¡EN MARZO
TODO CHILE SE TOMA LAS CALLES!
¡SI NO
HAY JUSTICIA SOCIAL, QUE SE VAYAN A LA MIERDA CON SUS FALSOS PLEBISCITOS Y CHAMULLOS
CONSTITUYENTES!
¡Sólo la Lucha y la
Unidad nos Harán Libres!
Febrero 2020
“Toda la
historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas
de clases (…); en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre,
empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y
abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación
revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases
beligerantes”
-Manifiesto Comunista, K.
Marx y F. Engels
Compañeras y Compañeros:
Cuatro meses se
cumplen desde el inicio del levantamiento de l@s explotad@s y oprimid@s de Chile,
aquel épico 18 de octubre. Un potente y aguerrido Movimiento Popular se ha
logrado conformar a lo largo del país en éste corto período, el que ya cuenta
con varios logros a su haber: despedazó la imagen de una formación social
pacífica y sumisa ante los dictados del gran capital monopólico-financiero; con
ello, puso término nada menos que a 33 años de reflujo de los sectores más
avanzados de los pueblos y la clase trabajadora, luego de la derrota política y
material sufrida por el heroico movimiento político-social antidictatorial en
1986; plantó cara a la jauría de politicastros de la derecha y a los que se
autodenominan “oposición”, llegando a quitarles toda iniciativa, al menos entre
octubre-diciembre; éste MP, que constituye la verdadera Oposición, apoyándose
en la acción directa y la lucha callejera, parió una nueva y promisoria coyuntura
para la causa de los pueblos y las clases subalternas, un inédito momento dentro
del proceso de la lucha de clases, lo cual allana la senda hacia el cambio revolucionario
que nuestra formación social requiere y demanda. Y cómo si fuera poco, ha
producido un cambio cualitativo en la subjetividad de oprimidos y opresores; ya nadie en Chile percibe y actúa frente a la
realidad como lo hacía hasta el 17 de octubre.
Ahora bien, todos
esos frutos parecieran cuestiones poco concretas a la hora de la síntesis si se
les compara con tantas demandas y aspiraciones enarboladas por el mismo MP y
aún pendientes, pero no dejan de marcar una diferencia fundamental con cualquiera
otra asonada o protesta importante de estas tres décadas de –digámoslo con
sinceridad- estériles luchas por parte de los explotados y excluidos. Además, a
diferencia de esas otras conocidas movilizaciones (2006-2010-2011-2016, etc.) y
siempre gracias a una renovada y radical praxis, el valiente Movimiento Popular
(MP) en curso no sólo no se deja amilanar por la cruenta represión o seducir
por los cantos de sirena de los entreguistas y pusilánimes para que acepte encauzar
su lucha en los marcos de la legalidad gorila. Antes bien, prosigue su andar y
va agudizando de más en más las contradicciones clasistas, cuestionando
abiertamente la legitimidad del modelo y dejando al desnudo a quienes lo sostienen/justifican.
Variadas amenazas y
desafíos requieren la atención urgente por parte del MP, siendo el trimestre
por venir cuando podrá demostrar si es capaz de superarlos adecuadamente. Ha de
ser capaz de construir, prontamente, una propuesta estratégica y una
organización que –impregnadas de los valores y anhelos que movilizan a las
mayorías- le brinden el sustento necesario para poder seguir desplegando sus
luchas; convertirse en la vanguardia política del conjunto de las clases y
capas subalternas de nuestra formación; evitar sintonizar con los llamados de aquellos
que sólo mantienen y reproducen el sistema de dominación/explotación,
encarnados en la exNM, el neorreformista FA y sectores periféricos de ambos, y
que aspiran a cooptar su movilización y sus banderas; oponerse a las exhortaciones
que, melifluamente, le hace el bloque político de Estado (las derechas política
y económica, la exNM y el FA), para que termine por encauzar sus energías en
los estrechos márgenes de la actual democracia gorila, alentándole a participar
del circo plebiscitario y todo el tongo constituyente que han preparado para
intentar dar una imagen democrática y renovada al mismo inicuo y expoliador modelo
de siempre; salir airoso por sobre la inmensa represión que se le deja caer
desde los aparatos represivo y legal del Estado; y quitar de en medio a quienes
desde su seno sólo lo convidan a rendirse, a dividirse o a confundirse, constituyendo
estos una verdadera V Columna de los sectores dominantes y sus paniaguados
aliados.
