martes, 22 de marzo de 2022

ANÁLISIS Y PERSPECTIVAS DE LA SITUACIÓN POLÍTICA NACIONAL, CHILE, DICIEMBRE 2021-FEBRERO 2022

ANALISIS Y PERSPECTIVAS DE LA SITUACION          

POLITICA NACIONAL, CHILE, DICIEMBRE 2021 - FEBRERO 2022

 

En el periodo, el dúo Gobierno/Derecha, aparte de culminar una criminal gestión sanitaria y de cohonestar un colosal robo a la mayoría nacional, se dedica a reprimir duramente todo atisbo de movilización de los pueblos y l@s explotad@s, en tanto que las fuerzas del Reformismo-Neorreformismo (hoy unificados en Apruebo Dignidad) y los Grupos Mantenedores y Reproductores del Sistema (que identificamos con la exNM) se la juegan por su desmovilización. En conjunto, a través de todas las estructuras de la institucionalidad y del itinerario fijado en lo político por el Bloque Político de Estado, en que se entrelazan aquellos actores con las representaciones de las clases dominantes, todos ellos se afanan por reconstituir y consolidar la “democracia de los 30 años” a través de los cauces representativos oficiales, aunque estos cada vez representan menos, y además por el sistema político electoral, del que los ciudadanos desconfían y tienen en poca estima por mantener el poder político en manos de una élite de politicastros. Con todo, el sistema de dominación, a través de sus medios de comunicación masivos, genera la sensación que todo puede mejorar si nos enmarcamos en su institucionalidad y se nos muestra como todo un logro el triunfo de Boric, pero prontamente este nos aclara lo que será su gestión como mandatario y hasta donde se atreverá a importunar a los explotadores: “No espero que las élites estén de acuerdo conmigo, pero sí que dejen de tenernos miedo” y “Nuevo pacto fiscal, no guerra de clases”. Así, los dueños del país verán con agrado como se mantienen las bases de su poder, el modelo de dominación y explotación, y nuestra adscripción a la división internacional imperialista del trabajo. Sin embargo, la dura realidad que vive a diario la mayor parte de nuestra población, que se explica por la imposición de la ‘ley del embudo’, así como la defraudación de las esperanzas populares que en el mediano plazo acometerá la nueva administración, nos permiten afirmar que resurgirán las causas que originaron el alzamiento popular de octubre de 2019 y que vendrá un nuevo ciclo de protestas sociales, pero que esta vez estarán allí para alentar y conducir la lucha un fogueado Movimiento Popular y amplios sectores activados de l@s explotad@s y oprimid@s de Chile.

 

 

La economía: crisis actual y futura para la clase trabajadora y ganancias permanentes para el capital monopólico-financiero

 

Las perspectivas para la actividad económica mundial permanecen moderadas debido a la desaceleración de las principales economías (tales como EE.UU. y China), por atascos productivos y de comercialización en diversos segmentos del Sistema Capitalista Mundial (SCM), rebrotes de la Covid-19 en algunas formaciones y a lo que se podrían sumar los efectos de la operación militar rusa en Ucrania, todo lo cual limitaría el desarrollo de algunos sectores económicos y la demanda de variadas materias primas, sobre todo en el centro del sistema. Así, con datos del BM, se proyectan variaciones del crecimiento mundial de un 5,5 y 4,1% para 2021 y 2022, respectivamente; la exportación de las materias primas, en igual período y con exclusión de los energéticos, decrecería desde un 4,7 a un 3,5%, pero sus precios caerían desde un potente 31.9 a un -2%; se acentúa la inflación, con un 3,6% calculado para 2021 (FMI), cuando el precio de los alimentos se acrecienta en un 30%, pero aquella descendería a 2,5% en 2022. Otros factores a considerar son los temores en torno a complicaciones del sector inmobiliario chino, el incremento de las tasas de interés en las formaciones del capitalismo central e intermedio y se mantendrían altos los precios de los combustibles: el barril de petróleo, en promedio, pasaría de US$69 en 2021 a 74 en 2022 (antes de saberse lo de Ucrania). Con todo, un aspecto positivo para las arcas chilenas (y para el gobierno entrante) es que el precio del cobre se mantendría en torno a US$4,05/libra, pese a que en 2021 rondó los US$4,25 (BCCh).

 

En lo interno, durante los pasados 2 años los representantes del Capital Monopólico-Financiero (CMF), con el aval del gobierno patronal, han acometido una verdadera sangría de nuestra Formación Económico-Social (FES), por diversas vías y circunstancias: depreciaciones cambiarias; ingentes salidas de capitales extranjeros e internos, con cifras cercanas a las de la crisis Subprime de 2008-09 (EPFR), lo que debilita una economía cuya provisión de pasivos externos –visto como una fortaleza, pero que es el talón de Aquiles del modelo- llegaba al 37% del PIB antes del inicio de la pandemia (FMI); encarecimiento de los créditos de largo plazo (hipotecarios, por ejemplo); la especulación bursátil, echando mano del IPSA, bonos del Gobierno y de títulos de renta variable relacionados con las AFP; repartos de utilidades del 100% en las grandes empresas en 2021, duplicando los montos del año anterior (BCCh); el agiotismo, que se expresa en alzas de precios por parte del empresariado comercial y manufacturero, en circunstancias que sus inventarios crecen (INE); alentando la incertidumbre frente a riesgos político-sociales creados por ellos mismos, etc. Y se han cebado, sobre todo, luego que el sistema económico se viera favorecido por una importante expansión, que despunta a fines del 2º trimestre de 2021, cuando el PIB crece un 4,9% contra un 1,6% del período anterior, y con una variación interanual del 17,3% (BCCh). En concreto, dicho robo a gran escala se expresa en que Chile fue el país de América Latina que en 2021 concentró el mayor nivel de patrimonio entre los ultrarricos en relación al tamaño de su economía; para el caso chileno, tal riqueza -en conjunto- es equivalente a un 16,1% del PIB (Cepal con datos revista Forbes). Además, según el informe 2022 de World Inequality Report, el 1% más rico de Chile concentra el 49,6% de la riqueza total del país, mientras que en Brasil controla el 48,9% y en EE.UU. el 34,9%.

