sábado, 21 de marzo de 2020

¡SI NO HAY CUARENTENA PARA FRENAR EL CORONAVIRUS QUE VENGA LA HUELGA GENERAL! ¡A PREPARARNOS PARA RETOMAR LA OFENSIVA POPULAR APENAS PASE LA PANDEMIA!


Hemos recibido un análisis muy certero de la actual coyuntura nacional, con el cual concordamos ampliamente, y nos ha parecido pertinente y necesario dar a conocer su contenido por este medio, y por todos los medios que podamos y hacemos la invitación a todos y todas apoyar en la difusión del documento que emana del Circulo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández, el querido Compañero Paine.  Como dice la Confederación Nacional de Trabajadores CNT-Chile, es vital comprender que la Vida está por encima de las miserables ganancias de la patronal.  Y por encima de todo: la construcción de una Sociedad puesta al servicio de las mayorías; el Socialismo.
Andrés Morales.


¡SI NO HAY CUARENTENA PARA FRENAR EL CORONAVIRUS QUE VENGA LA HUELGA GENERAL!

¡A PREPARARNOS PARA RETOMAR LA OFENSIVA POPULAR APENAS PASE LA PANDEMIA!


¡Sólo la Lucha y la Unidad nos Harán Libres!

Marzo 2020



“La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”
- OMS

 “Es nuestro deber continuar en las calles por las personas que hemos sido violentadas por el Estado. No hemos conseguido nada, (...) nuestra peor derrota sería volver a la violenta normalidad impuesta en dictadura. Este es el momento, somos más, y nos tienen miedo"
-Gustavo Gatica (21), cegado por la violencia mercenaria de los pacos de Chile



Compañeras y Compañeros:


Cuando el Movimiento Popular (MP) se encontraba en un período de reanimación y reagrupamiento de sus fuerzas, a fin de dar continuidad a la heroica lucha comenzada el 18 de octubre y luego de un verano para nada apacible, se nos vino encima la pandemia del coronavirus llamado COVID-19. Tal indeseable intromisión trajo aparejada –entre otras vicisitudes- un obligado repliegue de los sectores sociales en proceso de rearticulación y de otros que se venían a sumar a la gran protesta de los pueblos y l@s excluid@s de Chile, en lo que constituye una esperable reacción frente a un peligro que se anuncia dantesco e impredecible.

Luego de detonar el Levantamiento Popular de octubre, Piñera y su gobierno se hicieron acreedores de un creciente y extendido repudio, ello debido a su brutal y destemplada respuesta frente a la legítima demanda de l@s explotad@s y oprimid@s de nuestra formación (llegando a anotar unos miserables 4 o 6% de confianza en algunas encuestas). Quedaron en evidencia, entonces, las varias carencias de Chile Vamos y su gobierno: la ínfima minoría que representan sus fuerzas en la arena de la política, las que logran verse menos esmirriadas gracias a la sobrerrepresentación que les brinda el sistema electoral binominal y el pacto de gobernabilidad que implícitamente han asumido con la exNM y el FA; la inutilidad e insulsez del programa que prometieron al país en la última campaña presidencial; su compulsiva propensión a gobernar bajo formas dictatoriales; en fin, el gran empresario –devenido politicastro- y la pandilla de gánsteres de la derecha, se mostraron como lo que en realidad son: el brazo político del capital monopólico-financiero en nuestra formación social.   

Y es ese gobierno, desacreditado y rechazado por la mayoría nacional, el que -en las bocas de los nefastos Piraña y Mañalich- pretende tener toda la actual emergencia sanitaria bajo control, y contar con una estrategia y recursos suficientes para enfrentarla. Los hechos, la realidad, los desmienten.

Es tarea del mismo MP (que acaba de cumplir cinco meses) y de los amplios sectores sociales abusad@s y exprimid@s por parte de los insaciables dueños del país, el pasar a la ofensiva en cuanto a combatir éste otro enemigo, esta otra epidemia. Eso sí, resulta apremiante que las fuerzas populares pasen a resguardarse físicamente, a fin de prevenir cualquier posibilidad de contraer y/o expandir la virosis que se enseñorea de nuestra formación. Esto, sobre todo a nivel de actividades masivas y en los centros urbanos. No obstante, se debe mantener abierto el flanco de la lucha por la defensa de los DDHH; por la libertad a tod@s l@s pres@s polític@s de la asonada popular; por verdad y justicia para l@s asesinad@s, mutilad@s y torturad@s; por el aseguramiento para tod@s de los servicios vitales mínimos, sin que ello se traduzca en cesantía, carestía, abuso empresarial o en una mayor privatización del sector público.   