Actualmente, el
levantamiento de los activos democrático-populares, que en un principio lucía
robusto y extendido, atraviesa por un período transitorio de disgregamiento y
de circunscripción de sus prácticas políticas a ciertos espacios definidos, sin
llegar a comprometer una solución de continuidad en el mismo (en otra prueba de
las profundas y amplias raíces que lo sustentan). Con todo, tirios y troyanos
esperan que en marzo se rearticule la protesta masiva y rupturista de amplios
sectores y frentes populares, con un carácter ascendente y capaz de irradiar
hacia capas de nuestra formación que antes no participaban y/o no apoyaban las
grandes movilizaciones de meses anteriores.
Movimiento Popular Chileno: Coyuntura y Perspectivas
Hablamos de un
Bloque Político de Estado (BPE), útil conceptualización para comprender las
prácticas políticas e ideológicas de quienes sostienen o avalan, en la arena de
la política, los intereses de los enemigos de clase del MP. En estos días, sus
integrantes se muestran ardientemente deseosos por enjaular y aplastar el MP,
lo mismo que con todo atisbo de cuestionamiento al modelo económico-social y
político heredado de la dictadura cívico-militar. Así, no resulta extraña la
similitud en contenido y alcances entre los análisis de coyuntura de destacadas
figuras dentro de esa entidad: del “socialista” Enrique ‘Guatón’ Correa (de Imaginaccion, 31/1); del inefable y
también “socialista” Ricardo Lagos (en su exposición en el CEP, 22/1); de Eugenio
Guzmán, ideólogo UDI (en Libertad y
Desarrollo Nº312, 12/19); del presidente del agonizante PDC, Fuad Chahin
(Pauta.cl, 26/11); del presidente de RN, ‘oveja negra’ Desbordes (Radio Clave,
19/11), y las de otros peces gordos que nos ilustran con sus opiniones sobre la
intríngulis social por la que atravesamos.
Y nos parece
acertado realizar nuestro análisis de la coyuntura y de las perspectivas del MP
chileno haciendo un contrapunto con las visiones que tienen aquellos adalides
del modelo de explotación/dominación impuesto hace ya 46 años, pero profundizado
y mejorado a lo largo de las últimas tres décadas. El mismo inicuo y desigual
sistema que ya no desea seguir soportando casi el 90% de la población
(encuestas dixit). Además, aparte de
desnudar sus falsedades, la comparativa nos permitirá evidenciar las infames intenciones
de nuestros enemigos relacionadas con el combate que -en todos los terrenos-
desencadenan sobre l@s que hoy por hoy se movilizan por sus derechos y demandas
y también en contra de quienes les apoyan. Finalmente, quedarán en evidencia
las falacias y errores de aquell@s que, dentro de la izquierda, consciente o
inconscientemente, intentan que el MP pise el palito de sus enemigos más
enconados.
El
país no se derrumbó, dicen ellos; pero, las demandas y necesidades populares
pasaron a tener una importancia que nunca antes se les quiso dar:
Efectivamente, en
el período se observan indicadores económicos positivos y negativos, lo mismo que
en tiempos anteriores, aunque el dogma del “crecimiento” pasó a tener una
importancia relativamente menor. No obstante, una notable diferencia surge al observar
que ha ocurrido con las alzas de precios que se anunciaban antes del 18/O en
áreas sensibles para la mayoría nacional y que ocurrió luego, en circunstancias
que tuvieron que postergarse o simplemente no se podrán verificar: transporte,
electricidad (se congeló el incremento de 9,2%), agua, etc. Como no hay ley de
los de arriba sin trampa, algunos de estos cobros estancados son verdaderos créditos,
ya que se les deberá devolver a las empresas que monopolizan tales sectores a partir
de 2021. Ergo, se hace un deber del MP enarbolar la bandera de la
renacionalización de todos los servicios públicos, así como de las riquezas
naturales, lo cual nos brindará la posibilidad de alcanzar un verdadero
desarrollo nacional.
