuntura política en Chile, con el cual tenemos gran coincidencia, y debido a su trascendente contenido y alcances creemos necesario publicarlo.  Sabido es que la práctica política es la encargada de la transformación de la Realidad y que ella lleva la primacía en lo que se conoce como la lucha de clases.  Sin embargo, no es menester dejar de lado la reflexión, el pensamiento y la elaboración, que operan como brújula en estos tiempos en donde Chile está dando un gran salto en el proceso ancestral de derrotar el sistema de dominación capitalista, del conjunto de la patronal.  Son tiempos en donde surgen o resurgen viejas tesis, ya superadas por la propia Historia, en donde se pretende hacer creer que es posible la “derrota política” del enemigo fundamental.  Desde el 11 de septiembre de 1973, el segundo semestre de 1986, la instalación de la “democracia” contrainsurgente en marzo de 1990 tras el engaño fenomenal del SI y el NO, ha quedado claro que la Alianza Democratica-la Concertación-La ex Concertación Nueva Mayoría-el Frente Amplio y Unidad Social no son más que válvulas de escape de la hegemonía del capital monopólico-financiero.

Finalmente, todo se resuelve en las calles.  Derrocar al Tirano Asesino Piñera es el primer paso en este proceso y marzo de 2020 debe ser el momento en que lo podemos lograr.

Fraternalmente, Andrés Morales.



Compañeras y Compañeros:


Cuando restan pocos días para que se cumplan cuatro meses del levantamiento de l@s explotad@s y oprimid@s que estremece a Chile, podemos constatar que l@s millones de movilizados han dado a luz una inédita y favorable coyuntura para la causa popular, un nuevo momento dentro del proceso de la lucha de clases, el cual -sin duda alguna- allana la senda hacia el cambio revolucionario que nuestra formación social requiere y demanda.

De más en más y a través de una renovada y radical praxis, extensas franjas y contingentes de activos democráticos han puesto término nada menos que a 33 años de franco reflujo del movimiento popular, luego de la derrota política y material sufrida por éste –en su vertiente antidictatorial- en 1986. Claro, se nos podría argumentar que desde mediados de los 2000 habíamos asistido a variadas y amplias movilizaciones político-sociales: estudiantiles, de profesores, No+AFP, territoriales (Punta Arenas, Aysén, Chiloé, Quintero), etc., pero todas ellas fueron impulsadas centralmente por sectores sociales o espacios socioculturales relacionados y tras demandas y reivindicaciones que también remitían, cual más cual menos, a esos ámbitos o algo más allá. En cambio, en el contexto del levantamiento social en curso, que eso es lo que es, la convocatoria y las reivindicaciones atraviesan y activan a vastos y heterogéneos componentes de las clases y capas subordinadas.

Y este Movimiento Popular (MP), el que se alzara aquel épico 18 de octubre, se ve impelido a agudizar las contradicciones clasistas al interior de nuestra formación social, cuestionando para ello, abierta y persistentemente, la legitimidad del modelo de dominación; haciendo patente su rechazo a quienes lo sostienen/justifican y siendo capaz de enfrentarse de manera extensa y contundente con las fuerzas del aparato represivo del Estado burgués, aunque –hasta ahora- con un creciente y penoso costo en vidas, herid@s, torturad@s y detenid@s.

Frente a todo lo anterior, la Izquierda Revolucionaria (IR) no puede ni debe mostrarse impasible o marchar como vagón de cola de los acontecimientos. Antes bien, tiene ante sí la colosal y urgente tarea de contribuir a que -en medio del reanimado enfrentamiento clasista- se pueda desplegar en nuestra inicua formación una definitoria crisis ‘por abajo’. De otro lado, ella juega un rol fundamental en términos de hacer conciencia entre los pueblos y oprimidos sobre la necesidad de rechazar, por inadecuado y hasta contraproducente para sus objetivos y proyecto histórico, un factor estratégicamente disruptivo, que cobra cada vez más importancia y que no sólo es promovido por el estrato político civil (el Congreso, La Moneda y la generalidad de los partidos políticos), sino que incluso es alentado por organizaciones e intelectuales dentro del mismo campo popular: nos referimos a un amañado “proceso constitucional” o, en general, de salida “vía constituyente” a la crisis político-social actual.