Además, durante el período en que la odiada pandemia nos mantenga en vilo, y en vez de bajar la guardia, acuciantes y fundamentales son las tareas que deben ser acometidas por el MP: profundizar y extender su unidad interna; expandir y fortalecer las redes nacionales que conforman su soporte político y social; trabajar a fondo a fin que logre cristalizar el Programa de los Pueblos y los explotad@s y excluid@s de Chile, lo mismo que su estrategia de combate para el tiempo que vendrá a continuación de la presente debacle sanitaria. En una palabra, estos meses de receso de la lucha masiva deben ser utilizados por el MP para dar cumplimiento a una colosal tarea: la de transformar un gran movimiento social popular en sí –que lucha por objetivos inmediatos y democráticos- en uno de carácter cualitativamente superior, de fuerza política y social para sí, que aspire a la derrota de su enemigo clasista y construya una nueva sociedad. Por cierto, la Izquierda Revolucionaria (IR) se encuentra llamada a coadyuvar al logro de todas estas trascendentales metas; en caso contrario, simplemente desaparecerá del mapa.    
 

Sólo los Pueblos defienden la Salud de los Pueblos

Quienes nos gobiernan han demostrado, con largueza, que son unos ineptos y que carecen de toda credibilidad. Han reaccionado tardía y torpemente ante el avance del COVID-19, y han optado por tomar medidas ineficientes y que evitan a toda costa afectar los intereses del gran capital y el orden impuesto por éste: obligan a mantener en funciones a trabajadores del sector comercio, espectáculos, bancario, etc.; se resistieron a suspender las actividades en Jardines, Escuelas y Liceos; son incapaces de suspender la construcción de grandes proyectos privados y que requieren de la concentración de amplios grupos de trabajadores (v. gr.: MAPA, en Arauco); se muestran renuentes a exigirle al empresariado que entregue elementos de resguardo y prevención personal a sus emplead@s, etc. En vez de fortalecer el sistema público de salud, han dado pie a que el privado pueda lucrar con la crisis sanitaria; no han puesto coto a la especulación y el acaparamiento de insumos sanitarios y fármacos por parte de los monopolios comerciales farmacéuticos; no cerraron las fronteras cuando fue su momento; tienen prioridades bastante aberrantes, como que en medio de la crisis de salud son capaces de internar vehículos antimanifestaciones sociales por valor de decenas de miles de millones de pesos, etc. 

En lo concerniente al ámbito de la salud pública, no se debe olvidar que antes de la llegada de aquel maldito virus a estas tierras se habían muerto en listas de espera –en 2018- 26 mil personas (71 por día); ya los hospitales tenían una deuda acumulada superior a los $400 mil millones; se suspendían cirugías y tratamientos oncológicos por falta de insumos; mediante la colusión, los monopolios comerciales farmacéuticos se habían hecho millonarios a costillas de toda la población; no se ha resuelto adecuadamente la atención y tratamiento adecuado e integral de l@s mutilad@s durante el Levantamiento Popular, sobre todo en lo referente a personas con daño ocular y pérdida de visión, etc. Es decir, la crisis sanitaria en curso viene a instalarse sobre una ya existente y por cierto que la va a agravar.

Por tanto, sólo le cabe a los pueblos y la clase trabajadora el enfrentar la actual pandemia de manera directa y democrática, como si enfrentáramos a un enemigo de clase; es decir, sin tregua, pero con toda nuestra fuerza, participación, capacidades y solidaridad, teniendo como meta el más completo bienestar para la mayoría nacional.

Una de las medidas más adecuadas para prevenir la expansión y riesgo de contagio del nefasto virus que ya penetró nuestras fronteras, resulta ser la de Cierre o Cuarentena Total. Quienes sí lograron imponerla, de hecho, mediante la paralización de actividades y la acción directa, fueron los trabajadores contratistas del proyecto MAPA de la Celulosa Arauco. Así, con dicho ejemplo, resulta urgente y necesario que el conjunto de los pueblos y la clase trabajadora avance a la concreción de una gran Huelga General Nacional, al menos por 15 días, en donde se limiten todas las actividades sociales y de desplazamiento que no sean estrictamente necesarias.