Además, mientras su
programa de gobierno se fue a la chuña a causa del levantamiento popular, Piñera
y Cía. se vieron obligados a lanzar no una “Nueva Agenda Social”, sino dos, las
que si bien sólo se han traducido en cambios cosméticos, llevaron al ejecutivo a
reconocer y atender aspectos que nunca consideraron en su programa, en las
temáticas de Pensiones, Salud, Salarios, Energía (más bien de tarifas
eléctricas), Impuestos, Administración pública y del Congreso. Estas
indicaciones también tenían o tienen su trampa: algunas de ellas subsidian o
favorecen a empresas privadas. Algunas ya son ley y otras se aletargan en los
laberintos de La Moneda y el Congreso.
Los
campeones del modelo de dominación/explotación afirman que los pilares que
brindan solidez al mismo perduran; pero, eso es elogiar los pies de barro del
mismo:
Se refieren al sistema
bancario, un Banco Central autónomo (¿del capital monopólico?, ¿de las IFI?,
¡por favor!), apertura económica y a una política fiscal “responsable”
(regresiva, diríamos), sin riesgo inminente que los amenace. Sin embargo, esos
pilares que sustentan la “solidez macroeconómica” son precisamente los factores
que afianzan la exasperante desigualdad e injusticia social prevaleciente en
Chile, por lo que, en vez de servir de puntal de nada, en realidad son los que
acicatean las demandas y necesidades de millones de personas, y por cierto sus
luchas.
Nos aseguran que las
instituciones políticas cuya reputación ha sufrido más daño, Presidencia de la
República y Congreso, siguen funcionando con normalidad y la discusión de las
leyes en el parlamento sigue su curso. Pero no se hacen cargo que Piñera y su
gobierno cuenta con apenas un 5% de apoyo ciudadano y la cueva de ladrones del
Congreso con un miserable 3%. En cualquier otra parte, tales cifras y el
contexto en que se dan hubieran provocado más cambios que los vistos hasta
ahora aquí, tales como renuncias masivas, recortes presupuestarios y de sus
ingentes dietas, de una mayor dureza para castigar a los corruptos y ladrones, etc.
Por lo anterior, resulta justo y necesario mantener la exigencia de que tod@s
sus representantes renuncien. Por otro lado, es evidente que a medida que avancemos
en éste 2020, la protesta y la presión populares llevarán a esas y otras instituciones
a ponerse nuevamente a la defensiva y a escalar en sus ofrecimientos de medidas
calmantes, haciéndose perentorio que estas sean tajantemente rechazadas por el
MP.
Afirman ellos que el
Poder Judicial, la judicatura y el Ministerio Público siguen desarrollando su
labor, con lentitud en la investigación sobre hechos de atropellos a los DD.HH.,
pero sus investigaciones no se detienen y siguen siendo manejadas con “criterios
institucionales y con alta neutralidad política” (¿?). Sobre el particular,
digamos que sólo un 8% de la ciudadanía confía en los Tribunales de Justicia y
un escuálido 6% en el M. Público, siendo un hecho de la causa que el poder
judicial no tarda en encontrar culpables en casos de destrucción de mobiliario
público o por el simple hecho de protestar, lo cual se puede constatar en que
l@s Pres@s Polític@s del levantamiento popular ya suman cerca de 2000 en
diversas cárceles del país (en cuatro meses ha sido detenidas unas ¡30 mil
personas!), pero no avanza un ápice cuando se trata de detener y encauzar a
quienes han ocasionado en las filas de los pueblos y oprimidos 35 víctimas
mortales, cerca de 1300 casos de tortura y abuso policial (770 denuncias efectivas
de tortura, incluidas más de 150 de connotación sexual), 405 personas con lesiones
y traumas oculares, más de 3.700 personas heridas y entre ellas más de 2.000
por disparos de balas, balines, perdigones y bombas lacrimógenas. Eso se llama,
lisa y llanamente, justicia clasista, lo que se convierte en otro aliciente
para las ganas de pelear del MP.