 

Esa escandalosa desigualdad se expresa en múltiples formas, siempre afectando a la clase trabajadora. No resulta extraño, entonces, que a diferencia de la crisis “Subprime”, que sacudiera el SCM entre 2008-09, esta vez, en una formación con inveterados y crecientes grados de injusticia y exclusión sociales, estos no hicieran más que recrudecer con ocasión de la pandemia, lo que se tradujo en un aumento del desempleo en general y del formal en especial, lo que sumado a una inflación creciente provocó un enorme perjuicio de los salarios reales y, por ende, una severa contracción de la demanda interna (ya volveremos sobre estos desastres). Si a lo dicho añadimos la baja productividad del sistema, tendremos la explicación del gran quiebre del PIB en 2020, de un -5,8%. La demanda interna vino a mejorar gracias a la exigencia popular por disponer de una parte de los fondos previsionales apropiados por las AFP (unos US$50 mil millones) y el acceso al IFE y otras ayudas fiscales (más de US$40 mil millones), recursos que permitieron fortalecer el sistema económico y empujar el PIB (con un 11,5-12% proyectado para 2021, BCCh). Hasta la década del 70, en la mayoría de las FES capitalistas se daba preponderancia a los efectos del gasto o demanda agregada para fines de reactivar la economía, siendo prioritario en esto el nivel de ingreso real y luego los precios; es decir, echaban mano de medidas contracíclicas, sobre todo en épocas de crisis, como la actual. Como dijimos, en nuestra FES se dio un obligado proceso de estímulo fiscal de los ingresos, en medio de los aprietos sociales pandémicos enunciados antes, lo que contribuyó a mejorar el consumo interno (aunque también los fines del capital financiero y comercial). No obstante, como la base productiva nacional ha sido comprimida y ha visto incrementar –relativamente- sólo el sector servicios, aquella mayor demanda sólo pudo surtirse mediante una inmensa ola importadora. Si comparamos 2020 y 2021 (con datos de Aduana.cl), la importación de maquinarias creció un 49% y la de combustibles y lubricantes un 85%, pero la que se destapó fue la internación de bienes durables, con un alza interanual del 96,6% (BCCh). Dicha ola, a su vez, implicó una elevación de los precios de aquellas mercancías –a lo que contribuyó la especulación empresarial, la depreciación del peso y alzas externas- y la inflación se hizo patente. En vez de desarrollar una política estatal contracíclica y productiva, la moribunda administración patronal sólo apela a medidas procíclicas para enfrentarla, como que en enero, el Central decide elevar la tasa de interés referencial (TPM) a 5,5%, lo que es saludado por los agentes financieros cortesanos del gran capital, públicos y privados, que aspiran a que la política económica del futuro Gobierno incluya altas tasas de interés y disminución del gasto público y social.       

 

Y aquella contención fiscal ha tenido y tendrá sus efectos. Luego de amplificarse entre 2020-21, la demanda interna se ha moderado y los costos de los productores se renuevan. La incertidumbre frente al futuro de la virosis universal, el final del pésimo gobierno Piñera y la llegada de Boric y compañía, pero sobre todo tras la negativa empresarial a invertir más y la ausencia de interés entre los integrantes del Bloque Político de Estado (BPE) por desplegar una estrategia productiva desde este, son factores que afectan la capacidad adquisitiva de la población y la percepción de los productores pequeños y medianos, reduciéndose las posibilidades de mejorar la demanda agregada, el nivel de la producción y de las ventas internas y, con ello, que pueda prosperar la creación de puestos de trabajo formales y decentes. Se espera que luego del alto nivel alcanzado por el PIB en 2021, en 2022 apenas logre una variación del 1,5-2,5%; la demanda interna, que se encumbró en un 21,6%, caerá a un -0,5%; la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF), que escalase al 17,6%, disminuirá a un crítico -2,2% (todos datos del BCCh). Recordemos que la FBCF, que representa el valor de los bienes duraderos adquiridos por las unidades de producción con el fin de ser utilizados durante –al menos- un año en el proceso de producción, refleja el nivel efectivo de la inversión productiva del capital interno de la FES. En este sentido, Chile, con un valor del caso que alcanza el 20% del PIB nominal, se encuentra lejos del promedio mundial de esa proporción, que llega al 26% y aún más alejado del de la zona de Asia Oriental y el Pacífico, en que se empina al 35% (BM). El capital productivo interno invierte poco y lo hace en ítems que le puedan parecer más atractivos según la temporada; a veces, relativamente más en construcción y, en otras, en maquinaria y equipo. Pero, he aquí una interesante orientación dada a esta componente de las inversiones por parte de las IFI y otras instancias auspiciadoras del CMF transnacional: instan a acrecentarlo en los ciclos de auges de precios de materias primas (de un “mayor dinamismo” le llaman), de la mano de aumentos en la demanda mundial por este tipo de productos (pensemos en lo regio que le va al cobre hoy en día), lo que no hace más que mantener la división internacional del trabajo y las condiciones generales del SCM, en que las FES periféricas, mayoritarias y a las que adscribe la nuestra, nos especializamos en la producción y exportación de commodities. No atisbamos luces que tal integración vaya a cambiar dentro de los marcos de la próxima administración ni como producto de la nueva Constitución.    

 

El que hará de cabecilla de Hacienda, Mario Marcel, es el prototipo del economista para estos renovados “Nuevos Tiempos”: un tecnócrata surgido de la mezcla entre un core neokeynesiano (posgrado en Cambridge) y una importante cuota de monopolismo y monetarismo financiero, la cual incorporó laborando para la OCDE, el BID y el BM (es un íntimo de Christine Lagarde, exjefa del FMI). Por tanto, en la senda de Keynes, no es de extrañar que encabece las gestiones para una subida -modesta eso sí- de los impuestos al capital, siendo un creyente de la aplicación de instrumentos de la política fiscal (entre ellos, algunos impuestos y control de los gastos del gobierno) y monetaria (control de las tasas de interés) para corregir las falencias del modelo, pero, en acuerdo con su otro yo, dejará de lado eso que la distribución del ingreso depende de manera significativa de factores institucionales, impulsando la desindexación de los ingresos en general y dejando libre el camino a la patronal para que imponga sus designios (en el fondo, saben que no existe eso de la “ley de oferta y demanda”) para fines de mantener bajos salarios (“de mercado”), un sindicalismo constreñido y pensiones lastimosas, dejando en pie, de paso, el actual y leonino sistema de pensiones. Ahora bien, es la gente como Marcel (y otros de la izquierda neorreformista, como el futuro ministro de Economía Nico Grau, especializado en la carísima UPenn) la que asumió la desconfianza del contrato social que dominó gran parte del siglo XX en Occidente, porque –entre otras ‘desventuras’- condujo al nefasto “populismo” (entiéndase, gobiernos independientes de los dictados de las IFI y que aspiran a un desarrollo nacional); la que ya no cree que se requiera de un sindicalismo extendido, pues el ‘mercado’ (léase la ley del más fuerte) actúa como buen regulador del empleo y de los ingresos y si no fuera así, pues entonces el preterido Estado puede aplicar las reformas del caso; la que piensa que el Estado de Bienestar es como un gran barco que zozobra, por lo que también acepta que es el ‘mercado’ el que asigna adecuadamente los recursos y en caso contrario, basta el recurso del papá Estado si la cosa no anda; la que sostiene que es inútil enfrentarse al irreducible poder del CMF, transnacional e interno, siéndoles más práctico el recurrir a “3as Vías”, a reformas limitadas y consensuadas con los dueños del poder y la riqueza, de impulso al gasto focalizado y al rol subsidiario del Estado en aquellas inmensas áreas donde éste –afirman ellos- no se la puede o pudiera competir con aquellos que si saben la pega y a quienes hay que cuidar. Son los que afirman que la acción económica colectiva es sinónimo de comunismo y que este, en sus encarnaciones históricamente construidas, fue un fracaso y de ahí que se deban priorizar los libres mercados “naturales”, sin distorsiones provocadas por el movimiento de trabajador@s, leyes proteccionistas o desarrollos productivos a cargo del Estado.