Durante ese lapso, se debe proceder a cerrar empresas, centros educativos y de recreación, instituciones públicas y privadas, parques y juegos, etc. Sólo se deben mantener en funciones los servicios de salud, los centros relacionados con servicios básicos (agua, gas, electricidad, telecomunicaciones), los sistemas de recolección de basura, Bomberos, farmacias, ferias y vegas, supermercados, bencineras. Únicamente se podrá salir a realizar tareas esenciales: abastecimiento de alimentos e insumos de primera necesidad, así como urgencias de salud. Los funerales deben realizarse con entornos familiares reducidos, con sujeción a las normas OMS de distancias mínimas entre asistentes y desplazamiento. Se suspenderán los pagos de los servicios básicos por todo este lapso, sin que impliquen posteriores multas ni intereses. Los centros de salud del nivel primario deben dar cobertura y atención preventiva y de primera línea en su territorio, tratando de asistir en domicilio, periódicamente, a la población de 70 y más años, sobre todo la que presente algún grado de postración o viva social y/o familiarmente aislada (poner mucho ojo en los hogares o casas de acogida de personas de edad). A los hospitales e institutos existentes, se debe a la brevedad posible agregar otras unidades similares, con capacidad física, de recursos técnicos y personal suficiente y capacitado, a fin de recibir la probable avalancha de contagiados y sintomáticos respiratorios que generará el COVID-19. De más está decir que urge la entrega inmediata de los dineros públicos necesarios para llevar a cabo todas las tareas sanitarias expuestas, fortaleciendo de paso el sector público de salud para un mediano y largo plazo.           

Asimismo, se hace justo y necesario que la mayoría nacional mande e imponga: al gobierno, a que prohíba al sector privado lucrar durante la crisis sanitaria, por ejemplo, mediante la especulación y acaparamiento de insumos sanitarios y fármacos por parte de las cadenas monopólicas farmacéuticas, so pena de recibir las represalias populares más duras y multas que realmente sean onerosas; al Estado y al empresariado, a entregar a quienes deban continuar laborando en los servicios que no pueden ser suspendidos los elementos de resguardo y prevención personal necesarios; al gobierno, a devolver a sus vendedores todos los vehículos antimanifestaciones sociales recientemente adquiridos por la dictadura derechista y exigir el reembolso por dichas compras, a fin de invertir dichos montos en las mejoras que el sistema público de salud requiere. 


Aunque se corra el plebiscito y el tongo constituyente, seguirá siendo cierto que: el voto aísla, la lucha une

El plebiscito que había sido convocado para el próximo 26 de abril, por parte de la casta política civil y con la venia de los sectores dominantes, tuvo que ser suspendido no a causa de la Protesta Popular (que era el escenario más probable hasta el 11 de marzo), sino por el ominoso COVID-19. Ahora será llevado a efecto, se supone, el 25 de octubre. Es loable la capacidad de acuerdo alcanzado por la derecha, la exNM y el FA en estos casos, la misma que no logran para la consecución de mayores grados de justicia social en nuestro país o para enfrentar como la gente la crisis sanitaria actual.

No está de más recordar que, mediante dicho referéndum, se iniciará un proceso constituyente atrabiliario y que no surgió como una demanda directa de los pueblos y las clases y capas subordinadas de Chile, sino que emanó como un desesperado ardid –un salvavidas- por parte de sus convocantes y los mandantes de estos ante el impresionante avance del MP y el grandioso margen de ciudadanía que le apoya. A continuación, se espera que sea electo un grupo de hombres y mujeres de pro, en lo que no reviste para nada la calidad de una Asamblea Constituyente propiamente tal, sino que una instancia donde se repetirán los nombres de much@s de l@s mism@s que hoy nos rigen desde el Congreso (sobre todo, porque serán electos en base al mismo sistema electoral binominal ‘mejorado’ existente hasta hoy), quienes jugarán su rol de guardianes del orden impuesto a sangre y fuego hace casi cinco décadas, por cuanto no podrán desconocer su vocación de aseguradores de la sacrosanta “gobernabilidad” que sustenta el modelo. No podemos esperar que, simplemente, ejecuten la voluntad bien explícita y las necesidades, más explícitas todavía y más patentes, de la mayoría nacional. ¿Hemos de creer que una Convención Constituyente o una Convención Mixta, órganos deliberantes y palestras de corrientes de opinión en el fondo no disimiles entre sí, van a tener la impronta y la vocación verdaderamente populares que tendría una Asamblea Constituyente de verdad, surgida al calor de una revolución social triunfante y desde el seno mismo de los pueblos y las clases y capas subalternas de Chile? A estas alturas de la vida, no nos es dado creer en milagros.