El
andamiaje político, económico y financiero chileno funciona, pero ello no es
suficiente para la minoría del país; luego, anhelan la normalidad que el MP
jamás les debe permitir:
A todas luces, Chile
vive una normalidad ‘anormal’, en que la infraestructura sigue insuflando
fuerza a la superestructura y esta continúa sancionando la inicua constitución
de aquella, pero se hace presente en medio un extendido movimiento y un
sentimiento sociales, de impronta popular, que cuestionan el cómo funcionan las
cosas hasta ahora en nuestra Formación Económico-Social (FES). Este cuestionamiento
tiene profundas raíces, ya lo sabemos, y se puede expresar de manera pacífica y
no pacífica, legal e ilegal, sectorial o masivamente, esporádica o
sistemáticamente, haciéndose más vehemente y extendido en la medida que los de
arriba no dan respuesta satisfactoria a las objeciones planteadas y –por el
contrario- responden con la mera represión y el desdén.
Por consiguiente, pareciera
absurdo el planteamiento de los sectores dominantes y del BPE en términos de
intentar introducir una cuña entre las protestas pacíficas de las que no lo
son, toda vez que existe un continuo entre ambos polos y de haber existido divergencias,
estas se han atenuado en extremo y lo harán aún más a medida que las contradicciones
sociales se agudicen. No obstante, y he ahí la razón de fondo, tal disyunción les
sirve para encubrir los fines de su discurso de corte amenazador, para
manipular la opinión pública, intentar crear divisiones entre sus enemigos y detener
las simpatías que la lucha rupturista y consecuente pueda despertar en amplios
sectores sociales y políticos. Por lo demás, para refrendar lo errado de esa
disyuntiva y la hipocresía de aquellos, baste considerar cuantos de los que hoy
en día hacen gárgaras con la paz social y la democracia, desde la derecha hasta
el PDC e incluso sectores radicales, no fueron acaso los mismos que alentaron,
apoyaron y participaron del Golpe Militar y la posterior sanguinaria dictadura,
y no dudarían en volver a hacerlo si vieran que se les resquebraja el orden que
tan celosamente guardan.
En atención a lo
anterior, resulta penoso y hasta patético cuando algun@s izquierdistas,
verdaderamente pusilánimes, claudicantes y extraviados, chillan frente a la
violencia popular y aseguran que ello “amenaza los fines del movimiento y atrae
la represión estatal”. Pero, ¿cuándo los que nos dominan han tenido remilgos en
dejar caer el puño de hierro de su poder material sobre los que se alzan por
sus demandas y derechos? Tales especímenes parecen no comprender que el proceso
social no es necesario, es imprescindible, y que los cambios sociales en
diferentes ámbitos no van a pasar sin la lucha más decidida y ofensiva de l@s
de abajo (en algo que sí tiene claro -al menos- un 65% de la población, según
las propias encuestas oficiales). Asimismo, es@s ‘izquierdistas’ debieran estar
advertidos que quien define las formas de lucha y organización que le parezcan
más adecuadas es el propio MP y no sus enemigos de clase. ¿O acaso la “Primera
Línea” tendría que ir a pedir permiso a la Intendencia respectiva para poder resguardar
las legítimas movilizaciones populares callejeras?
Las clases dominantes,
en boca de sus ideólogos, exigen el restablecimiento del orden público por
parte del Estado. No soportan el que los centros de las principales urbes se
hayan transformado en un lugar que, por largos momentos, queda fuera del
alcance de la policía y del “Estado de Derecho” y saben que el modelo no tiene
garantizado su futuro mientras no se restablezca el cuestionable orden público
existente, dictatorial en esencia. Por ende, el MP, los amplios sectores de
activos democráticos-populares, no pueden darles tregua en ese sentido a sus
dominadores; es más, se debe extender esa experiencia de lucha desde el escenario
céntrico urbano a las poblaciones y barrios de todas las ciudades. Otro tanto
debiera ocurrir con el ejemplo heroico de la “Primera Línea”, que igualmente se
debiera desplegar en los sectores populares y medios, siendo integrada por los
jóvenes más convencidos y aguerridos de cada cual, para proteger
movilizaciones, actividades públicas y servir de germen para instancias de
poder superiores.