 

Sin duda que son variados y cardinales los elementos de la esfera de la economía en que el ejecutivo entrante actuará como un relevo del que se retira, a contrario sensu de lo que exigían sus propios economistas a septiembre pasado (EM, 9/9/21), cuando criticaban ciertas medidas del Gobierno, como el IFE, por ser una política hiperfocalizada. Ya sabemos que dicha medida fue insuficiente y que llevó a la ciudadanía a exigir retiros sucesivos de parte de sus fondos de pensiones y que ello fue de exclusiva responsabilidad del par Gobierno/Derecha (G/D) y de la ausencia de una política pública capaz de sostener los ingresos de las familias y evitar su sobreendeudamiento o caída en la pobreza, pero damos firmado que la administración Apruebo Dignidad (AD) la empleará lo mismo, así como la mantención de los subsidios estatales a los diversos representantes del empresariado y el gran capital, junto con políticas de crédito subvencionado para productores menores (Fogape). Es decir, continuará la política estatal de corrección de las “fallas de mercado”. No tendrán ni la decisión ni el valor para aplicar un programa de desarrollo en nuestra FES que responda fielmente a las necesidades y aspiraciones de la mayoría nacional, en base a medidas integradas en una estrategia de políticas contracíclicas bien definidas, aun cuando contemos con el espacio fiscal más que suficiente para ello: una balanza comercial y una cuenta corriente fiscal (como % del PIB) que crecerían un 35% y un 33%, respectivamente, en 2022 respecto de 2021 y con un precio del cobre que se mantendría por sobre los US$4/lb (BCCh). Antes bien, preferirán avanzar a los límites de la “paradoja de la frugalidad”, que indica que si una FES ahorra mucho, su gasto agregado disminuirá, haciendo que el equilibrio y la producción real disminuyan también, por lo que ella sólo podrá ahorrar la misma cantidad o incluso menos que antes. Y una prueba de esto es su beneplácito al violento retiro del estímulo estatal a la actividad (y a las familias), en la forma de reducción del gasto fiscal en el presupuesto 2022, contrariamente a lo planteado por la mentora de Marcel y ahora presidenta del BCE, C. Lagarde, quien ha dicho de manera reiterada que no quiere retirar los estímulos monetarios de forma prematura en la zona euro para no entorpecer la recuperación económica y porque está convencida de que la elevada inflación actual remitirá. Con todo y aceptando que nuestro nivel de endeudamiento es menor al de algunas potencias centrales, puede ser que la administración entrante flexibilice su lado monetarista e inste a las entidades financieras a apoyar a familias y PYMEs, por la vía de bajar sus tasas de interés e inyectando o reestructurando créditos (sépase que esto lo solicita el mismísimo BID); soñar no cuesta nada.

 

Es en el ámbito de la economía al nivel de las personas, esa que vive y sufre a diario la mayoría nacional, donde la crisis se mantiene y proseguirá en el corto-mediano plazo. Pruebas al canto, si bien el flagelo de la cesantía se ha reducido desde 2020, cuando entre mayo-julio alcanzara un máximo de 13,1%, para llegar a un 7,2% en noviembre-diciembre pasado, su nivel aún se encuentra por sobre el 5,8% logrado a fines de 2013 (INE). A pesar que se ha recuperado un 77,5% de los 2 millones de puestos de trabajo perdidos con ocasión de la pandemia (al 31/1/22), aparte el hecho que gran parte de l@s despedi@s no fueron suficientemente compensados por el seguro de desempleo cuando era aplicable, de los puestos recobrados, 729 mil son formales y otros 876 mil de carácter informal; es decir, un 80% versus un 94,5% respecto a los niveles pre pandemia (Blg), y esta precariedad se explica porque están liderados por el comercio, construcción y hotelería-gastronomía. La recuperación favorece a los hombres, con un 81,8%, postergando a las mujeres, con un 73,1% y no se debe olvidar que unas 940 mil de estas perdieron el empleo por causa de la crisis (Blg), ya sea por despido/término de giro o para abocarse a labores de cuidado (en otra exigencia del patriarcado imperante). Aún restan por recobrar 660 mil empleos del total para volver a niveles prepandémicos (INE), lo que implicará una ardua tarea para las próximas autoridades. Respecto de las áreas donde existe dificultad para llenar las vacantes disponibles: agricultura, construcción y turismo, el punto de discordia son las bajas remuneraciones y precarias condiciones contractuales ofrecidas por la patronal, a todo lo cual se han resistido los sectores de trabajador@s no calificados, l@s cuales aún cuentan con fondos ahorrados de los retiros previsionales e IFE, pero no podrán resistir más cuando estos se agoten. 

 

Respecto de las remuneraciones, que en general son míseras en nuestra FES (50% de l@s trabajador@s perciben apenas hasta $420 mil mensuales), si bien en términos nominales tuvieron un aumento de un 6,8% en 2021 (INE), al restarles la inflación anual, que alcanzó un 7,2%, tal “aumento” queda en un -0,4%, aguardándose mayores presiones sobre el poder adquisitivo de los hogares en relación con las próximas cifras de IPC (el alza de enero escaló a un 1,2%). No son pocos los entendidos del capital financiero que piensan que el alza de precios podría mantener los niveles en 2022 (RBB, 7/2/22). Si hasta la OCDE, en un estudio de diciembre, ha instado a Chile a que se centre en reducir las desigualdades para reforzar la recuperación social y económica del COVID-19, aunque sus recetas para ello son más de lo mismo y evita referirse a los bajos salarios: “Reforzar el acceso a una educación de calidad, a la formación permanente y la asistencia en la búsqueda de empleo ayudarían a hacer frente al aumento de las desigualdades y a fomentar una mayor recuperación del empleo”; mera focalización de recursos y asistencialismo, en los marcos de un Estado subsidiario, cuestiones que no estarán alejadas de la práctica del chulengo magallánico Boric. Y la misma OCDE añade que, “La persistente y elevada desigualdad de Chile es un reto clave desde hace tiempo. A pesar de los avances conseguidos en la reducción de la pobreza, se considera que el 53% de los hogares del país son económicamente vulnerables, lo cual significa que no tienen un colchón financiero para protegerse frente a una caída repentina de sus ingresos (en comparación con el promedio del 39% de la OCDE). El sistema de impuestos y transferencias de Chile contribuye a reducir la desigualdad de ingresos en menor medida que en la mayoría de países de la OCDE”.