De otra parte, aquel torcido convite del bloque político de Estado, de plebiscito e ilusoria vía constitucional, contiene el acápite de “Acuerdo por la Paz Social”, mediante el cual pretende salvaguardar (ya lo han dicho Piñera y un extenso coro de figuras del estrato político civil) la “paz social” y la “democracia”. Pero, por cierto, se refieren a una paz devenida sumisión, la cual resguarda el injusto y depredador orden económico-social existente, y a la seudodemocracia que lo reafirma.        

Qué duda cabe; éste mundo se encuentra colmado de contradicciones. Por ende, no resulta extraño que los que llegaron a aquel famoso acuerdo del 15 de noviembre, de farsa constitucional otorgada como caramelo a cambio del clima de paz que necesitan los sectores dominantes para dominar y explotar tranquilos, sean ellos los mismos que en verdad no aseguran para nada la paz y la convivencia sociales, por cuanto la mayoría nacional los conoce, los desprecia y sabe que de ellos nada bueno cabe esperar. Son ellos los mismos que desde hace tres décadas se han puesto de acuerdo para mantener, reproducir y mejorar el modelo de dominación/explotación heredado de la dictadura cívico-militar que tiene hasta el cuello a las clases y capas sojuzgadas. Son los mismos que aprueban leyes que reprimen no ya la legítima violencia popular, sino que –incluso- la demanda pública y pacífica ante tanto derecho conculcado. Los mismos que alientan y avalan el accionar impúdicamente brutal y genocida de las FFAA y de Orden. En fin, son los mismos que, muy a gusto, redactarán la nueva Constitución sin el más mínimo ánimo por cambiar el modelo impuesto y ninguno de sus nocivos efectos; los mismos que condujeron a precipitar el levantamiento popular que, temporalmente, ha debido dar un paso atrás. A todos ellos, los pueblos y los explotados de Chile ya les han notificado que no aceptarán más su vil modelo y a no dudar que retomarán el enfrentamiento clasista iniciado en octubre una vez sea superada la actual pandemia.

Nos parece insólito que muchos que se dicen de izquierda; en realidad, reformistas, neorreformistas y algunos pusilánimes, en una tónica que no mostraban hasta hace menos de dos semanas, ahora aseguran que, “tenemos que preparar la contraofensiva y una vez pase la pandemia, entonces, pasamos a hacerla efectiva”. Pero, sin ser pitonisos, podríamos asentar por escrito que apenas se resuelva la crisis sanitaria en curso dejarán de lado todo llamado a la lucha rupturista y volverán con sus monsergas sobre la necesidad de ir a votar al plebiscito de octubre, avalando así el tongo constituyente de los de arriba. ¿Y por qué lo hacen?, porque ésta es la única forma de lucha que conocen: la electoralista, la que se somete a los cánones de las clases dominantes, la que en vez de unir desarticula; en suma, porque ellos representan a quienes fueron derrotados no sólo políticamente por nuestros enemigos de clase, sino que al nivel ideológico y personal.


Si la montaña no viene a Mahoma…

1.- Como la dictadura del gran capital no quiere declarar una cuarentena general, para no afectar con ello los intereses del empresariado nacional y extranjero, al MP, a las organizaciones políticas y sociales populares, les asiste el deber de convocar, a la brevedad posible, una gran Huelga Nacional General de al menos dos semanas, manteniendo activos sólo los servicios básicos y de utilidad pública para la población, sin que dicha medida afecte ni el empleo ni las remuneraciones de tod@s y cad@ un@ de l@s trabajador@s. Por cierto, se deben asegurar todas las medidas de resguardo sanitario a quienes tengan que continuar laborando: en servicios de salud, farmacias, extracción de basuras, feriantes y veganos, etc.;

