LA SANGRIENTA DICTADURA
MILITAR SIGUE INTACTA:
SÓLO LA LUCHA NOS HARÁ LIBRES
Son ya 54 días desde el
comienzo del alzamiento popular, cuando el 18 de octubre de 2019 quedó
demostrado tras la asonada de los humillados por el sistema de dominación capitalista
que la democracia existente desde el 11 de marzo de 1990 no era más que el
ropaje civil de la dictadura militar, el resumen de 46 años de hegemonía plena
del capital monopólico-financiero.
Recordemos que en los primeros
días del alzamiento popular, fueron los sectores más golpeados por la dictadura
del capital los que en las calles ejercieron la acción directa, practicaron la
violencia política popular, desatando con ello el temor de la clase
dominante. En un principio, el bloque en
el poder optó por sacar a los milicos a la calle, tratando de disminuir los
grados de enfrentamiento. Luego, como
sólo lo sabe hacer la burguesía en su conjunto, se prometió un cambio
constitucional, que sólo permitirá dejar todo igual en el ámbito jurídico. Con esa promesa se logró atraer a sectores de
la pequeña burguesía, que en un primer momento fueron parte también de la
acción directa, y sus representaciones políticas. Había llegado la hora del congreso nacional,
que intentaba e intenta, representar la voz del alzamiento popular.
Luego, el gobierno del tirano
asesino comenzó a generar pequeñas acciones de mitigación social, que pese a lo
mínimo de su alcance, fue capaz de ir restando fuerza social al alzamiento
popular en marcha.
Pese a todo, el alzamiento popular
pasó con creces el mes de lucha, de acciones directas, de expropiaciones, de
marchas, de barricadas y a fines de noviembre voceros autorizados del bloque en
el poder comienzan a señalar que el aparato productivo está afectado. El IMACEC viene a confirmar lo indicado. Sin embargo, precisamente cuando el corazón
de la dominación está en juego sobreviene a fines de noviembre la disminución
de la protesta social y popular.
A principios de diciembre
comienzan a destacar focos de resistencia y organización, tales como
Concepción, Talcahuano, Arica, Antofagasta, la Plaza de la Dignidad (que fue
literalmente arrancada de las manos no sólo a la represión, sino que a la
pequeña burguesía), el paradero 26 de la gran avenida. Es la confesión de que el alzamiento popular
va perdiendo masividad. Lo anterior es
aprovechado para que en el congreso nacional se aprueben leyes
contrainsurgentes (más todavía si cabe aquello). En esa cruzada en contra de la protesta
social y popular se suma el Frente Amplio y como ha sido su tónica el Partido
Comunista se abstiene en la votación.
El costo de la vacilación, de
ser parte como bloque político de Estado de la dominación patronal, el haber
aceptado, utilizado y legitimado la constitución política de 1980 durante estos
30 años, le pasa la factura al ex reformismo y neoreformismo agrupados en
Unidad Social al llamar a paro nacional el martes 10 de diciembre, que resultó
un fracaso estrepitoso. No son más que
los partidos políticos que manejan los frentes intermedios sindicales y de DDHH,
culturales, de algunas universidades, y juegan a obtener algunas migajas en lo
que se está planificando para abril de 2020, donde lo central es cambiar todo
para que todo siga igual.
Y Unidad Social volvió a
fracasar en su negociación del sector público, que no fue más que la misma
función realizada durante 30 años. Una
vez más se bajaron los tolompas antes de tiempo. No confían en la lucha callejera, aunque no
la descartan de plano, pero se sienten plenos al interior del sistema político
generado desde la segunda mitad de 1986.
Chadwick paga los platos rotos
por el conjunto del sistema de dominación capitalista, que no vacila en inmolar
a uno de los “jóvenes de la noche mítica de Chacarillas” para desviar aún más,
si es posible, la atención de millones de chilenos que han vuelto a las frases típicas
como “hace calor”, “hoy harán 34 grados”, “falta poco para la navidad” y las
frases comunes que se estilaban antes del 18 de octubre. La normalidad ha vuelto, implacable, tod@s
cabeza gacha hacia el trabajo, pensando en las deudas, sintiendo que se pudo
haber hecho algo más…
A 54 días del alzamiento
popular se produce la cuarta subida de precios en los precios de la bencina y
la reacción es la misma que existía hasta el 17 de octubre de 2019. A 54 días del alzamiento popular una niña de
15 años se debate entre la vida y la muerte y la reacción es la misma que había
hasta el 17 de octubre de 2019. Quedan todavía
expresiones de lucha. Y parece que lo
esencial es eso: que se mantengan focos de lucha, que vayan sumando y sumando,
ejerciendo acciones directas como el caceroleo, las velatones, las barricadas,
las expropiaciones, las marchas, los murales, los actos culturales, las
asambleas.
Un fenómeno que será materia
de toneladas y toneladas de tinta virtual y saliva será después debatir,
discutir, razonar, en torno a por qué la propuesta de levantar y consolidar
Asambleas Populares no cuajo; o, por qué las organizaciones territoriales, que
tanto se nombraban antes del alzamiento popular no fueron capaces de dar
continuidad y progresividad a la violencia política popular. Demás está decir que se dirá con insistencia
que faltó la vanguardia, o la vanguardia compartida, o la dirección compartida
del movimiento social en alza. Sin
embargo, es claro señalar desde ya que la inexistencia de representantes del
alzamiento popular impidió paralizarlo antes.
Existen quienes ya en los
hechos están a la espera de abril del 2020.
Otros que ya señalan que se debe dejar pasar el tiempo y esperar
marzo. Finalmente, existen los que
señalan que la lucha debe continuar aquí y ahora, como señalamos más arriba:
desde la microagitación, realizando expropiaciones organizadas como la ocurrida
en Pudahuel en la madrugada de hoy, los caceroleos, las velatones, las
barricadas y acciones mayores. Es
cierto, la masividad ha bajado ostensiblemente, pero lo que no ha variado es la
causa que impulsa la lucha.
MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA
MIR
Diciembre 12 de 2019
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