 

Para paliar en parte la crisis que vive buena parte de nuestra población, conjurando de paso el peligro de una nueva debacle político-social popular, las fuerzas que se harán cargo de La Moneda el 11 de marzo apuestan a desplegar un paquete de ajustes impositivos y de transferencias focalizadas de recursos al 60% de las familias de menores ingresos; es decir, no resolverán las problemáticas de fondo que aquejan a nuestra formación: la extendida y grosera desigualdad de los ingresos y una tremenda injusticia social. El programa de gobierno de AD incluye medidas como reformar (no poner fin) al actual sistema de pensiones, transformar el sistema de salud, mejorar el acceso a la educación y aumentar ciertos impuestos con la idea de hacerse de los fondos para lo anterior. Esa agenda "transformadora" enfrentará una serie de obstáculos, tales como la falta de una mayoría en el Congreso; un presupuesto 2022 limitado, sólo incrementado en un 3,7% respecto del año anterior y al que se le hizo un recorte del 22,5% en el gasto público sobre lo proyectado; precios crecientes de los combustibles, que nuestra FES debe importar en más de un 90% para cubrir su consumo (aún resta por ver todo el impacto que tendrá en ellos la iniciativa rusa en Ucrania); y un bajo crecimiento económico previsto para 2022, de entre 1,5-2,5% (BCCh). Para financiar sus planes, el gobierno de Boric ha propuesto una reforma tributaria, "con gradualidad y responsabilidad fiscal", que considera cambios en el impuesto a la renta para las grandes empresas, reducción de exenciones, impuestos verdes, royalties a las grandes mineras, medidas contra la evasión y la elusión, y un impuesto a la riqueza, entradas todas con las cuales aspira a recaudar un raquítico 5% del PIB hasta 2025 y un total de 8% en 8 años (según Fundación Sol, debiera existir una carga tributaria en torno a 28 o 30 puntos del PIB). Pero es fácil comprobar que con ello sólo le alcanzará para efectuar traspasos y gastos sociales asistenciales y circunscritos, con los que no llegará a activar el sistema económico como se lograra a fines de 2020 y en buena parte de 2021. Y es que el recorte del gasto público realizado al presupuesto 2022, por sí sólo y para un único año, representa un 23,8% del PIB (unos US$23.785 millones). Por otra parte, la componente mayor del impulso a la actividad del pasado bienio estuvo dada por el uso que l@s trabajador@s hicieron de los dineros que restaron de sus futuras pensiones, con los que efectivamente pudieron capear la crisis y que representan nada menos que un 50% del PIB. Añadamos que subir los impuestos al gran capital, históricamente, no rinde lo que se espera si de por medio no existe la decisión de cobrar lo que corresponde y un duro control para concretarlo, pues tenemos la experiencia de la reforma de 2014, cuando -entre gallos y medianoche- el gobierno de la exNM tranzó con el gran capital y el alza impositiva se tradujo en casi nada. En la práctica, se les da a elegir a los ricos entre una fórmula de renta atribuida y otra con un sistema semi-integrado, prefiriendo esta última, pues su pago es menor; la elusión del impuesto a la renta es de alrededor del 50% y el pago efectivo de impuestos se reduce a valores menores al 15%, siendo los peores evasores las grandes empresas y el capital financiero. Con un impuesto a la riqueza, junto con compensar la enflaquecida billetera fiscal, se pretende limitar en algún grado el descontento social, pues se sabe que no basta mejorar los salarios para mejorar las cosas si no hay también un aporte progresivo de las ganancias al fondo común, y atendiendo también a que aún resuenan las demandas del 18-O por cambios profundos, que van desde el modelo de pensiones, la salud y educación, hasta una reforma a fondo a nuestro regresivo sistema impositivo actual.

 

 

Piñera no puede irse como si aquí no hubiera pasado nada

 

Pese a ufanarse de ser los campeones de la política fiscal imparcial, el gobierno de Piñera y sus amigotes de Chile Vamos la han manejado con total impudicia. En 2020, cuando se redoblaba el desempleo, la mayoría de las ayudas públicas y desgravaciones tributarias se centraron en el gran empresariado, sin llegar a utilizase las reservas para incrementar el apoyo a las familias y PYMEs. Las derrotas electorales de mayo de 2021 movieron a Piñera a nivelar el socorro y a establecer el IFE universal, pero, entonces y adrede, lo hizo acelerando a fondo: elevó el gasto público en un tercio, inédito en nuestra FES, aunque no envió el proyecto de ley que terminaba con diversas exenciones tributarias comprometidas para financiar ese aumento ni redujo los egresos en áreas prescindibles. Así es como se llegó a un déficit fiscal estructural de un 8,3% del PIB en 2021 y es con el recorte del gasto público en el presupuesto 2022, aludido antes, que se espera reducirlo a un 2,8% en 2022. Tal cercenamiento, si bien hace cuadrar los sacrosantos equilibrios macroeconómicos, podría condicionar una crisis socio-económica, siendo esta la razón fundamental para que Boric propicie una reforma tributaria y no su afecto por los sectores desposeídos.

 

La administración patronal se va dejando nefastas cifras relacionadas con la pandemia por COVID-19, merced a su criminal manejo de la misma, recortando al máximo el personal y los recursos materiales que hubiesen permitido contenerla y controlarla. La amenaza del SARS-CoV-2 se hace más grave en el período: el indicador de carga de infectad@s se alza a 162 x 100 mil habitantes en la 3ª semana de febrero (muy alejada de la meta de menos de 1x100 mil); el de transmisión promedio, (R), se empina sobre 1 (ojalá fuera menor a 0,8), pero la primera semana de enero llegó a marcar 1,68; la positividad de los testeos se disparó y si a fines de noviembre variaba entre 3,5 y 4% (se espera 3% o menos durante 14 días), a mediados de febrero llega a un 32% (ídem a junio 20); la cantidad de PCR tomados decreció desde un máximo de 32,5/mil habitantes x semana, la última de enero,  a 24,3 al finalizar este análisis, con una insuficiente disponibilidad de kits para su aplicación, así como para la de antígeno; es respecto de la velocidad y cobertura del aislamiento de casos y cuarentena de l@s contactos donde se aprecia la peor gestión del MINSAL, expresándose ello en una confirmación temprana que permanece bajo el 65% (se espera que supere el 80%), mientras que el tiempo de examen y laboratorio pasó de 89% de informados dentro de un día desde la toma de muestra, la 3ª semana de diciembre, a apenas un 67%, a mediados de febrero (los informes tardan hasta 6 días), y si la consulta temprana se incrementó, lo fue por el temor generalizado de la población ante el alza de contagios, llegando a un 70% (mejorando respecto del período anterior, cuando era de un 60%); el uso de camas UCI (asociado a una mayor carga de la enfermedad), luego de descender a un 83% a mediados de enero, se empina con fuerza hasta un 93% al cerrar el período. En este último, el promedio semanal de casos –no obstante ir a la baja- es de 28.916, casi 13 veces el de la última de noviembre, lo que demuestra la virulencia de la variante Ómicron, aunque también el delincuencial manejo del Gobierno y el Minsal, que desecharon las componentes de trazabilidad y aislamiento del enfrentamiento de la virosis, dejando a la población expuesta e indemne frente a ella.