En cuanto al orden
público, tres consideraciones nos hacen los áulicos del poder: -“La violencia
no ha sido condenada con energía por todo el espectro político, especialmente
por el de oposición”; pero resulta obvio que ésta “oposición” (que no es tal), encarnada
en los grupos mantenedores del sistema, se excusa de hacerlo porque sabe que ello
le acarrearía un rechazo popular todavía mayor del que ya adolece. Y como son
los campeones del cinismo, si bien no explicitan su rechazo a aquella legítima
violencia, la exNM y la mayor parte del FA no han tenido reparos en apoyar leyes
que penan aún más la protesta y movilización sociales. –“Enfrentamos una crisis
policial de envergadura. Carabineros no ha sido capaz de sobreponerse y
derrotar a la violencia. Ha sido, hasta el momento, derrotado por ella”; esto
corresponde a una visión militarista (o policíaca) de derecha, que centra su
lucha contra el enemigo (el MP) en el mero empleo de un aparato de coerción material.
Asimismo, visualizan el levantamiento popular y la coyuntura abierta por éste
sólo como una problemática ligada a la violencia. Luego, el MP debe remontar en
una estrategia de enfrentamiento que apele a todas las formas del combate
social, en todos sus niveles, utilizando su poder material como un componente
central, inserto en la lucha de todos los explotados y excluidos. –“En los
enfrentamientos y detenciones propias de los incidentes, ha surgido un número
alto de violaciones a los Derechos Humanos”; ¡qué duda cabe!, pero ellos, con
sus posturas y discurso en pro de las clases dominantes, no dejan de avalar la
sistemática violación de derechos fundamentales a la que se somete a extensos
sectores sociales.
“Chile tiene una
historia de fortaleza de sus instituciones”, nos espetan, y aunque, “estas
siguen siendo fuertes y funcionan pese a todo, (…) ya no despiertan adhesión y
su reputación se ha derrumbado” y, “Especialmente peligroso, por nuestra
historia, es la extrema debilidad del apoyo al Presidente”. En realidad, parece que aquellos prohombres no
hubieran vivido en éste país, al menos en las tres últimas décadas, por cuanto
ya se habrían enterado que lo afirmado por ellos son solo sofismas. Si bien los
estudios y encuestas muestran un marcado deterioro en la confianza que les
brinda a esas instituciones la mayoría nacional desde el 18/O, ese detrimento
ya se podía constatar desde mucho antes (ver estudio CEP dic. “19). Asimismo,
no es necesario investigar mucho para saber qué opinión le merece al común de
los mortales del país la Justicia, la Iglesia, las empresas privadas, el
Congreso, el Presidente, etc.
Es el apego de todo
el estrato político civil (el Congreso, La Moneda y la generalidad de
los partidos políticos), junto al empresariado y la Iglesia oficial, a una
suerte de pacto de gobernabilidad, impuesto a nuestra FES por ‘arriba’ a
fines de 1986, lo que explica el amor de todos ellos por el ordenamiento
jurídico-político vigente hoy, además del porqué no cuajó la acusación en
contra del odioso Piñera. Esto último, a contrapelo de la opinión certera de la población, de la
cual sólo un 5% confía en el ladrón de La Moneda. Tampoco cristalizó la
imputación hecha a su representante en la Región Metropolitana (autor de la
tesis del copamiento paramilitarizado preventivo). Y es que habiéndose
declarado culpable a Piñera, ello hubiera significado que aquel promiscuo pacto
se rompía y dado pie a una reacción en cadena, tipo crisis por ‘arriba’. Pero,
como evidentemente y en las actuales circunstancias, ello podía haber sido bien
aprovechado por el MP, los conjurados cerraron filas como chicos bien
compuestos que son.