El Movimiento Popular en la Encrucijada

En la hora actual, el MP chileno -sus sectores y frentes sociales de vanguardia, en conjunto con el amplio espectro ciudadano que le brinda su apoyo político y moral- se enfrenta a variados y complejos desafíos: articular una propuesta y una organización, las cuales, con un claro sello popular, democrático, con igualdad de género y nacional, consigan dar continuidad al valioso proceso de lucha en curso; extender y agudizar la ofensiva táctica actual, siendo capaces al mismo tiempo de resistir la dura represión policial y jurídica que desde el día 1 se le ha dejado caer; y resistir los farisaicos llamados a enmarcarse dentro de la legalidad de ésta democracia de baja intensidad, lo que implicaría verse arrastrado a participar del espurio plebiscito del 26 de abril o a centrar su lucha en otros tantos procesos constituyentes, siendo estos últimos derroteros nada más que estériles reclamos de civismo burgués, que intentan contrabandear al interior del MP el grupo mantenedor y reproductor del modelo del capital monopólico-financiero que es la exNM, así como el reformismo del PC y adláteres, y el neorreformista FA.

Estas últimas fuerzas, a la postre reaccionarias, que en conjunto con las derechas económica y política las consideramos componentes del bloque político de Estado, tan sólo buscan distraer de sus metas a los millares de activos democráticos movilizados, quienes claramente no desean meras reformas, sino que aspiran a un nuevo Chile, donde prevalezcan de verdad la igualdad y la justicia. No más, pero tampoco menos. Así, toda forma de vía o proceso constituyente, en especial de aquel que se inicia con el plebiscito del 26/4, no resulta ser más que el cebo que aquel bloque político ha dispuesto a fin de engatusar al campo popular y lograr que sus sectores de avanzada bajen sus banderas y cedan en su lucha ilegal y antisistémica, logrando con ello, entonces, que el conjunto del MP enmarque sus demandas y luchas dentro de la legalidad de ésta democracia gorila, la que se nos impusiera hace tres décadas luego de otro referéndum y otro acuerdo, en el cual participaron la mayoría de los mismos estafadores que lo hicieron ahora.

De lo anterior, entonces, ¿tiene algún sentido ofrecer a los grandes contingentes que a diario se exponen en las calles combatiendo y al conjunto de quienes respaldan y animan la causa popular la salida aparentemente fácil de un proceso constituyente, de retorno al cuento del lápiz y el voto para salir indemnes de esto, cuando sabemos que ello no ocurrió hace tres décadas ni va a ocurrir ahora?, ¿va en consonancia con el alto nivel de combate y de organización alcanzado por las amplias masas, además del altísimo y doloroso costo humano que éstas han debido pagar, el alentar en su seno la conformación de “Asambleas Constituyentes” en lugar de hacerlo respecto de Asambleas de base Político-Sociales, las cuales logren encarnar los gérmenes del Poder Popular, del contrapoder de los oprimidos y excluidos, el que efectivamente las lleve por la senda de su liberación? Sin duda que en el contexto del actual conflicto de clases, en que por fin se ha logrado conformar un potente MP y en que ha quedado expuesta la tremenda e insalvable inequidad e inhumanidad del sistema de dominación y explotación, carece de toda lógica –y de ética revolucionaria- impulsar distractores como los que instigan al conjunto del MP a centrar sus esfuerzos tras la consecución de objetivos que más bien lo defraudan.