 

Relacionado con lo anterior, el Gobierno patronal insiste en una vuelta a clases generalizada y obligatoria este 2/3, amenazando con retirar las subvenciones a aquellos establecimientos que se resistan o con la aplicación de multas de hasta $54 millones de pesos si no se respeta la instrucción del regreso, sin haber llegado a disponer de un plan adecuado y validado. Ante ello, el Colegio de Profesores y la Asociación de Padres y Apoderados señalaron que el protocolo expuesto por el Mineduc (elaborado con Minsal) de retorno a clases presenciales, "no resguarda a las comunidades educativas". Formularon diversos reparos, entre otros, que las restricciones de aforo no concuerdan con las fases del plan Paso a Paso; que se anota que el distanciamiento físico se debe practicar, “en la medida de lo posible” y omite que existen escuelas que carecen de espacios apropiados para aislar los casos sospechosos; la autoridad de Educación apuesta a la inmunidad otorgada por la vacunación de niñ@s y adolescentes para el retorno obligado, pero no prevé las realidades locales; resulta insuficiente como medida preventiva que las clases sean suspendidas cuando en un curso ya existan 3 alumnos positivos y que el colegio cesará sus actividades recién cuando 9 de ellos estén infectados en 3 niveles distintos. El líder de l@s Profesores, Carlos Díaz, catalogó el protocolo como irresponsable y sostuvo que la jornada completa podría poner en riesgo a las comunidades. El representante de l@s apoderad@s, Ricardo Salinas, subrayó en que hay personas que pertenecen a grupos de riesgo y advirtió que hay padres que preferirán no enviar a sus hij@s a clases. Docentes y apoderados realizaron un llamado al Gobierno entrante a desarrollar un trabajo colaborativo con las comunidades, para que la presencialidad sea segura, considerando el sostenido aumento de contagios y la actividad de nuevas variantes del virus, pero ni Boric ni quien encabezará el Mineduc, Marco Ávila, han dado a conocer una postura que atienda dichas preocupaciones. Obviamente que la decisión de enviar a l@s hij@s depende directamente de sus padres, pero también se debe resguardar adecuadamente a los equipos docentes, por lo que la decisión sobre el regreso a clases debe recaer –finalmente- en las comunidades escolares.

 

Fue el Gobierno de Piñera, la derecha y el empresariado el que arrasó, con saldo de seis decenas de muert@s y miles de herid@s, la legítima protesta y movilización populares con ocasión del levantamiento del 18-O, delitos por los cuales el Presidente-ladrón fue acusado constitucionalmente (fueron los inefables GMRS los que lo salvaron); el que ha intentado privatizar las debilitadas Salud y Educación públicas; el responsable de un política económica que ha pauperizado a la mayoría y enriquecido a unos pocos; el que no se la pudo con el narcotráfico y la delincuencia; el que llenó de Carabineros y PDI el Wallmapu, para luego asediar las comunidades Mapuche con las FFAA; el que pretende detener la migración en el Norte Grande a balazos y en Europa ofrece refugio a los ucranianos desplazados; el que quiso igualar a quienes ejercían la violencia popular, expresión legítima de l@s que están cansad@s de tanto abuso y humillación, con los uniformados que atropellaron los DDHH; el que se ha mostrado inútil y hasta criminal en el manejo de la pandemia; quien no ha reformado de arriba abajo a la ladrona y brutal institución de Carabineros; y es Piñera el que ha hecho negocios viles aprovechándose de su condición, delitos que le acarrearon una nueva acusación (nuevamente los GMRS lo protegieron). Ante todo esto, las fuerzas populares, las organizaciones político-sociales sectoriales, territoriales y nacionales, las de defensa de los DDHH, de género, de l@s migrantes, así como la franja de la Izquierda Revolucionaria (IR), debemos movilizarnos activamente para despedir como corresponde al bastardo el próximo 11 de marzo y hasta lograr su castigo.  

 

 

Gobierno de Boric y Apruebo Dignidad: se van los patrones, llegan los nuevos capataces

 

Hasta el 18/7 pasado, día en que se efectuó la primaria de AD, podíamos observar que el reformismo tradicional (principalmente el PCCh y de cola el PI), contaba con la decisión y con cierta preeminencia como para intervenir contundentemente en las acciones y el discurso de dicho conglomerado. Luego que Jadue fuera derrotado en esa justa, al obtener un 40% de la votación, lo que podemos constatar de la otrora “vanguardia del proletariado”, más allá de haberse diluido aquella impronta, es que se lanzó de lleno al seguidismo y se profundizó el voluntarismo de su dirección, en un travestismo político que si bien es de menor calado que cuando adscribió a la exNM, igualmente lo deja de vagón de cola en una coalición; esta vez, de sus socios del Neorreformismo. Es en este marco que se entiende el entusiasta apoyo del PCCh a la amorfa y superficial política gubernamental ofrecida por el Frente Amplio y Boric, que -en boca del mismo excandidato Jadue- se resume en: “Lo he dicho en todo los tonos, la coalición [se refiere a AD] tiene que ampliarse, y el presidente de la República debe tomar esa decisión. Tengo plena confianza en Gabriel, como también en su programa. (…) Estamos disponibles para conversar, incluso, con personas de la derecha que creo están más cerca de nuestro programa que con el de Kast. Nosotros no somos un partido que vete a otros, estamos disponibles para avanzar y conversar con todos” (RBB, 30/12). De lo anterior, es posible extraer que el realismo político que embarga a la Dirección encabezada por Teillier se conforma con disponer de una gran masa por los cambios, pero donde estos, al inflarse la coalición hacia sectores derechistas, simplemente dejarán de tener un sentido transformador y se alejarán de las aspiraciones de aquell@s que votaron por un Gobierno mejor. Es ese afán de sumar gente por sumar el que nos permite entender porque el Reformismo acepta, sin chistar, los postulados y estrategias de sus socios y vaticinar que -por 2ª vez- su rol político sólo será el de servir de comparsa de un gobierno insustancial.    