Pa’los
de arriba, el origen del levantamiento popular fue la pobre clase media; na’que
ver la injusticia, la súperexplotación y la desigualdad:
Si hablamos de los
orígenes de la crisis, y por tanto hacia donde creen ellos que debieran apuntar
las políticas y recursos públicos, los teóricos del sistema nos informan que el
comienzo de todo sería el, “desplome económico del sector más vulnerable de la
clase media”, lo que no merecería mayor comentario, salvo que eso de la
irrupción de una gran clase media viene hace rato siendo un falso logro
destacado por los grupos mantenedores del sistema de dominación/explotación, lo
que resulta fácil de desmentir si nos atenemos al paupérrimo cuadro general de
ingresos de los 4 quintiles más pobres en relación con el más rico y qué decir
si nos vamos a comparar al 99.9% de los ingresos generales con los del 0.1% de
los súper ricos; simplemente, aquello queda reducido a una mera ilusión. ¡Ah y que
no se nos pase!: cuando dicen ellos que las políticas públicas deben ir
dirigidas a mejorar la existencia de la supuesta clase media, liberándoles de
cargas impositivas y otras gabelas, en realidad están pasando de contrabando el
que se libere aún más de ellas al gran capital nacional y transnacional; en
esto, el BPE es de una sola opinión.
Le aciertan
medianamente esos áulicos, cuando aseveran que esto no es el rechazo visceral
generalizado en contra del orden del gran capital monopólico-financiero. Y por
supuesto, no nos creemos tampoco tanta maravilla, pero de lo que estamos
seguros es que tal flaqueza se puede resolver, en términos estratégicos, si el
MP y la Izquierda Revolucionaria (IR) logran avanzar en la colosal tarea de transformar un gran movimiento social
popular en sí –que lucha por objetivos inmediatos y democráticos- en uno de
carácter cualitativamente superior, de fuerza política y social para sí, de
impronta revolucionaria, anticapitalista, antiimperialista, antipatriarcal y
plurinacional, capaz de enfrentar y derrotar a su enemigo de clase y aspirar a
la construcción de una nueva sociedad, que para nosotros sigue siendo la
Socialista. Ni más ni menos.
Los
de arriba llaman a votar por su lindo acuerdo de paz y nueva Constitución; los
pueblos, l@s oprimid@s y excluid@s, convocan a luchar sin tregua por sus
demandas y para ejercer sus derechos:
Los teorizadores de
las fuerzas que disponen del modelo y de las que le dan sustento, nos animan a
participar de su flamante creatura: el famoso Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución, frente al cual ellos
pueden tener opciones disímiles, pero todos sus integrantes se encuentran muy de
acuerdo en convocar a participar a todos los potenciales votantes de estas
tierras. Por cierto, con esto ansían dar plena validez a su trampa, en algo que
recuerda muy bien lo obrado en torno al plebiscito de 1988 y todo el proceso
“democrático” que, supuestamente, emanaría de ello. Y es que temen que la
abstención sea tal que el engendro carezca de todo respeto por parte de los
habitantes del país y frente a la opinión pública mundial. Resulta que, en ocho
años de implementación del voto voluntario y la inscripción automática, en
ninguna elección se ha superado el 50% de participación. La más baja ocurrió en
las votaciones a concejal en 2016, con un ¡34,81%!; en tanto, la más alta, fue
para los comicios parlamentarios de 2013, pero sólo llegó a un 49,66%.