Por el contrario, en momentos en que arrecia la represión física y legal contra los que se movilizan o les apoyan, sólo cabe coincidir con el gran Simón Bolívar, quien afirmaba que, “Cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho”. Efectivamente, si frente a la legítima demanda y protesta populares el bloque político de Estado, así como la casta política militar, se empeñan en llevar adelante –o a validar- una represión feroz y que cobra ya más de tres docenas de asesinad@s, decenas de miles de detenid@s y miles de lacerad@s y torturad@s, además de reforzar esta ‘democradura’ con una serie de leyes que reprimen no ya la movilización de l@s explotad@s y excluid@s, sino que incluso la simple expresión del descontento social, resulta del todo justificada la rebelión de los pueblos y las clases y capas subordinadas. Quien niegue esta realidad, simplemente no está junto a la causa popular; antes bien, se convierte en su enemigo, toda vez que al agudizarse las contradicciones de clase en nuestra formación, como ocurre desde el pasado 18 de octubre, no caben las medias tintas ni menos las salidas que, en última instancia, sólo sirven los mezquinos intereses de las clases dominantes, y el MP y la mayoría nacional deben estar advertidos que de éste tipo son las salidas que les proponen la exNM, un PC que juega a dos bandas, el neorreformismo y unos cuantos ‘izquierdistas’, todos los cuales sólo desean embolinarles la perdiz.


La izquierda reformista, la neorreformista y la desubicada

Al fullero acuerdo alcanzado entre la derecha y el gobierno patronal con los partidos de la exNM y el apoyo explícito e implícito de la mayoría de los del FA (autoproclamándose ambos conglomerados como “la oposición”), se han ido sumado figuras y orgánicas dentro de la izquierda que, por un lado, lo denuncian como una farsa pero que, por otro, lo aceptan como un “campo de batalla”: el PC, US, varios integrantes del FA y otros que se fueron de éste. Frente a lo anterior, insistimos, debemos poner en guardia a los pueblos y a la clase trabajadora frente a la apelación que aquellos ya hacen respecto de un supuesto “realismo político” para lograr que finalmente participen y sancionen su despropósito, llamado que -en verdad- sólo encubre su oportunismo y claudicación, intentando corromper la lucha y las aspiraciones que animan hoy al MP.

L@s próceres reformistas y neorreformistas están tan entregados al juego de los dueños del sistema de dominación que, inclusive, se mostraron airadísimos cuando el Congreso se negó a aprobar el voto obligatorio para esto del famoso plebiscito y los siguientes comicios, mediante el cual pretendían conjurar la altísima abstención existente en todas y cada una de las últimas votaciones. Por supuesto, no lo dicen, pero mediante el voto forzoso buscaban asegurar y legitimar su acceso a la famosa Convención y a los asientos que se juegan en las próximas elecciones. La verdad sea dicha, no quieren reconocer abiertamente que la abstención existente, y que igualmente acontecerá el 26/4 y en lo porvenir, viene a ser una clara muestra que la mayor parte de la población rechaza profundamente éste remedo de democracia y su circo electorero, además de la corrupta alianza que se ha asentado entre el estrato político civil y el empresariado.   

Nos asiste el convencimiento que el mecanismo constitucional acordado entre gallos y medianoche por el estrato político civil, motivado fundamentalmente por el afán de exorcizar la amenaza de una rebelión popular, es inconducente para los intereses y objetivos de los pueblos y l@s trabajador@s, así como antidemocrático en esencia y en sus consecuencias, toda vez que surge para asegurar el, “restablecimiento de la paz y el orden público”; claro, la paz de los sometidos y el orden impuesto por los opresores.

Hace poco más de tres décadas, la mayor parte de estrato político civil, junto con el militar, con la venia del Departamento de Estado y la curia eclesiástica, acordaron pactar el fin de la Dictadura cívico-militar, asegurándole a los dueños del país que el modelo no se cambiaría y a los asesinos –con y sin uniforme- que sus crímenes quedarían en la impunidad. Inclusive, el PC, al dar de baja su política de Rebelión Popular, también otorgó –indirectamente- su indulgencia para con ese espurio acuerdo. Centralmente, fue ese contubernio, tan nefasto para los intereses populares y de todo el país, lo que finalmente terminó por no dar más y condujo a la actual situación. Y como no, si la mayoría de las demandas del conjunto de los explotados y excluidos de Chile no pueden ser resueltas o siquiera cooptadas por el bloque en el poder en los marcos de la actual ‘democracia’ de baja intensidad (como, de una forma u otra, pudieron hacerlo las clases dominantes durante el siglo pasado). Este es el principal talón de Aquiles del sistema de dominación y explotación, el cual quedó al descubierto gracias al empuje de los millones de movilizad@s. Por ende, el levantamiento popular en curso tiene raíces estructurales de larga data y mientras no cambien estas condiciones, sencillamente no habrá Constitución ni proceso eleccionario ni acuerdo por arriba que impida la insurrección de l@s oprimid@s y postergad@s.  