 

En general, el programa y las políticas de AD empatan con las materias y acuerdos que se están discutiendo en la CC, en donde la hegemonía corresponde al R-N, y su Gobierno brindará los apoyos necesarios para que resulte una Constitución para los renovados “Nuevos Tiempos”, con mayores grados de libertad y decisión políticas, con acrecentadas ayudas sociales, con reformas a los sistemas de salud, educación y pensiones, una jornada laboral de 40 horas y un incremento del sueldo mínimo a $500 mil (pero a 4 años plazo), sin que al final del período de Boric y como resultado de esa nueva Carta vayan a cambiar las bases del poder de las clases dominantes y del modelo que nutre y enriquece a su fracción hegemónica, el CMF. De lo anterior se colige que no habrá nacionalización de las empresas y áreas económicas que pertenecieron al Estado; una política pública de desarrollo productivo, que reduzca al capital financiero a su menor expresión; salarios y pensiones, no digamos de un monto apropiado, sino suficientes; un Código Laboral y no Patronal. En lo internacional, Boric y la mayor parte del R-N tomaron partido por EE.UU. y desechan alianzas estratégicas con China, alejándose también de bloques de cooperación económica que puedan ligar a Chile con Venezuela o Cuba e incluso, que aparezcan cuestionando la supremacía del Imperio.    

 

Se puede elucubrar que para fines del presente año, cuando la mayoría de las esperanzas puestas por amplios sectores de la población en Boric y las fuerzas del R-N no se vean plasmadas en políticas y acciones concretas; cuando confirmen que detrás de lo prometido sólo había reformas cosméticas al sistema, será el momento de su lamentable frustración, pues constatarán que ni la Constitución a cargo de la CC ni la administración de AD son realmente transformadoras del injusto modelo de dominación y explotación, pese a que estas últimas contaban con los medios y el apoyo popular para hacerlo. Pero será también el momento para que la IR y los sectores más avanzados del Movimiento Popular (MP) hagan claridad que un programa económico-social que considere las necesidades y aspiraciones de la mayoría nacional no será levantado por las fuerzas del R-N y sus aliados de los GMRS, y que tal programa sólo será posible de construir y enarbolar por los propios pueblos y explotad@s de Chile, organizados en sus instancias naturales y político-sociales, sectoriales y territoriales, requiriéndose para ello de su lucha consecuente y su decisión de vencer.   

 

 

Nuestra dura realidad social y sus efectos en la política

 

Anotemos hechos recientes que afectan a la clase trabajadora y a los pueblos de Chile, los cuales no aparecen ni en los matinales televisivos ni en las portadas de los monopolizados medios de comunicación:

 

1) Con un 6,1% de reajuste nominal culminó, a comienzos de diciembre, la negociación de remuneraciones del sector público, proceso desarrollado en medio de un torbellino de alzas de precios. En ese mes, la inflación anual cerraba en un 7,2%; por tanto, lo conseguido por l@s funcionari@s públicos fue un “reajuste” negativo, tal como ocurrió con la totalidad de l@s asalariados en 2021;

 

2) Por esas mismas fechas, diputadas de “oposición” presentan un proyecto de ley para que trabajador@s de los malls tengan derecho a descanso dominical y festivo; ¡algo tan básico, pero escaso en el sector servicios! No cuestionamos la intencionalidad, pero las legisladoras –tal como hace el conjunto de la “centro-izquierda”- escamotean la problemática de fondo: la precariedad laboral y su causa: el capitalismo, acumulando riqueza el empresariado sectorial mediante la imposición de la plusvalía absoluta sobre su personal, al amparo de una legalidad que la ‘regula’ y eterniza;

 

3) Desde la Salud Pública, hace rato que sus trabajador@s vienen exigiendo que el Estado asuma un rol más activo e integral para dar cuenta del avance de la pandemia, pero –asimismo- para atender otras deficiencias sanitarias que afectan al conjunto de la población. Son ell@s quienes han planteado que el foco en la pandemia ha dejado de lado un drama que se arrastra por casi 50 años: una inmensa cantidad de atenciones en listas de espera. De esa forma, en el último informe enviado por el MINSAL al Congreso, se reporta que a septiembre de 2021 la lista de espera para consultas de especialidad y cirugías alcanzó los dos millones de registros a nivel nacional (RBB, 3/12), la cifra más alta desde 2011. La gente que aguarda una intervención quirúrgica aumentó a cerca de 300 mil, con un promedio de espera que pasó de 11 meses antes de la pandemia a 17,4 meses. En cuanto a las urgentes patologías AUGE/GES, los tratamientos postergados, con un promedio de seis meses, llegaron a los 49.088. Todo ésta insoportable tragedia debe terminar y no lo será en los marcos de gobiernos que se dedican a mantener y reproducir el mismo modelo inicuo e inhumano;

 

4) La clase dominante apunta a restablecer su normalidad, la que se viera remecida luego del 18-O y la pandemia. Este proceso implica recomponer la paz social, con imposición de la fuerza si fuere necesario, y tener rodando todos los mecanismos de dominación ideológica de los que dispone. No menor es su afán por reabrir las fronteras, liberar la circulación de las personas y las mercancías, y que los recitales y eventos masivos en general vuelvan y ojalá sin aforos. En esa línea, no resulta extraño que el Mineduc insista con volver a clases presenciales, pues eso les permite consolidar una serie de eslabones en lo productivo y en lo relativo a servicios anexos, además de facilitar que niñ@s y adolescentes consuman en forma los “contenidos mínimos obligatorios”; es decir, la ideología dominante que se transmite en el aparato escolar. Recordemos que quienes hasta hace poco eran “oposición” y pregonaban la cuarentena total, hoy se la juegan por la plena presencialidad. Digámoslo, nadie en sus cabales puede pensar que el regreso masivo a clases sea una medida positiva, tanto porque proviene de un Gobierno y un Estado genocidas como porque es otra arista de la vuelta a la ‘normalidad’, a la paz social que tanto añora la patronal.