El
mecanismo constitucional acordado entre gallos y medianoche por el estrato
político civil, motivado fundamentalmente por el afán de conjurar la amenaza de
una rebelión popular, es inconducente para los intereses y objetivos de los
pueblos y l@s trabajador@s, así como antidemocrático en esencia y en sus
consecuencias, toda vez que surge para asegurar el, “restablecimiento de la paz y el orden público”; claro, la paz de
los sometidos y el orden impuesto por los opresores. De partida, no
participó en su gestación ninguna de las organizaciones y sectores del MP, la
verdadera oposición, y recordemos que ningún cambio social real –incluido el
ordenamiento constitucional- se dará sin la participación de los sectores
populares. Los procedimientos, quórums e institucionalidad a ser implementados
por parte de alguna de las dos clases de convenciones los definió, ante sí y
por sí, esa pandilla de politicastros, en circunstancias que cualquier manual
de derecho constitucional asevera que es la propia Asamblea Constituyente (si
es de verdad) la que los tiene que determinar. Por más corcoveos que se den sus
gestores, el entuerto no asegurará la paridad de género para la integración de
la Convención ni tendrá un carácter plurinacional ni se avizora la posibilidad
de romper el asfixiante centralismo santiaguino a través de un sistema de
representación más justo de las regiones (ni hablar de federalismo). Se impone
a rajatabla la dictadura de las minorías (cuestión que ocurre desde hace 46
años), cuando se establece un quórum de 2/3 para las votaciones del órgano,
condición que dejará en manos del futuro Congreso –y no de consultas
plebiscitarias ad hoc- las materias en que no haya acuerdo y que se augura
serán las más trascendentales; es decir, serán dejadas al arbitrio de los
mismos que tienen a Chile viviendo bajo una democracia gorila hace 30 años. Se
pretende obligar a la mayoría nacional a que avale toda esta lesera mediante el
voto obligatorio (al menos para el plebiscito ratificatorio), pero allí les
saldrá nuevamente el tiro por la culata. Otrosí, los politicastros de la
derecha y la falsa oposición que salgan del circuito congresal a fin de
participar en esta Convención lo harán sólo por un año, por lo que -luego de realizada
su labor gatopardezca en la misma- bien pronto podrán pasar a ocupar un curul
en el Olimpo congresal (por cierto, gracias al gentil financiamiento de los
grandes empresarios). Y la guinda de la torta, el mayor ardid de esta movida
acordada entre el gobierno patronal y sus pretendidos opositores, viene a estar
dada por el hecho que los integrantes de la Convención serán electos con, “el mismo sistema electoral que rige en las
elecciones de Diputados en la proporción correspondiente”, y todo el mundo
sabe que en Chile ese sistema, por más maquillaje que le hayan puesto, sigue
siendo binominal. Luego, los independientes (se entiende que de partidos)
tendrán menos chance de estar presentes en éste show que encontrarse un trébol
de cuatro hojas, lo que allanará el camino para que el duopolio que nos tiene
hasta el cuello siga haciendo de las suyas en esta democracia de pacotilla.
Agreguemos que
quienes hicieron su acuerdo de paz y nueva Constitución, la mayor parte de los
partidos políticos del estrato político civil, son los mismos que cuentan con
un miserable 2% de apoyo ciudadano; los mismos que han sufrido renuncias
masivas de militantes, las que aumentaron en un promedio de ¡500%! comparados
oct-dic 2019 e ídem 2018, siendo los más golpeados RD (del inconsistente G.
Jackson), el PS, RN y la UDI, y si se compara 2019-18, a RD le seguirían el PC,
el PS y el P. “Progresista” (del amigo de SQM MEO y el chico Navarro). Tampoco
se salvan el PDC y el PPD. Pero, en lo principal, son los mismos que han avalado
por tres décadas un sistema de dominación y explotación que ya no da para más,
que ya ha significado el deterioro en la calidad de vida de millones y millones
y que ha motivado el mismo levantamiento popular en curso que ahora pretenden
conjurar.
Baste el resumen
supraescrito para darse cuenta que participar en el proceso constituyente del BPE,
abonado por próceres y sectores
mantenedores del sistema y algunos de la izquierda reformista y neorreformista,
es contraproducente con los fines y los objetivos que han dado vida al MP. Si
aplicáramos la ley de transitividad, tendríamos lo siguiente: Vamos Chile firmó
un acuerdo con la exNM y unos cabecillas del FA; luego, si avalamos lo obrado
por estos últimos conglomerados respecto de su famoso pacto, aceptando
participar e incluso convocando a votar en su circo electorero y de falso
alcance constituyente, estaríamos apoyando un entendimiento con los sectores
que, por un lado, representan a lo más granado de los explotadores y
expoliadores de Chile y, de otra, con los que hace 30 años mantienen y
defienden el modelo antipopular heredado de la dictadura cívico-militar. Luego,
el conjunto de los explotados y excluidos de nuestra formación social no
entenderán tal proceder de la IR y los sectores más lúcidos del MP, toda vez
que nos verían relacionados con los mismos que los defraudan y avasallan a
diario, y habida consideración que nos declaramos antisistémicos,
portaestandartes de la causa popular y totalmente de acuerdo con las demandas y
aspiraciones que hicieron estallar la rebelión del pasado 18 de octubre.