Y existen otros especímenes en la izquierda, más acá del FA pero fuera de la IR, que se dejan seducir por los cantos de sirena que en realidad son lo del plebiscito de abril y la famosa Convención constituyente, y acusan a los sectores revolucionarios de estar anestesiados y atrasados respecto de lo que -ellos aseguran- son las verdaderas intenciones del MP, endosándole a éste, como principal meta (cuando no la única), lo de hacerse de una nueva Constitución. En verdad, si no fueran tan peligrosos, nos darían pena.

Algunos de estos extraviados ‘izquierdistas’ llegan a chillar que a la democracia burguesa, ésta de pacotilla que nos rige hace 30 años, se le pueden hacer mejoras desde adentro; que es posible de perfeccionar y profundizar, alentando la participación popular en los comicios a los que cada tanto los dueños del circo nos convocan y aseveran que, incluso, nos deberíamos dar el trabajo de ilustrar permanente al conjunto de la sociedad sobre las bondades del sistema democrático burgués; ¿qué tal? ¿No resultan esos argumentos muy conocidos y trillados?, ¿no le significaron una PLR al tal Bernstein, a los socialdemócratas electoreros de la II Internacional que terminaron avalando la primera guerra imperialista? ¿No fueron esos los embustes empleados por los contertulios de la antigua Concertación para pasar por el aro al movimiento popular antidictatorial? Transcurridos 30 años de seudodemocracia, luego de tantas elecciones ‘democráticas’ y donde las masas han sido ‘bien instruidas e informadas’, es el trasfondo y no la forma lo que nos explica porque nos siguen gobernando asesinos, corruptos y ladrones.

Digámoslo, los reformistas, los neorreformistas y todos esos extraviados u olvidadizos ‘izquierdistas’, si atendemos al Lenin de Las Dos Tácticas de la Social-Democracia…, se han comprado totalmente las mentiras de la burguesía, que aspira a que todo movimiento social de los oprimidos deje sus reivindicaciones en manos de unos cuantos “representantes” en la arena de la política, alejando así a estos, lo más posible, de una política independiente, revolucionaria y que se dirija a la construcción de una verdadera democracia para la mayoría nacional.      

Como decíamos más arriba, plantearse como el camino a seguir para el MP lo de Asambleas o procesos constituyentes –o todo lo que signifique caballos de Troya o simplemente aceptar los dictados de nuestros enemigos- solamente tiene la fachada de válido o legítimo. Antes bien, no es más que llamar a abandonar la lucha y la causa popular y traicionar a quienes hoy hacen la Historia en las calles de nuestro país.


La Izquierda Revolucionaria:
Ir adelante con el Movimiento Popular o perecer

Es indudable que una de las primeras tareas de l@s revolucionari@s, de la IR chilena, es conseguir la unidad del sector, aunque sea a un nivel federativo. Ya se cuenta en décadas el lapso en que en nuestro país no se logra un mínimo de acercamiento entre los remanentes de las fuerzas revolucionarias que combatieron a la dictadura cívico-militar, así como de convergencia entre las nuevas organizaciones surgidas en 30 años de una democracia que sólo sirve para ocultar la verdadera dictadura a la que una exigua y excluyente minoría somete a los pueblos y la clase trabajadora.  

Asimismo, resulta urgente que al interior del MP, sobre todo dentro de su franja más radicalizada, la IR sea capaz de coadyuvar a la articulación de una propuesta y una organización tales que logren dar continuidad al actual proceso de lucha, contribuyendo a otorgarles una impronta anticapitalista, antiimperialista, democrática, antipatriarcal, plurinacional y por el Socialismo. A la par, debe jugársela por extender y agudizar la ofensiva táctica desplegada por l@s movilizad@s, haciendo claridad que no es ninguna salida eficaz el enmarcar sus luchas dentro de la legalidad de ésta democracia circense.