 

5) En donde la maquinaria terrorista del Estado no dilapida ni un segundo y su decisión es implacable, contando con el apoyo transversal de los partidos políticos de la “democracia” de los 30 años, es en el tema de la represión al Pueblo Nación Mapuche. El 23/2, el Senado aprobó –por enésima vez- la solicitud de Piraña de prorrogar el estado de excepción en la “macrozona sur”, por 14 votos a favor y 6 en contra. Con ello se sigue afectando a las provincias de Biobío y Arauco en el Biobío y toda la región de la Araucanía. Antes, el 7/12, diputados del oficialismo presentaron un proyecto para renovar dicha medida represiva cada 30 días, ya que los 15 días que contiene el original les parecía “insuficiente”; finalmente, dicha propuesta no fructificó. ¡La diligencia del Congreso nacional en la materia da cuenta de la finalidad de dicha institución! En otra cara de la misma medalla, el 22/1, la Corte de Apelaciones de Temuco decreta la libertad condicional del líder de la Resistencia Ancestral Mapuche Facundo Jones Huala, pero, el 15/2, la Corte Suprema revoca tal decisión. Hay que señalar que un Ministro de la máxima instancia, don Haroldo Brito, estuvo por apoyar la libertad condicional del hermano mapuche. Con todo, ñatas están las policías tratando de atrapar al Lonko, que a estas alturas se encuentra libre en alguna comunidad y prosigue organizando la resistencia de su pueblo;

 

6) L@s Pres@s Polític@s (PP) de la Revuelta y los de antes de ella, siguen siendo considerados como monedas de cambio por el G/D y los GMRS. A comienzos de enero, Boric emplazó al Senado para aprobar prontamente un indulto a l@s PP a consecuencia del 18-O, proyecto que se encuentra en la comisión de Constitución de la cámara alta, añadiendo que entre enero-febrero debiera estar resuelta esa problemática. Desde el mismo Senado, Ximena Rincón se despabiló y envió un recado: “todavía hay quienes a más de dos años no se les ha hecho un juicio”. El proyecto necesitaba sólo dos votos de senadores de gobierno, pero el retraso en la votación deja la decisión para marzo. Para empantanar aún más el camino, la derecha -con la anuencia del PDC- comenzó a introducir el concepto de “amnistía” y no ya de indulto, pues con ese matiz les permite maniobrar y dejar libres a uniformados acusados de atropellar los DDHH. Dicha indicación fue realizada, con apariencia cándida, por el financiado por las Forestales Francisco Huenchumilla y declarada admisible por la Comisión de Constitución del Senado, lo que fue rechazado de inmediato por las Madres de la Plaza Colón de Antofagasta. No resulta sorprendente que Juan Ignacio Latorre, de Revolución Democrática (parte de AD), señalara que la “amnistía” es algo favorable. En tanto, una opinión bien distante de la sostenida por los “honorables” tiene Michelle Eissmann, madre de uno de los PP, Matías Aquevedo: “Nuestros hijos acá en Antofagasta, si se llegara a aprobar la ley, quedarían todos fuera”, puesto que su hijo –como tantos otros- fue condenado por robo con violencia y lesiones menos graves, cargos ambos no contemplados en la iniciativa de ley y añade: “Ninguno de nuestros hijos tiene antecedentes previos, nunca habían estado presos. Son niños de estudio, deportistas, que tocaban en bandas y encuentro que no es justo para ellos que hayan pasado un año presos en prisión preventiva para nada”. Por estos motivos, las madres exigen la creación de una Comisión, facultada para revisar los juicios a los que fueron sometidos sus hijos y que cuente con participación de abogados de su confianza para abordar las determinaciones emanadas de procesos judiciales que ellas cuestionan. En el caso de Matías, Michelle aporta que quedó en libertad vigilada tras pasar por un juicio abreviado colectivo junto a otros 8 jóvenes, en lo que fue una tramitación bajo constante presión. “El salió con libertad vigilada, pero tuvo que culparse para poder salir”, denunció.

 

A propósito de tanta manipulación ideológica por parte de los representantes del BPE, lo que tiene una larga data, les dejamos una joya del cantinfleo del que puede ser capaz un “catedrático” de los nuevos tiempos: “(…) el abogado y académico de la Universidad Diego Portales, Mauricio Duce, sostuvo que ‘este cambio de indulto a amnistía, técnicamente, eso es lo correcto. El indulto normalmente es una facultad que se aplica a una persona que ha sido condenada y se le remite o se le conmuta la pena. En cambio, lo que hace la amnistía es permitir que las personas que no han sido condenadas no sean objeto de procesamiento (…)” (negritas de RUCh).

 

En las postrimerías del gobierno patronal se vive una situación odiosa en relación con los PP de la rebelión del 18-O. Siguen apresados, pues ello sirve de escarmiento legal y represivo para el resto de la población. Esto es como un cuento distópico hecho realidad: aquellos que luchan por las ideas más nobles de la humanidad están encerrados y esos otros, que explotan a la mayoría y se enriquecen, se encuentran disfrutando de las delicias del sistema. Es un deber del MP terminar con este absurdo;

 

7) En otro ángulo de nuestra cruda realidad social, el INDH*, en un estudio que se debe quedar corto, da a conocer la situación en 44 penales de Chile: en la mayoría no existen camas para todos los reclusos y se encuentran asolados por diversas plagas; el 45% tiene una población mayor que su aforo y de las 83 cárceles existentes, 19 superan el 140% de su capacidad. En este aspecto, las que se encuentran en estado más crítico son la Cárcel de Taltal, con un 265%; la de Copiapó, con un 221%; la ex Penitenciaría de Santiago, con un 204%; y Petorca, con un 200%. En el informe se precisa también que 23 recintos no poseen acceso a servicios higiénicos al interior de sus celdas, por lo que durante el tiempo que pasan encerrados en ellas deben realizar sus necesidades en baldes, bolsas u otros recipientes. En cuanto a alimentación, las falencias son graves, ya que el tiempo entre la última comida y la primera del día siguiente puede superar las 16 horas. Incluso, en el penal de Valparaíso, dicho lapso llega a las 20 horas. En la otra cara de la moneda, la situación es considerada óptima en recintos como Punta Peuco, Yungay y Lautaro, donde el tiempo máximo de espera entre la última y la primera comida es de 14 horas, situación poco común en las cárceles nacionales.

 

 

El Movimiento Popular y las tareas de l@s Revolucionari@s

 

Pareciera ser que el MP hubiese quedado en la estacada, cercado por sus enemigos de clase y alejado del grueso de los sectores populares por aquellos que les embolinan la perdiz. Sin embargo, vista la situación político-social en perspectiva y considerando los fenómenos de fondo que agitan nuestra formación, podríamos considerar que en realidad nos encontramos en un momento en que se abren posibilidades enormes para su reanimación e intervención activa en las coyunturas por venir. Por cierto, no se trata de constataciones voluntaristas ni antojadizas, sino de aquilatar los elevados grados de experiencia y organización rebeldes que logró desde fines de 2019 y hasta hoy, en diversos frentes y sectores del mundo social de l@s explotad@s y excluid@s. El agotamiento de las esperanzas puestas en el proyecto de colaboración de clases impulsado por la Concertación y luego la exNM, la “democracia de los 30 años”, y que devino en la tremenda asonada del 18-O, en que  la impotencia se tradujo en descontento y este en el intento masivo por desestabilizar social, económica, política y materialmente el modelo de dominación impuesto por la fuerza de las armas por la reacción criolla y el imperialismo, no se ha agotado en sí mismo ni mucho menos.