¡Y era que no! Cada
día que pasa aumenta la cantidad de potenciales votantes que se restarán de
votar en abril, pues no quieren validar el engaño al que los sectores
dominantes les quieren arrastrar (algunas encuestas proyectan que la abstención
ya bordea el 60%). Como parte de la IR,
nos parece que lo que corresponde hacer a los pueblos y la clase trabajadora en
rebeldía desde el 18 de octubre es no participar ni avalar esa propuesta indecente,
sino rechazarla completa y tajantemente ¡No al No, No al Sí; Sólo la Lucha nos Hará
Libre al Fin!
No es éste el
tiempo de vacilantes, de claudicantes o de conciliadores de clase, sino de
aquellos capaces de impulsar la resistencia popular y el despliegue de todas
las formas del enfrentamiento clasista. Es la hora de recuperar la senda de la
liberación social y de luchar hasta el fin por la construcción de la sociedad Socialista,
la única que puede interpretar y dar satisfacción a las justas y sentidas demandas
de la mayoría nacional.
En marzo, sí no hay justicia para los pueblos y l@s trabajador@s que
no haya paz ni chamullos electoreros para nadie
2
al 6 de marzo: Tomas y
movilizaciones en cada uno de los Liceos y Escuelas de Chile. L@s estudiantes,
profesor@s, co-docentes y apoderad@s, tod@s unid@s junto a los explotad@s y oprimid@s
a luchar por una Educación Pública de
Calidad, Gratuita, Democrática, Financiada, Laica, Antipatriarcal, al servicio
de los Pueblos de Chile;
8
y 9 de marzo: Día Mundial de
las Mujeres y Huelga General Antipatriarcal;
15
de marzo:
Marcha por todo el país en Defensa de
los Entornos y Recursos Naturales;
18
de marzo:
Paro-Protesta Nacional, Productiva y
Popular, a 5 meses del comienzo del Levantamiento
de los Pueblos, l@s excluid@s y l@s explotad@s de Chile;
16
al 20 de marzo: Tomas y
movilizaciones en todas las Universidades e Institutos de Chile. L@s
universitari@s y técnic@s se suman al contingente secundario que lucha por la Educación
Pública de excelencia y al servicio de las mayorías;
20
de marzo:
Protesta Nacional en apoyo a la causa
del Pueblo Mapuche;
22
de marzo:
Día mundial del Agua; a movilizarse
por su renacionalización y a defenderla como un derecho vital;
23
de marzo:
Marcha Nacional por la Vivienda;
29
de marzo:
Día de los y las Jóvenes Combatientes;
31
de marzo:
Protesta Nacional contra las AFP;
Durante
todo marzo:
A reimpulsar la lucha popular en las
calles y campos de todo el país, además de multiplicar y fortalecer las
Asambleas Populares locales y sectoriales, unificándolas al nivel
provincial, regional y nacional. A evadir, sabotear, marchar, ocupar espacios
públicos, realizar velatones, cacerolear, cortar calles, caminos y carreteras,
etc. Todo sirve, todo cuenta. Campaña “Con
el Plebiscito y el Cuento Constitucional Nos Aíslan; la Lucha Nos Une”, de
sabotaje y desenmascaramiento del tongo plebiscitario del 26/4 y del chiste “constituyente”
de la derecha + los peleles de la ex Nueva Mayoría y el Frente Amplio.
¡A convertir
la ira social en Poder Popular!
¡Si no
hay justicia para todo@s que no haya paz social ni plebiscito!
¡Que se
vayan Piñera, los aprovechados y defensores del sistema de dominación e
instauración de un gobierno popular provisorio!
¡A
acompañar el levantamiento popular con un gran paro nacional productivo e
indefinido!
¡Sólo la lucha y la
unidad nos harán libres!
Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández
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