Sin embargo, para el logro de tan compleja y vasta empresa, l@s revolucionari@s deberán sortear con éxito la existencia de diversos, concurrentes y complejos factores que cruzan al MP que hoy agita las aguas en nuestra formación: la heterogeneidad político-social e ideológica del mismo; el extenso e intensivo proceso de aculturización político-ideológica al que se vio sometida nuestra formación social por parte de la dictadura cívico-militar primero y luego, por tres décadas de gobiernos ávidos por dar gobernabilidad al sistema de dominación y explotación que gustosamente heredaran; la debilidad con que la coyuntura encuentra a l@s mism@s revolucionari@s y a aquellas franjas más avanzadas al interior del MP; la necesidad de prevenir a quienes hoy día se movilizan decididamente por sus derechos y reivindicaciones del discurso claudicante y entreguista proveniente de aquellos grupos mantenedores del sistema de dominación que encarna la exNM, así como de las izquierdas reformista y neorreformista; la constante represión por parte de las FFAA y de Orden, que persisten en una brutalidad que debe ser definitivamente contenida; y la estrategia del lobo con piel de oveja que emprenden las derechas económica y política, lo que incluye ciertas concesiones y cambios superficiales por parte del gobierno patronal.

En suma, en términos estratégicos, la IR debe aportar a la colosal tarea de transformar un gran movimiento social popular en sí –que lucha por objetivos inmediatos y democráticos- en uno de carácter cualitativamente superior, de fuerza política y social para sí, que sea capaz de enfrentar y derrotar a su enemigo de clase y aspirar a la construcción de una nueva sociedad, que para nosotros sigue siendo la Socialista.

Cuando el período más álgido del estallido de la cólera social está declinando, en una suerte de ‘descanso’ hasta marzo, resulta vital que la IR y aquellos sectores más políticamente avanzados de entre los movilizados impulsen mayores grados de unificación de las demandas y luchas en cuestión, y de ir desarrollando instancias concretas de organización, avanzando a la construcción de gérmenes de poder popular, entre los cuales resulta fundamental la conformación de Asambleas Populares Locales, Comunales y Provinciales, en todo el territorio nacional. A la par de dichos esfuerzos, debemos impulsar con toda la fuerza posible la realización de un gran Paro Nacional Productivo, de carácter indefinido, que haga reventar las bases de sustentación económica del modelo antipopular vigente y que facilite el desarrollo de la crisis del sistema ‘por abajo’. De esto, sirva como ejemplo lo vivido en todo Chile durante el exitoso Paro Nacional del pasado 12 de noviembre.      

Ahora bien, deseamos ser explícitos respecto de la problemática en torno a una nueva Constitución. Por cierto que la generalidad de los habitantes de Chile desea –entre otros reclamos- una nueva Carta Magna, pero no cualquiera, sino una que de verdad recoja sus demandas y anhelos de una vida más digna y con justicia social, además de estar ciertos que debe ser elaborada a partir de ellos mismos a través de las instancias que legítimamente se den, siendo la primera una Asamblea Popular Paritaria Plurinacional  Constituyente Autoconvocada, con paridad de género, democrática, representativa popular y regionalmente. No obstante, otra tarea pendiente para la IR es hacer claridad al interior del campo popular que, al contrario de lo que afirman quienes ponen la carreta delante de los bueyes, históricamente toda nueva Constitución viene a sancionar el orden impuesto por los vencedores de un conflicto clasista al interior de una formación social; es decir, se asienta primero el poder del sector vencedor y desde esa posición de fuerza, de poder político hegemónico, inscribe su programa estratégico en la forma de una Constitución. De tal forma, será el futuro gobierno de los pueblos y la clase trabajadora de Chile el que hará posible la materialización de una Constitución que de verdad sea democrática y representativa, la cual vendrá a ser la expresión natural de la sociedad sin clases ni explotación o discriminación de ninguna especie que construiremos entre tod@s. Por cierto, y como lo señaláramos, lo anterior no obsta a que el MP –en el presente- deje de considerar una Carta Popular dentro de sus reclamos y desarrolle un proceso independiente y democrático para contar con una.