 

Nos cabe la certeza que las renovadas esperanzas puestas por gran parte de la población en los cambios que pudiesen realizar Boric y AD a este modelo, lamentablemente, serán también defraudadas, abriéndose el cauce al malestar y el reclamo frente a esta nueva postergación de esos justos anhelos mayoritarios. Entre tanto, las contradicciones económicas, sociales y políticas que cruzan nuestra formación se harán evidentes y aflorarán de más en más en cada crisis y coyuntura donde choquen los intereses contrapuestos de las fuerzas antagónicas principales: explotad@s y explotadores. La conjunción de ambos procesos debiera originar y potenciar las condiciones para un nuevo ciclo de protestas populares, arrastrando en la vorágine a todos los conflictos irresolutos hasta el momento: patriarcado, racismo, clasismo, exclusión, etc., los que a su vez ensancharán las filas de l@s sublevad@s y aportarán todos los elementos necesarios para construir la plataforma y el programa más completos de los pueblos, l@s explotad@s y l@s postergad@s de Chile.

 

Pero nada les es dado a quienes aspiran a una transformación revolucionaria y liberadora de una formación, toda vez que la reacción se opondrá a ello de una y mil formas, cuentan con poderosos aliados en las esferas política e ideológica y, en última instancia, disponen de una extensa y poderosa fuerza material para resistir el asalto a sus bases de poder económico y material. Luego, para estar a las alturas de los acontecimientos que se prevén en el mediano y largo plazo, pero también para impulsarlos, se deben ir generando las condiciones que permitan el remontamiento de la organización y la presencia de un nuevo MP. Las tareas inmediatas de la IR y l@s anticapitalistas, creemos, pasan por: a) aglutinar y organizar una expresión política pequeña pero fuerte de la izquierda anticapitalista, evitando caudillismos y prácticas políticas reñidas con la democracia socialista, que sea capaz de contribuir a levantar la alternativa político-social que demuestre a los amplios sectores de los pueblos y los explotados la validez de la lucha por una sociedad mejor y, lo más importante, que vaya construyendo junto a estos el poder que permita golpear eficazmente al enemigo común, los dueños del país; b) combatir, por todos los medios y soportes, la poderosa y extendida capacidad ideológico-política detentada por los sectores dominantes, en lo educativo, mediático, religioso, cultural, etc., que apunta majaderamente a resaltar su visión de mundo y los antivalores del capitalismo; c) atacar políticamente toda forma de conciliación y búsqueda de acuerdos con la derecha y el gran capital que por 31 años han desplegado los GMRS (que identificamos con la exNM), así como criticar las renovadas formas clientelísticas y deificadoras de la democracia burguesa, sistémicas en última instancia, detentadas por el R-N; d) acumular fuerzas al interior de l@s explotad@s, del movimiento sindical, de l@s trabajador@s de las áreas y actividades más precarizadas y flexibilizadas, de sectores con mayor consciencia social, fortaleciendo un movimiento de trabajador@s que llegue a cuestionar de verdad la reproducción y mantención del modelo económico propiciado por el conjunto del BPE; d) acompañar las luchas reivindicativas en todos los frentes y sectores populares, buscando siempre darles un contenido más político.   

 

No obstante los severos efectos de la pandemia en curso, frente a lo cual deben tomarse todas las medidas preventivas del caso, los sectores populares y más consecuentes del MP deben salir a las calles a hacer valer sus derechos y demandas en marzo y en los siguientes meses, rompiendo la paz social de los ricos y su sacrosanta gobernabilidad. Y de hecho, ya lo están haciendo. Las manifestaciones y enfrentamientos con las fuerzas represivas en Plaza de la Dignidad de Santiago se han mantenido constantes, a pesar de los meses de relajo veraniego, con concurrencias que van de l@s 60 a 80 compañer@s. Las consignas y demandas agitadas tienen que ver con libertad a los PP mapuches, anarquistas, de la Rebelión de Octubre, de Ramiro y ahora la de Raúl Escobar Poblete. Se han convocado manifestaciones masivas en ese mismo lugar y durante marzo: por la liberación de los PP, sobre todo para cuando los estudiantes entren a clases (‘Mochilazo’); para el 8, Día de la Mujer, que cuenta ya con una importante y combativa convocatoria contra el patriarcado y el capitalismo; para el 11, para despedir al chacal y recibir como corresponde a san Gabriel; y la coronación de ese mes, el 29, Día del y la Jóvenes Combatientes. Por cierto que tales manifestaciones y acciones se esperan en otros territorios de la capital y de las principales ciudades del país.

  

Confiamos que en marzo retorne la Revuelta de Octubre, como un torbellino que remueva Chile de lado a lado.

 

 

Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández

 

 

Marzo, 2022

 

 

Fuentes y algunas abreviaciones utilizadas:

18-O: 18 de Octubre de 2019

AD: Apruebo Dignidad

BBC: British Broadcasting Corporation (UK)

BCCh: Banco Central de Chile

BID: Banco Interamericano de Desarrollo

Blg: Bloomber

BM: Banco Mundial

BP: Bloque en el Poder

BPE: Bloque Político de Estado

CC: Convención Constituyente (que en realidad sólo es constitucional)

Cepal: Comisión Económica para América Latina y el Caribe

CMF: Capital Monopólico-Financiero

CUT: Central Unitaria de Trabajadores

DF: Diario Financiero

EM: El Mostrador

EPFR: Emerging Portfolio Fund Research

exNM: ex Nueva Mayoría, conglomerado que representó entre 2013-18 a los GMRS

FBCF: Formación Bruta de Capital Fijo

FES: Formación Económico-Social

FMI: Fondo Monetario Internacional

Fogape: Fondo de Garantía para el Pequeño Empresario

G/D: Gobierno y Derecha (hasta el 11/3/22)

GMRS: Grupos Mantenedores y Reproductores del Sistema

IFE: Ingreso Familiar de Emergencia

IFI: Instituciones Financieras Internacionales; ej.: FMI, BM, BID, etc.

INDH*: V Estudio de Condiciones Carcelarias en Chile, en INDH.cl

INE: Instituto Nacional de Estadística (de Chile)

IR: Izquierda Revolucionaria

MP: Movimiento Popular

OCDE: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos

PCCh: Partido Comunista de Chile

PI: Partido Igualdad (extinto legalmente desde el 7/2/22)

PYMEs: Pequeña y Medianas Empresas

RBB: Radio Biobío

R-N: Reformismo-Neorreformismo

RUCh: Radio Universidad de Chile

SCM: Sistema Capitalista Mundial

TPM: Tasa de Política Monetaria (o tasa de interés referencial del BCCh)

 

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