2.- Suspensión, al menos por los meses de marzo a mayo, de los cobros de los servicios básicos: electricidad, agua, gas, etc. Lo mismo, para pagos por deudas anteriores, sin aplicación posterior de intereses del período. Fijación de precios máximos para fármacos, alimentos, agua, materiales de aseo y construcción, con aplicación de multas onerosas a los infractores y derecho popular a descerrajar establecimientos donde esos insumos sean acaparados y para distribuirlos;

3.- Conversión temporal, con intervención estatal, de las empresas e industrias de cosméticos, químicas, vestuario, de soporte a las FFAA y de Orden, etc., a fin que pasen a elaborar elementos de protección física y biológica: alcohol, alcohol gel, mascarillas, batas y overoles para salud, papel higiénico, toallas desechables de papel, etc., con entrega de estos a nivel masivo, regional, provincial y comunal, con control social en cada instancia. Esto último, de igual forma, respecto de agua potable y mineral para zonas que carecen del vital elemento;

4.- En base a un impuesto permanente a la riqueza, que grave en un 40% los ingresos del capital monopólico-financiero interno y transnacional, financiar –entre otras obligaciones fiscales- la deuda hospitalaria actual y proceder a fortalecer y extender el sistema público de salud, mismo que atiende al 84% de la población nacional;

5.- A exigir la renacionalización de todos los servicios públicos: luz, agua y gas. Reestatización de Endesa, CAP, Entel, LAN Chile, Soquimich, Inacap, etc., para los mismos fines anteriores;

6.- Nacionalizar los capitales acumulados por las AFP e instaurar un sistema de seguridad social basado en el aporte tripartito y que entregue pensiones y jubilaciones decentes, nunca inferiores a un Sueldo Mínimo mensual de $500 mil;

7.- Empresas que se coludan, se nacionalizan y sus dueños y gerentes se van presos;

8.- Libertad inmediata a tod@s los Pres@s Polític@s del Levantamiento Popular. Asimismo, liberar a l@s pres@s comunes que no tengan participación en crímenes, violaciones o abusos sexuales, narcotráfico y robos contra población trabajadora. Juicio y castigo real y efectivo a quienes han violado los DDHH durante la asonada popular en Chile;

9.- Sacar a las FFAA de las calles y sólo dejarlas operativas, sin tenida de combate, para labores de carga y descarga de alimentos, agua, fármacos e insumos necesarios para enfrentar la pandemia del Covid-19;  

10.- El 22 de marzo, Día mundial del Agua, a exigir su renacionalización y a defenderla como un derecho vital;

11.- Cuando los estudiantes secundarios y universitarios vuelvan a clases: Tomas y movilizaciones en todos los establecimientos educacionales, por la Educación Pública de excelencia y al servicio de las mayorías;

12.- 29 de marzo: Día de los y las Jóvenes Combatientes;

13.- Entre marzo y hasta cuando decaiga la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19: a fortalecer y aumentar el número de las Asambleas Populares locales, extendiendo la coordinación entre todas ellas (con apoyo en las RRSS); a elaborar democráticamente el Programa de los Pueblos y los explotad@s y excluid@s de Chile, lo mismo que afinar su estrategia de combate para retomar la ofensiva pasada la presente pandemia; 

14.- Una vez superada la alerta sanitaria actual: A reimpulsar la lucha popular en las calles y campos de todo el país, además de potenciar las Asambleas Populares locales y sectoriales, unificándolas al nivel provincial, regional y nacional. Retomar la campaña “Con el Plebiscito y el Cuento Constitucional Nos Aíslan; la Lucha Nos Une”, de sabotaje y desenmascaramiento de la estafa plebiscitaria del 25/10 y del fraude “constituyente” de los payasos de la derecha, la exNM y el FA.     
  

¡A imponer la Cuarentena Sanitaria mediante la Huelga General!

¡Sólo los Pueblos defienden la Salud de los Pueblos: Fuera Piraña y su inepto gobierno!

¡Libertad a tod@s l@s Pres@s Polític@s del Levantamiento Popular!

¡A preparar y acumular fuerzas para retomar la ofensiva popular apenas pase la pandemia del COVID-19!



¡Sólo la lucha y la unidad nos harán libres!



Círculo de Estudios Políticos Miguel Cabrera Fernández

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