En suma, urgentes y complejas son las tareas que hoy debe enfrentar la IR, relativas a contribuir a la construcción del poder y la organización político-social de l@s explotad@s y marginad@s de Chile, única vía eficaz para dar continuidad al levantamiento popular actual y afrontar con fuerza y decisión las tareas por la conquista del poder político, en un proceso ininterrumpido hacia el Socialismo. Debemos hacer claridad al interior de la clase trabajadora de que el proceso de lucha político-social en curso no sólo es necesario, es imprescindible y que los cambios que el MP reclama no se van a conseguir sin una lucha frontal y decidida en contra de nuestros enemigos de clase y sus perros guardianes. En esta oportunidad histórica, la IR no debe defraudar a quienes aspira a convocar para realizar la revolución y la liberación social.


“Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan” –José Martí

Las fuerzas que dan vida al bloque político de Estado se esfuerzan por desalentar la extensa movilización social y así poder continuar gozando de su acuerdo de dominación ‘por arriba’ o pacto de gobernabilidad, y para ello intentan distraer a las fuerzas populares de la conformación de su propio poder y las invitan a enmarcar sus demandas dentro de la espuria legalidad vigente. Para esto, inclusive, logran el apoyo -consciente o no- de varios dentro de la izquierda que han perdido la brújula. Poco y nada tiene que hacer el MP enredándose en una infructuosa y hasta funesta contienda que pone el centro en una Asamblea Constituyente o, peor aún, por entrar de lleno en el juego de la patronal y los grupos mantenedores del sistema respecto de un amarrado proceso de Convención Constituyente. Será tarea de la IR y los sectores más lúcidos del MP poner en marcha políticas, estrategias y campañas propagandísticas que logren contener el daño que esos cantos de sirena intentan infligir en el campo popular, dejando en claro que “El Voto Aísla, la Lucha Une”. Como parte de la IR, nos parece que lo que corresponde hacer a los pueblos y l@s trabajador@s en rebeldía desde el 18 de octubre es no participar ni avalar todas estas propuestas indecentes de procesos constituyentes inconducentes, sino rechazarlas completamente: ¡No al No, No al Sí; Sólo la Lucha nos Hará Libre al Fin!  

Lo que nos parece debiera ser la primera prioridad para el devenir del MP y el inmenso arco social que le apoya, es avanzar a la construcción del contrapoder popular. Para ello resulta vital esforzarnos en la conformación de Asambleas Populares Locales, Comunales y Provinciales, en todo el territorio nacional. Asimismo, es fundamental dar un reimpulso y una impronta de clase a todas a todas aquellas instancias de base en que los pueblos y l@s oprimid@s se organizan, llámense sindicatos, federaciones, confederaciones y centrales sindicales o centros de alumnos y federaciones estudiantiles, etc.; de las organizaciones comunitarias denominadas funcionales y territoriales; y de las organizaciones de defensa de los territorios, de los entornos físicos y socioculturales.     

Las acciones directas de los sectores populares de avanzada y las manifestaciones sociales pacíficas continúan recibiendo, indistintamente, la más brutal y desproporcionada de las respuestas represivas por parte de los aparatos paramilitarizados del Estado de clase. Otro tanto ocurre crecientemente en operativos y ataques a población civil, en poblaciones de diferentes ciudades del país. Las más de tres docenas de mártires del levantamiento popular, las decenas de miles de heridos, torturados y de detenidos políticos que son mantenidos en las cárceles como delincuentes comunes, reafirma, a los ojos de la gran mayoría nacional y la opinión pública mundial, que éste sistema no es una democracia, sino que la dictadura vil de los defensores del capital monopólico-financiero. De lo anterior, se reanima una exigencia perentoria: Piñera y su maldito gobierno deben renunciar y rápidamente se debe convocar a la instalación de un gobierno provisorio (que, para nosotros, debiera apoyarse en representantes de las Asambleas Populares Comunales y Provinciales de todo el territorio).

Es mediante una praxis revolucionaria que la IR y el MP pueden contribuir decididamente a que la mayoría de la población nacional reconstruya y haga propia la dignidad que nuestros enemigos han pisoteado por tanto tiempo. Por ello, aparte de utilizar todos los medios posibles en la lucha callejera, se debe avanzar en otras formas de impedir la paz social: paralizar todos y cada uno de los partidos del futbol-empresa; impedir la realización del circo llamado Festival de Viña y todo evento que busque adormecer el ánimo de lucha del MP o mostrar una imagen de normalidad que no es tal en nuestra formación.

Se debe organizar, en los niveles regional, nacional e internacional, una gran campaña mediática y política por la libertad inmediata de tod@s l@s Pres@s Polític@s del levantamiento popular y de aquell@s que sigan cayendo. Ell@s suman ya cerca de 1500 en diversas cárceles del país (en algún momento llegaron a ser más de 2000), siendo gran parte de ell@s adolescentes. Les han sido aplicadas leyes extremadamente represivas, de Control de Armas, Antiterrorista y la de Seguridad Interior del Estado, algunas veces alargando impunemente la prisión preventiva u otras medidas cautelares draconianas. 

Exigir masivamente, a lo largo de todo el país y fuera de éste, juicio y castigo a todos aquellos milicos, ratis, pacos y civiles comprometidos en crímenes, torturas, violaciones, vejaciones y otros atropellos a los derechos fundamentales en contra de quienes legítimamente protestan y se movilizan por sus reivindicaciones.

Para acometer de forma adecuada los dos puntos anteriores, en términos jurídicos y legales, se requiere la conformación de un Comité de Defensa de los Derechos de los Pueblos, el cual centralice, potencie y dirija la lucha por la defensa de los derechos humanos a nivel nacional y que logre llevar ésta a todos los foros e instancias mundiales relacionadas.   

Para potenciar y lograr dar un salto adelante en el actual proceso de levantamiento social popular, el conjunto de las fuerzas disponibles en la izquierda y l@s activ@s democrátic@s debemos impulsar con todos los recursos a mano la realización de un gran Paro Nacional Productivo y Popular, de carácter indefinido, que haga reventar las bases de sustentación económica del modelo antipopular vigente y que contribuya al desarrollo de la crisis del sistema ‘por abajo’. Proponemos para ello la ejecución de un Paro Nacional previo, de un día, el 18 de marzo próximo y luego, convocar a todas las instancias político-sociales del campo popular a dar inicio a una paralización indefinida a contar del 15 de abril.

Luego de alcanzar un mínimo grado de unidad, el objetivo táctico-estratégico de la IR y sus aliados sigue siendo la lucha inclaudicable por los objetivos históricos de l@s explotado@s y l@s marginad@s, apoyándose para ello en la acción revolucionaria y el contrapoder de los pueblos y l@s trabajador@s de Chile, construido al fragor de la misma lucha, evitando de tal modo la salida hacia la conciliación de clases de éste gran movimiento y asegurando la unidad de los diversos sectores que lo conforman. De manera combinada, la estrategia de l@s revolucionari@s debe propender, por una parte, a la conquista y el ejercicio de todos los derechos por parte de l@s oprimid@s y excluid@s y, de otra, a hacer “saltar” la lucha popular por objetivos nacionales y democráticos hacia una por el Socialismo.   



¡A convertir la ira social en Poder Popular!

¡Juicio y castigo a tod@s l@s culpables de atropellos a los DDHH y Libertad a Tod@s l@s Pres@s Polític@s!

¡Que se vayan Piñera, los aprovechados y defensores del sistema de dominación e instauración de un gobierno popular provisorio!

¡No a la farsa del Plebiscito o del circo constituyente!  

¡A acompañar el Levantamiento Popular con un gran Paro Nacional Productivo e Indefinido!



¡Sólo la lucha y la unidad nos harán libres!



Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández

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